Nota de Un Proletario: A 96 años de la masacre obrera del 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil-Ecuador, y frente a tanta amnesia histórica impuesta y generalizada por parte del Capital-Estado y su calendario oficial en este paisito, es menester recordar no sólo ese trágico día sino todas las jornadas de lucha de clase durante el mes de noviembre de aquel año y, sobre todo, sus lecciones históricas para el proletariado local e internacional. Por tal razón, vale compartir de nuevo el balance crítico que escribí al respecto hace un año:
Hacer esto resulta necesario por varias razones. Porque, en vista de su contexto internacional y su relevancia histórica, consideramos que las jornadas de noviembre de 1922 en Ecuador deben ser recuperadas del olvido e incluso de la ignorancia para, en cambio, ser reivindicadas como un momento de la memoria del proletariado local e internacional. Porque en este país, hasta la fecha, no se ha realizado ningún balance de dichas jornadas desde una perspectiva proletaria, comunista-anárquica e internacionalista; éste sería el primero y el único de tal naturaleza. Porque, hoy en día, la explotación/dominación capitalista y la lucha proletaria en su contra continúan existiendo; la vivimos en carne propia. Porque, como proletarios, nuestro enemigo mortal sigue siendo el mismo: la Sociedad del Capital y su Estado. Porque la lucha por la reivindicación y la imposición de las necesidades humanas reales sobre tal enemigo, esto es la necesidad de revolución social, también sigue siendo la misma. En fin, porque la contrarrevolución y la revolución son invariantes, aquí y en todo el mundo… y seguimos en guerra de clases. [...]
Tanto por contexto como por perspectiva, así como porque se ha hablado poco y/o de manera limitada de ellos, para nosotros los hechos más relevantes y reivindicables de estas jornadas y, por lo tanto, los dos ejes centrales de nuestro balance son: 1) el Soviet o Consejo Obrero de Guayaquil y 2) las minorías activas de anarquistas revolucionarios –como Alejo Capelo y el periódico "El Proletario"– en su seno. [...]