19 de agosto de 2019

SOBRE LAS PROTESTAS ACTUALES EN HONG KONG, FRANCIA Y OTROS PAÍSES (n + 1)

IMPULSOS ANTIFORMISTAS
Revista n + 1

Cada martes a las 21:30 hrs., se lleva a cabo en algún lugar de Italia una "tele-reunión" a través de Skype, en la que participa una decena de compañeros vinculados a la revista N+1. Mediante estas "tele-reuniones" se las arreglan para compartir informaciones y análisis sobre el desarrollo del capitalismo mundial y de la lucha de clases que necesariamente trae aparejado. Así dan cuenta de las posibilidades que este momento histórico nos ofrece para profundizar nuestra lucha.

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Durante la teleconferencia del martes 6 de agosto, a la que se conectaron 10 camaradas, comentamos las últimas noticias de Hong Kong y otros lugares del mundo, extrayendo algunas consideraciones generales sobre los movimientos que han tenido lugar recientemente.

El lunes 5 de agosto en Hong Kong hubo una huelga general. El viernes anterior, en preparación para la posterior movilización, los empleados estatales habían ido a la huelga. El periódico Asia News cubrió el hecho en el artículo "Ley de extradición: empleados estatales y de la banca también se manifiestan", informando sobre la adhesión de trabajadores de más de 34 instituciones bancarias a la huelga general: "Entre ellos hay empleados de bancos locales, bancos internacionales e incluso bancos estatales chinos. Los sindicatos del mundo financiero se suman a los sindicatos de otros 95 grupos sociales en los sectores público y privado, incluidos maestros, pilotos de aviones, azafatas y mayordomos, abogados, artistas".

La huelga del lunes bloqueó el tráfico ferroviario y aeroportuario, provocando que se cancelaran más de 100 vuelos. La fuerte tensión social ha hecho al gobernador Carrie Lam afirmar que la ciudad está al borde del caos y que el gobierno está decidido a garantizar el orden público. Las manifestaciones, iniciadas en protesta contra la ley de extradición en China, se han extendido a toda la sociedad, y el gobierno de Beijing ha lanzado ya su advertencia: tengan cuidado de no confundir la prudencia con debilidad.

La lista de lugares en todo el mundo donde ocurren movilizaciones y movimientos de diversos tipos se extiende cada día más. En Rusia, en dos diferentes manifestaciones contra el gobierno, más de 1.700 manifestantes fueron arrestados, entre ellos muchos de corta edad. La razón que oficialmente se ha dado para estas movilizaciones parece ser la decisión de la comisión electoral de excluir a los candidatos independientes de las próximas elecciones municipales.

En algunas partes del planeta las manifestaciones han asumido un carácter recurrente, convirtiéndose en una especie de cita fija de cada semana. Esto es lo que sucede en Argelia todos los viernes o en Francia todos los sábados, donde el 3 de agosto tuvo lugar el trigésimo octavo día de protesta de los chalecos amarillos, con enfrentamientos muy duros en la ciudad de Nantes. En los últimos meses, la policía francesa ha intentado de todas las maneras posibles desalentar a los manifestantes, arrestando a cientos de personas y esparciendo una feroz represión que ha causado cientos de heridos, incluso graves. Pero las manifestaciones no se han detenido.

Donde quiera que estalle la protesta, se trata de "flashmobs" (manifestaciones relámpago) autoorganizados, potenciales precursores de automatismos que, tras exceder un cierto umbral, llevan a cientos de miles de personas a las calles. En Hong Kong los acontecimientos se sucedieron de tal forma que podríamos definirlos como de manual, con manifestaciones que empiezan de una manera para terminar de otra muy diferente. Las huelgas trascienden los propósitos para los cuales nacieron, pasando del nivel de la demanda sindical a un nivel político o, por el contrario, pasando desde un carácter político a una huelga general apoyada por los sindicatos.

Este tipo de eventos, los flashmobs autoorganizados, también tienden a sincronizarse. El 15 de octubre de 2011, en la oleada de Occupy Wall street, miles de manifestantes se coordinaron en mil ciudades y en ochenta países diferentes levantando carteles y pancartas con un mismo mensaje esencial y efectivo. Somos 99% pero es el 1% el que dicta la ley, se come todo y nos obliga al ciclo infernal de la necesidad insatisfecha. El modelo Occupy ha triunfado: de hecho, lo que sucede estos días en Hong Kong está relacionado con las manifestaciones de 2014, cuando nació Occupy Hong Kong. La segunda oleada no puede sino ser más radical que la anterior. Si bien Occupy Wall Street se ha disuelto, vemos su modus operandi en Turquía con la ocupación del Parque Gezi, en Sudán, en Rusia y en muchos países de Europa del Este. En comparación con la oleada del 2011, las noticias actuales muestran el fin de la recurrencia semanal de los eventos, que ahora van más allá de la ritualidad de una procesión que empieza en la mañana y termina en la noche. En Sibiu, Rumania, todos los días al mediodía durante más de 500 días consecutivos, un grupo de residentes ha venido organizando una protesta contra la corrupción en el frontis de la sede del Partido Socialdemócrata (PSD), que gobierna desde 2016.

En general, las situaciones de caos son cada vez más frecuentes. En Cachemira, India revocó el "estatus especial" que desde la década de 1950 otorgaba cierta autonomía al gobierno local, dividiendo la región en dos estados y poniendo en guardia al vecino Pakistán. En Estados Unidos dos tiroteos diferentes dejaron más de 30 muertes perpetradas por jóvenes asesinos.

Es la estructura material de la sociedad lo que ya no funciona. En la narración de Robert A. Heinlein El año del diagrama, un científico muestra, a través de un gráfico, los síntomas del absurdo del mundo: los altibajos de la curva señalan las catástrofes colectivas, que un día llegan al punto de que la curva alcanza una cumbre y el científico entiende que la civilización está a punto de terminar, lo que en efecto sucede a tiempo. Se puede establecer una conexión entre los eventos físicos y los eventos sociales y, de hecho, estamos presenciando un comportamiento global que va más allá de lo que los manifestantes dicen sobre sí mismos. Muchas manifestaciones se deben no tanto a razones ideológicas sino a causas materiales. The Economist es consciente de esto, tal como lo ha mostrado en un artículo en el que argumenta que la ingobernabilidad de los principales países occidentales corre paralela a la pérdida de energía de los estados debido a la multiplicación de las protestas. Sólo en Londres en marzo pasado un millón de personas salieron a las calles para decir no al Brexit, o por temor a las consecuencias de que Gran Bretaña abandone la UE.

Cuando tal caos social empieza a afectar simultáneamente a diferentes países, significa que algo se encuentra atascado a un nivel muy profundo. Y pese a todo, incluso en la peor situación de entropía, de desorden social, siempre hay un elemento que se autocataliza para encontrar un orden (Stuart Kauffman, En casa en el Universo: la búsqueda de leyes de autoorganización y complejidad).

