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26 de abril de 2021

La abolición del valor como base o fundamento del comunismo vs. el capitalismo de Estado llamado "socialismo"

 
El comunismo no sólo radica en la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y de la plusvalía, como plantea el marxismo tradicional y como supuestamente lo "logró" esa producción cooperativa de mercancías y capitalismo de Estado llamado "socialismo" (URSS, China, Yugoslavia, Corea del Norte, Cuba, etc.)

El comunismo radica fundamentalmente en la abolición del valor, entendido como relación social enajenada, cosificada, mercantilizada y de clase. En otras palabras, el hecho de que la actividad social humana adopte la forma alienada/alienante de trabajo (abstracto) y de mercancía (cuyo equivalente general es el dinero), y de que estas relaciones entre personas adopten la forma alienada/alienante de relaciones entre cosas, como si estas tuviesen vida y poder propios (lo que Marx denomina fetichismo de la mercancía). La explotación asalariada o la extracción de plusvalía, que la produce sin paga el proletariado y se la apropia gratuitamente la burguesía, en realidad es consecuencia y parte de esta relación histórica y social llamada valor. Relación de clase cuya abolición es la clave del comunismo, entendido como nueva y superior forma de relación social que emerge de las entrañas de la forma social e histórica capitalista, mediante su propio desarrollo contradictorio que es inseparable de la lucha de clases.

Por eso Marx empieza El Capital con el análisis crítico de la mercancía y del valor. Y por eso dijo que tal obra fue un proyectil lanzado directo a la cabeza de la burguesía del cual no podría recuperarse jamás. Por su parte y por el contrario, la mayoría de marxistas -salvo honrosas excepciones desde Rubin hasta Kurz- siempre "olvidaron" e incluso despreciaron olímpicamente el Capítulo I de El Capital

Sin embargo, debido a determinadas condiciones históricas y materiales que hoy en día ya están maduras y hasta en descomposición (desarrollo de las fuerzas productivas, de la socialización capitalista y del mercado mundial; subsunción o dominación total del Capital sobre el trabajo y la vida cotidiana;
crisis del trabajo y crisis ecológica; autoorganización de los trabajadores; rechazo del trabajo, del mercado y del Estado, etc.), las revoluciones proletarias del siglo XIX y del siglo XX no realizaron a cabalidad el comunismo, es decir no abolieron el valor. Por eso sigue en pie la sociedad de clases, la burguesía y su Estado, a pesar de su catástrofe y su putrefacción. El "socialismo realmente existente" y el marxismo-leninismo fueron copartícipes "desde la izquierda" de este desarrollo catastrófico y "modernización reparadora" del capitalismo histórico-mundial, y no de la revolución comunista mundial.

He aquí, por tanto, la principal tarea pendiente de las revoluciones proletarias del siglo XXI: la abolición del valor... y de toda la civilización que se ha edificado sobre tal base.
 
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