Mostrando las entradas con la etiqueta Análisis de coyuntura. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Análisis de coyuntura. Mostrar todas las entradas

30 de octubre de 2024

Absurdistán Ecuatorial: 14 horas diarias sin luz, 10 horas de jornada laboral, protestas limitadas y trampa electoral

Crisis energética, ecológica y económica... crisis sistémica y catastrófica

La causa de la actual crisis energética en Ecuador (14 horas diarias sin luz) no es la "ineptitud" ni la "estrategia de shock" para privatizar el sector eléctrico por parte del gobierno de Noboa. No es una crisis "autoinducida", como afirman algunos medios socialdemócratas añorando la "nueva matriz energética" (hidro y termoeléctrica) del gobierno capitalista-progresista de Correa o alguna otra forma de intervención del Estado burgués. Es la crisis ecológica y la crisis económica en conjunto a escala mundial, misma que en países "subdesarrollados" presenta síntomas más desastrosos como el que estamos padeciendo actualmente en esta hacienda narcobananera 2.0 pero ahora en tinieblas o a punta de vela llamada Ecuador.

Sí: después de varios siglos de existencia y progreso, hoy en día el modo de producción capitalista está agotando sus "recursos naturales" o fuentes de "materias primas" y de generación de energía, "la sangre de la economía". Por ejemplo: el agua, lo cual lógicamente afecta más a los países cuya fuente principal de energía son las centrales hidroeléctricas, como es el caso de este país. Las sequías, en particular, y el calentamiento global, en general, no son resultados de la industria extractivista solamente, de tal o cual gobierno y sus políticas públicas en materia energética, ni mucho menos de "el consumismo" de los individuos. El calentamiento global y, dentro de él, las sequías son resultados de la depredación sistemática de la naturaleza y la clase trabajadora por parte de toda la economía capitalista, cuyo único objetivo es lucrar a toda costa o producir plusvalor y acumular capital.

Lo contradictorio y lo trágico es que este progreso del capitalismo está chocando con los límites naturales de su propia reproducción como sistema histórico y mundial. Con su hambre insaciable de plusvalor y acumulación de capital a toda costa, el modo de producción capitalista termina por devorarse a sí mismo desde las bases materiales que lo han hecho posible. Toda crisis es un momento de verdad: en este caso, la lógica catastrófica del Capital. Pero todo tiene un límite y un final: el planeta Tierra no aguantará más capitalismo por mucho más tiempo; éste es cada vez más insostenible y anti-ecológico, amenazando incluso la continuidad de la vida de la especie humana.

En síntesis, la crisis energética es apenas una "punta de iceberg" de la crisis sistémica, catastrófica y, tarde o temprano, suicida de la "civilización" capitalista. 

Crisis del trabajo/capital o crisis de la reproducción de la relación de clase

Por su parte, la causa de la actual crisis laboral (aumento de la jornada de trabajo a 10 horas diarias y del desempleo a 4.1% —la tasa más alta en los últimos 2 años, según cifras oficiales—) tampoco es la "pésima gestión económica" del gobierno de Noboa ni una "imposición del FMI", como se quejan los socialdemócratas criollos. Es la desvalorización o la crisis del valor, cuya sustancia es el trabajo (todo trabajo), por tanto, es la crisis del trabajo y, en consecuencia, la crisis del capital. En una palabra: es la crisis del trabajo/capital. Entonces, este gobierno del empresariado aumenta la jornada de trabajo sin "derecho" a pago de horas extras no sólo para compensar a las empresas sus pérdidas económicas ocasionadas por la crisis energética —bajo el asqueroso discurso de "arrimar el hombro" y "ponerse la camiseta del país"—, sino fundamentalmente para compensar la caída de la tasa de ganancia y la desvalorización, sustancia de la crisis capitalista, aquí y en todo el mundo.

El "pico y placa laboral" en realidad es más explotación o esclavitud asalariada en medio de peores condiciones de vida para la mayoría de la población en esta pequeña pero terrorífica y absurda hacienda del capitalismo mundial llamada Ecuador. ¿"Vulneración de derechos laborales", como pretenden impugnar legalmente algunos sindicatos? La dictadura del Capital sobre el proletariado llamada democracia viola a conveniencia las leyes y los derechos que ella misma ha impuesto.