Las manifestaciones en Argelia comenzaron contra el gobierno y la mafia que lo apoya. No hay un reclamo claro, pero hay una dirección muy precisa. El movimiento iraní, nacido en Mashhad en diciembre de 2017 debido al aumento del precio de los huevos, llegó al extremo de atacar oficinas de policía así como a políticos moderados y conservadores. Estas manifestaciones son impulsos antiformistas, tal como se explica en "El curso a seguir" (Prometeo N° 1, julio de 1946) [revista del Partido Comunista Internacionalista (bordiguista) de 1946 a 1952]. El modo de producción capitalista era antiformista respecto de las formas precapitalistas y las destruyó. La burguesía hizo estallar un cierto orden de la sociedad para liberar las fuerzas productivas encadenadas por las relaciones de producción anteriores. Hoy el capitalismo ya no tiene ninguna tarea destructiva que realizar contra el pasado y ha perdido todo ímpetu. La revolución burguesa se refería a la emancipación de una clase que no tenía la libertad política que necesitaba, mientras que la próxima revolución es humana y será llevada a cabo por una clase que, aboliendo todas las clases, también se abolirá a sí misma.

Otro aspecto interesante abordado en el "El curso a seguir" se refiere al posicionamiento del proletariado en la lucha contra el viejo modo de producción: cuando la burguesía era antiformista, se preveía que el proletariado lucharía a su lado en pos de sus propios fines (Manifiesto del Partido Comunista), favoreciendo de este modo el colapso del antiguo régimen. Ahora, cerrado para siempre el ciclo de la lucha revolucionaria burguesa, no se prevé ninguna lucha del proletariado junto a la burguesía, que representa por el contrario el antiguo régimen contra el cual luchar. La burguesía misma se niega a pasar de la fase revolucionaria a la de estabilización demo-fascista. Y dado que no podemos volver atrás, estamos avanzando rápidamente hacia la desintegración del mundo capitalista. La clase dominante, con el colapso del sistema de partidos y sindicatos, ya no puede mantener vinculada a sí misma al resto de la sociedad. La desafección hacia las instituciones, el aumento del abstencionismo, la crisis en la que se debaten todas las estructuras de control social, deben considerarse como una parte de la trayectoria histórica de la burguesía, que está llegando a su fin.

Las motivaciones que han dado origen a los movimientos recientes son producto de un modo de producción que inexorablemente pierde energía. El aumento en el precio de los productos básicos puede, por ejemplo, socavar una situación social ya de por sí frágil. En Egipto las protestas empezaron en la plaza Tahrir y desembocaron en una huelga en los distritos textiles, sin que se hubiese esparcido la  noticia de lo que estaba sucediendo, ante lo cual la policía reaccionó con una terrible violencia, al igual que en Mahalla, donde ocurrió una huelga general que el Gobierno puso bajo la acusación de terrorismo.

El vínculo entre la situación social y el hecho de que se manifieste de determinada manera resulta evidente en los disturbios de los suburbios franceses, donde se incendiaron automóviles, escuelas, estaciones de policía y, sobre todo, los centros de integración social que tenían la tarea de romper la comunitarización. El gran problema real que tienen que enfrentar los estados tiene que ver con que poblaciones enteras no tienen un futuro laboral (debido a la automatización de los procesos de producción), y es normal que salgan a la calle contra el estado actual de las cosas. Desde hace algunos años la clase media, que actuaba como amortiguador entre el proletariado y la burguesía, ha estado desapareciendo en Estados Unidos y en Europa. El sistema por su parte puede tolerar la polarización de los ingresos si es transitoria, pero el capitalismo no puede sobrevivir solo gracias a un Estado que estimule el consumo a través de ingresos de ciudadanía, o con los padres manteniendo a sus hijos desempleados. Si no se produce nuevo plusvalor, sectores enteros de la población no consumen y, por lo tanto, evitan que el capital pueda seguir reproduciéndose.

Traducido del italiano por: Carlos Lagos
[Tomado de Comunización]

18 de agosto de 2019

SOBRE LA RECIENTE PROTESTA VIOLENTA DE MUJERES PROLETARIAS CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA-CAPITALISTA EN MÉXICO

MÉXICO: NADIE DIJO QUE ERA PACÍFICA


El Estado mexicano, los medios, la gente dice que mentimos siempre que denunciamos una agresión sexual, que exageramos, ahora públicamente se señala como mentira una violación multitudinaria por policías hacia una joven que tuvo miedo de seguir con la denuncia, porque nadie le garantizo la seguridad a ella y a su familia, y gimen los incautos y reafirman sus pútridas posturas, se regocijan en que tuvieron razón y una vez más la mujer mintió, reafirman con gallardía que son hombres y que son inocentes. 

La gente está satisfecha con la versión de los videos que publicaron los medios, donde desmienten la declaración de la joven vejada; es más fácil, les llena de tranquilidad saber que pueden seguir confiando en sus verdugos, les es más cómodo, así pueden seguir sin sentir culpa de sostener un sistema social que potencia al mil la violencia contra el cuerpo de la mujer, pueden caminar tranquilos pensando que sus policías no violaran a sus hijas… 

Lo que olvidan es que esté no es ni el primer ni el último caso donde mujeres denuncian que han sido violadas por funcionarios públicos en el mundo entero, siempre han abusado de su poder, siempre lo harán, así como un hombre que no es funcionario se esconde entre la oscuridad para atacar, así ellos se esconden tras sus títulos de policías, militares y políticos.

16 de agosto, 2019: Manifestaciones contra la violencia de género, en la región mexicana. 

Al atardecer todo entra en los márgenes y estatutos del buen comportamiento, ser ciudadanas, bien portadas, gritando consignas, pidiendo, casi rogando ser escuchadas… que no nos gusta sobrevivir a la vida cotidiana con miedo a que nos lleven, que nos torturen hasta la muerte, que nos asesinen, que nuestras madres vean nuestros cuerpos en estado de descomposición, o que no nos encuentren nunca…

Luego, pintas en los muros, performance con fuego, humo rosa y morado, movimiento, gritos cada vez más fuertes, el primer vidrio se desploma, los gritos de empatía se desbordan, herramientas improvisadas, más vidrios caen. Gritamos de furia, de alegría, de tristeza… Sí fuimos nosotras, si lo volveríamos a hacer una y mil veces más, sí corrimos a los hombres de nuestros contingentes, de nuestro espacio de acción. No tenían nada que hacer ahí, no fueron invitados. No eran bienvenidos ni amigos, ni aliados.

La noche nos cubrió y no sentimos temor ni de la policía, ni de las calles obscuras, estuvimos una marea de desconocidas, juntas, fuertes, desorganizadamente rabiosas, enfermas de cólera y frustración. A nuestro paso todo lo pintamos, rompimos cada símbolo de la autoridad responsable de las vejaciones cotidianas. Quemamos lo que pudimos.

¿Por qué están tan enojadas? Preguntan.

Otros dicen: perras, locas, histéricas, putas, desvergonzadas. Hacen burlas, se mofan, piden que nos maten, que nos violen, que nos encarcelen, que no son formas de protestar, que las paredes no, que los vidrios no, que los monumentos no, que quien va a limpiar la ciudad, que somos chamacas kagonas, que desvirtuamos el movimiento, que somos infiltradas, provocadoras, fascistas, agentes del yunque, enviadas de la derecha, porras de la izquierda.

