24 de mayo de 2015

Tiempo de Ira nro. 3 - Control Total

Recibimos, publicamos y recomendamos: 

Tiempo de Ira. Programa 3 – Control Total


Tercera entrega del programa “tiempo de ira”. En esta ocasión nos ocupamos sobre el tema de la vigilancia y el control que imponen los Estados democráticos con la intención de mantener en orden las relaciones mercantiles y proteger la propiedad privada. Abordamos principalmente el caso de México, en donde desde hace algunos años se han aprobado nuevas leyes que legalizan el espionaje, y refuerzan los sistemas de seguridad (represión) por parte del Estado para contener la lucha proletaria que se ha agudizado. Todo ello es comparado con la cruda descripción que realizó George Orwell en su novela crítica "1984".

Se puede escuchar aquí. 

Más información sobre el programa… Sigue leyendo

18 de mayo de 2015

ANTI-CAPITAL: Nueva publicación comunista anárquica desde Chile

AC1

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Nos ronda una urgencia ¡Esta realidad no da para mas!

Y según nos damos cuenta no somos poc@s quienes nos percatamos de ésto. Incluso algún optimista diría (y quizás muchas veces llegamos a pensarlo) que el mundo capitalista se cae a pedazos: la falta de credibilidad institucional, las crisis económicas y sociales, las revueltas, sin olvidar aquellos innumerables compañeros y compañeras que a lo largo del globo se multiplican, con fuerzas y debilidades (políticas y practicas), y asumen nuestro lado de la barricada; son muchas las “señales” de que el decaimiento de esta sociedad se encuentra en un punto donde quizás no pueda dar vuelta atrás. Aun así, lamentablemente para nosotr@s, el proletariado, la cuestión no es tan simple. La burguesía ha sabido históricamente hacer frente a las distintas crisis que el desarrollo mismo del capital a creado y ha sabido como salir de los obstáculos que tanto nuestra clase luchando, como su realidad orgánica misma, le han presentado (aunque esto signifique interrumpir la paz social de la que tanto hablan y enviar al infierno de la guerra a toda la población proletaria sobrante y así de paso “reactivar la economía”).

Si bien las leyes mismas de la acumulación capitalista le imponen su propio limite histórico a este sistema social, nadie puede afirmar que esta sea la crisis definitiva y final que la critica a la economía política muy bien supo plantear. Pero algo puede marcar la diferencia, y es de hecho quizás, la única “esperanza” posible, y esta es nuestra capacidad humana de poder revertir la situación, de constituirnos los explotados como fuerza social, detener y .aplastar la maquina que permite el normal funcionamiento capitalista y poder ser capaces de crear una nueva y liberadora forma de relación social. El conjunto de la clase explotada, dada su necesidad de superar definitivamente al mundo capitalista que le impone todas sus miserias, es a la vez portador histórico del mundo nuevo que vive fuera de todos los limites que el intercambio mercantil impone a toda la sociedad y por ende radica en su capacidad de comprenderse y actuar como tal la posibilidad de hacer realidad esto.

Esta publicación es una apuesta por eso. Los hechos actuales nos demuestran como la inconformidad aumenta a pasos cada vez mas grandes y hemos visto como el campo revolucionario (aunque no sin profundas debilidades) ha visto su aumento también; hemos sido testigos del movimiento estudiantil, de la revuelta de Aysén, el ancestral conflicto mapuche, del desarrollo del movimiento anarquista, el “nuevo sindicalismo” y el resurgimiento de la ultra izquierda tradicional. Posiblemente esto no parará acá. Aun así el movimiento real que subvierte las condiciones de nuestra existencia no ha sabido ser capas de constituirse como fuerza organizada, como comunidad de lucha y poder desde esta unidad hacer realmente frente a esta realidad de miseria. Aislados cada uno en nuestros discursos y espacios de actividad no podemos dejar de fundirnos en el mar de la alienación total.

¡Y para hacer frente a esto la comunicación y la producción de teoría revolucionaria son cuestiones fundamentales! El activismo ha demostrado con los hechos ser la otra cara de la alienación en su faceta política (su contra cara el teoricismo) y embobados en el frenesí de la coyuntura somos incapaces de crear espacios de comunicación y balance ¡Esta es nuestra contribución a aquello! 

Estamos convencidos de que esta falta de constitución en fuerza pasa principalmente por no comprender esta unidad del proletariado (unidad no en su sentido vulgar, de asociación de gremios, de obreros y estudiantes, de “minorías”, en definitiva, del frentepopulismo) desde donde radica toda su fuerza.

Compañeros, compañeras ¡a publicar y debatir!¡Es en el intercambio de experiencias, criticas y posiciones donde esta la riqueza y la fuerza del movimiento de la revolución!¡A tejer redes, son las formas embrionarias donde la autonomía de nuestra clase puede germinar! ¡Por el comunismo y la anarquía! 

Algunos anticapitalistas, Mayo 2015
contacto: rhf@riseup.net

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En este número:

* 1 de mayo, más de 100 años después.
* ¿Alguien dijo corrupción? Breves reflexiones frente a la polémica.
* IIRSA: logística capitalista y proyectos de modernización portuaria en la región chilena.
* La colonización es total: el imperialismo de hoy es el imperio de la mercancía.
* A Cristóbal Cornejo.
* Breves apuntes sobre la catástrofe en el norte de Chile.
* Condena de 7 años a Tamara Sol.
* Nueva Mayoría refuerza Estado policial con paquete de medidas represivas.
* Los tentáculos de Octopus y las luchas por el espacio en el Biobio.

[Tomado de Metiendo Ruido.
Recomendamos su lectura, reproducción, difusión y discusión.]

17 de mayo de 2015

Notas sobre Venezuela 2015

Venezuela 2015: crisis, protestas, pugna política interburguesa 
y amenaza de guerra imperialista[1]
















 
- Venezuela está en crisis porque el capitalismo está en crisis. Mejor dicho, la crisis capitalista mundial se expresa en forma desnuda, cruda y escandalosamente visible en Venezuela, no solo en lo económico, sino también en lo político, lo social, lo ideológico y, probablemente, en lo geopolítico-militar de aquí a futuro.

- La situación actual de Venezuela es una demostración del fracaso de los gobiernos del “socialismo del siglo XXI” en administrar con éxito la crisis capitalista. (Cabe mencionar que los gobiernos de Brasil y de Ecuador no están lejos de ello.) Lo que pasa es que el Capital y su crisis son ingobernables: es el Capital el que gobierna a la sociedad y por ende al Estado, no al revés. Creer lo contrario es iluso. Pretender realizarlo es reformista. Por el contrario, desde la perspectiva del proletariado revolucionario, al capitalismo y su Estado no se los reforma, se los destruye. El reformismo o la socialdemocracia también es nuestro enemigo.

- Gobiernos como el venezolano son capitalistas y, por tanto, enemigos del proletariado. De hecho, el gobierno del Partido Socialista Unificado de Venezuela-PSUV, como buen capitalista que es, no puede más que “descargar” o “hacer pagar los platos rotos” de la crisis capitalista a los proletarios: desabastecimiento o escasez[2], inflación, subempleo, desempleo, empobrecimiento. Es decir, austeridad y miseria. Dando como consecuencia lógica nuevas protestas callejeras contra tales condiciones materiales de existencia, como las de febrero-abril de este año (y como las de febrero del año pasado, por supuesto). Entonces este gobierno, asimismo como buen capitalista, no puede más que reprimir tales protestas: las leyes represivas “de excepción” aprobadas por el Congreso (la tal resolución 008610, que autoriza a la policía reprimir a balazo limpio las protestas), la consecuente muerte de algunos jóvenes manifestantes a manos de la policía[3], etc. A pesar de que se justifique diciendo que lo hace contra “la derecha desestabilizadora y golpista, en complot con el imperialismo yanqui” e incluso que “lamenta las muertes de esos estudiantes”, queda en evidencia que el gobierno de Maduro –al igual que todos los gobiernos de izquierda- es capitalista y enemigo del proletariado. (Nuevamente, cabe mencionar que Rousseff y Correa hacen esencialmente lo mismo en sus países.)