Además, estas medidas que "flexibilizan" o precarizan aún más a la clase trabajadora se traducen en una mayor fragmentación, competencia, desorganización, desmovilización, disciplinamiento; en fin, mayor debilitamiento de la misma. Incapacitándola así para responder o luchar precisamente como clase… contra clase, porque está dedicada a sobrevivir bajo la consigna "sálvese quien pueda" y como pueda. No son sólo medidas económicas, son también medidas políticas. Mientras más brutal y desesperada es la crisis capitalista, más brutales y desesperadas son este tipo de medidas de los explotadores contra los explotados.

En conclusión, lo que está haciendo el gobierno del gran patrón Noboa en materia laboral sin duda son nuevos ataques de la clase capitalista contra la clase trabajadora; pero, en el marco de la crisis de reproducción de la relación de clase. Esto es lo que realmente está en juego, aquí y en todas partes.

Protestas limitadas y trampa electoral… hasta nuevo aviso

Por obvias razones, cualquier protesta que ocurra contra la situación actual en este país es legítima. Pero, ¿cuáles son sus demandas? ¿Protestar contra este "mal gobierno" esperando que lo reemplace un "buen gobierno" en las próximas elecciones (febrero 2025), es decir, seguir atrapados en la enésima trampa electoral de la clase dominante? (Las elecciones son millón veces más desmovilizadoras que el feriado largo por el "día de los muertos".) ¿Protestar "juntos" como "pueblo" o "nación", es decir, sin importar las clases sociales y sus intereses antagónicos?...

¿Y por qué no protestan los trabajadores eléctricos? ¿Sus demandas gremiales son suficientes? ¿O acaso son sus beneficios sindicales? ¿Por qué no se organizan fuera de los sindicatos y toman las centrales y estaciones eléctricas para satisfacer directamente la necesidad de energía eléctrica de la mayoría de la población? ¿Por qué no socializan este conocimiento técnico a los trabajadores no eléctricos, pobladores de barrios, etc.? ¿Por qué el resto de la clase trabajadora —incluidos los informales y los desempleados— no hace lo propio en todos los sectores económicos para reducir al mínimo la jornada de trabajo y apropiarse directamente —sin intermediación del mercado ni del Estado— de todo lo necesario para vivir?...

¿Tener de nuevo luz todo el día para trabajar y consumir más? ¿Seguir trabajando para pagar y seguir pagando para vivir... hasta cuándo? ¿Hasta cuándo seguir reproduciendo la condición de mercancía-fuerza de trabajo, clase trabajadora o esclava asalariada y, por tanto, seguir dándole más riqueza y poder a la clase capitalista para que nos siga destruyendo? ¿Seguir devastando a la naturaleza para generar energía eléctrica ó transformar radicalmente las relaciones de producción, en particular, y las relaciones sociales, en general, de manera que satisfagan las necesidades humanas en equilibrio con la naturaleza?

Sólo el devenir de las luchas actuales y futuras, es decir, la crítica y superación prácticas de sus propios límites de ahora en adelante, podrá dar respuesta o no a tales preguntas decisivas en esta época de catástrofe total donde las medias tintas ya no caben.

Proletarios Hartos de Serlo

Quito, Octubre de 2024

2 de agosto de 2024

Venezuela 2024: pugna interburguesa, democrática y “soberana” donde las masas populares se movilizan como carne de cañón

Imágenes tomadas de Internet

Pugna Interburguesa. Porque, más allá de un fraude electoral, es una lucha por el poder estatal entre dos fracciones burguesas. Por un lado, la fracción de izquierda del Capital: la burguesía burocrática, la burguesía bolivariana o “boliburguesía”, representada por el Partido Socialista Unido de Venezuela–PSUV del presidente Nicolás Maduro (sí, lectores: la Venezuela chavista nunca ha sido “comunista”, siempre ha sido capitalista). Por otro lado, la fracción de derecha del Capital: la burguesía empresarial o tradicional, la burguesía industrial, financiera y agroexportadora, representada por la Plataforma Unitaria Democrática–PUD y su candidato presidencial Edmundo González junto con la líder de la oposición María Corina Machado, quienes se declaran triunfadores de estas últimas elecciones.