Nací con este cuerpo con el que me identifica toda la historia y la sociedad de todas la regiones, como algo que ellos llamaron mujer, y me construyeron para ser sometida, pisoteada, violada, para ser madre, para cuidar, atender, soportar, callar, servir al siervo del amo y al amo… identifico la historia de la otra como la mía, por eso salgo a la calle con ellas, por eso fuimos todas, por eso no dejamos a ninguna y celebramos cada acción de la otra.

Nadie convocó a una marcha pacífica, ninguna de nosotras salió en nombre de la otra, no queremos representar a nadie y que nadie nos represente, no pedimos justicia al verdugo, no suplicamos migajas de la traidora Sheinbaum, ni del merolico de la silla presidencial, lo que paso ayer fue una explosión de hartazgo, sabemos que ellos no moverán un dedo para garantizar nuestra seguridad o para castigar a quienes nos violentan. Habrá más asesinatos a mujeres por ser mujeres en todo el mundo, nos seguirán culpando, seguirán diciendo que mentimos, estafadores de ideologías famélicas vendrán a decirnos que no somos verdaderas feministas o anarquistas, que no hacemos política; las madres de las asesinadas y desaparecidas seguirán con su dolor, seguirán buscando en fosas clandestinas a sus hijas, seguirán naciendo organizaciones de búsqueda, seguirán existiendo niños de madres asesinadas, crecerán sólo para ver que a la humanidad le importa un carajo lo que pasó a sus madres…

Los hechos de ayer solo nos dejaron ver y reconocer en miradas cómplices, en cuerpos abrillantados, desnudos y vibrantes que no estamos solas… Y que no queremos seguir ocultando y perpetuando un sistema social de muerte, ni como mujeres, ni como humanas.

Me reconocí en la mirada de la otra, tomé su mano, luego nos dimos un abrazo honesto, un abrazo de mujer, de compañeras, después de romper unos cuantos vidrios y ahuyentar a hombres y policías entrometidos volvimos cada una a casa, último mensaje de la noche y por lo que vale la pena luchar: llegue a casa con bien, descansa.

Solo una anécdota más.

Proletarias antidemocráticas
México, 17 de agosto de 2019

[Tomado de Antagonismo]

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13 de agosto de 2019

SOBRE LA REVOLUCIÓN EN LOS PAÍSES SUBDESARROLLADOS - IS

CONTRIBUCIONES  PARA  RECTIFICAR  LA  OPINIÓN PUBLICA  ACERCA  DE  LA  REVOLUCIÓN  
EN  LOS PAÍSES  SUBDESARROLLADOS

Internacional Situacionista nro. 12 (octubre 1967)

"Capitalismo de Estado Totalitario con características Chinas" desde tiempos del "presidente Mao" hasta hoy día

