26 de enero de 2020

Oleada mundial de revueltas y situación revolucionaria

Grupo Barbaria (31/12/2019)
"Viva la insurrección mundial de los proletarios" (Tela protesta Francia 2019)

Este texto es parte de la correspondencia internacional que mantenemos con compañeros de otras latitudes. En concreto, se trata de una respuesta a compañeros de la región argentina, que nos plantean algunas preguntas para profundizar la comprensión de la fase actual de la lucha de clases a partir de las Diez notas sobre la perspectiva revolucionaria y de La invasión alienígena. Para nosotros, la comunicación y discusión internacional entre minorías revolucionarias es una tarea fundamental de nuestra práctica militante.
Creemos que estamos viviendo un período bisagra que acaba con el fuerte período de reflujo que se vivió en la década de los noventa del siglo XX, un período anticipado por las luchas del 2001 en Argentina, Ecuador, Bolivia, 2006 en Oaxaca, 2008 con las revueltas por el hambre, hasta el 2011 mundial y su continuación en el 2013 en Brasil y Turquía.
Para entender mejor el momento en que nos encontramos, nos parece importante diferenciar entre la entrada en un período histórico de revolución social y que estemos ante situaciones revolucionarias. Creemos que estamos en el inicio de lo primero pero falta aún mucho para lo segundo. Es decir, la crisis cada vez más fuerte del capitalismo, el desarrollo de cada vez más humanidad superflua, la crisis de la valorización, etc. van a obligar a los proletarios a luchar en defensa de sus condiciones de vida y a activar luchas cada vez más contundentes y radicales. En este sentido vivimos el inicio de un proceso de polarización social a nivel mundial en el que las luchas van adquiriendo de manera creciente un carácter sincrónico y mundial, alimentándose unas con otras.
Pero estamos ante una oleada de revueltas, rebeliones, etc. No son revoluciones o situaciones revolucionarias donde podamos invertir la praxis del capital, donde estemos en disposición de desarrollar un ataque al capital y a sus relaciones sociales para poder imponer en alguna región del mundo la dictadura del proletariado contra el capital y el Estado. En nuestra opinión aún falta mucho para esto.
Por eso hay que leer lo que está sucediendo no como una fotografía, sino como una película que conocerá flujos y reflujos. Pero es una película cuya trama es la de la polarización social cada vez más intensa y concentrada, el desarrollo de bloques sociales cada vez más antagónicos.
Pensarlo como una película y no como una fotografía nos ayuda a pensar la dinámica en curso, en la que una de las tareas más importantes que tenemos minorías como las nuestras son las de la clarificación programática a través del estudio de las lecciones del pasado, la de la coordinación y comunicación internacional entre diferentes grupos, etc. Este tipo de cuestiones son decisivas. Hoy no se trata de realizar una insurrección victoriosa que acabe con el capital en los lugares más avanzados de la revuelta en curso (Chile e Irak), sino tratar de desarrollar al máximo los niveles de autoorganización y autonomía de clase tal y como existen, y que son una repetición fractal, impresionante, de las revueltas y revoluciones del pasado —en ese sentido, ver las imágenes de la Plaza Tahrir en Bagdad es algo increíble—, así como, sobre todo, realizar una defensa intransigente de nuestras posiciones comunistas y anárquicas: por ejemplo, en Chile necesitamos criticar la asamblea constituyente con toda claridad y contundencia.
La defensa de estas posiciones será decisiva de cara a los procesos futuros venideros. Creemos que estamos en el inicio de un período histórico que irá radicalizándose cada vez más y se irá internacionalizando también con más fuerza. Por eso insistimos tanto en que es importante pensar la dinámica en curso como una película y no como una fotografía, como decíamos más arriba. No se trata de obsesionarse ahora por la insurrección o por los reflujos de los procesos que se viven y se van a vivir necesariamente, como en Ecuador, sino pensar la dinámica en curso, y esta dinámica es revolucionaria y se dirige hacia niveles de antagonismo social cada vez más intensos.
En este sentido, sí creemos que estamos en el inicio de una nueva época de revolución social: una época caracterizada todavía por revueltas y rebeliones y aún no por situaciones revolucionarias en medio mundo, como sucedió hace cien años, en 1919. Estamos en el inicio de una época de revolución social y de oleada revolucionaria como la que atravesó el mundo de 1910 a 1937 —sobre todo de 1917 a 1921— o de 1968 a 1980. Y esta oleada va a continuar y desarrollarse con cada vez más fuerza.
Así, como decíamos antes, un aspecto que destaca de la actual oleada es la enorme sincronización internacional de las revueltas en curso. Por eso creemos poder afirmar que en el futuro se irá fortaleciendo la tendencia a la internacionalización de las luchas por parte del proletariado mundial, una sincronía emblemática en relación a los inicios de las oleadas revolucionarias anteriores, en 1917 o 1968. Sin duda este es uno de los elementos más destacados e importantes del actual seísmo de la lucha de clases. Contra todos los negadores del internacionalismo, la lucha del proletariado será cada vez más internacional.