Democrática. Porque lo único que realmente está en disputa hoy en Venezuela es cuál de las dos fracciones burguesas gestiona políticamente desde el Estado la dictadura democrática del Capital y su crisis. La fracción burguesa burocrática o de izquierda (Maduro, Cabello y compañía) acusa de “golpista” y “fascista” a la fracción burguesa empresarial o de derecha (González, Machado y compañía); mientras que ésta, acusa de “dictatorial” a aquélla. En suma, ambas fracciones se acusan de “anti-democráticas”. Tales discursos políticos en conflicto son los que se repiten ad náuseam en los medios de comunicación internacionales… Se trata de un falso antagonismo, porque en realidad la democracia es la dictadura social del Capital y, por tanto, de toda la burguesía sobre todo el proletariado, ya que en democracia éste tiene la “libertad” de ser explotado o morirse de hambre y la “libertad” de votar por sus amos políticos cada tantos años. En las protestas actuales no se está cuestionando esta premisa real. Al contrario, aquí la única ganadora es y será la dictadura social capitalista llamada democracia. Lo único que está en disputa es cuál de las dos fracciones burguesas la gestiona políticamente desde el Estado, con el apoyo de movilizaciones populares en las calles.

“Soberana”. Porque también está en juego la “soberanía” de Venezuela dentro de las disputas inter-imperialistas actuales. Sin duda, a EE.UU. en tanto que potencia imperialista occidental le interesa derrocar al gobierno de Maduro a fin de obtener una mejor tajada de petróleo en el mercado mundial. Para lo cual, apoya a la fracción derechista, empresarial y mafiosa de González-Machado y a otras fuerzas reaccionarias emergentes como los carteles narcoterroristas venezolanos (Tren del Llano, Tren de Aragua, etc.), quienes en conjunto llaman a “respetar la soberanía popular expresada en las urnas”. Por su parte, la fracción izquierdista, burocrática y mafiosa de Maduro-Cabello tiene una posición “antiimperialista”, “soberana” y “popular” sólo contra EE.UU., Israel, “la derecha golpista” y las “guarimbas”, pero no contra el imperialismo de China, Rusia e Irán, a quienes considera sus “aliados”, cuando en realidad son sus patrones internacionales que también ambicionan controlar totalmente su petróleo. Así como Palestina hoy es el epicentro de la guerra imperialista en Medio Oriente, así mismo Venezuela mañana podría ser el epicentro de una guerra imperialista en “el patio trasero” de EE.UU…. y de China.

Las masas populares movilizadas como carne de cañón. Porque tanto los trabajadores y los “marginales” como la “clase media” empobrecida y los pequeños propietarios que hoy están protestando y enfrentándose en las calles de Caracas se mezclan y confunden en esa masa interclasista llamada “pueblo”. Donde los trabajadores no están luchando por sus propios intereses materiales con independencia y antagonismo de clase, sino que están luchando por los intereses materiales de sus patrones de izquierda —“el pueblo chavista”, cada vez venido a menos— y de sus patrones de derecha —muchos gritan en las calles “¡Edmundo presidente!”—. Por eso son carne de cañón de esta pugna interburguesa. Obviamente, los trabajadores y el “pueblo” están cansados de tanta miseria económica y represión estatal en Venezuela. Pero no comprenden que la causa real de esa miseria no es “la dictadura comunista de Maduro” ni tampoco “el bloqueo económico de EE.UU.”, sino la crisis catastrófica del capitalismo a escala mundial. Por eso la oposición derechista está capitalizando políticamente este descontento popular generalizado y, gracias a ello, es posible que esta vez sí derrote al desgastado régimen chavista, a diferencia de en las elecciones y las protestas de la década pasada. En ese caso, no habrá fracasado el “comunismo” —inexistente en Venezuela—, sino la gestión estatista o socialdemócrata del capitalismo en crisis llamada “socialismo del siglo XXI”. Pero la explotación y la opresión de la clase capitalista sobre la clase trabajadora continuarán, al igual que la miseria.

Un ejemplo sudamericano de la catástrofe y la contrarrevolución capitalistas a escala mundial. Porque la crisis económica, política y social en Venezuela hoy es sólo un ejemplo particular localizado de la crisis capitalista general en todo el mundo: desde Haití hasta Palestina y Kenia están peor que Venezuela. Por lo tanto, el problema no es tal o cual gobierno de tal o cual país, el problema es el capitalismo mundial y su catástrofe actual. Por otro lado, un período histórico-mundial de carácter contrarrevolucionario como lo es el presente se caracteriza, en términos de lucha de clases, precisamente por pugnas interburguesas como esta, protestas democráticas e incluso revueltas e insurrecciones populares; pero, no por ello deja de ser un período contrarrevolucionario donde la burguesía mundial se encuentra a la ofensiva y sigue teniendo la sartén por el mango. No toda movilización de masas es revolucionaria, también existen movilizaciones reaccionarias de derecha y de izquierda como esta.