1
El  papel  eminentemente  revolucionario  de  la  burguesía  consiste  en  haber  introducido,  de forma  decisiva  e  irreversible,  la  economía  en  la  historia.  Dueña  fiel  de  esta  economía,  lo es  también  desde  su  aparición  de  forma  efectiva  -aunque  a  veces  inconsciente-  de  la “historia  universal”.  Ésta  ha  dejado  de  ser  por  primera  vez  un  fantasma  metafísico  o  un acto  de  Weltgeist  para  convertirse  en  un  hecho  material,  tan  concreto  coma  la  existencia trivial  de  cada  individuo.  Desde  el  advenimiento  de  la  producción  mercantil  nada  escapa  en  el  mundo  al  desarrollo  implacable  de  este  nuevo  fatum,  la  invisible  racionalidad económica:  la  lógica  de  la  mercancía.  Esencialmente  totalitaria  e  imperialista,  exige  por campo  de  acción  el  planeta  y  por  servidores  a  la  totalidad  de  los  hombres.  Allí  donde está  la  mercancía  no  hay  más  que  esclavos.
2
A  la  coherencia  opresiva  de  una  clase  particular  para  mantener  a  la  humanidad  en  la  pre-historia,  el  movimiento  revolucionario  -producto  directo e  involuntario  de  la  dominación  capitalista  burguesa-  ha  opuesto  desde  hace  un  siglo  un  proyecto  de  coherencia liberadora  obra  de  todos  y  cada  uno:  la  intervención  libre  y  consciente  en  la  creación  de  la  Historia,  la  abolición  real  de  toda  división  en  clases  y  la  supresión  de  la  Economía.
3
Allí  donde  ha  penetrado  -es  decir,  en  casi  todas  las  partes  del  mundo-,  el  virus  de  la  mercancía  trastorna  las  formaciones  socioeconórnicas  mas  esclerotizadas  y  permite  a  millones  de  seres  humanos  descubrir  en  la  miseria  y  en  la  violencia  el  tiempo  histórico  de  la economía.  Allí  donde  penetra  esparce  su  principio  destructor,  disuelve  los  vestigios  del pasado  y  exacerba  los  antagonismos.  En  pocas  palabras,  acelera  la  revolución  social. Todas  las  murallas  chinas  se  derrumban  a  su  paso,  y  apenas  se  instala  en  la  India  todo se  disuelve  a  su  alrededor  y  estallan  revoluciones  agrarias  en  Bombay,  en  Bengala  y  en Madrás:  las  zonas  pre capitalistas  del  mundo  acceden  a  la  modernidad  burguesa,  pero  sin la  base  material  de  esta.  Como  en  el  caso  de  su  proletariado,  también  allí  las  fuerzas  que la  burguesía  ha  contribuido  a  liberar  y  a  crear  se  vuelven  contra  ella  y  contra  sus  servidores  autóctonos:  la  revolución  de  los  subdesarrollados  se  convierte  en  uno  de  los  principios  capitales  de  la  historia  moderna.
4
El  problema  de  la  revolución  en  los  países  subdesarrollados  se  plantea  de  forma  específica  debido  al  propio  desarrollo  de  la  historia.  El  retraso  económico  general,  mantenido por  la  dominación  colonial  y  las  capas  que  la  apoyan,  y  el  subdesarrollo  de  las  fuerzas productivas  han  impedido  en  estos  países  el  desarrollo  de  las  formaciones  socioeconómicas  que  debían  ejecutar  inmediatamente  la  teoría  revolucionaria  elaborada  desde  hace más  de  un  siglo  a  partir  de  las  sociedades  capitalistas  avanzadas.  En  el  momento en  que entran  en  lucha  estos  países  desconocen  la  gran  industria,  y  la clase obrera está  lejos  de ser en  ellos  una  clase  mayoritaria.  Es  el  campesinado  pobre  el  que  asume  esta  función.
5
Los  diferentes  movimientos  de  liberación  nacional  han  aparecido  mucho  después  de  la derrota  del  movimiento  obrero,  consecuencia  del  fracaso  de  la  revolución  rusa,  convertida  desde  su  advenimiento  en  contrarrevolución  al  servicio  de  una  burocracia  supuestamente  comunista.  Han  sufrido  por  tanto,  sea  conscientemente  o  en  una  falsa  conciencia,  todas  las  taras  y  debilidades  de  esta  contrarrevolución  generalizada,  y  con  el  lastre añadido  del  atraso  general  no  han  podido  superar  ninguno  de  los  límites  impuestos  al movimiento  revolucionario  vencido.  Y  debido  precisamente  a  la  derrota  de  éste  los  países  colonizados  o  semicolonizados  han  tenido  que  combatir  solos  el  imperialismo.  Pero al  combatirlo  únicamente  en  una  parte  del  terreno  revolucionario  total  no  han  podido disiparlo  más  que  parcialmente.  Los  regímenes  de  opresión  que  se  han  instalado  allí donde  la  revolución  de  liberación  nacional  ha  creído  triunfar  no  son  más  que  una  de  las formas  bajo  las  que  se  opera  el  retorno  de  lo  reprimido.
6
Cualesquiera  que  sean  las  fuerzas  que  han  participado  en  ellos  o  el  radicalismo  de  sus directivas,  los  movimientos  nacionalistas  siempre  han  desembocado  en  el  ascenso  de  las sociedades  excolonizadas  a  formas  modernas  de  Estado  y  a  pretensiones  de modernidad en  la  economía.  En  China,  imago  pater  de  los  revolucionarios  subdesarrollados,  la  lucha de  los  campesinos  contra  el  imperialismo  americano,  europeo  o  japonés  acabó,  a  1a  vista del  fracaso  del  movimiento  obrero  de  los  años  1925-1927,  por  llevar al  poder  a  una burocracia  basada  en  el  modelo  ruso.  El  dogmatismo  estalino-leninista  en  el  que  baña  su ideología  -recientemente  reducido  al  catecismo  rojo  de  Mao-  no  es  otra  cosa  que  la  mentira  o,  en  todo  case,  la  falsa  conciencia  que  acompaña  su  práctica contrarrevolucionaria.
7
El  fanonismo  y  el  castro-guevarismo  son  la  falsa  conciencia  a  través  de  la  cual  el  campesinado  cumple  la  inmensa  tarea  de  librar  a  la  sociedad  pre capitalista  de  secuelas  semi-feudales  y  coloniales  para  restituir  la  dignidad  nacional  pisoteada  por  los  colonos  y  las clases  dominantes  retrogradas.  Benbellismo,  nasserismo,  titismo  o  rnaoismo  son  ideologías  que  anuncian  el  fin  de  estos  movimientos  en  su  apropiación  privativa  por  las  capas urbanas  pequeño-burguesas  o  militares:  la  recomposición  de  la  sociedad  de  la  explotación,  pero  con  nuevos  dueños  y  sobre  la base  de  nuevas  estructuras  socioeconómicas. Allí  donde  el  campesinado  ha  luchado  victoriosamente  y  ha  llevado  al  poder  a  las  capas que  han  encuadrado  y  dirigido  su  lucha,  él  ha  sido  el  primero  en  sufrir  su  violencia  y  en pagar  los  enormes  gastos  de  su  dominación.  La  burocracia  moderna,  como  la  más  antigua  (en  China  por  ejemplo),  edifica  su  poder  y  su  prosperidad  sobre  la  explotación  de los  campesinos:  la  ideología  no  cambia  la  cuestión.  En  China  o  en  Cuba,  en  Egipto  o  en  Argelia,  juega  en  todas  partes  el  mismo  papel  y  asume  las  mismas  funciones.
8
En  el  proceso  de  acumulación  de  capital,  la  burocracia  es  la  realización  de  aquello  que en  la  burguesía  era  únicamente  concepto.  Lo  que  la  burguesía  hizo  durante  siglos  “con sangre  y  sudor”,  La  burocracia  quiere  realizarlo  conscientemente  en  unos  decenios.  Sólo que  la  burocracia  no  puede  acumular  capital  sin  acumular  mentiras:  se  ha  bautizado siniestramente  como  “acumulación  socialista  primitiva”  lo  que  constituye  el  pecado  original  de  la  riqueza  capitalista.  Todo  lo  que  las  burocracias  subdesarrolladas  dicen,  se representan  e  imaginan  que  es  el  socialismo  no  es  otra  cosa  que  el  neo mercantilismo acabado.  “El  Estado  burgués  sin  burguesía”  (Lenin)  no  puede  superar  las  tareas  históricas  de  la  burguesía,  y  el  país  industrial  más  desarrollado  muestra  al  menos  desarrollado la  imagen  de  su  desarrollo  futuro.  La  burocracia  bolchevique  en  el  poder  no  encontró nada  mejor  que  proponer  al  proletariado  revolucionario  ruso  que  “matricularse  en  la escuela  del  capitalismo  de  Estado  alemán”.  Todos  estos  poderes  que  se  llaman  a  sí  mismos  socialistas  son  en  todo  caso  una  imitación  subdesarrollada  de  la  burocracia  que dominó  y  venció  al  movimiento  revolucionario  europeo.  Lo  que  haga  o  deba  hacer  la burocracia  no  emancipará  a  la  masa  trabajadora  ni  mejorará  sustancialmente  su  condición  social,  puesto  que  eso  depende  no  solo  de  las  fuerzas  productivas  sine  de  su  apropiación  por  los  productores.  Lo  que  no  dejará  de  hacer  es  crear  las  condiciones  materiales  para  realizar  ambas. ¿Hizo  alguna  vez  menos  la  burguesía?
9
En  las  revoluciones  burocrático-campesinas  solo  la  burocracia  aspira  consciente  y  lucidamente  al  poder.  La  toma  del  poder  corresponde  al  momento  histórico  en  que  la  burocracia  se  apodera  del  Estado  y  declara  su  independencia  ante  las  masas  revolucionarias, antes  de  la  eliminación  de  las  secuelas  coloniales  y  de  ser  efectivamente  independientes del  extranjero.  Al  entrar  en  el  Estado,  la  nueva  clase  se  refugia  en  la  heteronomía  militante  contra  toda  autonomía  de  las  masas.  Única  propietaria  de  toda  la  sociedad,  se declara  representante  de  sus  intereses  superiores.  El  Estado  burocrático  es  en  este  case el  Estado  hegeliano  realizado.  Su  separación  de  la  sociedad  consagra  al  mismo  tiempo la  separación  de  clases  antagónicas:  la  unión  momentánea  de  la  burocracia  y  el  campesinado  no  es  más  que  la  ilusión  fantástica  a  través  de  la  que  ambos  cumplen  las  inmensas  tareas  históricas  de  la  burguesía  desfalleciente.  El  poder  burocrático  edificado  sobre las  ruinas  de  la  sociedad  colonial  pre capitalista  no  es  la  abolición  de  los  antagonismos de  clase;  no  hace  más  que  sustituir  las  antiguas  por  nuevas  clases,  nuevas  condiciones de  opresión  y  nuevas  formas  de  lucha.
10
No  es  subdesarrollado  más  que  el  que  reconoce  el  valor  positive  del  poder  de  sus  amos. La  carrera  por  alcanzar  la  reificación  capitalista  sigue  siendo  la  mejor  vía  hada  el  subdesarrollo  reforzado.  La  cuestión  del  desarrollo  económico  es  inseparable  de  la  cuestión del  verdadero  propietario  de  la  economía,  del  dueño  real  de  la  fuerza  de  trabajo;  todo  lo demás  es  cháchara  de  especialistas.
11
 Hasta  hoy  las  revoluciones  de  los  países  subdesarrollados  no  han  hecho  más  que  tratar de  imitar  el  bolchevismo  de  formas  diferentes;  se  trata  en  lo  sucesivo  de  disolverlo  en  el  Poder  de  los  Soviets.
Mustapha KHAYATI

