4 de febrero de 2023

No se trata de cambiar de amos, sino de dejar de tenerlos

29 tesis anti-políticas en tiempo de circo electoral
 

 

1.    Con o sin elecciones, la esclavitud asalariada y la tiranía estatal existen. Con o sin elecciones, la lucha de clases existe. Los políticos cambian, la explotación y la opresión siguen. Los políticos cambian, la lucha entre burgueses y proletarios sigue. A los revolucionarios no nos interesa lo parcial, lo superficial, lo pasajero ni los falsos debates o trampas políticas de la clase dominante y sus falsos opositores. Nos interesa transformar todo lo existente desde la raíz. No nos interesa cambiar de amos, sino dejar de tenerlos. Nos interesa apropiarnos de nuestras vidas y decidir sobre ellas en común, apropiándonos de las condiciones materiales que las hacen posibles.

 

2.    La política es el poder separado y alienado/alienante de la gente sobre su vida, dentro de una sociedad basada en la separación y la alienación de todo y de todos: el capitalismo. Por lo tanto, la política no es parte de la solución. Es parte del problema: la reproducción de la sociedad capitalista, con o sin elecciones.

 

3.    Sólo lo que está separado y alienado, puede ser representado. De allí la existencia de los representantes políticos. Quien delega el poder sobre su vida a un representante político cualquiera —no importa si es de derecha o de izquierda—, lo pierde. Esto es la enajenación o alienación política.

 

4.    En tiempo de elecciones, la gente en realidad no elige. Las elecciones son un espectáculo de la decisión: eso es el circo electoral. Quienes ponen a “decidir” al resto de la población cada tantos años, son quienes realmente ejercen el poder o poseen el monopolio de la decisión sobre toda la sociedad: eso es el Estado. De la misma manera, quienes realmente ejercen el poder no son quienes responden las preguntas (ej. consulta popular), sino quienes las formulan o plantean: eso es la dominación política de los propietarios sobre los desposeídos, de los patrones sobre los trabajadores, de la burguesía sobre el proletariado, de los amos de la sociedad sobre los esclavos modernos. El circo electoral cumple la función de legitimar esta dominación de clase cada tantos años. Es el “cambio de aceite” o el engrasamiento de esta máquina capitalista de alienación política.

 

5.    La democracia es la dictadura social, invisibilizada, normalizada y legitimada de la burguesía sobre el proletariado. Y la "ciudadanía" es el membrete ideológico también normalizado —por los políticos, los medios de comunicación y la academia— para ocultar la existencia, diferencia y antagonismo de clases. No en vano el voto es obligatorio, y las elecciones son vigiladas por los militares y los policías. Pero, la democracia va más allá de las elecciones: la democracia es tener la "libertad" y la “igualdad” mercantiles de ser explotados trabajando de lo que sea ó morir de hambre, deudas y depresión, todos los días en todo el mundo.

 

6.    La experiencia histórico-mundial contemporánea demuestra que, después de elecciones y de nuevas autoridades políticas electas —de derecha y de izquierda, al final resulta igual—, las condiciones materiales de existencia de la mayoría de la población que los "elige" no mejora. Al contrario, empeora.

 

7.    El empeoramiento de las condiciones materiales de existencia de la mayoría de la población (ej. desempleo, inflación, inseguridad, etc.) se debe a la actual crisis económica, histórica e internacional del capitalismo o de las relaciones de producción —y de reproducción social— capitalistas en todo el mundo, no a tales o cuales políticas públicas, no a tales o cuales gobiernos, ni mucho menos a tales o cuales gobernantes, políticos o caudillos de tal o cual país ni de tal o cual ciudad. La sociedad capitalista no funciona así, sino al revés. Las relaciones sociales son impersonales, y los cambios sociales son procesos históricos protagonizados por masas anónimas.

 

8.    La base material del poder político es el poder económico: las relaciones de propiedad y de producción entre las clases sociales. Por lo tanto, el poder de clase radica y se juega realmente en el terreno de la producción social, no en el terreno de la política.

 

9.    La política cambia lo aparente para que lo fundamental no cambie: las relaciones de explotación y dominación capitalistas. Si "todos los políticos son ladrones" o "todos los políticos roban" es porque son representantes del robo diario, invisibilizado, normalizado y legalizado que comete la clase capitalista contra la clase trabajadora: el trabajo no remunerado que se disfraza de trabajo remunerado bajo la forma salario. Sin trabajo asalariado no hay Capital. Y el Estado, con los políticos y los policías en primera línea, es el Estado del Capital. Por lo tanto, la acumulación de capital es inseparable de la acumulación de poder, y viceversa. Todo esto, mediante la explotación del proletariado. En pocas palabras: los políticos cambian, la explotación y la miseria siguen.