- Aunque en las protestas del año pasado nuestra clase sí reivindicó sus necesidades materiales mediante acciones directas contra el Capital y el Estado (saqueos, barricadas, pedradas, ataques a sedes de partidos, etc.)[4]; aunque este año ha vuelto a salir a las calles a protestar contra la escasez y “contra el régimen”[5]; y, aunque la miseria y represión que hoy sufre tal vez le haga sacudirse de tantos años de “chavismo” y “misiones sociales”, el problema es que el proletariado en Venezuela –como en muchas otras partes- todavía es débil; es decir, todavía no logra reorganizarse y actuar con autonomía y potencia, con reivindicaciones y organizaciones propias, como una fuerza social real, como clase. Mas no por ello habría que descartar la posibilidad de una explosión de rabia proletaria fuera de control tanto para el gobierno como para la oposición, la emergencia de un proletariado salvaje en Venezuela (en especial desde los “estudiantes” y los “barrios marginales” –ver abajo-), precisamente por las duras condiciones en las que actualmente malvive nuestra clase allí. Al fin y al cabo, en todas partes nuestras necesidades humanas en tanto proletarios, insatisfechas o negadas por la propiedad privada y el dinero, se hallan en contraposición material y total con las necesidades de la acumulación y la administración del capital; de manera que el antagonismo estructural y latente entre la clase capitalista y el proletariado puede, tarde o temprano, estallar; especialmente en situación de crisis, ya que ésta puede, a su vez, recalentar dicho “caldo de cultivo” de la lucha proletaria contra el Capital y su Estado.

- Señalamos a los “estudiantes” (“de bajos recursos”, claro) y a los “marginales” como puntas de lanza de un posible levantamiento proletario en Venezuela, porque –en diferentes formas y grados de participación- han estado presentes y activos en las protestas de los últimos años y meses en ese país.[6] Cabe agregar que tanto los unos como los otros son parte del proletariado aunque el Capital los encasille de esa forma sociológico-ideológica y aunque no se asuman todavía como proletariado (de allí que encomillemos ambos términos). Que tiemble entonces la clase dominante cuando lo hagan al calor de la misma lucha de clases. Esto no quiere decir que sean los únicos sectores que pueden protagonizar una revuelta proletaria en Venezuela. Potencialmente, también están los desempleados y los subempleados o “informales” de las calles, que en Venezuela -y en América Latina en general- abundan en su miseria[7], y que además son los que “viven” en barrios “marginales”[8]. Así como los proletarios “indígenas” y “campesinos” de otras provincias, quienes ya se han enfrentado varias veces a las empresas petroleras, mineras, de carbón y al guardián de éstas: el Estado.[9] Y diversos sectores más de la clase trabajadora que han protestado por cuestiones reivindicativas: despidos, salarios, servicios, etc.[10] La lucha de clases real será la que tenga la última palabra.

- Hemos dicho que una revuelta proletaria en Venezuela es una posibilidad y no algo “inevitable”, porque pensar esto último sería -por lo menos- mecanicista y guardar falsas expectativas. Además, porque sería absurdo e irresponsable no advertir que tanto el gobierno como la derecha venezolanos bien pueden -como siempre- pescar a río revuelto o “acumular” mucho política y socialmente en la situación actual. El gobierno de Maduro porque, de hecho, ya está aprovechando la amenaza de EE.UU. contra Venezuela (ver abajo) para blindar aún más su maquinaria estatal y para ocultar o hacer pasar a segundo plano su crisis y lucha de clases interna, llamando al “patriotismo”, la “soberanía”, la “solidaridad antiimperialista” y de paso a sacrificarse por “la economía nacional”.[11] Y la derecha venezolana (representada en la llamada Mesa de Unidad Democrática-MUD), porque obviamente está respaldada por el imperialismo norteamericano y porque, en caso de invasión, éste la repondría en el poder político. (La historia política regional y mundial demuestra que esto es así y no hay que engañarse al respecto.) Frente a esto, aclaramos que la ruptura y autonomía proletarias que consideramos necesarias y posibles de aparecer en Venezuela, no sólo serían afuera y en contra del gobierno de izquierda de Maduro o de la burguesía “bolivariana”, sino también afuera y en contra de la oposición de derecha venezolana, de esa burguesía “oligárquica”, rancia y ultra-reaccionaria. No sólo afuera y en contra de tal o cual fracción del Capital-Estado, sino afuera y contra todo el Capital-Estado mismo. Todo lo cual en este caso concreto significa e implica no participar en la pugna política interburguesa gobierno vs. oposición, no hacerle el juego, desbordarla, romperla, asumiendo la lucha de clases para defender, generalizar e imponer sus necesidades humanas sobre las del Capital, sus propias reivindicaciones de clase mediante sus propias estructuras de lucha. Lo que, a su vez, podría conducir(se) a una revuelta y luego a asumir la necesidad de luchar por la revolución social o total; no por una revolución política, parcial, burguesa (que la derecha retome el poder político o que la izquierda lo mantenga), ni mucho menos en la guerra imperialista como carne de cañón (en caso de que EE.UU. invada Venezuela). De existir o de emerger minorías revolucionarias militantes y activas en Venezuela –de lo cual aún no tenemos señales reales y convincentes-, esa debería ser una de sus tareas principales del momento. ¿Ó será acaso que el proletariado en Venezuela –incluidas sus minorías radicales- sólo reaccionará y luchará contra sus enemigos mortales de clase cuando la guerra lo esté matando por miles en las calles y fronteras, ya no sólo de hambre sino a balazos por parte de ambos Estados?

- También consideramos necesario que nuestra clase en Venezuela luche afuera y en contra de las “extremas” izquierdas del capital opositoras a ese gobierno y a esa derecha: marxistas-leninistas, “libertarias” y pseudocomunistas-pseudointernacionalistas. Las primeras, con su típica propuesta politicista-partidista (leninista) y estatista-capitalista (socialista) de siempre, en cualquiera de sus variantes: estalinistas, trotskistas, etc. Las segundas, con su propuesta de falsa autonomía, “economía cooperativa, autogestión, democracia directa y asamblearia, libertad de opinión e información”,[12] o sea gestionismo socialdemócrata en versión “libertaria” y light. Por su parte, la sección de la corriente “comunista” “internacional” en ese país no deja de ser harina del mismo costal con su propuesta de “luchas masivas” y “asambleas obreras”, que no es sino su forma pseudoproletaria y pseudorevolucionaria de tapiñar su obrerismo, sindicalismo, reformismo y pacifismo no superados. Y ni qué decir de los otros pseudocomunistas pseudointernacionalistas de ese país que todavía siguen guardando esperanzas en los “sindicatos de base” y en su “poder de movilización”, a los cuales sólo les faltaría dejar de luchar por “banderas burguesas” y convertirse en “correa de transmisión de la política revolucionaria” (sic.)[13]: no son más que una “bazofia ecléctica” (Engels) entre la primera y la tercera izquierdas del capital criticadas aquí brevemente. En pocas palabras: ruptura y autonomía de nuestra clase frente al sistema, sus defensores y sus falsos críticos u opositores de izquierdas. Al fin y al cabo, la lucha del proletariado siempre termina desbordando a las organizaciones izquierdistas, y la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos.