12 de agosto de 2019

CAPITALISMO Y CATÁSTROFE

Ciro Mesa Moreno, 2011 
(Hermenéutica de "El Capital" de Marx, Tenerife-España)


“El estado de excepción en el que vivimos: la regla” (W. Benjamin)

-I-

“Catástrofe” no indica aquí el colapso de la sociedad capitalista. Así entendido, el concepto resulta acrítico, apologético, ya que una teoría del derrumbe del capitalismo, aún a su pesar, proyecta sobre el proceso histórico un sentido del que carece. Para afilar críticamente el concepto se hace necesario referirlo al proceso de devastación de la tierra y los trabajadores que, según Marx, es inherente al funcionamiento “normal” de la sociedad capitalista (Mew, 23, 529 y s)[i]. Así, “catástrofe” no señala el derrumbe del vigente sistema social, sino la maldición que el poder del capital, a través de su propia perpetuación, proyecta por la naturaleza externa e interna, la vida dañada de tantas maneras, la desposesión y aniquilación de etnias y culturas. No el desastre del capitalismo que colapsa, sino del mundo desolado por la valorización del valor.

Pensar así lo catastrófico requiere suspender la resonancia temporal que late en la palabra; suspender la referencia a sucesos que alteran repentinamente el curso regular de las cosas. Se trataría, más bien, de indicar el desastre como una característica estructural, permanente, sistémica, de la propia forma capitalista de mediación social. De pensar la catástrofe, como “el elemento vital del capitalismo” (Rosa Luxemburg). No el derrumbe final, ni las crisis que alteran la anómala normalidad de la acumulación, sino esa normalidad misma sería lo catastrófico. Como enseñó W. Benjamin, que la cosa siga igual, que todo siga su marcha, es la catástrofe[ii].

La asociación de representación de la catástrofe con la cotidianidad del funcionamiento normal de la sociedad capitalista tiene un sentido crítico. Al dominio del capital le es inherente la peculiaridad de imponerse a través de constricciones impersonales, de prácticas e interrelaciones racionalizadas técnicamente por mediciones temporales abstractas[iii]. De ahí que lo catastrófico de su funcionamiento cotidiano se naturalice y tienda a ocultarse en lo inaparante. Lo propiamente desastroso para el pensamiento crítico sería volverse ciego al espanto normalizado. Lo ocultado por esa naturalización –“ideológica” en sentido estricto- puede iluminarlo la noción crítica de catástrofe.

5 de agosto de 2019

La revolución nunca será lo que llaman ‘sentido común’

Comunidad de Lucha nro. 10 (Chile). Junio 2019


La mentira es la que manda, la que causa sensación.
La verdad es aburrida, puta frustración.
Eskorbuto

La mentira reina entre más evidente se hace su dominio, y quienes somos engañadxs aceptamos la mentira –no tanto porque la creamos– sino porque termina imponiéndose como la única verdad posible, y como la única racionalidad socialmente aceptada.

Esta sociedad viene soportando lo insoportable desde hace varios siglos, y ni siquiera ante dos guerras mundiales y el desastre ambiental que ha desatado la explotación capitalista es capaz de cuestionar el actual orden de las cosas –el dominio económico por encima de la vida de las personas– e imaginar una posible superación. Aún sabiendo su mentira, desplegada durante todo este tiempo y comprobada una y otra vez con grotescos ejemplos, seguimos reconociendo a las instituciones más corruptas e inhumanas que nuestra historia haya conocido, conceptos como las encarnaciones del “bien, la seguridad y la paz”: el Estado, la Iglesia y la propiedad burguesa.

Y es que la ideología del trabajo puede aprobar la inhumanidad, el saqueo, la persecución. La paz y tranquilidad de lxs ciudadanxs no solo depende del grado de violencia desplegado (la vigilancia constante, la presencia policial, las tanquetas y asesinatos en el sur del país y los controles de identidad en colegios), sino también de su capacidad de permitirles producir y comprar, de su poder gastar y poder volver a generar al día siguiente para seguir gastando. Mientras la vida alienada continúe su curso seguro, poco importa la violencia y la inhumanidad que sean necesarios para mantenerla.

El sentido común de la sociedad actual avala la intervención militar en nombre de la “paz”, la destrucción del planeta en nombre del progreso y, por sobre todo, una vida de trabajos mal pagados para la inmensa mayoría en nombre del crecimiento económico (aunque la buena remuneración de los trabajos no cambiaría el problema de fondo: la alienación).

El derecho, la democracia, la igualdad, el diálogo… en un mundo donde todo no hace más que justificar la violencia cuando viene desde el Estado y las clases poseedoras, el sentido común no es más que la más pura expresión de su dominio basado en la mentira: en el mundo de lo realmente invertido, lo verdadero es un momento de lo falso.

La crítica revolucionaria no puede enfrentar este mundo de la mentira demostrándole la verdad en sus propios términos. No puede defender en términos democráticos la violencia de la revolución, de su expropiación generalizada; no puede defender en términos ciudadanos el vandalismo y el sabotaje. La crítica revolucionaria debe poner en crisis los conceptos propios del sentido común actual, debe cuestionar la paz, el bien, la democracia, como única forma de develar su verdadero contenido: el pillaje y el saqueo capitalista.

La revolución no se defiende ni define en los términos del sentido común burgués: no es democrática, ni es pacífica, sino que detiene por la fuerza la locomotora de la irracionalidad capitalista, locomotora alimentada por generaciones sometidas y empobrecidas por las clases dominantes.

En este mundo invertido, donde la racionalidad capitalista crea un mundo profundamente irracional, en el cual convive la manipulación genética y la exploración espacial con el hambre de miles de millones de seres humanos, solamente la crítica revolucionaria puede exponer la verdad de este mundo: la dominación del humano por el ser humano. Las soluciones para superar este estado de cosas aparece, para el pensamiento dominante, como una locura o como una utopía bienintencionada pero inalcanzable. La verdad es que la crítica radical de la sociedad actualmente existente es la única que propone medidas verdaderamente realistas para superar la enajenación actual: Comunidad, auto organización, lucha y producción social en base a las necesidades humanas. Nuestro sentido común es el de las comunidades auto organizadas. Solamente desde ellas, y no de su representación, puede generarse una visión común desde el ser humano y su entorno natural. Hoy, por el contrario, es la propaganda capitalista quien habla por nosotrxs.

