2 de agosto de 2019

Sobre el movimiento de los "chalecos amarillos" en Francia. [Audio]

Audio de la Charla sobre el movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia, a cargo de compañeros del grupo Barbaria (Madrid/París), que estuvieron en la región argentina

«En cualquier caso, es indudable que el movimiento de los chalecos amarillos hace parte de un proceso de despertar de nuestra clase a nivel internacional, tras la derrota de la oleada de luchas de los años 70. Ante la perspectiva factible de que este movimiento se apague tarde o temprano, si no se produce una recuperación burguesa a la altura de la intensidad que ha vivido y luchado, dejará tras de sí nuevos lazos de solidaridad, quizá algunas estructuras, experiencias de lucha de las que extraer lecciones, un nuevo número de personas que, tras su radicalización en el movimiento, se sumarán a la actividad de las minorías revolucionarias pese a la vuelta a la normalidad. Nuestra clase aprende. Construye su propia memoria. Se despierta.»
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NUEVOS MATERIALES: SOBRE LOS CHALECOS AMARILLOS
  • No solo arde París... Anotaciones sobre los chalecos amarillos por Proletarios Internacionalistas.
  • Guerra de Clases Nro.9: Chalecos amarillos.
En ambos materiales se critica y se advierte sobre las debilidades expresadas por el movimiento, pero no se lo limita a ellas. Esta lucha manifiesta la confusión actual, nuestra debilidad como clase, la falta de memoria que los vencedores nos expropiaron a los vencidos. Pero también muestra la defensa instintiva, inevitable, de unas necesidades que el Capital niega para poder expandirse. La defensa de sus necesidades empuja al proletariado a negar a su vez al Capital y su dominio sobre nuestras vidas.
«Los chalecos amarillos son ―por si alguien lo dudaba todavía― un movimiento proletario. Como en todo movimiento proletario, en él se expresa a la vez el proletariado realmente existente y el mundo que éste anticipa. El primero parte de la confusión actual, de nuestra debilidad como clase, de la falta de memoria que los vencedores nos expropiaron a los vencidos. Pero parte también de la defensa instintiva, inevitable, de unas necesidades que el capital debe negar para poder reproducirse. Esta defensa de sus necesidades empuja al proletariado a negar a su vez al capital y su dominio sobre nuestras vidas, y no sólo, porque en ese proceso el proletariado también se niega, se reafirma como comunidad de lucha en contra de su propia existencia aislada, ciudadana, democrática. Esta contradicción esencial al capitalismo, inherente a su propia reproducción, es lo que determina la posibilidad de la revolución. Hace de ella algo material, físico, ajeno a nuestras voluntades y conciencias individuales. Es así como el proletariado anticipa en su combate otro mundo distinto, al mismo tiempo que sigue arrastrando una parte de la mierda de éste, que se constituirá en la base de su propia derrota si no consigue superarla en el proceso. [...] Por fortuna, el movimiento de los chalecos amarillos es otra cosa. Ahora bien, que afirmemos el carácter proletario del movimiento, pese a todas las ideologías y banderas que flotan entre sus protagonistas, no quiere decir que las mismas no tengan importancia o no sean finalmente determinantes. Al contrario, partiendo de la práctica real que determina el movimiento y le confiere su carácter de clase, percibimos y criticamos todas esas fuerzas del enemigo que actúan para atraparlo, neutralizarlo y darle una dirección que se contrapone a las mismas necesidades e intereses que determinan al propio movimiento. Sin esta comprensión de la realidad no se hace otra cosa que proyectar imágenes distorsionadas del movimiento para reducirlo a un movimiento pequeño burgués, de clase media, ciudadano, de defensa del “verdadero pueblo francés”, dirigido por grupos de derecha, etc. Desde luego nosotros no vamos a colaborar en esa proyección espectacular que se une a todos los esfuerzos de la burguesía por liquidar ese movimiento. Nuestra intención, justamente, es contribuir a impulsar la potencia proletaria que la lucha de los chalecos amarillos contiene y denunciar a todas las fuerzas que obstaculizan el desarrollo de la misma.» (Proletarios Internacionalistas. "No sólo arde París")
«Los “chalecos amarillos” son un movimiento contradictorio, pero no contrarrevolucionario. Anteriormente en este texto hablamos de la constitución del proletariado como clase y de un proceso de ruptura. Este proceso incluye necesariamente una serie eterna de choques entre la clase que se está afirmando, su conciencia reemergente obtenida en y a través de la lucha práctica y la falsa conciencia profundamente arraigada en la mente de cada individuo, la falsa conciencia que es la piedra angular de toda falsa comunidad de “ciudadanos”, “personas” o “naciones”. Sería una locura esperar que cualquier movimiento pueda saltarse este proceso de desarrollo de rupturas y tener una clara conciencia de clase desde el principio, y también sería una locura condenar a un movimiento porque no lo tiene en una cierta fase de su existencia. Lo importante es que existe esta dinámica de clarificación, que el programa proletario aparece cada vez más explícito en oposición a todos los intentos de recuperación política y sindical. Si el resultado de este choque está lejos de ser claro en esta etapa, es obvio que este conflicto existe, continúa y se desarrolla dentro del movimiento de los “chalecos amarillos”, como siempre aparece en todo movimiento proletario. [...] Por supuesto, también somos muy críticos con el movimiento de los “chalecos amarillos”. No es muy difícil describir las debilidades más evidentes del movimiento. Lo que nos da esperanza es que ninguna de estas debilidades es expresada por el movimiento en su conjunto, ni siquiera por su mayoría y que cada vez que aparece una u otra versión de la ideología burguesa, se enfrenta a una crítica proveniente del propio movimiento. Cada cuestión expresada por el movimiento es objeto de contradicciones, de discusiones, de crítica y de un conflicto más o menos violento entre el rechazo y la aceptación de la ideología burguesa. Ese es el proceso que mencionamos anteriormente: la línea de ruptura con el Estado no sólo existe en los enfrentamientos callejeros, sino que se expresa también dentro del movimiento.» (Tridni Valka-Guerra de Clases N° 9)