5 de septiembre de 2025

[Debate] Sobre la revuelta en Indonesia. 4 textos

  

¡Abolir el Parlamento! Actualización sobre la Ola de Rebeliones en Indonesia  

 
[Tomado de Materiales Por la Emancipación, región mexicana, 5 de septiembre de 2025]
 
Publicamos a continuación un panfleto realizado por anarquistas de Indonesia, el cual expone a grandes rasgos el contexto de rebelión que tiene lugar en esa región. Posteriormente, vimos pertinente incluir una nota complementaria y crítica hecha por el blog Proletarios Hartos de Serlo al respecto de algunas posiciones que resaltan en los comunicados de los grupos que permanecen activos en la revuelta. 
 

Esta ola de rebeliones, que comenzó a finales de agosto de 2025, fue causada por la ira acumulada por diversos problemas políticos y económicos. No hubo un solo problema. Todo se intensificó con un aumento masivo de los impuestos sobre la tierra y la construcción en todas las regiones, debido al déficit presupuestario del gobierno. Al mismo tiempo, los miembros del parlamento recibieron un aumento salarial de más de diez veces. Esto se vio exacerbado por las declaraciones, a menudo arbitrarias, de los funcionarios. Por ejemplo, el regente de Pati afirmó que los impuestos no se reducirían, ni siquiera si se convocaba una manifestación masiva de 50.000 personas. Pati se convirtió en la primera ciudad en estallar, con una participación de alrededor de 100.000 personas el 10 de agosto de 2025. Las protestas contra el aumento de impuestos se extendieron a Bone y luego a otras ciudades. Durante una manifestación en Yakarta, un trabajador de transporte en línea murió tras ser atropellado por un vehículo policial. Al día siguiente, las manifestaciones se extendieron a muchas ciudades y continúan hasta el día de hoy, mientras elaboramos esta actualización. Al menos 10 civiles murieron, las casas de cuatro funcionarios fueron saqueadas y media docena de oficinas de la DPR fueron incendiadas o arrasadas. Confiábamos en que esta rebelión amainaría, pero la ira popular no.

Había demasiadas organizaciones, redes y grupos formulando demandas. Incluso cada ciudad presentó demandas diferentes. Había dos demandas revolucionarias: una de la Unión Socialista (PS) y otra, una red informal y descentralizada que emitió la Declaración de la Revolución del Federalismo Indonesio 2025, que exigía la disolución del estado unitario y el sistema de la Cámara de Representantes (DPR) y su sustitución por el Confederalismo Democrático de miles de consejos populares para la implementación de la democracia directa. Los liberales progresistas exigieron un llamamiento más reformista: la demanda 17+8. Y los anarquistas, individualistas y posizquierdistas insurrectos se centraron en ataques y enfrentamientos callejeros, exigiendo la destrucción del estado y la civilización, pero sin preocuparse por plataformas ni programas. No hubo un frente unido, pero evitamos un sectarismo ideológico excesivo.

Si bien no hubo un solo tema, el discurso se centró simultáneamente en tres: el aumento de impuestos, la violencia policial y, especialmente, la disolución de la RPD. La Asociación por la Libertad aún no ha tomado posición, pero participa en todas las manifestaciones de cada ciudad y las utiliza para expandir su red. Hacemos un llamamiento a la solidaridad del movimiento popular mundial para apoyar nuestra lucha en Indonesia mediante diversas tácticas y métodos.

¡Viva la revolución!

La Asociación por la Libertad

[Región indonesia, 2 de septiembre de 2025]

Fuente: https://perhimpunanmerdeka.org/2025/09/02/statement-august-2025-protest/

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[Debate] Comentarios críticos al texto anarquista «La Revolución Federalista de Indonesia de 2025» (31 de agosto de 2025) desde la perspectiva comunista radical

Interesante que exista un movimiento anarquista más o menos fuerte en Indonesia. Pero, este texto suyo en particular es muy discutible, principalmente por dos puntos polémicos:

1) «Confederalismo democrático indonesio»?!