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«... muchos lectores buscarán entre nuestras páginas algunas “propuestas”, nosotros les recordamos que la comprensión de esta sociedad se encuentra en su más profunda y despiadada crítica, en la lucha contra ella. Y de paso, para la “propuesta”, ya estamos enumerando todo lo que no queremos, que no es poco.»
Cuadernos de Negación. Entrevista. 2014
«Cualquier definición económica del comunismo sigue estando dentro de la esfera de la economía, esto es, la separación de los momentos de la producción del resto de la vida. El comunismo no es una sociedad que alimentaría adecuadamente al hambriento, cuidaría al enfermo, alojaría al que no tiene casa, etc. No puede basarse en la satisfacción de las necesidades tal como existen hoy o incluso como podríamos imaginarlas en el futuro. El comunismo no produce suficiente para cada cual y lo distribuye equitativamente entre todos. Es un mundo en el que la gente entra en relaciones y en actos que (entre otras cosas) dan como resultado que sean capaces de alimentarse, cuidarse, alojarse... ellos mismos. El comunismo no es una organización social. Es una actividad. Es una comunidad humana.» 
Gilles Dauvé. Visitando nuevamente el Este... y adentrándonos rápido en Marx (Declive y resurgimiento de la perspectiva comunista). 2002

4 de agosto de 2019

Katastrophé N° 1 (Chile, Julio 2019)

Recibimos y publicamos:

"Katastrophé" N° 1 
 / Periódico agitativo comunista-anárquico /
 Julio 2019 / Región Chilena /
 grupoeditorialosc@gmail.com / Aporte Voluntario
PDF

“Hay que basar el concepto de progreso en la noción de catástrofe. Que esto ‘siga sucediendo’ es la catástrofe.
Ella no es lo inminente en cada caso, sino lo que en cada caso está dado.”
Walter Benjamin

Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de ruinas, y en particular de ruinas humanas. Mientras ecologistas, decrecentistas y misántropos se espantan de la proliferación monstruosa de edificios y carreteras por los territorios, para nosotros el verdadero horror es la humanidad misma habitando esos desiertos urbanos. La sociedad ya ni siquiera se presenta directamente bajo la forma de mercancía, sino que de cuerpos humanos dispuestos para la producción de valor o, como es cada vez más frecuente, para su desperdicio. Es difícil imaginar cómo una especie pudo llevarse a sí misma a tal punto de degradación. 

No tenemos ninguna utopía que ofrecer, ninguna identidad con la que seducir, ningún programa que llamar a cumplir. Simplemente vemos el instante en que nos encontramos, y lo señalamos. Vemos el pasado que ha llevado al peligro de este instante, y señalamos sus conexiones, sus fuerzas. Vemos las fuerzas que convergen, chocan y colapsan entre sí en este instante del peligro, y señalamos que somos parte de ellas, que el peligro nos arrastra, pero también somos parte de él, que también arrastramos nosotros el peligro, que nosotros y nosotras podemos llegar a ser el peligro real. 

omnia sunt communia


Contenido:

  • Editorial
  • Apuntes sobre lenguaje y enajenación
  • El porvenir de la ilusión estudiantil
  • Sobre el aislamiento que gobierna y destruye nuestra vida, y los remedios necesarios para darle fin
  • Consideraciones sobre el ejercicio de la violencia revolucionaria
  • Documento histórico: Omnia Sunt Communia (Todo es de Todos. Thomas Müntzer. 1524)

3 de agosto de 2019

Postmodernidad o la impostura de una falsa radicalidad [Audio]

Audio de la Charla-debate: "Posmodernidad o la impostura de una falsa radicalidad", por el Grupo Barbaria (Madrid/París) en la Biblioteca Alberto Ghiraldo (Rosario), 26/07/2019

Abordaremos algunos de los lugares comunes ideológicos de nuestra época, lugares comunes que por comodidad llamamos post-modernos. De manera general, se pueden reconocer por la idea de que cualquier intento de buscar una emancipación radical sería un metarrelato, que buscar algún criterio de verdad u objetividad sería prueba de prepotencia y voluntad de dominio. Así, no existirían criterios generales y universales por los que definir la realidad del mundo y por tanto tampoco una búsqueda de una liberación general: todo es subjetivo, la única lucha posible es la que se da desde lo cotidiano, en la microfísica de poderes, sin el riesgo de caer en esencialismos y definiciones seguras siempre peligrosas.

Esta reflexión surge desde una práctica revolucionaria y la crítica la hacemos desde la influencia que este tipo de planteamientos y autores tienen dentro de los activistas radicales que tratan de luchar contra este mundo.





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Compartimos también el folleto de Barbaria que da nombre y sustento a esta charla: http://barbaria.net/…/posmodernidad-o-la-impostura-de-una-…/
«Esa guerra de todos contra todos, la reducción de la vida social a la de átomos en perpetuo conflicto mercantil, la postmodernidad tratará de llevarla a su máxima expresión. En efecto, la guerra de todos contra todos, se convierte en las posiciones postmodernas en un conflicto permanente entre identidades. Racializados contra blancos, queer frente a cisgéneros, trans frente a queers, etc. ¡Cuántas más opresiones mejor! ¡Quién da más en esta verborrea de privilegios que establece quién debe hablar y quién callar! De este modo se disuelve no solo cualquier crítica unitaria a este mundo, sino la posibilidad de transcenderlo y poder enfrentar las opresiones específicas que el capital reproduce en todo su abanico. Solo un proyecto de destrucción integral de este mundo por medio de la reconstrucción de la comunidad humana permite tal objetivo.
Cuando hablamos de postmodernidad nos referimos a una ideología y no a una época. La época sigue siendo la misma, aunque le pese a nuestros finos contrincantes: la del capital y sus invariantes categoriales, el trabajo abstracto y la mercancía, el Estado y la democracia. Nos referimos a una ideología porque se trata de una mirada distorsionada sobre la realidad que no permite aprehender su sentido auténtico y por ende las posibilidades de revolucionarlo en un sentido emancipador. Además su producción nos traslada de la Universidad de California a la Sorbona, de la Sapienza de Roma a la Complutense, de los campus de Buenos Aires a los de Calcuta. Por lo tanto, no es una simple ideología, sino una ideología cuyo agente evidente son las clases medias. Los académicos “radicales” de los campus traducen en su lenguaje profesional opresiones reales (patriarcales, raciales…) para lograr financiación para sus proyectos de investigación. Una multitud zombi de estudiantes universitarios, embelesados y entretenidos por el lenguaje esotérico de sus mayores, blanden con prepotente seguridad las armas de sus frases mágicas e incomprensibles, y pobre del que pretenda oponerse. La postmodernidad tiene algo de postmoestalinismo.
Por todo lo dicho, este texto es un texto de combate, de afirmación comunista y revolucionaria, un texto de negación. [...]
Tras recorrer la Santísima Trinidad postmoderna (género, raza y clase) aún nos quedaría por realizar nuevas críticas. Y es que la trilogía se puede transformar en una infinidad factorial de luchas y conflictos, cada uno desde su parcialidad (especista, vegana, etc.) Para nosotros el comunismo y la anarquía son un movimiento total desde el inicio. El hecho de que se empiece siempre desde algún lugar y desde algún conflicto inmediato no niega su generalización global e histórica. Los postmodernos tienden a negar este movimiento real rompiendo la unidad entre lo inmediato y lo global, lo particular y lo universal, para reconstruirlo a posteriori de un modo muerto. Así, la reconstrucción feminista acaba siendo una defensa de la igualdad de derechos en el capitalismo; la racializadora, una defensa de la integración y el reconocimiento entre las diferentes “razas”; la lucha obrera, una reivindicación para que el capital distribuya un poco de la pirámide de la renta… En la medida en que se separa cada lucha inmediata de una perspectiva global de superar este mundo, cada parcialidad es una parcialidad reformista y su suma también lo es. Y que conste que no estamos hablando de perspectivas ideales o de meros principios, son nuestras necesidades reales como proletarios lo que nos lleva a enfrentarnos globalmente con este mundo desde cualquiera de nuestras inmediateces.                                                                                                                       Obviamente, al igual que el patriarcado, el racismo fractura y divide a nuestra clase, y es un claro agente en la reproducción del mundo del capital. Lo que afirmamos permanente e invariantemente es que solo en un proceso unitario de constitución del proletariado en clase, en fuerza histórica, es como será posible superar real y materialmente estas divisiones que fracturan a nuestra clase y que impiden nuestra constitución en partido para la destrucción del capital y del Estado. El comunismo es un movimiento real y unitario que parte de las necesidades humanas y que desde ahí supera las divisiones y fragmentaciones. No es el resultado de alianzas y sumatorias de distintas parcialidades que negocian y se interseccionan entre sí. Solo el proletariado puede acabar con el capital, negándose a sí mismo como clase, en la medida que es el secreto oculto del capital, aquel que desvela que este no es una realidad natural sino una sustancia social. La clase no es, sin embargo, un hecho sociológico sino una constitución colectiva, partídica, como fuerza histórica, y para que sea tal tiene que romper con todas las divisiones que la atenazan (nacionales, raciales, patriarcales…) El proletariado es una clase que no es una clase, y en su movimiento real hacia el comunismo expresa la potencia de eliminar no solo la sociedad de clases sino la multiplicidad de opresiones que el capital reproduce consigo.»

