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5 de septiembre de 2025

[Debate] Sobre la revuelta en Indonesia. 4 textos

  

¡Abolir el Parlamento! Actualización sobre la Ola de Rebeliones en Indonesia  

 
[Tomado de Materiales Por la Emancipación, región mexicana, 5 de septiembre de 2025]
 
Publicamos a continuación un panfleto realizado por anarquistas de Indonesia, el cual expone a grandes rasgos el contexto de rebelión que tiene lugar en esa región. Posteriormente, vimos pertinente incluir una nota complementaria y crítica hecha por el blog Proletarios Hartos de Serlo al respecto de algunas posiciones que resaltan en los comunicados de los grupos que permanecen activos en la revuelta. 
 

Esta ola de rebeliones, que comenzó a finales de agosto de 2025, fue causada por la ira acumulada por diversos problemas políticos y económicos. No hubo un solo problema. Todo se intensificó con un aumento masivo de los impuestos sobre la tierra y la construcción en todas las regiones, debido al déficit presupuestario del gobierno. Al mismo tiempo, los miembros del parlamento recibieron un aumento salarial de más de diez veces. Esto se vio exacerbado por las declaraciones, a menudo arbitrarias, de los funcionarios. Por ejemplo, el regente de Pati afirmó que los impuestos no se reducirían, ni siquiera si se convocaba una manifestación masiva de 50.000 personas. Pati se convirtió en la primera ciudad en estallar, con una participación de alrededor de 100.000 personas el 10 de agosto de 2025. Las protestas contra el aumento de impuestos se extendieron a Bone y luego a otras ciudades. Durante una manifestación en Yakarta, un trabajador de transporte en línea murió tras ser atropellado por un vehículo policial. Al día siguiente, las manifestaciones se extendieron a muchas ciudades y continúan hasta el día de hoy, mientras elaboramos esta actualización. Al menos 10 civiles murieron, las casas de cuatro funcionarios fueron saqueadas y media docena de oficinas de la DPR fueron incendiadas o arrasadas. Confiábamos en que esta rebelión amainaría, pero la ira popular no.

Había demasiadas organizaciones, redes y grupos formulando demandas. Incluso cada ciudad presentó demandas diferentes. Había dos demandas revolucionarias: una de la Unión Socialista (PS) y otra, una red informal y descentralizada que emitió la Declaración de la Revolución del Federalismo Indonesio 2025, que exigía la disolución del estado unitario y el sistema de la Cámara de Representantes (DPR) y su sustitución por el Confederalismo Democrático de miles de consejos populares para la implementación de la democracia directa. Los liberales progresistas exigieron un llamamiento más reformista: la demanda 17+8. Y los anarquistas, individualistas y posizquierdistas insurrectos se centraron en ataques y enfrentamientos callejeros, exigiendo la destrucción del estado y la civilización, pero sin preocuparse por plataformas ni programas. No hubo un frente unido, pero evitamos un sectarismo ideológico excesivo.

Si bien no hubo un solo tema, el discurso se centró simultáneamente en tres: el aumento de impuestos, la violencia policial y, especialmente, la disolución de la RPD. La Asociación por la Libertad aún no ha tomado posición, pero participa en todas las manifestaciones de cada ciudad y las utiliza para expandir su red. Hacemos un llamamiento a la solidaridad del movimiento popular mundial para apoyar nuestra lucha en Indonesia mediante diversas tácticas y métodos.

¡Viva la revolución!

La Asociación por la Libertad

[Región indonesia, 2 de septiembre de 2025]

Fuente: https://perhimpunanmerdeka.org/2025/09/02/statement-august-2025-protest/

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Comentarios críticos al texto anarquista «La Revolución Federalista de Indonesia de 2025» (31 de agosto de 2025) desde la perspectiva comunista radical

Interesante que exista un movimiento anarquista más o menos fuerte en Indonesia. Pero, este texto suyo en particular es muy discutible, principalmente por dos puntos polémicos:

1) «Confederalismo democrático indonesio»?!