- Por el momento, en los hechos se impone la falsa pugna interburguesa izquierda vs. derecha o gobierno vs. oposición, en el plano nacional venezolano; y, después de que Obama declarase “amenaza para la seguridad nacional” de EE.UU. al gobierno de Venezuela en marzo de este año, también la falsa pugna interburguesa entre “gobierno soberano, bolivariano y antiimperialista” vs. “imperialismo yanqui”, en el plano internacional. ¿Por qué falsas y por qué interburguesas? Porque la historia demuestra que tanto izquierda y derecha, como soberanía  e imperialismo, no son más que distintas formas y/o vías de gestionar el Estado y el Capital en general en ambos planos, según sea la posición de poder internacional de tales o cuales países en el sistema capitalista mundial. En nuestro caso, todos los gobiernos socialistas, nacionalistas y antiimperialistas que han existido han sido, son y serán capitalistas (nunca abolieron los fundamentos y relaciones sociales capitalistas); diferentes en forma pero no en contenido a sus rivales de derechas e imperialistas. Sus pugnas, incluidas sus guerras, son inherentes, inevitables y necesarias para que este sistema funcione y sobreviva: el capitalismo no puede existir o ser tal sin competencia y sin guerra. (Además, no ha habido guerra de defensa de la soberanía nacional o/y de liberación nacional que no haya sido parte de una guerra inter-imperialista.) Pero estas pugnas intercapitalistas sólo seguirán ocupando el papel protagónico hasta que el proletariado reaparezca en escena con fuerza y autonomía. Entonces, ambos bandos burgueses ahora adversarios se unirían sin tapujos ni apariencias en un solo partido -el de la reacción y la democracia- contra nuestra clase, porque ambos son en esencia lo mismo: ambos son capitalistas y ambos son nuestros enemigos. Precisamente ese es uno de los objetivos principales de la guerra intercapitalista y –en  caso de darse en Venezuela- de la guerra imperialista (ver más abajo).

- Dicho cuadro en ciernes sería aún más catastrófico si China y Rusia decidiesen apoyar –incluso militarmente- a Venezuela, no por “afinidad ideológica” ni “antiimperialismo”, sino porque ambas potencias orientales en ascenso tienen fuertes intereses económicos y geoestratégicos que cuidar en ese país, y en Sudamérica en general. Por su parte, como en los últimos tiempos EE.UU. ha perdido terreno y poder en otras regiones, hoy regresa a ver a su “patio trasero” de siempre para usarlo como “comodín” de su política de supremacía “unipolar” en declive. Entonces, no sólo estaría en disputa el petróleo y el control territorial, sino parte de la misma hegemonía mundial. ¿Libia, Irak o/y Ucrania en Venezuela? Tal vez. Sea como fuere, suenan tambores de guerra imperialista en Sudamérica, mejor dicho de invasión militar estadounidense a territorio del Estado venezolano –y de paso, a territorio del Estado colombiano, so pretexto de “la guerra y el narcotráfico”-. Lo cierto es que, junto con los últimos hechos en Brasil, la tácita amenaza de guerra de EE.UU. contra Venezuela marca el ingreso de Sudamérica en “la situación de caos sistémico que atraviesa el mundo”.[14] Sin lugar a dudas, éste no es un hecho más ni aislado, sino un hecho de relevancia y trascendencia histórico-internacional que merece la atención y el posicionamiento de lxs revolucionarixs de todos lados, que es precisamente lo que se pretende en el presente texto.

- La “violación a los derechos humanos” por parte de este gobierno de izquierda -¡¿qué Estado no lo hace? ¡Hipócritas!- no es más que un pretexto verosímil para ello. EE. UU. ya esgrimió similares excusas hace sólo unos años sobre Libia e Irak para tal efecto –y lo hizo también en vísperas de algunas guerras durante el siglo XX.[15] No es “falta de democracia” –como también insinuó Obama en su discurso en la última Cumbre de las Américas-, sino que en todas partes es la misma democracia la que reprime, encarcela, tortura, asesina, porque la democracia en realidad es la dictadura “legal y legítima” del capital sobre el proletariado.  Recordemos que también con dicho pretexto EE. UU. ha hecho ya varias guerras en distintas regiones periféricas o “no-occidentales” del planeta. Entonces ¿lo quiere hacer por el petróleo? Claro que sí, considerando las grandes reservas de “oro negro” que posee Venezuela, así como también los grandes negocios petroleros entre la “boliburguesía” y Chevrón, en el sentido de monopolizar el mercado petrolero internacional en esta región (como decía Marx, competencia y monopolio no son polos antagónicos sino complementarios, los dos lados de la misma moneda. Y como suelen decir los burgueses y sus economistas: “en los negocios no hay amigos”). Más en el fondo aún, considerando que el petróleo es energía y la energía es la sangre de la economía, es decir sería un lucrativo negocio per se así como una válvula de escape para la actual crisis capitalista mundial. Algo que, sin embargo, le saldrá “más caro” y catastrófico a futuro debido a la actual “crisis del petróleo”[16] y a todos los desastres y conflictos que éste acarrea. Con todo, el petróleo no es todavía la causa principal de este drama o tensión internacional en la región.

- La burguesía estadounidense y El Pentágono no son tontos ni se quedan de brazos cruzados. Todo lo contrario. Si ni un gobierno de izquierda ni la oposición de derecha han sido capaces de administrar la crisis capitalista (que –reiteramos- no sólo es económica, sino política, social e ideológica) en un pedazo importante de su “patio trasero”, crisis mundial que con tanta crudeza se expresa en Venezuela, y en la cual para nuestra clase –que es la que sostiene a esta sociedad con su trabajo explotado y además es la mayoría de la población- sólo existe miseria y represión; entonces, existe también el “riesgo” de que en ese país el proletariado –ese “fantasma” que tanto teme toda burguesía- reemerja con explosividad y fuera de control, como una fuerza real, autónoma e indómita. Acaso una potencial “revuelta del hambre” y contra el Estado en Venezuela, es decir contra el orden capitalista, que es mundial. Ante semejante amenaza, EE.UU. no puede dejar de cumplir su rol de gendarme o policía asimismo mundial: tendría que invadir Venezuela. Y tal vez no espere a que tal potencial revuelta acontezca, sino que lo haría para “prevenirla”. En conclusión, la guerra imperialista se hace –como siempre- para aplastar toda tentativa revolucionaria y repolarizar el poder de la burguesía. La guerra es siempre guerra contra el proletariado. En este caso específico: se trata de reequilibrar por la fuerza las pugnas interburguesas derecha vs. izquierda e imperialismo vs. soberanía nacional/regional, a fin de encubrir y “neutralizar” la contradicción fundamental y real, de fondo: el antagonismo burguesía vs. proletariado. Guerra intercapitalista y luego guerra imperialista para aplacar la guerra de clases y la amenaza de insurrección y revolución social.[17] Mediante la guerra, todas las fracciones y fachadas del Capital-Estado (derechas e izquierdas, imperialistas y antiimperialistas, fascistas y antifascistas, etc.) pretenden imponer la paz social e imperial de los cementerios sobre nuestra clase proletaria, su principal y verdadero enemigo mortal.

