Cárcel y metralla al proletariado: el terrorismo del Estado es
la dictadura democrática del Capital
Recientemente desde la tribuna del
gobierno en turno, se ha anunciado la construcción de un nuevo
aeropuerto en la zona de Texcoco, se han autorizado también la
explotación de nuevas minas y la construcción de refinerías y bases de
extracción de petróleo.
Todos los proyectos y reformas puestos en marcha, son sin lugar a dudas necesarios para el progreso de la economía nacional.
¡Claro! Pero ¿acaso el progreso y fortalecimiento de la economía
nacional es algo que beneficie a la clase que a diario acude a vender su
fuerza de trabajo a las empresas por un miserable sueldo que no
alcanza para llegar a fin de mes? ¿La economía nacional beneficia a
quienes se matan en el campo bajo el sol? ¡NO! Por el contrario, porque
ese progreso, esa consolidación de aquello que “generará nuevas fuentes
de empleo y atraerá la inversión nacional y extranjera” es sólo la
realización de los proyectos que sirven para amasar la fortuna de una
minoría a costa de la explotación de millones. ¿Pero acaso el origen de
toda esta podredumbre reside en los malos gobiernos neoliberales? ¡No! Toda la explotación y miseria a diario padecida es producto del capitalismo.
Y el capitalismo, para continuar
vigente, necesita recurrir a todas esas medidas, que día a día
presenciamos cómo propician un aumento de la explotación, de la
pauperización, de desalojos, de precariedad y conllevan a engrosar un
ejército de desocupados que ni siquiera tienen lugar donde vender su
fuerza de trabajo.
Ante toda la miseria, el proletariado en
México lo mismo que el resto del mundo, con sus limitaciones y errores,
en diversas latitudes de la región nunca ha dejado de encarar y
combatir contra la opulencia de los bastardos que ostentan el poder
económico y político.
Por esa razón, la burguesía a través de
siglos y décadas no ha dudado en reforzar sus órganos represivos de
contención que sirven para erradicar a todos aquellos que se oponen y
representan un estorbo para la continuidad de sus privilegios.
En las épocas de la conquista, la
colonia y el porfirismo se perpetraron masacres para sofocar las
rebeliones de los indígenas. Los maderistas, huertistas, carrancistas,
vazquistas, villistas y obregonistas como fuerzas burguesas de la
contrarrevolución se dedicaron a erradicar a los núcleos verdaderamente
revolucionarios que giraban en torno al PLM y a Zapata. El Estado
surgido de la revolución derrotada, que hasta el presente año 2014
continúa existiendo como gestor del Capital en esta región del
continente, no ha dudado por un sólo momento en mantener la misma línea
de represión y masacre contra el proletariado.
Durante la década de los 60s y 70s lo
hizo en la sierra de Guerrero aplastando las rebeliones campesinas, y
también en la capital exterminando y torturando estudiantes. Lo hizo en
Aguas Blancas en 1995 y en Acteal en 1997. Lo hizo en Atenco y Oaxaca en
2006. En Puebla durante el mes julio del año en curso, durante un
bloqueo a la autopista realizado por proletarios que se manifestaban
contra el gobierno local, la policía asesinó a un niño mediante un
disparo de bala de goma que le asestó en la cabeza [1].
Desde hace tres años, de manera
constante, también los compañeros anarquistas han sido acreedores de
todo tipo de campañas calumniadoras y de represión por parte del Estado.
Lo cual ha conllevado al encarcelamiento y amenazas hacia muchos de sus
militantes, como es el caso de Abraham Cortés, Fernando Bárcenas, Mario
González y Carlos López que hoy en día continúan en una huelga de
hambre para reafirmar su convicción de lucha.
La reciente desaparición y
asesinato perpetrado contra los estudiantes normalistas en Ayotzinapa,
llevada a cabo por la alianza entre el gobierno y sus colaboradores
burgueses de la mafia del narcotráfico, es el punto culminante que
ahora más que nunca demuestra la necesidad que tenemos de vengarlos y
extender la lucha para derrocar al Estado y al Capital.
Toda la represión, encarcelamiento,
torturas, asesinatos y desapariciones de militantes proletarios
revolucionarios y luchadores de diversas tendencias políticas
opositoras, que el burgués Estado mexicano ha desatado contra los rijosos y los vándalos, no se deben a violaciones a la constitución, ni a la corrupción del gobierno, ni al entreguismo a los yanquis.
Se deben a medidas necesarias que el Capital necesita para imponer
mediante el terror cercos de aislamiento que imposibiliten y debiliten
las futuras luchas en su contra.