La democracia en realidad es la dictadura social mercantil de la burguesía mundial sobre el proletariado mundial, de la cual la socialdemocracia es cómplice, póngasele el membrete que se le ponga; en este caso, «confederalismo democrático». Por consiguiente, para destruirla y superarla realmente, el proletariado insurrecto precisa imponerle a la burguesía asesina –sin diálogo ni negociación– un poder revolucionario con contenido antimercantil/antiestatal y forma de Comuna, en Indonesia, en Kurdistán y en todos los países. El federalismo reproduce la atomización social mercantil y le resta fuerzas a la revolución proletaria contra el Estado en tanto que poder burgués centralizado. Por el contrario, la historia de las revoluciones y contrarrevoluciones demuestra que la centralización –en red y en forma comunal– del poder del proletariado revolucionario es una necesidad material de primer orden para destruir el Mercado, el Estado y la sociedad de clases.

2) Sin abolición del valor y de la sociedad de clases no hay revolución

La revolución social no se trata de que los trabajadores «autogestionen» la economía capitalista ni mucho menos el presupuesto del Estado burgués para «la salud, la educación, el desarrollo de instalaciones públicas y los fondos de las aldeas administrados por el Consejo Popular» (sic.), como dice el texto anarquista en cuestión. Eso sólo reproduce con otra apariencia y mantiene intactas las raíces del sistema capitalista que se busca derrocar. Ese siempre ha sido el programa de la socialdemocracia. Por el contrario, la revolución social se trata de abolir el valor, el trabajo asalariado, el dinero, la propiedad privada, las relaciones de clase, el Estado y todas las instituciones capitalistas mediante la creación e institucionalización de relaciones sociales comunistas y anárquicas entre los individuos de diferentes territorios. Decimos institucionalización, porque la Comuna es una institución revolucionaria, fruto de la insurrección comunizadora. Y decimos individuos, porque gracias a la revolución social los proletarios dejan de ser tales. El comunismo es la inmediatez social de los individuos.

En fin, solidarizamos con la revuelta actual en Indonesia, pero no la romantizamos. Tampoco romantizamos al anarquismo de esa región ni a este tipo de comunicados y propuestas de su parte al calor de ella.

Una revuelta no es una revolución, menos aún en el actual período histórico-mundial de carácter contrarrevolucionario. Y ningún «ismo» ideológico –en este caso, el anarquismo– puede hacer que lo sea, sino sólo la profundización y extensión del antagonismo de clases a escala histórico-mundial. La anarquía –o el comunismo– es el movimiento real que destruye y supera el orden capitalista y estatal, no una ideología ni una utopía. La revolución puede comenzar con una revuelta; pero, la revolución es una ruptura y un salto con respecto a la revuelta.

Una vez reanudado histórica y mundialmente, en un proceso revolucionario es de vida o muerte romper con la socialdemocracia de todo color en el seno del propio proletariado; en este caso, con la socialdemocracia de color negro. Que sea el devenir del actual movimiento real quien se encargue de hacerlo.

Proletarios Hartos de Serlo
Región ecuatoriana, 2 de septiembre de 2025

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Indonesia: ¿revuelta o revolución?

 
Todos nosotros hemos visto las noticias; sabemos, de alguna manera, lo que ha pasado en Indonesia en las últimas semanas: la imagen del Congreso incendiado, la represión policial brutal y los manifestantes que marchan en fila por miles. Sin embargo, frente a este espectáculo, cabe preguntarse si lo que estamos viendo es una revolución, un levantamiento popular o una mera protesta violenta.

Varias otras agrupaciones de "izquierda", reformistas del capital, guardan silencio frente al hecho violento que implica asaltar un edificio gubernamental y destrozarlo. Tal vez lo hacen porque su deseo es ocuparlo. Lo cierto es que cualquier manifestación forma parte íntegra del proceso de lucha de clases, el cual es inmanente al modo de producción capitalista. La violencia que emana y es visible en los medios no es otra cosa que la respuesta a años de ignominia hacia el proletariado. Cuando la paciencia se agota, este sale a atacar aquello que identifica como el principal responsable de sus malas condiciones de existencia, aquel que lo priva de su libertad.