Por lo expuesto, la posición de los verdaderos comunistas o proletarios revolucionarios de todas partes frente a Venezuela hoy sólo puede ser: Ni chavismo ni oposición ni intervención imperialista. Acción directa, independiente e internacionalista del proletariado por sus propios intereses materiales hasta destruir y superar el Capital, el Estado, el mercado, la democracia, la nación y la sociedad de clases, mediante la producción de relaciones sociales realmente comunistas entre los individuos de diversos territorios. Ese y sólo ese sería un poder revolucionario para sepultar el capitalismo y la contrarrevolución. Siendo conscientes de que esto no ocurrirá sino hasta que el proletariado de la región venezolana y de todo el mundo aprenda por sí mismo que si sigue luchando por tal o cual fracción de la burguesía está condenado a seguir derrotado y bajo su dictadura democrática y “soberana”. Tarde o temprano, la explotación, la miseria, la opresión y la lucha de clase lo empujarán a ello. 
 
Proletarios Hartos de Serlo
Quito, agosto de 2024

17 de julio de 2024

"GASOLINAZO" Y PROTESTAS LIMITADAS

Análisis de la situación concreta actual en la región ecuatoriana (julio 2024) desde la perspectiva comunista radical
 
Imagen tomada de Internet
 

1. El gobierno empresarial de Noboa sube el precio de la gasolina (Decreto 308) y, por consecuencia en este país petrolero, el precio de todas las demás mercancías. "Sube la gasolina, sube todo"

Más que una "agenda neoliberal impuesta por el FMI" (esto es sólo una parte y vista por encima), la inflación es un mecanismo para reducir el salario real: sube "el costo de la vida", pero no los salarios, por lo que estos tienen cada vez menor capacidad adquisitiva y así se empeoran las ya deterioradas condiciones materiales de existencia de la mayoría de la población: no olvidemos que apenas 3 de cada 10 ecuatorianos tienen empleo, el resto estamos en el subempleo o el desempleo y bajo formas encubiertas y precarias de salariado. Lo que está de fondo con esta medida inflacionaria, entonces, es aumentar la tasa de explotación, de plusvalía y de empobrecimiento de la clase trabajadora para, a su vez, compensar la caída de la tasa de ganancia del Capital a escala mundial.

Sí, la burguesía tiene que seguir ganando hasta en la peor de las situaciones, y para ello tiene que seguir explotando y empobreciendo a la clase proletaria sea como sea o cueste lo que cueste. Y sí, a escala mundial, porque la burguesía ecuatoriana sólo está administrando catastróficamente la ya catastrófica crisis capitalista internacional en esta pequeña hacienda narcobananera 2.0 del mercado mundial llamada "Ecuador".

Aquí hay que hacer un recorderis de un ABC de la Crítica de la Economía Política: el Capital no es una "cosa", es una relación social impersonal y cosificada que gobierna el mundo entero y es ingobernable. Lo mismo aplica para su actual crisis catastrófica. Por lo tanto, pedirle a este y a cualquier gobierno que "deje de tomar medidas antipopulares" y "que la crisis la paguen los ricos" o creer que un "gobierno popular" puede hacerlo con "un nuevo modelo económico", es pedirle peras al olmo. La socialdemocracia o izquierda del Capital de todos los colores no sólo lucha por conservar el capitalismo reformándolo, sino que no lo comprende realmente.
 
2. Algunas organizaciones populares inician protestas contra esta medida "antipopular" (4 de julio), pero son y serán limitadas por sí mismas
 
Sin duda, como unos explotados y empobrecidos o unos "nadies" más, estamos de acuerdo con estas protestas; y, al mismo tiempo, somos críticos con ellas. Lo uno no contradice, sino que necesita lo otro. Porque, desde la perspectiva revolucionaria, la lucha proletaria se critica y se supera a sí misma para poder avanzar o dar saltos hacia delante... o no es tal.

Desde esta perspectiva revolucionaria, criticamos las protestas actuales no sólo porque están convocadas y dirigidas por sindicatos y partidos estalinistas o la rancia izquierda del Capital de este país (Frente Popular, FUT, etc.), que se caracteriza, entre otras cosas, por mendigar migajas a la clase patronal, sentarse a negociar con ella, y luego llamarle a eso "luchas y conquistas del pueblo". Usando para el efecto la calle como medida de presión. En este caso, "derogar el Decreto 308" o el "gasolinazo" (y defender el IESS, la no privatización del sector eléctrico, renegociar los contratos petroleros, cobrar impuestos a los más ricos, etc.), pero nada más.

