26 de septiembre de 2025

De la Revuelta Mundial del Presente a la Revolución Mundial del Futuro mediante el Partido Histórico

«Ya casi se olvida que, en los meses previos al estallido de la Primera Guerra Mundial, que sentó las bases para la Primera Oleada Proletaria Mundial de 1917-1921, prácticamente todos los países del mundo se encaminaban hacia una profunda recesión o depresión [económica], inaugurando la convulsa "Guerra de los Treinta Años" de 1914-1945. Por supuesto, es imposible e inútil predecir el momento y la naturaleza del próximo colapso unitario del sistema [capitalista] a escala mundial, pero es esencial comprender nuestra situación como algo suspendido entre los momentos de ruptura pasados y futuros, como la única medida adecuada para juzgar los avances diarios del "viejo topo" [la revolución proletaria]. Es en estas situaciones, como en 1789, 1848 o 1917 [o en 1936, 1968 y 2019], que el sistema se vuelve vulnerable. Y es esencial ver estos momentos no simplemente como el resultado mecanicista de algún reloj histórico, sino más bien como situaciones en las que la acción (o su ausencia) de la clase trabajadora es decisiva en el resultado, una especie de realización coyuntural global de la 11ª tesis de Marx sobre Feuerbach.[1] […]

Lejos del brillo de la autocomplacencia capitalista sobre su indiscutible hegemonía mundial, se están dando las condiciones para la próxima erupción del viejo topo.»

Loren Goldner (1997). 150 años después del Manifiesto del Partido Comunista

Revueltas en Indonesia y Ecuador (agosto - septiembre de 2025), donde el proletariado juvenil ondea la bandera de "One Piece" como símbolo común.
 

Hoy en día, en pleno cuarto de siglo XXI, hay crisis, guerras y, sobre todo, Revueltas internacionales: desde Indonesia hasta Ecuador y cada vez más países. En una palabra, y como Goldner enfatiza, hay Acción de la clase trabajadora mundial —de diferentes generaciones, géneros y etnias— contra los diferentes gobiernos de la clase capitalista mundial. Acción a veces violenta y hasta insurreccional (p. ej. Nepal). La pregunta es: ¿se trata de una acción autoorganizada y consciente con perspectiva de revolución ó de una acción reactiva y espontánea sin esa perspectiva?

Ahora bien, la historia de la lucha de clases también demuestra que sólo la Revolución proletaria mundial puede poner fin a la guerra imperialista; mejor dicho, al capitalismo y sus guerras. Pero, todavía no hay revolución ni, por implicación, Partido[2] de la revolución para ello, así como también para ir más allá de la espontaneidad, los límites y las contradicciones de las propias revueltas en curso.

Dada la coyuntura actual, ponemos énfasis en las revueltas porque, durante las mismas, tanto la brutal represión policial a la vez que la hábil cooptación electoral del Estado como la presencia oportunista y hegemónica del reformismo organizado en las protestas, las asambleas, etc. y, principalmente, la atomización, desorganización y confusión de la mayoría de proletarios en lucha… todo esto, justifica empíricamente la necesidad de la autoorganización revolucionaria del proletariado.

Sin embargo, ahí mismo, en las revueltas, entendidas como abierto antagonismo de clases, es donde se asoma de nuevo, aunque todavía a lo lejos, «el viejo topo» de la revolución proletaria. En las revueltas es donde se empieza a reanudar «el hilo rojo» (y negro) del Partido Histórico[3], «el partido de la anarquía y el comunismo» (Marx). Aquí está, pues, la tarea central de las minorías revolucionarias o de los comunistas (y anarquistas) de todos los países en el actual momento histórico: organizar y fortalecer «el partido de la subversión», al principio con pequeñas células y luego con estructuras territoriales que se conecten entre sí.

Sí, la experiencia duramente adquirida como clase nos demuestra que no podemos seguir dándonos el lujo de llegar “desarmados” y solos a cada nueva revuelta. Necesitamos “armarnos” y unirnos, organizativa y programáticamente hablando. Porque, de acuerdo con Neel, el partido comunista es «el arma social de la venganza social» después de tanta explotación y opresión de clase y después de tanta revuelta derrotada; mejor dicho, es el arma estratégica o fundamental para poder vencer al «partido del orden»: el Capital-Estado, su derecha y su izquierda (la socialdemocracia) en conjunto.