No obstante, la historia de nuestro continente y de las luchas de los últimos años alrededor del mundo demuestran que no basta con culpar a una "casta" política o a una institución, como el Estado, los congresistas o los grupos de poder. Es necesario superar la situación de protesta y avanzar hacia un proceso que permita la ruptura con la división de clases y transicione hacia un camino verdaderamente revolucionario. En otras palabras, uno que busque abolir el valor, la mercancía que deviene del trabajo asalariado y la explotación.

Definitivamente, no se trata de "una revolución", pues carece de la estructura necesaria para subvertir el orden establecido. El "llamado a las armas" de muchas agrupaciones políticas resulta nefasto, en la medida en que no se presenta una teoría que permita la superación de este modo de producción. Los movimientos violentos —que pueden estar o no justificados—, si carecen de un sustento teórico firme y de bases organizativas que permitan al proletariado constituirse como clase consciente y no solo como pueblo, terminan por generar acciones que desembocan en un mayor estado de represión.

La solidaridad entre los trabajadores frente al asesinato de un manifestante a manos de la policía es legítima e indiscutible, pero hace falta un trabajo más fecundo para que no se trate simplemente de un movimiento espontáneo y anecdótico. Una revolución, en todo caso, no se hace con piedras y consignas. La situación puede escalar —sería ingenuo no pensarlo—, pero eso dependerá de las condiciones del proletariado indonesio. Si no se trasciende lo espontáneo, la violencia quedará atrapada en un ciclo de represión y resistencia sin horizonte transformador.
 
Región peruana, 4 de septiembre de 2025 

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Sobre la revuelta en Indonesia 

Toda revuelta actual es necesariamente contradictoria. ¿Por qué? Porque toda revuelta existente hoy emerge desde las contradicciones y antagonismos de la sociedad del capital. Quienes se rebelan son personas construidas por la socialización capitalista. Su práctica rebelde se mueve en contradicción con las formas sociales del capital. 

Hay quienes, desde un ultraizquierdismo confuso, exigen una conciencia perfectamente radical a quienes participan de la revuelta. Esto es absurdo porque es imposible. Ninguna revuelta emerge con una conciencia radical definida y con un entendimiento perfecto de sus contradicciones, limitaciones y desafíos a superar. Ninguna revuelta emerge todavía, tampoco, dotada de antemano de las herramientas materiales y organizativas necesarias para hacer frente al Estado y la reacción militar de las clases dominantes.  

La revuelta es lo que es porque es la expresión actual de lo posible dentro de las condiciones contemporáneas del sistema capitalista y las contradicciones que son intrínsecas. La revuelta es, por lo tanto, una expresión y un desarrollo del antagonismo propio de la sociedad capitalista. En este sentido, manifiesta la forma necesaria que adopta hoy la posibilidad de una ruptura práctica con el sistema y, con ello, de todas las contradicciones y limitaciones propias de esa posibilidad realmente existente. 

La revuelta en Indonesia nos enseña que el levantamiento de millones es hoy perfectamente posible, que así como no se puede pensar el futuro inmediato del capitalismo sin Gaza, tampoco se puede pensar sin los antagonismos que en Indonesia se desarrollan como revuelta de masas. Las prácticas de la revuelta, similares a las que hemos visto en el mundo en los últimos años, nos indican la forma práctica en que se desarrolla hoy necesariamente la lucha de clase y sus contradicciones intrínsecas. Tenemos que aprender de ella, sacar conclusiones radicales que sean herramientas prácticas para la lucha. Para nosotrxs la insurrección es un arte. 

Nec Plus Ultra
Región chilena, 4 de septiembre de 2025

17 de mayo de 2023

[Ecuador] Juicio político y "muerte cruzada": pugna interburguesa y dictadura democrática del Capital. Se avecina una nueva revuelta

 
El juicio político contra el presidente banquero Lasso que tuvo lugar antes de ayer, 16 de mayo de 2023, en la Asamblea Nacional del Ecuador no es más que una pugna interburguesa y una pantomima democrática: una nueva pelea entre patrones, sus políticos y sus abogados para adueñarse del botín del Estado y del botín del petróleo (ej. FLOPEC), arguyendo que lo hacen "en beneficio del pueblo". Porque el Estado ecuatoriano depende principalmente de la renta petrolera. Entonces, el fondo de este problema en realidad no es político, legal ni mucho menos "moral", sino que es un conflicto de intereses económicos o materiales entre diferentes fracciones de la clase capitalista de este país, en estos tiempos de crisis generalizada, que se está resolviendo bajo una forma política.
 