El Estado es el órgano represor sirviente al Capital. No
tiene caso para el proletariado recurrir a campañas victimistas y
conciliadoras que busquen justicia en los tribunales de la burocracia,
no hay nada que creer a los políticos de cualquier partido o color, ni
hay absolutamente nada que reclamar ni exigir a nuestros enemigos.
La respuesta de las “campañas
anti-terroristas” que el Estado emprende a través de más militarización y
vigilancia, son la respuesta ante el temor amenazante que pueden
generar nuestras luchas una vez que se hayan dotado de autonomía y
contundencia revolucionaria, una vez que los corrales del ciudadanismo
como son las urnas electorales, los partidos políticos, los sindicatos,
los frentes populares, los payasos populistas y las ONG, no convenzan
más al proletariado de encuadrarse en esos métodos estériles que nunca
han conseguido ni conseguirán nada.
Las campañas que desde la tribuna del
Estado nos llaman a sacrificarnos por el bien de la economía, a
apretarnos el cinturón y a trabajar más en pos de una superación
ficticia que nunca llega, no están en contraposición alguna a las
campañas civilistas que nos incitan a manifestarnos correctamente dentro
del marco legal y promueven denunciar a los malos
manifestantes que sólo son vándalos e infiltrados. Toda esa propaganda
sólo contribuye a reforzar nuestro aislamiento e impedir que nuestra
solidaridad de clase se consolide, para dar golpes más certeros que nos
abran el camino a un cambio radical de nuestras condiciones de vida.
¡Por la autonomía de clase y la ruptura!
¡Por la autonomía de clase y la ruptura!
¡Solidaridad con los camaradas en lucha reprimidos, encarcelados y perseguidos por el Estado!
¡Ninguna alianza ni solidaridad con quienes nos explotan a diario!
¡Contra la patria, contra el progreso, contra la democracia, contra los partidos políticos, contra los sindicatos!
¡Contra el capitalismo, sus defensores y sus falsos críticos!
¡Por el comunismo!
Núcleo de Agitación Revolucionaria Comunista
México D.F., Octubre 2014
[1]
De hecho, ese mismo gobierno en la región, ha legislado recientemente
la aprobación de uso abierto de armas de fuego por parte de la policía
en las futuras manifestaciones, casualmente, en una región que ha tenido
poco a poco presencia de focos de oposición y protesta en contra de las
empresas mineras y petroleras que a raíz de las reformas promulgadas
este año, han llegado a instalarse y vienen a devastar el medio
ambiente y llevarán a cabo el desalojo de cientos de familias de sus
casas.
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Masacre en Iguala, Guerrero. Contra el terrorismo del estado-capital.
Agudizar y generalizar la Lucha Autónoma de nuestra clase
Agudizar y generalizar la Lucha Autónoma de nuestra clase
La brutal masacre de los estudiantes normalistas en el estado de Guerrero no es ninguna casualidad, para nada un caso aislado, es una manifestación particularmente atroz del terrorismo generalizado que el estado-capital despliega sistemáticamente contra nuestra clase.
La violencia cotidiana del
sistema capitalista, la “pobreza”, el hambre, la depresión, el trabajo,
la lucha de todos contra todos, la desconfianza, el tedio, la
incertidumbre de un mundo que no nos ofrece nada, donde somos reducidos a
mercancías desechables, se sostiene a sangre y fuego, con el terror,
con el miedo cotidiano que impone el estado con sus ejércitos y
policías, su derecho, sus leyes, jueces, tribunales, y cárceles, para
quienes atenten contra el mundo de la propiedad privada y la libre
circulación de mercancías, y en particular para quienes desde distintos
grados de conciencia asuman la lucha contra este mundo que ya no tiene
nada que ofrecernos sino más miseria. Insertas en esta dinámica
de violencia sistemática del estado-capital están estas muestras de
brutalidad, como la masacre de Iguala, a las que sumamos Acteal, Aguas
Blancas, el Charco, pero también Pasta de Conchos, en todas observamos
el despliegue en formas particulares de terror que mas allá de “señalar
responsabilidades” a tal sector o “nivel de gobierno”(municipal,
estatal, federal), a tal sector de la burguesía(legal o ilegal,
banqueros, “empresarios”, narcos, etc.), nos demuestran que esta
violencia solo proviene de un lugar y que es encausada con un único
fin, preservar el mundo de la propiedad privada y la producción de
mercancías, el mundo del dinero, de la ganancia, a costa del sacrificio y
la ofrenda de miles de vidas de proletarios (estudiantes, campesinos,
obreros, “profesionales” y todas las comunidades que nos asigna el
capital). No les asesinaron por ser “estudiantes”, les
torturaron y les arrancaron la vida por ser como tú y como nosotros. Es
una muestra de que no nos pertenecemos, de que nuestras vidas queramos o
no, están sujetas a las necesidades de los amos en turno, ellos
deciden cuando nacemos, como vivimos y cuando morimos.