Y no sólo porque esas y otras organizaciones combinan estas protestas en las calles con el asqueroso electoralismo (CONAIE-Pachakutik para febrero de 2025, quien lo más probable es que se sume a las protestas después de su Asamblea extraordinaria del 20 de julio). Típica combinación "táctica" de la socialdemocracia en su rol histórico de bombero de la revuelta y, dado el caso, de fuerza contrarrevolucionaria dentro de las filas de la propia revolución. Más aún en tiempos de paz social como el actual, donde la socialdemocracia también es parte de la contrarrevolución preventiva en curso. 
 
Imagen tomada de Facebook

Nuestra crítica principal es que son luchas que están limitadas al terreno de la reproducción (el costo de la vida o la inflación, etc.) y no atacan el terreno de la producción (las relaciones de producción y de propiedad), que es donde realmente radica el poder de la burguesía y su Estado. Por eso es que estas protestas son interclasistas: participan desde trabajadores de la educación hasta pequeños propietarios rurales y urbanos. Por eso es que en ellas no participan sectores estratégicos de la clase trabajadora (petróleo, agroindustria, construcción, transporte, logística, servicios básicos, etc.), como en cambio sí ocurre en otras regiones del mundo (ej. Irán). Otro gallo habrá de cantar cuando las luchas se planten en el terreno de la producción y sean "salvajes"; esto es, afuera y en contra no sólo de la patronal y sus lacayos, sino también de sindicatos y partidos de la izquierda del Capital. Faltan muchas luchas de clases para llegar a ese punto. Pero el capitalismo y su catástrofe actual ya están produciendo las condiciones para ello. Sólo entonces se pondrán a temblar de terror la burguesía, sus defensores y sus falsos críticos.

En este punto, la pregunta es ¿dónde está la mayoría del proletariado aquí y ahora? Dedicado a sobrevivir, en la lucha diaria del “sálvese quien pueda”, cooptado y organizado en los negocios legales e ilegales del Capital-Estado como mercancía-fuerza de trabajo formal e informal, empleada y subempleada/desempleada. Y también embobado en la Copa América 2024, consumiendo esa droga de masas llamada fútbol (una de tantas hoy en día), mientras en este país el Estado burgués lo ataca empeorando sus condiciones materiales de existencia, y mientras al otro lado del mundo otros Estados burgueses lanzan bombas y masacran población civil desarmada todos los días. El violento y alienante orden del Capital-Estado reina en todas partes… Pero no es absoluto ni eterno. También hay algunas luchas y grietas dentro de este orden de cosas temporal. Es una contradicción en proceso que sólo el devenir de la misma lucha de clases resolverá.

Otra crítica importante a las protestas actuales es que su cancha ya está marcada por la dictadura social del Capital sobre el proletariado llamada democracia. Por un lado, porque para legitimarse y reproducirse como tal la democracia no sólo necesita elecciones, sino también protestas o movilizaciones masivas en las calles. De hecho, esa es una de las llamadas "libertades políticas" que hace que la democracia sea tal, siempre y cuando las protestas no ataquen las raíces del Capital y del Estado. Por otro lado, porque en el mejor de los casos (un Paro Nacional), su dinámica o su ciclo es protesta-represión-negociación. Por más que duela y enoje, de ahí no pasa y ese círculo vicioso se repite. A los hechos nos remitimos: octubre de 2019, junio de 2022, y probablemente julio o agosto de 2024: protesta-represión-negociación. Lo que pasa es que un levantamiento popular no es una revuelta proletaria, y una revuelta no es la revolución. La burguesía democrática sabe esto y no le teme; al contrario, lo usa a su favor.

La pregunta de fondo, entonces, es ¿por qué pasan las cosas de esa manera? La respuesta es que todas las anteriores son características del actual contexto contrarrevolucionario, aquí y en todas partes. A pesar de la crisis catastrófica que azota el planeta, la burguesía sigue teniendo la sartén por el mango y estando a la ofensiva en todos los aspectos. Mientras que el proletariado sigue estando a la defensiva; es más, sigue estando derrotado, debilitado y aislado como clase antagonista con la potencia de destruir el mundo actual y crear un mundo nuevo. Esta relación de fuerzas actual es lo determinante, histórica y materialmente hablando. Warren Buffet, dueño de la tercera mayor fortuna del mundo, la tiene clara: «Hay una guerra de clases. Pero es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y la está ganando». El magnate ecuatoriano Noboa también la tiene clara.