Por su parte, la izquierda del Capital de todos los colores (verdeflex, arcoíris y rojiamarilla) que, de manera ilusa y oportunista, apoyó el juicio político y dijo estar "vigilante" desde la vereda, también forma parte de esta pugna interburguesa y pantomima propia de la democracia sin comillas, a la cual además dice "defender". Decimos sin comillas, porque la democracia en realidad es la dictadura invisibilizada y normalizada del Capital y su Estado sobre el proletariado. Dictadura democrático-burguesa, entonces, en la que derecha e izquierda no son contrarias, sino complementarias, alternantes... y cómplices, así la izquierda diga lo contrario, tanto dentro como fuera de la Asamblea Nacional. La "muerte cruzada" decretada democrática y legalmente por el derechista Lasso el día de ayer, 17 de mayo de 2023, también demuestra en los hechos y una vez más que la democracia es la dictadura de la burguesía.
 
Por lo tanto, ni juicio político ni "muerte cruzada": no hay nada que apoyar por parte de la clase trabajadora que habita la región ecuatoriana, quien todavía es la gran perdedora y la gran ausente en toda esta situación, porque sus condiciones materiales de existencia se han empeorado, pero al mismo tiempo porque su conflictividad también ha bajado. Sin embargo, cuando ésta aparezca en escena lo hará por otros motivos, con sus propias reivindicaciones y sus propios métodos de lucha. Siendo entonces posible que patee el asqueroso tablero de ajedrez político de la clase dominante y su séquito.
 
Posible escenario "pesimista" en un futuro inmediato: puesto que Lasso ya activó la "muerte cruzada" (Decreto Ejecutivo 741) para no ser destituido de su cargo, con lo cual se convierte prácticamente en dictador civil con el apoyo de las Fuerzas Armadas y la policía, eso podría detonar un nuevo Paro Nacional o revuelta popular en los próximos 6 meses, misma que quizás podría "salirse de control", no sólo al Estado sino a la izquierda, hasta llegar a ser una huelga general e insurreccional. Decimos quizás, porque las condiciones aún no están dadas para ello, pero podría haber sorpresas. Más bien, dado que la burguesía ya se ha blindado, armado y anticipado con sus últimos Decretos Ejecutivos 707 (libre porte de armas) y 730 (militarización del Estado), eso también podría terminar en una masacre de la clase trabajadora que se levante. Masacre cometida no sólo por policías y militares, sino también por paramilitares y sicarios de las bandas de narcotraficantes. Por desgracia, tal como están las cosas de graves en el país, ésto último podría ser lo más probable en tal escenario. Sea como fuere, el futuro es incierto... y turbio.
 
A lo mejor podría darse una revuelta masiva parecida a la que ocurrió hace unos meses en Perú, con la obvia diferencia de que no sería para defender al presidente destituido por el poder legislativo, sino para presionar que se vaya y lo reemplace otro: ya no el actual vicepresidente Borrero, sino... ¿Nebot, Correa o Iza? En cualquier caso, todo seguiría girando alrededor del Estado capitalista y su sistema político-electoral, mientras que los proletarios de todas las "razas" lanzados a las calles seguirían siendo carne de cañón y luego de urna en la pugna interburguesa.
 
Excepto y sólo excepto si es que acontece un desbordamiento de ese posible estallido social, en el cual el proletariado comience a actuar como clase autónoma y antagonista. Lamentablemente, eso no ha pasado en las últimas revueltas, al menos aquí en Ecuador. Y es probable que tampoco ocurra en una nueva revuelta, pero en cambio podría ser su "caldo de cultivo". Porque para ello aún falta más golpes del enemigo (ej. una nueva reforma laboral), batallas y derrotas aleccionadoras como clase; así como también, más rupturas, saltos, "nuevos actores" y sorpresas.
 