Los medios de comunicación del poder
harán todo lo posible por confundirnos, desde las estupideces que
balbucean en los noticieros televisivos, hasta los “sesudos análisis”
provenientes de la intelectualidad de izquierda del capital, todos
coinciden en presentar estos hechos como un suceso aislado inconexo a la
cotidianidad de nuestras vidas, los mas imbéciles justificaran los
hechos, otros mas, nos hablaran de las “problemáticas de las Escuelas Normales”, de “la defensa de la educación pública”, “de la crisis de las instituciones” o del “estado fallido”, otros dirán que fue el narcotráfico, coludido con alguna instancia, secretaria o funcionario en particular, pero todos
actúan bajo consenso para controlar el descontento, de no permitir que
liguemos este conflicto a nuestros espacios, que lo abracemos como
nuestro y que en nuestros espacios y tiempos y con nuestros medios
generalicemos y agudicemos la guerra de clases, donde está claro que el
estado-capital tiene carta abierta para violar, secuestrar y matar, ante
la sumisión y el terror palpable entre nuestra clase, donde priva el
miedo, desesperanza o la indiferencia entre los proletarios. Nuestro
miedo al dolor y a la muerte está justificado por siglos y siglos de
dominación y de terror, nuestra sumisión ante esa situación, no lo está.
Más allá del espectáculo del morbo, de
las politiquerías y consignas izquierdistas que reclaman justicia a los
mismos que les dieron muerte, más allá de que conmueva el hecho de saber
e imaginar posibles escenarios de la muerte de los estudiantes, lo que
debemos resaltar de este particular episodio, es que la lucha contra las
condiciones miserables en las que vivimos necesita y exige la
generalización de la guerra de clases en todos nuestros espacios,
afirmando la perspectiva autónoma. Esto en contraposición a los llamados
de la izquierda y la extrema izquierda del capital, de todos los
profesionales de la política, de la organización y hasta de las armas,
que hacen todo lo posible por conducir la lucha de nuestra clase y
colocarse como representantes y delegados, reconociendo como
interlocutor al estado-capital.
Los partidos, “sindicatos
democráticos”, organizaciones de izquierda, organizaciones no
gubernamentales, de derechos humanos, intelectuales, guerrilleristas,
prestan sus servicios para conducir el conflicto por canales
preestablecidos, desde las comunidades ficticias que nos asigna el
capital, como ciudadanos, la separación en campesinos, indígenas o
estudiantes, y a cada cual le correspondería exigirle al estado “la
garantía de sus derechos”, o los mas “radicales” llamaran a construir
uno nuevo, popular, democrático o “socialista”, por su puesto, con su
dirigencia experta, especialistas en las armas y en “revoluciones”. Nada
de esto nos corresponde como clase, la lucha por la elevación de
nuestras condiciones de vida, aquí y ahora, pasa necesariamente por la
confrontación a todas las estructuras del estado y el capital, por la
auto-organización de nuestras luchas y la generación de nuestros propias
estructuras en contra y por fuera del estado, sin reconocerlo como
interlocutor válido y pasando a la ofensiva con perspectivas de
generalización del conflicto en el tiempo y en el espacio. La violencia
es algo que nos compete a todos como clase, que va desde la
espontaneidad hasta la organización y su ejercicio consciente, en
relación dialéctica, no es algo que sea exclusivo de “activistas
sociales”, “anarquistas”, “marxistas”, “guerrilleristas”, es algo que te
compete a ti y a mí como clase, contra quienes mantienen y defienden
esta sociedad de explotación. Reformar lo podrido es imposible,
exigir justicia o castigo a los mismos asesinos del proletariado es un
absurdo, reivindicar derechos concedidos también por el propio sistema
es reforzar nuestras cadenas, es reconocerles como espina dorsal de
nuestras vidas.