 

10. La política es la representación y la gestión de los diferentes intereses materiales de clase. Quien diga lo contrario, o no entiende lo que realmente es la política o esconde sus intereses económicos. La competencia entre diferentes partidos políticos en realidad es una competencia entre diferentes fracciones de la clase capitalista: son pugnas interburguesas o peleas entre patrones. Peleas por la repartición del botín de la economía y del Estado (hoy en día, incluido el narcotráfico), donde hacen pasar sus intereses particulares como si fuesen intereses generales o de toda la población; pero, en realidad no lo son, porque sólo son intereses capitalistas en competencia, para la cual utilizan a los proletarios con y sin trabajo como carne de urna y de cañón.

 

11. La sociedad no se transforma desde arriba, con otra gestión o administración del Estado y sus instituciones; es decir, no se transforma desde la política. La sociedad se transforma desde abajo, desde sus bases o sus raíces. Transformando las relaciones de propiedad y de producción. Creando y desarrollando nuevas relaciones sociales entre los individuos, relaciones no mercantiles y no jerárquicas, relaciones entre iguales sin jefes ni vanguardias, en todos los aspectos de la vida. En una palabra: mediante la revolución social. Esto no es "la verdadera democracia" (“participativa, directa, popular, socialista”, etc.), ya que la democracia es y sólo puede ser la dictadura de las relaciones mercantiles-capitalistas, la dictadura social del mercado y del Estado, la dictadura de la burguesía sobre el proletariado. Por el contrario, las nuevas relaciones humanas entre los individuos son un poder social revolucionario, que es la única palanca real para transformar la sociedad, como lo demuestra la experiencia histórico-mundial de la lucha de clases. 

 

12. Creer que la sociedad se transforma desde la política es como creer que un drogadicto se recupera consumiendo drogas diferentes o cambiando de “brujo”. La política no es parte de la solución. Es parte del problema. Y los políticos, todos los políticos o “brujos” de la política sin excepción, también.

 

13. Los electores que dicen sobre los políticos "que roben, pero que hagan obra", es porque se resignan a recibir migajas de la clase explotadora y dominante, a seguir siendo explotados y oprimidos, representados y pastoreados… en fin, faenados como ganado. El clientelismo político es una relación enferma de doble vía: no sólo es de arriba-abajo, sino también de abajo-arriba, porque es una forma de síndrome de Estocolmo (simpatía y hasta enamoramiento con el secuestrador) y de masoquismo (gozar con el dolor infligido por el maltratador) de los esclavos modernos con respecto a sus amos capitalistas. Los electores no son víctimas. También tienen su parte de responsabilidad en el problema de la dominación política. Pero, cuando la miseria y la opresión apremien aún más, también pueden tener su parte de responsabilidad en la solución: rebelarse contra sus pastores políticos y autoorganizarse para apropiarse de sus vidas. 

 

14. Lo mismo aplica para el caudillismo, no importa si es de derecha o de izquierda, blanco-mestizo o indígena, de la costa o de la sierra, hombre o mujer, viejo o joven, etc. El problema es creer en un caudillo y delegarle el poder sobre la propia vida. El caudillismo y el clientelismo son los dos lados de la misma moneda manchada de sudor y sangre. El populismo y la demagogia son harina podrida del mismo costal.

 

15. Los partidos de izquierda que participan en elecciones y las ganan —no importa si solos o mediante alianzas oportunistas con partidos de centro y de derecha—, son las vanguardias… pero del colaboracionismo de clases y de fortalecer el Estado burgués, que es el poder concentrado del Capital y el enemigo mortal del proletariado. Trabajan para el enemigo, aunque digan lo contrario. Por lo tanto, no son fuerzas revolucionarias, sino fuerzas contrarrevolucionarias disfrazadas de revolucionarias. Es la izquierda del Capital o el tentáculo izquierdo del Estado capitalista. “Izquierda y derecha: la misma mierda”.

 

16. Votar nulo sigue siendo votar; es decir, sigue siendo participar en el circo electoral o una forma de "protesta ciudadana", "voto protesta" o "voto castigo" a los políticos. A lo sumo, puede ser un síntoma del malestar social y nada más. El voto nulo no golpea a la dictadura burguesa llamada democracia. Ni siquiera le hace cosquillas. El voto nulo es políticamente irrelevante o, mejor dicho, inefectivo para fines revolucionarios reales. Votar nulo o votar por cualquier partido —o candidato— político es un falso debate o trampa política de la clase dominante y sus falsos opositores.

 

17. Lo mismo aplica para votar “sí o no” en las preguntas de la consulta popular, porque quienes realmente deciden no son quienes responden las preguntas, sino quienes las formulan o plantean: la clase de los capitalistas y sus políticos, mismos que seguirán lucrando y gobernando en medio de la actual catástrofe. 