- Ahora bien, EE.UU. haría la guerra imperialista a Venezuela no sólo por la amenaza de un proletariado salvaje en ese país, sino porque ya tiene uno en potencia “en casa”: el movimiento desatado en Ferguson desde agosto del año pasado, a tal punto que a fines del año pasado se registraron protestas en aproximadamente 200 ciudades estadounidenses, y, al momento de escribir estas líneas, la incendiaria revuelta de Baltimore. Es decir, EE.UU. lo haría también para fortalecer y ganar la guerra al proletariado que vive y lucha dentro de su propio territorio: por ejemplo, enlistando en las filas del ejército a proletarios jóvenes –negros, latinos y blancos- para que vayan a matar y morir en otros países, y así evitar tenerlos como “vagos” y “vándalos” en las calles. Lo cual paradójicamente podría resultarle un boomerang, habiendo ya unos cuantos indicios o muestras de ello.[18] Este es otro hecho que justifica la importancia que tiene hoy en día la relación internacional entre Venezuela y EE.UU. así como la situación interna de ambos países, en el sentido de manifestar la dialéctica histórico-concreta entre guerra de clases y guerra imperialista.

- Por ese mismo hecho, el único que puede parar y revertir la guerra imperialista comandada por EE. UU. en prácticamente todo el mundo, es el proletariado no sólo de los países en guerra –real o potencial- sino el proletariado de todos los países y todas las regiones, de todos los “colores” o “razas”, actuando como una sola fuerza mundial e histórica contra un solo enemigo: el Capital-Estado mundial. El único modo para acabar realmente y de raíz con la guerra y con el capitalismo es la revolución proletaria mundial. Pero para eso, primero es necesario que nuestra clase se asuma como lo que es, como proletariado, como clase antagónica al Capital; que supere sus separaciones (nacionales, raciales, sexuales, ideológicas, etc.) impuestas por éste; que se reapropie de su programa histórico y luche por imponerlo; que pelee por sus propias reivindicaciones con sus propias formas de asociación y métodos de lucha de clase; que asuma que no tiene patrias y que practique el internacionalismo proletario, luchando contra “sus propias” burguesías y Estados nacionales, así como contra todo nacionalismo y regionalismo (lastres ideológicos-identitarios tan arraigados en América Latina); que a la guerra imperialista le oponga el derrotismo revolucionario[19] y la transforme en guerra de clases revolucionaria y mundial. Hace falta sujeto revolucionario. Pero éste sólo se reconstituye al calor de la misma lucha de clases y, según demuestra la historia, después de muchas derrotas. ¿Cuántas derrotas más serán necesarias, hermanos proletarios de todo el mundo?

- El problema es que nos queda cada vez menos tiempo como humanidad y como planeta para la revolución social y mundial, en vista de que el capitalismo ha llegado a tal grado de progreso y por tanto de catástrofe general y global (crisis económica, crisis ecológica, guerras, caos sistémico mundial, etc.) que amenaza con exterminarnos a ambos en las próximas décadas. Al parecer, esta vez la guerra nos va a tocar también a los proletarios que vivimos en este lado del charco, no sólo en Venezuela, sino que los Estados de los países vecinos se involucrarían de algún modo y a los proletarios que vivimos en ellos también nos salpicaría la sangre de nuestros hermanos de clase masacrados en esa potencial guerra. Por lo tanto, esta vez desde Sudamérica exclamamos: “Proletarios de todos los países: ¡Unámonos! Ultima llamada.”

- Tal vez nos estemos adelantando a los hechos, pero si tal cosa no llegare a concretarse, o sea si EE.UU. no invade Venezuela, igual lo exclamaríamos y lo seguiremos exclamando porque hoy en día –como siempre-, mírese por donde se mire, estamos en guerra. El Capital y su Estado siempre han estado, están y estarán en guerra permanente contra nuestra clase para mantenernos explotados y dominados, divididos y débiles, anulados y destruidos como clase. Entonces, para defender y recuperar nuestra vida, es hora de que los proletarios asumamos la guerra de clases y se la hagamos a ellos. En todas partes. Y hasta el fin... ¿Ó –insistimos- será acaso que el proletariado en Venezuela, incluidas sus minorías radicales, sólo reaccionará y luchará contra sus enemigos mortales de clase cuando la guerra lo esté matando por miles en las calles y fronteras, ya no sólo de hambre sino a balazos por parte de ambos Estados? Esperamos que no. Esperamos que reaccione antes. Sea de ello lo que fuere, insistimos también en que estamos en guerra de clases y que hay -habrá- que asumirla, tarde o temprano...

Proletarios que viven en Venezuela y en todas partes:

¡Ni gobierno, ni oposición, ni invasión!
¡Ningún sacrificio por ninguna nación!
¡Contra la guerra intercapitalista e imperialista:
lucha de clase autónoma, anticapitalista, antiestatal e internacionalista!
¡Revolución Proletaria Mundial o Muerte!

Proletarios Revolucionarios
Quito, abril-mayo 2015







[1] Presentamos sólo unas notas o apuntes sobre esta situación porque se trata de una realidad en movimiento, contradictoria y en ciernes. Sin embargo, intentamos ir más allá de lo inmediato y lo local, proyectando nuestro análisis al largo plazo y lo mundial. Intentando, a su vez, sintetizar varios niveles de concreción y de abstracción. Las publicamos para estimular la discusión revolucionaria internacional sobre Venezuela y para que sean contrastadas con los hechos que se vayan dando. [Decir también que este texto será publicado -una vez mejorado o editado- en un próximo número de Ellos no pueden parar la revuelta.]

[2] De hecho, hoy día en Venezuela toca hacer largas filas para poder adquirir bienes de consumo básico, lo cual se ha vuelto un drama cotidiano. No sería de sorprenderse que algún momento haya saqueos.


[4] Ver El mito de la izquierda se cae de maduro y Apuntes sobre Venezuela 2014 en el nro. 1 de esta publicación. [Nos referimos a Ellos no pueden parar la revuelta]

[5] Sin desconocer la carga ideológica que esto tiene, mejor dicho el peso de la ideología dominante y de la oposición de derecha en estas protestas. Por supuesto, esto es una debilidad de nuestra clase que hay que criticar y superar.


[7] Ver http://periodicoellibertario.blogspot.com/2015/04/sobre-empleo-desempleo-y-condiciones.html. Aquí cabe decir que no compartimos el enfoque de la fuente citada, sino que sólo rescatamos alguna (contra)información que publica.

[8] Ver http://periodicoellibertario.blogspot.com/2015/04/dos-cronicas-para-contribuir-al-balance.html. Aquí cabe agregar que en estos barrios existen bandas parapoliciales motorizadas, tanto del gobierno de izquierda como de la oposición de derecha, que patrullan las calles, amedrentan y hasta reprimen a los pobladores.



[11] De paso, criticamos y expresamos nuestro repudio a todos aquellos izquierdistas latinoamericanos que comparten esta posición burguesa, y reafirmamos aquello dicho por unos compañeros: ¿Antiimperialismo? ¡Internacionalismo!




[15] No olvidemos que, en este sentido, la guerra siempre ha sido uno de los perversos mecanismos del capitalismo mundial para gestionar y remontar su crisis, reactivando la valorización y acumulación de capital mediante la industria bélica (la “economía política de la guerra”) y la destrucción de infraestructura y proletariado sobrantes –para el capital, claro está. Crisis y guerra son inseparables, demostrando que el capitalismo es un sistema de muerte.