Por ejemplo, si es que los trabajadores petroleros de aquí siguiesen el ejemplo de acción directa y autoorganización de los trabajadores petroleros de Irán, haciendo huelgas y tomas a mano propia, porque sólo ellos pueden hacerlo. Lo mismo los trabajadores de los demás sectores estratégicos de la economía. Eso sí sería golpearle al Capital y al Estado donde realmente les duele: en el terreno de la producción de valor y en su tasa de ganancia. Ahí es donde realmente radica y se juega el poder de clase, no en el Palacio de Carondelet ni en la Asamblea Nacional. Todo lo demás es andarse por las ramas. Lo cual no quiere decir que los demás sectores de la clase trabajadora no salgan a luchar. Tienen que hacerlo. Y lo van a hacer, más aún si este gobierno decreta una nueva reforma laboral, tal como ya lo ha anunciado aprovechando la "muerte cruzada". Pero sobre todo, nuestra clase tiene que aprender al calor de sus luchas para no volver a cometer los mismos errores, sino para avanzar o dar saltos hacia adelante.
 
Ahora bien, por más análisis críticos y llamamientos a la acción que hoy hagan las diferentes organizaciones de izquierda (y ultraizquierda) de esta región contra el gobierno del banquero sociópata Lasso, sólo el mismo desarrollo impersonal y contradictorio de la crisis capitalista y la lucha de clases real tendrán la última palabra. Si salimos a las calles a luchar por nuestras vidas y nos juntamos con otros, será como unos nadies más, a hacer lo que se pueda hacer y a aprender lo que se tenga que aprender para próximas batallas como clase. Teniendo siempre presente que la solidaridad, la autoorganización y la acción directa de masas son nuestras mejores armas.
 
Quito, 18 de mayo de 2023

16 de abril de 2023

[Ecuador] ¡Contra el libre porte de armas y la guerra de todos contra todos, formemos comunidades de lucha al calor de una nueva revuelta!

           ¿Para qué el gobierno del banquero sociópata Lasso decretó el libre “porte de armas de uso civil para defensa personal” justo después del juicio político en su contra a fin de destituirlo, en medio de la actual escalada de la violencia asociada al narcotráfico, el desempleo y la pobreza, así como también de la criminalización y represión de la protesta social?

En el corto plazo y visto por encima, para seguir en la presidencia a la fuerza, generando un mayor ambiente de violencia, inseguridad y miedo en las calles que justifique y mantenga su poder actual y la represión estatal en manos de policías y militares. Además, para beneficiar a las empresas que producen y comercializan armas no artesanales, junto a las empresas de seguridad privada que ahora también van a participar en la represión. Y, lo peor de todo, para que los burgueses y pequeñoburgueses violentos de extrema derecha y los lumpenproletarios de las bandas del narcotráfico maten a los proletarios rebeldes y a los proletarios sobrantes, de manera impune y como si fuese una "limpieza social".

Todo esto, es dar más poder a las fuerzas paraestatales que el Estado dice combatir, pero que en realidad son dos tentáculos del mismo pulpo: el terrorismo capitalista. Es una patada de ahogado burgués que afecta gravemente a toda la población de este país, sobre todo a la clase desposeída, explotada y empobrecida.

En el largo plazo y visto a profundidad, el decreto de libre porte de armas en esta región sólo es la gota que está derramando el vaso de una realidad histórica y estructural ya existente: no sólo que la sociedad actual está en descomposición porque el llamado narcoterrorismo la gangrena, y que, en ese sentido, Ecuador ya está a la par de Colombia, El Salvador y México; sino que el capitalismo es la guerra de todos contra todos y que el Estado es la mafia de las mafias; que el capitalismo y su Estado son el mayor crimen organizado contra la humanidad (y la naturaleza); que el sistema capitalista es un sistema de violencia, terror y muerte, aquí y en todo el mundo; y, que o matamos al capitalismo haciendo la revolución social mundial o el capitalismo nos mata como especie humana. El futuro distópico es aquí y ahora.  