2 de agosto de 2019

Sobre el movimiento de los "chalecos amarillos" en Francia. [Audio]

Audio de la Charla sobre el movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia, a cargo de compañeros del grupo Barbaria (Madrid/París), que estuvieron en la región argentina

«En cualquier caso, es indudable que el movimiento de los chalecos amarillos hace parte de un proceso de despertar de nuestra clase a nivel internacional, tras la derrota de la oleada de luchas de los años 70. Ante la perspectiva factible de que este movimiento se apague tarde o temprano, si no se produce una recuperación burguesa a la altura de la intensidad que ha vivido y luchado, dejará tras de sí nuevos lazos de solidaridad, quizá algunas estructuras, experiencias de lucha de las que extraer lecciones, un nuevo número de personas que, tras su radicalización en el movimiento, se sumarán a la actividad de las minorías revolucionarias pese a la vuelta a la normalidad. Nuestra clase aprende. Construye su propia memoria. Se despierta.»
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NUEVOS MATERIALES: SOBRE LOS CHALECOS AMARILLOS
  • No solo arde París... Anotaciones sobre los chalecos amarillos por Proletarios Internacionalistas.
  • Guerra de Clases Nro.9: Chalecos amarillos.
En ambos materiales se critica y se advierte sobre las debilidades expresadas por el movimiento, pero no se lo limita a ellas. Esta lucha manifiesta la confusión actual, nuestra debilidad como clase, la falta de memoria que los vencedores nos expropiaron a los vencidos. Pero también muestra la defensa instintiva, inevitable, de unas necesidades que el Capital niega para poder expandirse. La defensa de sus necesidades empuja al proletariado a negar a su vez al Capital y su dominio sobre nuestras vidas.
«Los chalecos amarillos son ―por si alguien lo dudaba todavía― un movimiento proletario. Como en todo movimiento proletario, en él se expresa a la vez el proletariado realmente existente y el mundo que éste anticipa. El primero parte de la confusión actual, de nuestra debilidad como clase, de la falta de memoria que los vencedores nos expropiaron a los vencidos. Pero parte también de la defensa instintiva, inevitable, de unas necesidades que el capital debe negar para poder reproducirse. Esta defensa de sus necesidades empuja al proletariado a negar a su vez al capital y su dominio sobre nuestras vidas, y no sólo, porque en ese proceso el proletariado también se niega, se reafirma como comunidad de lucha en contra de su propia existencia aislada, ciudadana, democrática. Esta contradicción esencial al capitalismo, inherente a su propia reproducción, es lo que determina la posibilidad de la revolución. Hace de ella algo material, físico, ajeno a nuestras voluntades y conciencias individuales. Es así como el proletariado anticipa en su combate otro mundo distinto, al mismo tiempo que sigue arrastrando una parte de la mierda de éste, que se constituirá en la base de su propia derrota si no consigue superarla en el proceso. [...] Por fortuna, el movimiento de los chalecos amarillos es otra cosa. Ahora bien, que afirmemos el carácter proletario del movimiento, pese a todas las ideologías y banderas que flotan entre sus protagonistas, no quiere decir que las mismas no tengan importancia o no sean finalmente determinantes. Al contrario, partiendo de la práctica real que determina el movimiento y le confiere su carácter de clase, percibimos y criticamos todas esas fuerzas del enemigo que actúan para atraparlo, neutralizarlo y darle una dirección que se contrapone a las mismas necesidades e intereses que determinan al propio movimiento. Sin esta comprensión de la realidad no se hace otra cosa que proyectar imágenes distorsionadas del movimiento para reducirlo a un movimiento pequeño burgués, de clase media, ciudadano, de defensa del “verdadero pueblo francés”, dirigido por grupos de derecha, etc. Desde luego nosotros no vamos a colaborar en esa proyección espectacular que se une a todos los esfuerzos de la burguesía por liquidar ese movimiento. Nuestra intención, justamente, es contribuir a impulsar la potencia proletaria que la lucha de los chalecos amarillos contiene y denunciar a todas las fuerzas que obstaculizan el desarrollo de la misma.» (Proletarios Internacionalistas. "No sólo arde París")
«Los “chalecos amarillos” son un movimiento contradictorio, pero no contrarrevolucionario. Anteriormente en este texto hablamos de la constitución del proletariado como clase y de un proceso de ruptura. Este proceso incluye necesariamente una serie eterna de choques entre la clase que se está afirmando, su conciencia reemergente obtenida en y a través de la lucha práctica y la falsa conciencia profundamente arraigada en la mente de cada individuo, la falsa conciencia que es la piedra angular de toda falsa comunidad de “ciudadanos”, “personas” o “naciones”. Sería una locura esperar que cualquier movimiento pueda saltarse este proceso de desarrollo de rupturas y tener una clara conciencia de clase desde el principio, y también sería una locura condenar a un movimiento porque no lo tiene en una cierta fase de su existencia. Lo importante es que existe esta dinámica de clarificación, que el programa proletario aparece cada vez más explícito en oposición a todos los intentos de recuperación política y sindical. Si el resultado de este choque está lejos de ser claro en esta etapa, es obvio que este conflicto existe, continúa y se desarrolla dentro del movimiento de los “chalecos amarillos”, como siempre aparece en todo movimiento proletario. [...] Por supuesto, también somos muy críticos con el movimiento de los “chalecos amarillos”. No es muy difícil describir las debilidades más evidentes del movimiento. Lo que nos da esperanza es que ninguna de estas debilidades es expresada por el movimiento en su conjunto, ni siquiera por su mayoría y que cada vez que aparece una u otra versión de la ideología burguesa, se enfrenta a una crítica proveniente del propio movimiento. Cada cuestión expresada por el movimiento es objeto de contradicciones, de discusiones, de crítica y de un conflicto más o menos violento entre el rechazo y la aceptación de la ideología burguesa. Ese es el proceso que mencionamos anteriormente: la línea de ruptura con el Estado no sólo existe en los enfrentamientos callejeros, sino que se expresa también dentro del movimiento.» (Tridni Valka-Guerra de Clases N° 9)