[16] La cual, dicho sea de paso, no es sólo una crisis de su precio ni a causa de la competencia internacional por el mismo, sino que fundamentalmente es una crisis de valorización de esta mercancía-materia prima energética tan importante para la economía capitalista llamada petróleo. Por lo tanto, es un síntoma de la crisis capitalista mundial.

[17] Esto ya pasó, por ejemplo, en la ex-Yugoslavia a mediados de la década de 1990, y sobre todo en Irak tanto en esa misma década como en la primera década de este siglo. No se diga en las segunda y primera “guerras mundiales”. Hoy no es la excepción: ahí están Palestina, Siria y Ucrania como muestras. La naturaleza de la guerra capitalista e imperialista es invariante. La posición revolucionaria contra la misma, también. (Ver nota 19.) 

[18] Ver Ferguson-EE.UU.: guerra de clases con forma racial en “las entrañas de la bestia” en esta misma revista (texto inédito aún). 

[19] Ver “Invarianza de la posición de los revolucionarios frente a la guerra - Significado de la consigna de siempre de derrotismo revolucionario” en Comunismo No. 44: Contra la guerra y la paz capitalistas: http://gci-icg.org/spanish/44.pdf. En el artículo sobre Ucrania publicado en el nro.2 de esta publicación, también se habló un poco al respecto. 

1 de mayo de 2015

1° de Mayo Proletario, Internacionalista y Revolucionario

N. del E.: A continuación, publicamos algunas expresiones escritas de la lucha del proletariado internacional e internacionalista que hemos recibido en estos días desde distintas latitudes a propósito de esta histórica fecha, en la cual no se "celebra" el "día del trabajo" ni el "día del trabajador" (sólo el Capital-Estado y sus izquierdas lo hacen porque viven a costa de explotar y gestionar nuestra fuerza de trabajo), sino todo lo contrario: se recuerda la lucha proletaria contra el trabajo asalariado, contra la esclavitud moderna. Lucha que, desde aquel 1° de mayo de 1886 hasta la fecha, ha continuado, continúa y continuará mientras aquella exista y hasta abolirla mediante -y sólo mediante- la revolución social mundial, para que entonces la actividad humana -colectiva e individual- nunca más vuelva a ser organizada como trabajo y mercancía ni para obtener ganancia, sino para satisfacer las necesidades humanas y la vida en general.
Sí: somos trabajadores que odiamos trabajar, pero nos vemos obligados a hacerlo porque en esta maldita sociedad del Capital no tenemos otra forma para poder comer y dar de comer a lxs nuestrxs. Por eso mismo odiamos el trabajo y luchamos y lucharemos contra él hasta abolirlo de manera revolucionaria, no como individuos ni grupos, sino como clase: social, histórica y mundialmente. Con lo cual, también nos aboliremos como clase trabajadora para ser una comunidad humana real mundial, sin explotadorxs/opresorxs ni explotadxs/oprimidxs; para vivir el comunismo en anarquía. (Ver más al respecto en Nuestra (auto)crítica del trabajo.)
Por otra parte, aún no hemos encontrado textos -al menos no en español- sobre la revuelta de Baltimore-EE.UU. durante esta semana y sobre los fuertes enfrentamientos entre manifestantes y policías que hubo hoy día en Milán-Italia; pero, con los ojos y los pechos llenos de sus llamas incendiarias, enviamos nuestros saludos internacionalistas a ambas luchas actuales de nuestra clase contra la bestia capitalista y contra nuestra propia condición de clase explotada y oprimida, ya que el proletariado sólo se afirma en su negación y no tiene que "aportarle" a esta sociedad nada más que su total destrucción.

***

PROLETARIO/A: ¡EL TRABAJO NO TE DIGNIFICA, TE ESCLAVIZA!
1° DE MAYO: ¡NADA QUE CELEBRAR! 
¡ABAJO LA ESCLAVITUD ASALARIADA!

Cuando trabajamos, no nos alcanza el dinero ni el tiempo para satisfacer realmente nuestras necesidades humanas, para vivir de verdad. Y cuando estamos desempleados, tenemos tiempo pero casi nada de dinero para sobrevivir. Con o sin trabajo, estamos jodidos: en el capitalismo –o sea, en la democracia- somos libres e iguales para ser explotados o para reventar de hambre, debido a la propiedad privada y al carácter mercantil de todo. 

La jornada laboral es el tiempo en el que trabajamos para enriquecer a otros, no es un tiempo de vida para nosotros. “El trabajo mata, el trabajo paga...el tiempo pagado no se recupera nunca más”, porque no nos pertenece. Y el “tiempo libre” o de “ocio” en realidad es el tiempo en el que recuperamos energías para seguir trabajando, para que nos sigan explotando. Con o sin trabajo, somos explotados, somos esclavos asalariados, ciudadanizados, enajenados con cualquier mercancía y cualquier ideología. Proletario: tu vida es una mierda... y lo sabes.  

Pero, en medio de esta mierda, no todo está perdido. Necesitamos y despreciamos el trabajo al mismo tiempo. Somos la clase que vive del trabajo pero que también resiste y lucha contra él. En medio del individualismo y el conformismo, también tenemos prácticas de solidaridad y antagonismo de clase. Somos la contradicción viviente que sólo luchando por reapropiarnos de nuestras vidas destruirá este sistema que nos las roba y nos mata. Luchando como clase revolucionaria contra nuestra propia condición de clase explotada y dominada hasta abolirla. 

La burguesía, el empresariado o la patronal es la clase de nuestros explotadores. El Estado no es neutral, es de ellos y para ellos. “Estado y patrón: ¡el mismo ladrón!” Por eso reprime la protesta proletaria. Incluso teniendo administradores de izquierda. Entonces, el gobierno y los sindicatos también son nuestros enemigos, porque su función es dirigir y gestionar la explotación y el control de nuestra fuerza de trabajo colectiva en nombre del “progreso”, la “patria” y el “trabajo digno”, ¡como si nuestra explotación fuera digna! ¡Malditos h”#$%&/()=! 

Las medidas de austeridad que hoy aplica el gobierno de Correa son un ataque del Capital en crisis contra nuestra clase para empeorar nuestras condiciones de existencia -de por sí ya precarias-, y así “salvaguardar” a su clase: la clase capitalista. Mientras que las reformas que piden tanto la derecha como la izquierda no mejorarán ni eliminarán tales condiciones, además que su función es representarnos para mantenernos dominados y explotados. Por eso la pugna política entre gobierno y oposición es inter-capitalista; ¡derecha e izquierda: la misma mierda! 

Proletarios/as: somos nosotros los que producimos y hacemos funcionar todo en esta inhumana y absurda sociedad del Capital. Por lo tanto, todo debería pertenecernos para poder satisfacer nuestras necesidades y ya no las ganancias de los capitalistas. Si para ese fin nosotros decidiésemos dejar de trabajar y más bien tomarlo y transformarlo todo, ellos dejarían de tener todo lo que tienen a costa y en contra nuestra. Asimismo, sin desempleo no existiría mercado laboral ni “empleo” asalariado ni capital o “riqueza”. Sin desempleo no habría capitalismo y viceversa. Por lo tanto, para acabar con el desempleo y la pobreza hay que acabar con el trabajo asalariado. 

Para ello sólo la Lucha o Acción Directa es el camino, es decir sólo la lucha directa contra la explotación directa, así como el combate directo contra la represión directa. La lucha sin intermediarios de cualquier “línea política” e ideología: afuera y en contra de sindicatos, partidos, frentes, ongs, iglesias, etc. La lucha por nuestras propias reivindicaciones de clase con nuestras propias asociaciones de clase, a fin de defender y luego imponer nuestras necesidades humanas sobre las del Capital. La lucha proletaria autónoma, radical y violenta para resistir, atacar y destruir el trabajo, la propiedad privada, la mercancía, el valor, la burguesía, los políticos, los sindicalistas, la prensa, la policía, las leyes, las clases, los Estados, las patrias, las guerras y las religiones... todo. 