En realidad, el capitalismo siempre ha sido mafioso, sólo que ahora su naturaleza se ha desnudado y es más brutal, evidente y escandalosa que antes, debido al creciente poderío del narcotráfico y las redes sociales. Esto no es una anomalía ni una excepción a la regla. No es "narcocapitalismo" ni "narcoestado": eso mismo es el capitalismo y el Estado, así como la democracia en realidad es la dictadura de la burguesía.

Y no es casualidad que esto acontezca bajo el gobierno de un banquero. Los bancos asimismo han existido desde principios del capitalismo y desde entonces han sido mafias de cuello blanco y corbata; pero mafias, al fin y al cabo: el robo y el asesinato para acumular más capital y poder son su “marca registrada”. Antes de y durante su gobierno actual, la mafia de Lasso o del Banco de Guayaquil lo ha demostrado empíricamente una vez más en esta pequeña región del planeta: “Pandora Papers”; “narcogenerales”; masacres carcelarias; redes de corrupción en empresas públicas y privadas; impunidad y hasta indemnizaciones para mafiosos “de alto nivel” (banqueros, políticos, narcos, etc.); “El Gran Padrino”; asesinatos de luchadores sociales, periodistas y testigos clave; este último decreto, etc.

Las diferentes mafias capitalistas siempre han estado en guerra entre sí por dinero, poder y territorio. Dicho de otra forma, no hay capitalismo sin guerra interburguesa. Hoy día en Ecuador, la guerra interburguesa está protagonizada por el gobierno mafioso de la burguesía financiera que vive a costa de la usura de la mayoría de la población vs. las mafias o carteles de drogas de la lumpenburguesía y sus bandas delincuenciales que están compuestas por miles de proletarios sin trabajo ni educación ni futuro de los suburbios. El poder (económico, social, político, militar, etc.) de ambas fracciones de la clase capitalista radica en la explotación y la dominación de todos los sectores de la heterogénea y fraccionada clase trabajadora, la cual también se encuentra en violenta competencia interna por sobrevivir a como dé lugar.

En ese marco, el reciente decreto para el libre “porte de armas de uso civil para defensa personal” en Ecuador (decreto ejecutivo 707) es parte de un mecanismo violento de acumulación de capital frente a la actual crisis de valorización capitalista que, por cierto, está haciendo quebrar a varios bancos y empresas en todo el mundo. Y también es parte de un mecanismo violento de disciplinamiento y reproducción de la fuerza de trabajo colectiva (formal e informal) en aras de esa acumulación de capital en manos de la clase dominante. ¿Por qué?

Porque cuando la economía está en crisis y para prevenir que los explotados, oprimidos y marginados protestemos o nos rebelemos contras nuestras miserables condiciones de existencia, las mafias burguesas dentro y fuera del Estado que están en guerra entre ellas hacen treguas y alianzas temporales bajo la mesa a fin de imponernos su poder de clase mediante el terror, como ya dijimos al inicio, de manera impune y como si fuese una "limpieza social". El Capital, mafioso por naturaleza, destruye todo aquello que no produce valor o que no le produce ganancia. Ya ha pasado en Colombia, Brasil, El Salvador, México, EE. UU., Rusia, Ucrania y todo el mundo. Ahora es el turno de Ecuador y, como también ya lo dijimos, tiene un solo nombre: terrorismo capitalista.

La consecuencia más grave y terrorífica de esta medida estatal es que, precisamente por lo fraccionada y descompuesta que está la clase trabajadora por y para el Capital, la guerra interburguesa abierta que se viene con el libre porte de armas tendrá como protagonistas y carne de cañón a los proletarios sobrantes y los lumpenproletarios que habitan los barrios, los suburbios y las cárceles. A lo que se sumaría la formación de bandas paramilitares de burgueses y pequeñoburgueses psicópatas y violentos de extrema derecha (ya que ellos poseen el dinero para comprar y tener armas), operando junto al ejército y la policía supuestamente "contra la delincuencia" o "por la seguridad ciudadana". Más claro: chapas, milicos, paracos, narcos y delincuentes comunes dándose bala entre ellos, pero también reprimiendo juntos la protesta social. En suma, una guerra civil antirrevolucionaria en las calles de este país. Una guerra de todos contra todos para imponer la paz social capitalista de los cementerios con miles de muertos. Una contrarrevolución preventiva y sangrienta.