Lo más importante ahora es cómo se pueden dar las líneas asintóticas que comuniquen el aprendizaje revolucionario del proletariado en lucha y las lecciones programáticas del pasado llevado a cabo por minorías. Es decir, cómo el proletariado se puede constituir en clase, en partido, ir alcanzando una claridad a partir de su propia experiencia que le lleve a desplegar su antagonismo contra el capital y el valor en sus múltiples formas. Y para eso es fundamental el papel de minorías como las nuestras, como parte de la clase. Es esencial nuestra participación en los momentos de las barricadas pero también en los momentos de balance, en el flujo de la lucha de clases pero también en los reflujos que se sucederán. Por eso iniciativas como las que estáis haciendo allá son tan importantes. ¿Cuál es el papel que podemos tener las minorías revolucionarias? Es sin duda uno de los aspectos más débiles en que nos encontramos en esta nueva oleada de lucha de clases internacional. Concretamente, esto significa cómo podemos reforzar la centralización y el debate en torno a posiciones, de experiencias, de balances, etc. entre los diferentes grupos de las comunidades de lucha en los que tienden a organizarse los proletarios revolucionarios e internacionalistas. Y esto implica, en última instancia, fortalecer el papel de la teoría revolucionaria a la hora de saber cuál es la naturaleza del capital para romper con él, el reconocimiento del hilo discontinuo de la historia de nuestra clase y de las lecciones que se pueden extraer de las revoluciones y contrarrevoluciones del pasado, así como ahondar y profundizar en el papel que las minorías podemos tener desde dentro de los movimientos de clase actuales y futuros, criticando las debilidades de nuestra clase y tratando de impulsar hacia adelante los movimientos prácticos y la clarificación en torno a los objetivos generales e históricos del proletariado. Estos aspectos nos parecen decisivos hoy.
Siempre hemos insistído en que nos parece muy importante tratar de analizar las relaciones de fuerza entre las clases. En última instancia un período de contrarrevolución es una época marcada por la paz social y el triunfo absoluto del capital. Son los tiempos normales del capital, de su fetichismo mercantil y de su lógica democrática. Períodos que fueron interrumpidos por otros de lucha de clases intensos, como las oleadas revolucionarias que mencionábamos más arriba. Por eso, sí creemos que estamos saliendo de un período de contrarrevolución y de reflujo social intenso como el de la década de los noventa. Ahora bien, no existe una línea de demarcación neta entre revolución y contrarrevolución. Sobre todo hay que saber que la revolución convive siempre con la contrarrevolución, que las luchas actuales despiertan la contrarrevolución por doquier por parte de la burguesía.
Dicho esto, es muy importante cómo los revolucionarios analizamos las épocas de contrarrevolución para distinguirlas del momento actual. No nos cansamos de repetir que estamos ante el inicio de una época bisagra que deja atrás la fase de reflujo contrarrevolucionario de la década de los noventa, un período que ya fue anticipado con toda una serie de luchas a principios de siglo y sobre todo en el 2008-2013. En cualquier caso, la contrarrevolución de la década de los noventa, que nunca fue absoluta, se puede comprobar en la manera en que se debilitó la perspectiva de superar el capitalismo a través de un proceso revolucionario. Este es el elemento principal de la contrarrevolución de los noventa y que todavía ondea como una pesada sombra sobre las debilidades de nuestra clase en las luchas actuales. En cualquier caso, no creemos que se pueda comparar el reflujo de los noventa con el período contrarrevolucionario que se inauguró a finales de los años veinte y en la década de los treinta del siglo XX, cuando era «media noche en el siglo», y la contrarrevolución se afirmó a través de los regímenes gemelos del fascismo, el estalinismo y los New Deal socialdemócratas: una contrarrevolución que redujo a algunos puñados de minorías aisladas las estructuras proletarias y de clase de la oleada revolucionaria anterior.
En fin, nos es muy útil este tipo de correspondencia para poder aclararnos comúnmente. Esperamos haber profundizado y matizado mejor algunos aspectos. En definitiva, nos parece que estamos solo en el inicio de una nueva época histórica marcada por la revolución, por la polarización social que despertará antagonismos entre las clases cada vez más fuertes y virulentos. Este es el terreno fértil para que nuestra clase se construya como partido, clarificando su perspectiva histórica: su negación como clase para negar el capital y sus relaciones sociales. Pero para eso aún queda bastante, como decía Marx tras la primera oleada de 1848:
Mientras nosotros le decimos a los obreros: tenéis que atravesar 15, 20, 25 años de guerras civiles para cambiar la situación y prepararos vosotros mismos para ejercer el poder, se les dice: tenemos que tomar el poder de inmediato, o nos podemos ir a dormir.
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