Y el 1° de Mayo también tenemos la memoria como arma, ya que no se “celebra” el “día del trabajo” ni el “día del trabajador”. Todo lo contrario: fue una sangrienta jornada de lucha proletaria contra la explotación asalariada y su guardián, el Estado. Una histórica lucha clasista, anticapitalista e internacionalista. Por eso, proletarios/as: recordemos esta fecha luchando contra la esclavitud asalariada y el terror estatal, así como contra las derechas y las izquierdas del capital, aquí y en todas partes. Peleando por la revolución social y mundial.  

¡NO QUEREMOS AUSTERIDAD NI MIGAJAS: LO QUEREMOS TODO!
¡LUCHA ORGANIZADA SIN INTERMEDIARIOS SINDICALES NI POLÍTICOS!
¡NO PELEEMOS POR SUS INTERESES, PELEEMOS POR NUESTRAS VIDAS!
¡CONTRA EL TERRORISMO PATRONAL Y ESTATAL, VIOLENCIA PROLETARIA!
¡A LA HUELGA GENERAL Y SALVAJE! ¡A ENCENDER Y EXTENDER LA REVUELTA!

Grupo de Desempleados Cabreados

Kito, 1° de Mayo de 2015


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FOLLETO: ¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIAL!


Repropiándonos de las luchas revolucionarias del pasado, así como defendiendo e impulsando las expresiones de ruptura revolucionaria del presente preparamos ¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIAL! para este 1° de mayo. Para agitar, reflexionar y mantener a contraccoriente de las modas actuales la invarianza de la necesidad y posibilidad de revolución social desde una firme posición proletaria y por tanto internacionalista y anticapitalista.

Incluye:
El trabajo no dignifica (boletín La Oveja Negra nro.8) 
¿Por qué internacionalistas? (boletín La Oveja Negra nro.8)

Hablar de revolución fuerte y claro para poner en común la necesidad de enfrentar a la burguesía con otros deseos, otras necesidades...  ¡Por el comunismo y la anarquía siempre!

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FOLLETO: LA TRAGEDIA DE CHICAGO (RICARDO MELLA)


Presentamos a continuación esta reseña histórica escrita en 1889 por Ricardo Mella (Vigo, España. 1861–1925), donde, si bien el autor expresa sus pareceres, dedica mayor espacio a publicar las posiciones, los sentimientos y la agitación de los protagonistas de los hechos acontecidos en Chicago. Realizado sólo tres años después de los sucesos, este material histórico recoge las palabras pero también la tensión y el calor del momento. Y por eso lo hemos escogido.

Hoy, 129 años después, las palabras de aquellos compañeros pueden parecer desubicadas, así como inocentes y simpáticas para unos y hasta ridículas para otros. En más de un siglo se han sucedido muchos cambios, pero lo fundamental que señalan estos revolucionarios continúa intacto: la existencia del Estado, la dominación burguesa, la ley como arma de los poderosos, la policía al servicio de los intereses del Capital, el capitalismo como un sistema que desprecia la vida. Claro que nos encontramos ante un panorama aparentemente distinto, donde cualquiera puede señalar desde la televisión los cambios urbanísticos, desde las nuevas técnicas de Estado el sofisticado control social. El resultado de todo esto no es sólo un perfeccionamiento de la opresión sino también una normalización de la obediencia y el conformismo. Esto naturalmente hace que no se puedan calcar con exactitud los mismos planes que tenían los compañeros en el pasado pero cabe recordar una y otra vez que los objetivos siguen siendo los mismos y los enemigos que se interponen en el camino también, luzcan galera y bastón, traje y corbata o vistan a la última moda.

Ya que no contamos con una edición original en papel hemos extraído este texto de la web La Antorcha. En otros sitios de internet puede encontrarse con los nombres: Los mártires de Chicago o El crimen de Chicago, desconocemos cuál es el nombre original. Avisamos también que por razones de espacio hemos suprimido algunos fragmentos que redundaban sobre lo expuesto.  

¡Viva el 1° de mayo!
¡Viva la revolución social! 

1° de mayo internacionalista, anticapitalista y revolucionario.
Rosario, región argentina, 2015.

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1° DE MAYO ANTICAPITALISTA, INTERNACIONALISTA Y REVOLUCIONARIO
Otro primero de mayo nos encuentra conmemorando la lucha de aquellos trabajadores de Chicago que en 1886 dejaron sus vidas por lo que creían urgente y necesario: la lucha contra la explotación del Capital.

Hoy, aún sentimos esa urgencia y esa necesidad de luchar contra lo que nos oprime y explota día tras día desde hace siglos, de luchar por destruir completamente de una vez y para siempre este sistema que produce valor a costa de nuestras vidas y nuestra humanidad.

¿Por qué creemos indispensable que en este primero de mayo nuestra lucha se afirme en su carácter internacionalista, anticapitalista y revolucionario?

Como proletarios sabemos que no tenemos patria, que lo único que nos puede hacer fuertes para vencer a nuestro enemigo es reconocernos como clase antagónica al Capital, una sola clase de explotados en todo el mundo que padecemos la misma miseria: la desposesión de todo, menos de nuestra fuerza de trabajo. Pero que, como clase, también tenemos la posibilidad de destruirlo todo porque somos los únicos reproductores de esta sociedad, y porque no tenemos nada que perder.

Además de la falsa oposición patriótica, nacionalista, antiimperialista –que nos hace perder de vista que en cualquier lugar del mundo hay, como aquí, explotados y explotadores, y que esa es la verdadera línea divisoria de intereses– el capitalismo se nutre de otras tantas falsas contraposiciones. Así, los burgueses y todos los defensores de este sistema nos quieren convencer de que la culpa de que vivamos para la mierda la tiene el gobernante corrupto, la empresa extranjera que contamina y se lleva las ganancias a otra parte, la forma de distribuir las ganancias o la producción, la autoridad, los excesos del sistema, y un largo etcétera.

Los políticos de todos los colores nos venden estas parcialidades asegurando que tal o cual aspecto puede ser mejorado, reformado o eliminado, con tal de que no desconfiemos de que este es el mejor de los mundos, con tal de que sigamos votando y trabajando. Lo que no quieren que veamos es que el capitalismo es inseparable de todas las injusticias, las corrupciones, las contaminaciones y de todos los excesos; el capitalismo es un todo y sólo funciona gracias a cada uno de esos repugnantes aspectos. Por eso, para lograr cambiar de raíz esta realidad es necesario, justamente, destruir la raíz de nuestro problema, destruir el capitalismo en su totalidad y, por tanto, todo lo que éste implica: desde el Estado hasta el trabajo asalariado, el valor, el mercado, la forma de producir y de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza, la ciencia, la democracia, la política… Destruirlo todo, hacer estallar por los aires cada una de las separaciones que mantienen esta miseria de vida, tanto materiales como espirituales.

«La revolución radical no es un sueño utópico. Tampoco lo es la emancipación humana en general. Sí lo es una revolución parcial, política, que deja intactos los pilares de la casa» decía Karl Marx.

Cuando hablamos de revolución hablamos precisamente de la lucha como clase por destruirlo todo, por arrasar con esta sociedad, porque en esa misma lucha germinen las condiciones para una nueva vida, una vida realmente humana, una vida en comunismo y anarquía.