 

18. No votar tampoco es una opción que beneficie a la clase trabajadora en la coyuntura actual, porque si no votas te multan. De hecho, la mayoría de gente vamos a votar para que no nos multen y nos den ese papel para poder hacer todo tipo de trámite. Es una obligación ciudadana de la dictadura democrática del Capital sobre el proletariado. Votes por quien votes, gane quien gane, respondas “sí o no”, votes o no votes, nada fundamental cambiará, porque votando no se cambia la sociedad; y, después de este circo electoral, todo seguirá de mal en peor. Votar o no votar es otro falso debate o trampa política de la clase dominante y sus falsos opositores.

 

19. Abstenerse de participar en elecciones es necesario, pero no es suficiente. Rechazar y boicotear la asquerosa campaña electoral (arrancar pancartas de los candidatos, robarse la papeleta, etc.) es válido, pero no es suficiente. Con o sin elecciones, hay que luchar y organizarse como clase por fuera y en contra de las instituciones y las lógicas del Capital, del Estado, de la nación o la patria, del gremio y del colaboracionismo de clases (todo lo cual incluye a partidos, sindicatos, fundaciones, iglesias, etc.), para desarrollar y ejercer un poder social revolucionario (autoorganizado masivamente en asambleas, comités, consejos, etc.), al calor de la profundización y la extensión del antagonismo de clases.

 

20. Anti-política no significa desentenderse de la política, ser indiferentes ni mucho menos ser "neutrales", porque en la sociedad de clases nada ni nadie es "neutral". Dialécticamente hablando —esto es, asumiendo la contradicción viviente de todo lo existente para su superación—, anti-política significa que el único "programa político" de los revolucionarios es la abolición de la política, entendida como el poder separado y alienado/alienante de la gente sobre su vida, precisamente para que la gente se apropie de sus vidas o pueda decidir realmente sobre ellas en común. La base material de ello es la apropiación colectiva de todos los medios de producción, así como de todos los bienes y servicios, en todos los espacios sociales y territorios, ya no para producir y poner a circular mercancías con las cuales lucrar, sino para satisfacer las necesidades colectivas directamente, sin intermediación del mercado ni del Estado. Esto es desarrollar y ejercer un poder social revolucionario, porque —insistimos— el poder de clase radica y se juega realmente en el terreno de la producción social, no de la política.

Proletarios:

21. Hasta que no aprendamos todo esto en la práctica —a punta de golpes de realidad— y actuemos en consecuencia, la historia seguirá repitiéndose y empeorándose, obviamente para la clase de los desposeídos, explotados y oprimidos; porque, en cambio, la clase capitalista y sus políticos de derecha y de izquierda seguirán acumulando capital y poder, cueste lo que cueste y digan lo que digan.

 

22. Dejemos de creer y de confiar en el Estado, los gobiernos, la democracia, su circo electoral y sus payasos los políticos tanto de derecha como de izquierda. Tratémoslos como lo que realmente son: enemigos de clase, con todo el repudio que se merecen. 

 

23. Confiemos solamente en nuestras propias fuerzas para cambiar nuestras vidas. Al fin y al cabo, somos millones y somos mayoría social… No permitamos que los políticos, en especial los políticos de izquierda, nos “representen” y se apropien de nuestras luchas (ej. los Paros Nacionales del 2019 y del 2022) o que hagan de ellas parte de su "capital político". Una vez que ganan y administran el Estado y la crisis capitalistas, no son "traidores": son representantes de las relaciones y los intereses capitalistas contra el proletariado, son enemigos de clase. Tratémoslos como tales, y confiemos solamente en nosotros mismos.

 

24. No se trata de cambiar de amos, sino de dejar de tenerlos. Ni por la derecha ni por la izquierda del Capital. La lucha es clase contra clase hasta apropiarnos de nuestras vidas en Comunidad humana real.

     

25. Si con nuestras manos y nuestros cerebros nosotros producimos todo lo que existe en este mundo, entonces todo debería pertenecernos en común para vivir bien. Pero, como no nos pertenece, entonces hay que apropiárnoslo.

 

26. Mediante la autoorganización y la acción directa de masas, apropiémonos de la producción social para apropiarnos de la decisión sobre nuestras vidas. Esto es desarrollar y ejercer un poder social revolucionario. La autoorganización es el primer paso de la revolución.

 

27. Apropiémonos de la producción social para dejar de ser proletarios e instaurar la sociedad sin clases, Estado ni mercado, donde todo sea de todos y nadie sea patrón, jefe ni representante de otros y nadie sea mercader o comerciante de nada: la Comunidad humana real, aquí y en todas partes, sin patrias o fronteras nacionales.

 

28. Hasta entonces, sólo puede y debe haber guerra de clases, entendida como guerra social y no como guerra militar, en la cual la solidaridad es y será nuestra mejor arma. Aunque en determinado momento de la guerra social, también será inevitable y necesaria la violencia revolucionaria o la ruptura insurreccional.

 

29. Hasta entonces, que el malestar diario se transforme en protesta, las protestas en revuelta, y las revueltas en revolución social mundial. 


Proletarios Hartos De Serlo
Quito, febrero de 2023


Se agradece difusión y discusión