Por lo tanto, si bien entendemos los motivos y las emociones que generan las protestas callejeras contra este gobierno burgués que merece todo nuestro odio de clase, no hay que romantizar las protestas, en general; y en particular, no hay que hacerse ilusiones de un posible "desborde" ni adoptar una posición activista y voluntarista con respecto a las protestas actuales en la región ecuatoriana, incluso si éstas llegan a "escalar" hasta convertirse en un Paro Nacional: protesta-represión-negociación y, para colmo, electoralismo. Peor aún si es liderado por una organización reformista de masas como es la CONAIE, y secundado por el rancio estalinismo criollo: Frente Popular y FUT.

No somos bordiguistas, pero la crítica comunista de Bordiga en los años 40 del siglo pasado al activismo de izquierda sigue siendo vigente: la acción por la acción, sin un análisis materialista histórico de la situación concreta y sin principios ni perspectivas revolucionarias, siempre resulta en reformismo y populismo, venga de quien venga ("marxistas" y "anarquistas" por igual). En consecuencia, los comunistas radicales tomamos distancia del activismo voluntarista y del populismo, aún a sabiendas de que hacerlo es una posición muy minoritaria y a contracorriente dentro del propio medio militante y activista de izquierdas al día de hoy. Con los pies bien puestos en la tierra, nosotros seguimos principios, no personalidades. Y no nos dejamos marear por las urgencias y confusiones del momento.

Esto no es "intelectualismo" ni "purismo" ni "pasividad", como suelen refunfuñar los activistas de izquierda. La crítica comunista, o mantener las posiciones del proletariado revolucionario contra la burguesía y la socialdemocracia, también es una actividad necesaria. Más aún en tiempos contrarrevolucionarios como el actual, donde una de las cosas más prácticas que puede haber es precisamente una buena teoría revolucionaria. No importa si por el momento somos muy pocos; con un espíritu de "partido histórico" (en la acepción de Marx), anonimato e internacionalismo, alguien debe hacerlo para sostener y tensar "el hilo rojo" en el presente y el futuro de la lucha de clases.

Sin embargo, como afirma Théorie Communiste, «las condiciones para superar las luchas reivindicativas se establecen sobre la base de las propias luchas reivindicativas». En su propia dinámica y devenir histórico, las luchas contienen elementos y potencias para criticarse y superarse a sí mismas. Superación en la cual habrá que poner siempre por delante la autoorganización para la insurrección y la comunización tanto en el terreno de la producción como en el de la reproducción, aboliendo las relaciones capitalistas de clase mediante la producción de relaciones comunistas entre los individuos. Esto y no otra cosa es la revolución social en las condiciones históricas actuales. Y también habrá que rechazar a cualquier "vanguardia del pueblo" que, en aras de sus propias aspiraciones contrarrevolucionarias de poder estatal, pretenda "comandar" y capitalizar políticamente la lucha revolucionaria del proletariado anónimo. Esto no es hacer "culto a la espontaneidad", como suelen repetir los socialdemócratas-leninistas: sólo la autoorganización proletaria consciente de su propio poder para la abolición del Capital y la sociedad de clases puede y debe superar la espontaneidad de la revuelta.

Desde la perspectiva revolucionaria, por eso y sólo por eso las luchas reivindicativas son necesarias y participaremos en ellas en la medida de nuestras posibilidades. Y por eso mismo, faltan muchas luchas reivindicativas para que produzcan su propia superación. Faltan muchas luchas para romper el actual período contrarrevolucionario y entrar en un período de reanudación revolucionaria. Estamos hablando de un futuro ciclo de luchas que, con "nuevos actores" de la misma la clase explotada (tanto el proletariado asalariado de los sectores estratégicos como el proletariado no asalariado de cualquier sector) y ya "sin demandas" más que una nueva sociedad sin clases ni Estado ni mercado ni fronteras, sorprenderá a propios y ajenos. Arrastrando con su lava escarlata no sólo a los defensores derechistas del orden democrático-burgués, sino también a sus falsos críticos izquierdistas que hoy protagonizan las protestas actuales. Ahí sí, los comunistas radicales estaremos luchando en primera línea junto a las masas proletarias insurrectas por la revolución social, aquí y en todo el mundo. 
 
Proletarios Hartos de Serlo
Quito, julio de 2024