* ACTO POR EL 1° DE MAYO EN ROSARIO *
Viernes 1° de mayo a las 17 hs en Plaza Sarmiento (Entre ríos y San Luis)
Habrá oradores, música en vivo y feria de materiales. 

Boletín La Oveja Negra nro. 27
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FRENTE A LA EXPLOTACIÓN Y LA PRECARIZACIÓN, 
LA MEJOR DEFENSA ES UN BUEN ATAQUE

El mes de abril de 1886 irrumpen y se extienden en diversos puntos de todo el territorio estadounidense huelgas y manifestaciones obreras. La reivindicación común a todas estas movilizaciones es clara y concreta: la reducción de la jornada diaria laboral a 8 horas, en una época en la que podía extenderse hasta 12 o 16.

Pese al empuje y la combatividad del movimiento, no se puede decir que éste tuviera un contenido explícitamente revolucionario: no aspiraba a derrocar ningún gobierno, ni expropiar a las élites los medios de producción, ni transformar significativamente las bases de la sociedad del momento. El objetivo era implantar una medida que pese a no aplicarse, ya estaba reconocida legalmente. La brutal respuesta del Estado y la Patronal ante esta mínima demanda es de sobras conocida, y el sangriento desenlace del conflicto quedó grabado en el Primero de Mayo como día de recuerdo y homenaje a sus protagonistas: 5 condenados a morir en la horca, 2 a cadena perpetua y 1 a largos años de trabajos forzados. Ocho trabajadores anarquistas que pagaron caro la fiereza y la osadía de los miles de obreros y obreras que se atrevieron a defender sus vidas frente al lucro de quienes les estaban exprimiendo, consiguiendo finalmente el cumplimiento de sus exigencias.

100 años más tarde, es difícil identificar el Primero de Mayo con los hechos que motivaron su nacimiento. Vaciado de contenido histórico, reducido a una festividad a la que la mayoría de personas trabajadoras no saben con que santo relacionar, pervertido por la auto-celebración de las mismas burocracias sindicales que día a día venden a quienes dicen representar, el Primero de Mayo se ha desligado del sentido de lucha que le daba significado.

Por otro lado, las relaciones de desigualdad, explotación y alienación que caracterizan el sistema contra el que se rebelaron aquellos trabajadores norteamericanos se mantienen e incluso en algunos aspectos se agravan. Salvando las distancias, la respuesta del Estado a las luchas que pretenden enfrentarse a estas relaciones y la miseria que generan (a menudo también desde reivindicaciones muy básicas), tampoco es muy diferente: antidisturbios en las calles reprimiendo las protestas, endurecimientos del código penal para perseguir cualquier tipo de movilización, nuevas leyes anti-terroristas, huelguistas en prisión, macro-redadas contras las minorías revolucionarias más activas, a las que se trata como a Enemigo Interno... En el contexto de la “salida de la crisis” y la “recuperación”, se nos amenaza para que aceptemos disciplinadamente las nuevas condiciones de explotación, se espera que celebremos las cifras de crecimiento que lanzan los periódicos, aunque la miseria campe a sus anchas en los barrios y la mayoría de la población se debata entre un trabajo precario y la angustia del paro.

Pero la lección aprendida en la historia tras el Primero de Mayo es clara. Sin lucha no hay esperanza. Sin conflicto, sin plantar cara, no hay posibilidad de avanzar. Ni la Patronal ni el Gobierno, por democráticos que se digan, cederán ni un ápice de sus privilegios si no se lo arrancamos nosotros con nuestro esfuerzo, desobediencia y combate. La degradación generalizada de nuestras condiciones de trabajo y de vida no son solamente efecto de la crisis, son también la consecuencia de no haber peleado por nuestros intereses durante la época de bonanza, cuando el consumo desatado por el crédito y el alza de la burbuja financiera-inmobiliaria camuflaban la precarización progresiva del trabajo. En el terreno laboral, hoy nos vemos empujadas a una situación de vulnerabilidad en la que levantar la voz ante el enésimo abuso es casi un lujo, un riesgo difícil de asumir para quien tiene que llevar a casa el sustento que las suyas necesitan para sobrevivir.

Y pese a todo, la única opción realista de darle la vuelta a la situación es abandonar la pasividad y la espera. Solo encontrando la forma de apoyarnos mutuamente y atacar juntas podremos defendernos de unas agresiones que no van a detenerse por sí solas. Sólo ejerciendo presión en la calle, en los centros de trabajo, y de estudio, podemos levantar una fuerza colectiva que imponga nuestras necesidades humanas sobre la voracidad sin límites de su riqueza.

Una fuerza que nos permita no solo conquistar mejoras y defendernos frente a reformas laborales, despidos, abusos puntuales, etc., sino también y sobre todo abrir la posibilidad a la superación del problema desde su raíz: el capitalismo y su lógica de dominación, crecimiento ilimitado y vampirización de todos los aspectos de la vida para la mercantilización y el valor.

Frente a aquellos que quieren que nos conformemos con el cuento de la recuperación, o con la promesa caritativa de un repartimiento un poco más equitativo de la riqueza en forma de políticas estatales, seguiremos insistiendo en la necesidad de emprender un proceso de revolución social. Un proceso de lucha y transformación que pare esta locura y siente las bases de una sociedad en la que el centro esté ocupado por la vida, y no por el dinero; en la que el tiempo, el trabajo, y la energía se organicen para cubrir las necesidades de todas, y no los beneficios de unos pocos.

ANTE LAS AGRESIONES CONSTANTES DE LA PATRONAL Y EL ESTADO,
LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO.

PRIMERO DE MAYO, DIA DE MEMORIA Y DE LUCHA.

VIVA LA REVOLUCION SOCIAL, VIVA LA ANARQUÍA.


Barcelona-España

[Tomado de Alasbarricadas]
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Cartel de la “Asamblea de anarquistas por la emancipación social y de clase”, llamando a una manifestación el viernes 1 de mayo de 2015.

El único camino hacia la abolición de la explotación y la opresión es el de las luchas sociales y de clase sin mediadores.

“Somos nosotros los que hemos construido los palacios y las ciudades de España, América y todo el mundo. Nosotros, los obreros, podemos construir nuevos palacios y ciudades para reemplazar a los destruidos. Nuevos y mejores. No tememos a las ruinas. Estamos destinados a heredar la tierra, de ello no cabe la más mínima duda. La burguesía podrá hacer saltar en pedazos su mundo antes de abandonar el escenario de la historia”.
Buenaventura Durruti

1 de mayo rojinegro

Ninguna ilusión sobre el embellecimiento del Sistema.
Lucha por la revolución social, la anarquía y el comunismo.

Concentración-marcha: Viernes 1 de mayo, Atenas, Museo Arqueológico Nacional, 11:00h.

Asamblea de anarquistas por la emancipación social y de clase
[Atenas-Grecia]

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"Un 1° de mayo como hoy, hace más de 100 años, les mostramos a los burgueses de lo que somos capaces cuando nos juntamos y hacemos temblar este maldito mundo de la economía. 
La lucha nos une y nos recuerda que la vida puede ser completamente distinta. Que podemos vivir sin Estado y sin Capital, que podemos vivir en Comunismo y Anarquía." 
#Amigos del 1° de Mayo

Recordamos este día; no como un día donde nos dicen que hay algo que celebrar: “el trabajo”.

Recordamos este día como lo fue desde sus inicios: un día de lucha y agitación contra la explotación, un día de refriegas callejeras, de sabotajes, tomas y propaganda.