¿Qué podemos hacer frente a esta catástrofe acelerada y mortal? ¿Guardar un silencio cómplice? ¿Rezar de rodillas para que las mafias estatales y paraestatales no nos maten en medio de su guerra? ¿Pedirle a la mafia mayor que es el Estado capitalista que nos dé “empleo, educación, salud y seguridad”; es decir, pedirle peras al almo? ¿Armarnos y ser violentos? ¿O más bien practicar la solidaridad de clase, de manera organizada y autónoma, y protestar de esa manera contra la situación actual hasta que la protesta se transforme en revuelta y la revuelta en revolución?

      Nosotros los comunistas radicales afirmamos que nuestra mejor arma es la solidaridad de clase, junto con la autoorganización y la acción directa de masas, en forma de asambleas, consejos y/o comités de proletarios/as en todos los espacios y territorios para defender y transformar nuestras vidas en todos los aspectos: desde la forma de “ganarse la vida”, la alimentación y la vivienda hasta el uso del tiempo libre, las relaciones interpersonales y la salud mental. Unificarnos como clase y formar comunidades de lucha por la vida, al calor de una nueva revuelta.

Asociarnos, cuidarnos e intentar vivir de otra manera mientras luchamos contra el capitalismo, el Estado y todas las formas de opresión (sexual, racial, etc.) es la clave, porque como individuos aislados somos presa fácil de la violencia y la muerte en esta guerra interburguesa. En cambio, durante el Paro Nacional de Junio de 2022 el índice de criminalidad y narcotráfico se redujo debido: 1) a que los narcotraficantes y criminales mayores, los policías y los militares, se vieron obligados a dejar de traficar para reprimir la revuelta; y, sobre todo, 2) a la masividad y la solidaridad propias de la revuelta, pese a sus límites y contradicciones. Porque cuando en las barricadas se combate por la vida y todos “los nadies” comemos gracias a las Ollas Comunes, no hay necesidad de delinquir para los proletarios sin trabajo ni futuro que hoy lo hacen.

Por lo tanto, lo único que puede frenar la matanza civil que se viene con el libre porte de armas es una revuelta masiva y contundente que vaya en contra y más allá de este gobierno burgués mafioso y de las mafias lumpenburguesas de narcotraficantes. Decir “no al libre porte de armas y a la violencia” no es suficiente ni efectivo. A corto plazo, para salvar el pellejo de la gente de aquí es vital hacer un Nuevo Paro Nacional que tumbe este decreto de muerte y este gobierno del banquero sociópata Lasso. Mientras tanto, la violencia y los muertos seguirán en ascenso; sus cifras se dispararán.

A largo plazo, dado que el problema es de fondo y que los látigos de la contrarrevolución a veces ponen a andar a los caballos de la revolución, la solución de fondo, para este y para todos los males actuales, sólo puede ser la Revolución Social Mundial que suprima las causas de toda esta violencia capitalista: la propiedad privada, el trabajo asalariado, el dinero, las clases sociales, el mercado, el Estado, las fronteras nacionales y las opresiones de género y "raza".

Más concretamente, la solución en última instancia es apropiarnos colectivamente de los medios de producción para producir colectivamente y satisfacer las necesidades colectivas, junto con la creación y desarrollo de nuevas relaciones humanas entre los individuos en todos los aspectos. La autoorganización, la acción directa y la solidaridad son y serán nuestras mejores armas para llevar a cabo ese proceso histórico.

Pedirle a la mafia o banda delincuencial mayor que es el Estado capitalista que nos dé "empleo, educación, salud y seguridad", que “garantice derechos” o que “no nos abandone y nos proteja” es pedirle peras al olmo, porque no lo ha hecho ni lo va a hacer, sino todo lo contrario. Así pues, la socialdemocracia o el reformismo de todos los colores es desmentido y superado una vez más por el mismo progreso catastrófico del capitalismo. Muy por el contrario, la solución sólo puede venir desde abajo y sólo puede ser radical: la revolución proletaria para abolir y superar la sociedad de clases.