Ante esto nuestra apuesta es por
la propaganda y la agitación por todos los medios que tengamos a
nuestro alcance, palabra, papel, acciones callejeras, todo lo que pueda
favorecer cualitativa y cuantitativamente a la auto-organización de
nuestra clase. No son los “anarquistas”, los “marxistas”, o toda la gama
de grupúsculos de izquierda, quienes destruirán el capitalismo con sus
“geniales ideas”, será el proletariado constituido tal, como clase
definida en la práctica, como negación practica de la totalidad del
capital. De la guerra imperialista, las cárceles, la violencia
en las calles, a la esclavitud asalariada, todo es una mismo ataque del
estado-capital y debe ser correspondida con nuestra organización como
clase, la reivindicación de los compas masacrados en el estado de
Guerrero, va en este sentido, no son muertos del “sector estudiantil”,
de alguna organización particular, son muertos de nuestra clase y como
tales tienen que ser vengados. En la lucha por la vida no hay vuelta
atrás, o se vive o se muere, y depende de nosotros hacer valer nuestra
muerte y nuestra vida.
¡Presentación con vida de los desaparecidos!
¡Presos de la lucha de clases: Libertad!
¡Contra el terrorismo generalizado del estado-capital!
¡Agudizar y generalizar la lucha autónoma del proletariado!
¡Por la apropiación de la vida humana!
¡Por el Comunismo y la Anarquía!
Anónimo
México D.F., Octubre 2014
(extraído de Antagonismo.net)
Solidaridad con los compañeros de México
La pasada semana, un grupo de 43 estudiantes normalistas (algo así como estudiantes de magisterio para escuelas rurales) eran desaparecidos tras cortar una carretera en Ayotzinapa en el estado de Guerrero, tras ser interceptados por la Policía Municipal y un comando de sicarios de narcos locales. Horas después aparecían 17 de ellos en una fosa común en la que fueron arrojados tras ser ejecutados por las fuerzas del orden oficiales y extraoficiales.
Los medios de desinformación españoles apenas han tratado la noticia y
los que lo han hecho ha sido lanzando el mensaje de que todo fue “cosas
de narcos”, pero la realidad es bien distinta.
Aparte de el hecho de que participara la Policía Municipal (en un estado gobernado por el izquierdista PRD), los sicarios de los narcos no son sino una suerte de policía privada al servicio de empresarios de la droga concretos, a diferencia de la policía estatal, que esta sí, está al servicio de todos los empresarios.
El asesinato de los compañeros no ha sido un asunto aislado, forma parte de la represión que el Estado Mexicano viene ejerciendo sistemáticamente contra todos los que se alzan contra el capitalismo, ya sea mediante la policía estatal o mediante fuerzas paramilitares.
Este suceso ha desatado una reacción que ha sacado ha miles de personas a la calle en todo México, mientras la lucha en el estado de Guerrero se agudiza.
Aparte de el hecho de que participara la Policía Municipal (en un estado gobernado por el izquierdista PRD), los sicarios de los narcos no son sino una suerte de policía privada al servicio de empresarios de la droga concretos, a diferencia de la policía estatal, que esta sí, está al servicio de todos los empresarios.
El asesinato de los compañeros no ha sido un asunto aislado, forma parte de la represión que el Estado Mexicano viene ejerciendo sistemáticamente contra todos los que se alzan contra el capitalismo, ya sea mediante la policía estatal o mediante fuerzas paramilitares.
Este suceso ha desatado una reacción que ha sacado ha miles de personas a la calle en todo México, mientras la lucha en el estado de Guerrero se agudiza.
Desde aquí llamamos a solidarizarnos de la forma que sea posible con los compañeros, ya que la lucha que llevan a cabo es nuestra lucha, la lucha contra un mismo enemigo, el mismo en México, en España, en Turquía, en Brasil o en cualquier parte del planeta. Un mismo enemigo que nos roba la vida y no duda en reprimir duramente si se da la necesidad, como en el caso de Ayotzinapa, los 14 muertos en Turquía a manos de la policia esta misma semana, las represión brutal en Brasil a manos de otro partido izquierdista, el Partido de los Trabajadores de Lula y Dilma, o las leyes que están imponiendo en España ante lo que se ve venir.
No es hora de victimismos ni llantos, debemos comenzar a organizarnos seriamente ante la represión que viene, que sin duda se agudizará en todas partes, al igual que la lucha.
La lucha en esas zonas es nuestra lucha, y sus muertos los nuestros.
Mandamos desde aquí un saludo y nuestra solidaridad a los compañeros de México.
EN TODAS PARTES EL ENEMIGO ES EL MISMO: EL SISTEMA CAPITALISTA
Asturies, octubre de 2014
revistaracaille@gmail.com
Revista Racaille (Chusma)
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[Video] Continúan las Protestas en México y el mundo por Ayotzinapa
(05.11.14) Jornada Global por Ayotzinapa: protesta y represión. Más info aquí y aquí.
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