¿Cómo? Siendo fiel al programa comunista histórico —cuyo núcleo innegociable es la abolición del valor, del trabajo asalariado, del mercado, de las clases, del Estado y de las naciones— y, al mismo tiempo, siendo tácticamente flexible y creativa en las circunstancias actuales —eso sí, sin caer jamás en el oportunismo y el reformismo (electoralismo, parlamentarismo, sindicalismo, democratismo, activismo, etc.), sino siempre desde la independencia, la acción directa y la solidaridad de clase—.

Así concebido, el partido revolucionario es el arma social con la fuerza suficiente para producir la ruptura revolucionaria en toda la sociedad capitalista, ya que en su acción antagonista prefigura la sociedad comunista[4], entendida como red viva y creadora de relaciones comunistas (y anárquicas) entre los proletarios en lucha por dejar de serlo a lo largo y ancho del planeta. Al fin y al cabo, «el comunismo es una fuerza social material» (Marx) y la revolución es una cuestión de fuerzas y contenidos sociales, no de formas de organización (Bordiga).

Por eso:

¡Avanti, proletarios en revuelta de todo el mundo, avanti!

¡En comunidad y con organización, de la revuelta a la revolución!

¡Si no es hoy, será mañana...

organizando y fortaleciendo desde el presente

el Partido de la Revolución Mundial del futuro…

el Partido-Comunidad entendido como Partido-Red,

al principio con pequeñas células y luego con estructuras territoriales,

aquí y en todas partes!

 

«Como individuos, no vemos ninguna forma de ejercer influencia alguna sobre el curso de los acontecimientos [las crisis y las revueltas] y simplemente debemos observar cómo nos arrollan. Nos encontramos desarmados y solos, enfrentados a un futuro oscuro en el que horrores escalofriantes acechan más allá de los límites de nuestra vista, arrastrados inexorablemente hacia adelante mientras las cadenas traquetean y los sonidos del tormento resuenan desde el mundo venidero. [...] 

Como resultado, esta misma derrota es en sí misma un despertar. Nos damos cuenta, poco a poco, de que el carácter colectivo y expansivo del mal que nos aflige requiere una forma colectiva y expansiva de respuesta. La venganza social requiere un arma social. El nombre de esta arma es el partido comunista.»

Phil Neel (2025). Teoría del Partido



[1] Tesis XI de Marx sobre Feuerbach (1845): «Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.»

[2] «La idea de partido único mesiánico [de Lenin] es ajena a Marx; proviene de la burguesía masona y carbonaria. Marx llamaba partido al conjunto de fuerzas que luchaban por la autoorganización de la clase obrera, no a una organización autoritaria, iluminada, exclusiva y jerarquizada.» —Miquel Amorós (2007). Leninismo, ideología fascista
«La emancipación de la clase trabajadora debe ser obra de los trabajadores mismos […]
En su lucha contra el poder unido de las clases poseedoras, el proletariado no puede actuar como clase más que constituyéndose él mismo en partido político distinto y opuesto a todos los antiguos partidos políticos creados por las clases poseedoras.
Esta constitución del proletariado en partido político es indispensable para asegurar el triunfo de la Revolución social y de su fin supremo: la abolición de clases.» —Karl Marx (1864). Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores (Primera Internacional)

[3] «La Liga [de los Comunistas], como la “Sociedad de las Estaciones” de París y otras cien sociedades, fue simplemente un episodio en la historia de un partido que en todas partes surge naturalmente del suelo de la sociedad moderna. [...]
Además, he tratado de disipar el malentendido que surge de la impresión de que por «partido» me refería a una «Liga» que expiró hace ocho años, o a un consejo de redacción que se disolvió hace doce años. Por partido, me refería al partido en su amplio sentido histórico.» —Karl Marx (29 de febrero de 1860). Carta a Ferdinand Freiligrath

[4] «El partido representa entonces esta Gemeinwesen [Comunidad humana]. No puede ser definido por reglas burocráticas, sino por su ser, y el ser del partido es su programa, prefiguración de la sociedad comunista, de la especie humana liberada y consciente.» —Jacques Camatte (1961). Origen y función de la forma partido

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[Audio] El Partido del mañana y los revolucionarios del presente — Grupo Barbaria (septiembre de 2025)