Sabemos bien que las mafias burguesas dentro y fuera del Estado reaccionarán con suma violencia frente a una revuelta y más aún frente a una revolución, a fin de no perder sus propiedades, sus negocios y su poder, que sólo son tales a costa de la desposesión, explotación y dominación de las nueve décimas partes de la sociedad. Usarán todo su terrorismo. Lo cual, a su vez, obligará a las comunidades en lucha por la vida a tomar medidas de legítima autodefensa (como las comunidades mapuches en la región chilena y los anticapitalistas de Exarchia en la región griega). El pacifismo es cómplice del terror de Estado y lo refuerza. No tiene cabida en una revuelta y mucho menos en una revolución.

Teniendo claro que nuestra mejor arma no es la violencia por la violencia, sino la solidaridad en tanto que germen de un mundo nuevo sin explotadores ni explotados, sin opresores ni oprimidos. De nada o poco sirve una insurrección si no es para producir la comunización de todo lo existente. Dicho de otra forma, la revolución es la combinación de insurrección y comunización, aquí y en todas partes, hasta que todo sea de todos y nadie sea enemigo ni verdugo de nadie. No sería el paraíso en la tierra, pero sí sería una Comunidad humana real, una comunidad de comunidades.

            Esto no es una cuestión de ideología política. Es una cuestión de vida o muerte de millones de seres humanos. La catástrofe capitalista en curso que hoy amenaza con matarnos como especie en el fondo pide a gritos revolución comunista mundial para salvar y transformar nuestras vidas. De lo contrario, la catástrofe actual será cada vez peor o cada vez más insufrible. De lo contrario, nosotros y nuestros seres queridos moriremos violentamente peor que perros de la calle.

El capitalismo es muerte, la revolución es vida. Tomemos partido y actuemos en consecuencia. La protesta y la revuelta con cabeza y mano propias, sin caudillos ni representantes, son los primeros pasos de la revolución. Demos esos primeros pasos aquí y ahora, desde la presente hasta las futuras generaciones.

La rebeldía es la vida, la sumisión es la muerte. ¡Vamos hacia la vida!

¡Formemos comunidades de lucha por la vida al calor de una nueva revuelta!

 Proletarios Hartos De Serlo

Quito, abril de 2023

Versión Volante (PDF)

Se agradece difusión

 

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Traducciones: portugués e inglés

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📻𝗧𝗲𝗺𝗽𝗲𝗿𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼 𝗻𝗿𝗼. 64: 𝗧𝗲𝗿𝗿𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗘𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 𝘆 𝗡𝗮𝗿𝗰𝗼𝘁𝗿á𝗳𝗶𝗰𝗼 𝗲𝗻 𝗔𝗺é𝗿𝗶𝗰𝗮 𝗟𝗮𝘁𝗶𝗻𝗮 (mayo 2023)

Agradecemos a los compañeros de la Biblioteca Alberto Ghiraldo (@bibliotecaghiraldo), de la región argentina, por brindarnos un espacio en el último programa de Temperamento, su excelente y recomendable podcast, para hablar sobre los últimos decretos del gobierno del banquero Lasso (707 o libre porte de armas, y 730 o militarización del Estado), el narcotráfico y la escalada de violencia en la región ecuatoriana. Así como también, sobre nuestro texto al respecto: ¡𝗖𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗹𝗶𝗯𝗿𝗲 𝗽𝗼𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗮𝗿𝗺𝗮𝘀 𝘆 𝗹𝗮 𝗴𝘂𝗲𝗿𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀, 𝗳𝗼𝗿𝗺𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗺𝘂𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗰𝗵𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗮𝗹 𝗰𝗮𝗹𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗿𝗲𝘃𝘂𝗲𝗹𝘁𝗮! [https://bit.ly/3Igl15E]. Concretamente, hablamos sobre el contexto y el contenido de estas leyes, nuestro análisis crítico y nuestra propuesta, desde el minuto 1:12:13 hasta el minuto 1:26:46. Todo esto, con una perspectiva de clase, anticapitalista, antiestatal e internacionalista.

𝗘𝘀𝗰𝘂𝗰𝗵𝗮𝗿▶️: https://bit.ly/3OlxWqu