Hoy después de tantos años de olvido y de grandes intentos de los sindicatos y gobiernos por implantarnos la “celebración al trabajo”, es necesario retomar las banderas que le dieron sentido a esta fecha: el cuestionamiento a este mundo de miseria y muerte, llevando a cabo acciones que demuestren nuestra autonomía y fuerza como clase en lucha contra nuestra explotación y dominación.

Es por eso que hacemos este llamado: al abandono de las embotadas celebraciones, las procesiones sin sentido y las fiestas dirigidas por nuestros enemigos. Exhortando a la acción autónoma por fuera del borreguismo y la fiesta, que sólo perpetúan nuestra condición de esclavos asalariados.
  
¡Hoy 1° de Mayo no tenemos nada que celebrar!
¡Hoy (como siempre) es un día más para LUCHAR!

[1° Mayo 2015, región mexicana] 
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1° de Mayo: Contra la sociedad de clases: Hacia una crítica radical del trabajo asalariado


anónimo
Jueves 7 de mayo de 2015

Vivimos en el mundo de la producción de valor, todo lo que hacemos, nuestras actividades vitales como alimentarnos, relacionarnos con nuestros amigxs, hermanxs o vecinxs, o la forma en como proyectamos nuestros intereses personales, se han hecho prisioneros y convertido en ejecutantes de los intereses del valor. Para producir valor y acumularlo bajo la forma de dinero, el capitalismo necesita de nosotrxs, la inmensa mayoría que no tiene otra forma de sobrevivir más que vendiendo su fuerza de trabajo para obtener un sueldo que nos permita tener acceso al cúmulo de mercancías, a la vez que nosotrxs mismxs nos reproducimos como mercancía. Puesto que representa el único medio a través del cual procuramos nuestra supervivencia, el trabajo se nos presenta como algo natural, incluso como fuente moral para el desarrollo personal, o como algo que no posee un contenido más allá del sentido práctico de conseguir dinero para comprar mercancías. Sin embargo, el trabajo no se reduce simplemente a la actividad a través de la cual producimos cosas o prestamos servicios, trabajar significa antes que todo, la mediación social a través de la cual se producen y reproducen relaciones sobre la totalidad social, relaciones moldeadas y expresadas a través de la mercancía y el capital, relaciones que implican la subsunción de toda actividad a la dictadura de la acumulación de valor, relaciones creadas para el dominio de la clase burguesa.

Frente a esta realidad mistificada por la mediación-mediatización del trabajo en cuanto relación social, es indispensable para el proletariado recuperar una crítica radical del trabajo asalariado, dirigiéndose más allá de la crítica sometida exclusivamente al ámbito de la producción, entendiendo este como una dimensión separada del resto de la vida. En el capitalismo, producción, trabajo, consumo y tiempo de ocio, representan sólo distintos momentos de un mismo proceso, atravesado de principio a fin por la racionalidad mercantil. Esta transversalidad del dominio del trabajo, es lo que define, en la fase actual del capitalismo, nuestra situación actual de clase: la subjetividad fragmentada del proletariado.

El predominio de la mercancía sobre la vida tiene como resultado la banalización de la actividad humana, es decir, la pérdida del control y el significado de las esferas en las que deberíamos realizar colectivamente nuestra subjetividad. En este proceso las instituciones que regulan la vida social y política se reducen a instrumentos de control y administración de los intereses de la clase dominante. En al actual contexto de corrupción de la política burguesa, los análisis superficiales han reducido la problemática a la expresión de una supuesta “crisis de representatividad” o “crisis de liderazgo” al interior de los principales partidos políticos que actualmente detentan el control del Estado y sus aparatos. Sin embargo, lo que se encuentra detrás de los casos PENTA-SOQUIMICH o Luksic-Caval, no es otra cosa que la expresión más evidente del predominio de los intereses del capital sobre las instituciones políticas. En este sentido, el “problema de la corrupción” no correspondería sólo a una cuestión aislada y solucionable desde la misma institucionalidad democrática burguesa, sino que se constituye como parte intrínseca de una sociedad sometida a los caprichos de la ley del valor.

El momento actual de repliegue del proletariado como sujeto histórico en el ámbito de las luchas sociales, ha generado la apariencia del “fin de la lucha de clases”, sumado a la emergencia de nuevos actores sociales, que por cierto, surgen de la misma fragmentación de la vida impuesta por el capital. Esto ha facilitado el trabajo de los defensores del orden social, a favor de la anulación de la negatividad radical que se anida en el proletariado constituido como clase. Con esto no queremos caer en un enfoque de análisis economicista, que pasa por alto otras dimensiones relevantes que configuran la situación subjetiva y objetiva de los proletarios, como pudiesen ser la etnia, el género, etc., sino que enfatizar en las lógicas reformistas, que han coartado el accionar de los llamados “movimientos sociales” y sus luchas sectorializadas. No se trata de reducir la multiplicidad de las expresiones desde las cuales puede reactivarse la lucha social (qué habría sido de estos últimos años sin el dinamismo y la originalidad de la lucha estudiantil), sino insistir en que sin realizar la crítica radical y unitaria del trabajo asalariado y del dominio de la mercancía, la crítica del patriarcado o de la destrucción del medio ambiente se quedan estancadas en la aridez de las luchas parceladas.

Pese a lo anterior, en los últimos años ha sido posible observar la reemergencia de lxs asalariadxs como protagonistas de diversas expresiones de la lucha social. Sin duda 2011 provocó una ruptura en relación a los ciclos de la lucha de clases en la región hasta ese momento, posibilitando un avance en la configuración del proletariado en sujeto revolucionario. A pesar de su carácter limitado y reivindicativo, las movilizaciones del sector portuario o de los trabajadores del retail, han significado la generación de espacios a partir de los cuales lxs asalariadxs pueden cambiar la dinámica de sus relaciones y tomar conciencia de sus intereses de clase, es decir, el dejar de ser proletarios y auto-suprimirse como clase explotada. Frente a las potencialidades de radicalidad presentes en estas luchas, no es de extrañar que los sectores reformistas intenten contener estas expresiones, reforzando la integración del trabajo al capital por medio de reformas económicas favorables a la perpetuación del orden social. La reciente propuesta de reforma laboral, su orientación a delimitar y penalizar aquellas expresiones no institucionalizadas de las luchas, y su búsqueda por postergar lo más posible la instancia de huelga, dan cuenta de esto.

Es fundamental en este punto insistir en que la configuración del proletariado como sujeto revolucionario no se hace posible sólo a partir de la acumulación cuantitativa de experiencias sectoriales y reivindicativas. Por el contrario, requiere de cambios cualitativos en la forma de comprender los conflictos sociales, de manera de poder llegar a una situación de enfrentamiento directo entre clases. Puesto que el capitalismo no sólo constituye una determinada forma de organizar la economía, sino que implica, antes que nada, una determinada forma de relación social, la auto-emancipación del proletariado requiere de una resignificación radical a nivel de las relaciones sociales y de la liberación gradual de su actividad y potencialidades. Esto sólo es posible a partir de las instancias presentes en las luchas concretas y los procesos de esclarecimiento y aprendizaje que estas contienen. Finalmente, esta auto-emancipación jamás estará completa sin la abolición del trabajo, la forma-mercancía, y todos los engranajes de una reproducción de la vida sometida a la acumulación de valor de cambio: no se trata de gestionar de otra manera el modelo de producción, sino de superarlo.

[Tomado de Hommodolars]

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