1 de agosto de 2019

Sobre el "boom minero" del cobre y el espectáculo de la protesta izquierdista en la finca Ecuador

Breve análisis crítico de esta noticia local de julio de 2019:* 


1. "Boom minero" del cobre en Ecuador (imagen de arriba): nueva fase de la acumulación originaria del Capital en esta finca del mercado-estado mundial llamada Ecuador, en el actual contexto histórico de dominación total y crisis catastrófica del capitalismo, como una de sus principales estrategias para compensar su desvalorización y caída de su tasa de ganancia. Expropiación violenta y también negociada de tierras colectivas, a través del terror de Estado y a pesar de la "resistencia" pacifista y legalista de las organizaciones indigenistas y ecologistas. Proletarización masiva de campesinos, no sin resistencia y conflictividad de su parte. Precarización y sobreexplotación de los nuevos trabajadores de las minas (ecuatorianos y venezolanos). Posibles conflictos laborales por tal razón. Extracción de mineral y de plusvalía absoluta en cantidades industriales. Enriquecimiento "lícito" e "ilícito" de la burguesía minera (china y ecuatoriana), así como también de las otras fracciones burguesas criollas y extranjeras que se beneficien de este "boom" (grandes terratenientes, comerciantes y contrabandistas, industrias, bolsas de valores, etc.). Goteo hacia abajo de este enriquecimiento a la "clase media" para que ésta apoye hacia arriba a sus patrones. Reforzamiento del histórico carácter agrominero exportador, subordinado y dependiente de la finca Ecuador dentro de la división internacional del trabajo, el intercambio y el poder. Contaminación devastadora de la tierra, el agua y el aire. Enfermedades y muertes paulatinas de ríos, plantas, animales y seres humanos. Agravamiento del desastre ecológico a escala local y global. ¿La minería es progreso? Sí, progreso de la depredación capitalista de la naturaleza y la clase trabajadora. El progreso es la catástrofe. Por lo tanto, el problema no es sólo la minería, así como tampoco lo es "el imperialismo minero que profundiza el carácter semicolonial de nuestro país por culpa de este gobierno vendepatria" (maoístas dixit). El problema es el capitalismo y su progreso.** 

2. Protesta callejera contra este "boom minero" por parte de una autopublicitada organización marxista-leninista-maoísta (imagen de abajo): oportunismo y espectáculo políticos de una nueva fracción de la extrema izquierda del Capital en la finca Ecuador. Aprovechamiento de esta situación (al igual que en anteriores y próximas situaciones) por parte de esta organización para poder decir a los cuatro vientos que está "luchando", incluso para poder decir que es "la única que está luchando" y que es "la vanguardia", al mismo tiempo que para proyectar esta imagen y que ésta sea reconocida por otros como tal (mientras el que ose cuestionarlos es un "revisionista" o un "purista"). Uso de sus bases juveniles de universidades públicas (sin perjuicio de que en ellas existan personas de buena voluntad, convencidas e inteligentes) por parte de sus dirigentes de universidades privadas (que de "proletarios" sólo tienen el membrete y el discurso) para el efecto, así como también para su "acumulación de fuerzas" hacia "la toma del poder" y "la revolución de nueva democracia"; es decir, para "realizar las tareas democrático-burguesas, progresistas, antiimperialistas y anticoloniales" de la "revolución socialista", mejor dicho del mismo capitalismo con fachada socialista, al igual que lo han hecho todas las organizaciones socialdemócratas-bolcheviques o extremas izquierdas del Capital de todos los tiempos y de todas partes, sólo que ahora con un "frente ecológico" o rojiverde. No está de más decir que si organizaciones políticas como ésta tienen tanto "éxito" (gente, movilización, recursos, etc.) no es sólo por su "trabajo popular y autogestión", sino principalmente porque estamos en un período histórico contrarrevolucionario y el reformismo disfrazado de revolución es parte activa de la contrarrevolución. Así como también por la falta de referentes realmente revolucionarios dentro del proletariado; lo que, a su vez, es un síntoma de su bajo nivel de lucha, organización y consciencia como clase por fuera y en contra de todas las instituciones e ideologías del Capital. 

3. Posible "solución" para este y todos los problemas que actualmente nos aquejan (sin imagen): la lucha directa, autónoma y antagonista de los explotados del campo y la ciudad contra el capital minero y contra toda forma de capital, de Estado, de progreso y de reformas. Al mismo tiempo, la lucha por construir y vivir actividades y relaciones libres de explotación, intercambio mercantil, dinero, destrucción de la naturaleza, opresión, a escala tanto local como nacional e internacional. En pocas palabras: la lucha colectiva y anónima por la revolución social mundial, por otro modo de producción y de vida. A pesar de que no salga en los medios de comunicación burgueses ni tampoco en los medios de comunicación de las organizaciones maoístas, y a pesar de que hoy en día sea dispersa, débil y desconocida, este tipo de lucha de clase sí ha existido, existe y existirá, aquí y en todas partes (Perú, Bolivia, Sudáfrica, Grecia, China, etc.). Esto no es ecologismo ni anarco-primitivismo (ambas, ideologías parcializadoras, reformistas, pequeñoburguesas y postmodernas). Es una lucha común por defender la vida de la gente común. Una lucha por recuperar la comunidad perdida de los seres humanos entre sí y con la naturaleza, en la que es necesario participar, radicalizar y generalizar. Y no es una cuestión ideológica ni utópica. Es una cuestión de necesidad material o concreta. Hoy más que nunca antes, es una cuestión de vida o muerte, tanto para la humanidad como para la naturaleza. Y ya es hora de asumirlo hasta las últimas consecuencias. Comunismo o muerte.

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