La democracia en realidad es la dictadura social mercantil de la burguesía mundial sobre el proletariado mundial, de la cual la socialdemocracia es cómplice, póngasele el membrete que se le ponga; en este caso, «confederalismo democrático». Por consiguiente, para destruirla y superarla realmente, el proletariado insurrecto precisa imponerle a la burguesía asesina –sin diálogo ni negociación– un poder revolucionario con contenido antimercantil/antiestatal y forma de Comuna, en Indonesia, en Kurdistán y en todos los países. El federalismo reproduce la atomización social mercantil y le resta fuerzas a la revolución proletaria contra el Estado en tanto que poder burgués centralizado. Por el contrario, la historia de las revoluciones y contrarrevoluciones demuestra que la centralización –en red y en forma comunal– del poder del proletariado revolucionario es una necesidad material de primer orden para destruir el Mercado, el Estado y la sociedad de clases.

2) Sin abolición del valor y de la sociedad de clases no hay revolución

La revolución social no se trata de que los trabajadores «autogestionen» la economía capitalista ni mucho menos el presupuesto del Estado burgués para «la salud, la educación, el desarrollo de instalaciones públicas y los fondos de las aldeas administrados por el Consejo Popular» (sic.), como dice el texto anarquista en cuestión. Eso sólo reproduce con otra apariencia y mantiene intactas las raíces del sistema capitalista que se busca derrocar. Ese siempre ha sido el programa de la socialdemocracia. Por el contrario, la revolución social se trata de abolir el valor, el trabajo asalariado, el dinero, la propiedad privada, las relaciones de clase, el Estado y todas las instituciones capitalistas mediante la creación e institucionalización de relaciones sociales comunistas y anárquicas entre los individuos de diferentes territorios. Decimos institucionalización, porque la Comuna es una institución revolucionaria, fruto de la insurrección comunizadora. Y decimos individuos, porque gracias a la revolución social los proletarios dejan de ser tales. El comunismo es la inmediatez social de los individuos.

En fin, solidarizamos con la revuelta actual en Indonesia, pero no la romantizamos. Tampoco romantizamos al anarquismo de esa región ni a este tipo de comunicados y propuestas de su parte al calor de ella.

Una revuelta no es una revolución, menos aún en el actual período histórico-mundial de carácter contrarrevolucionario. Y ningún «ismo» ideológico –en este caso, el anarquismo– puede hacer que lo sea, sino sólo la profundización y extensión del antagonismo de clases a escala histórico-mundial. La anarquía –o el comunismo– es el movimiento real que destruye y supera el orden capitalista y estatal, no una ideología ni una utopía. La revolución puede comenzar con una revuelta; pero, la revolución es una ruptura y un salto con respecto a la revuelta.

Una vez reanudado histórica y mundialmente, en un proceso revolucionario es de vida o muerte romper con la socialdemocracia de todo color en el seno del propio proletariado; en este caso, con la socialdemocracia de color negro. Que sea el devenir del actual movimiento real quien se encargue de hacerlo.

Proletarios Hartos de Serlo
Región ecuatoriana, 2 de septiembre de 2025

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Indonesia: ¿revuelta o revolución?

 
Todos nosotros hemos visto las noticias; sabemos, de alguna manera, lo que ha pasado en Indonesia en las últimas semanas: la imagen del Congreso incendiado, la represión policial brutal y los manifestantes que marchan en fila por miles. Sin embargo, frente a este espectáculo, cabe preguntarse si lo que estamos viendo es una revolución, un levantamiento popular o una mera protesta violenta.

Varias otras agrupaciones de "izquierda", reformistas del capital, guardan silencio frente al hecho violento que implica asaltar un edificio gubernamental y destrozarlo. Tal vez lo hacen porque su deseo es ocuparlo. Lo cierto es que cualquier manifestación forma parte íntegra del proceso de lucha de clases, el cual es inmanente al modo de producción capitalista. La violencia que emana y es visible en los medios no es otra cosa que la respuesta a años de ignominia hacia el proletariado. Cuando la paciencia se agota, este sale a atacar aquello que identifica como el principal responsable de sus malas condiciones de existencia, aquel que lo priva de su libertad.

No obstante, la historia de nuestro continente y de las luchas de los últimos años alrededor del mundo demuestran que no basta con culpar a una "casta" política o a una institución, como el Estado, los congresistas o los grupos de poder. Es necesario superar la situación de protesta y avanzar hacia un proceso que permita la ruptura con la división de clases y transicione hacia un camino verdaderamente revolucionario. En otras palabras, uno que busque abolir el valor, la mercancía que deviene del trabajo asalariado y la explotación.

Definitivamente, no se trata de "una revolución", pues carece de la estructura necesaria para subvertir el orden establecido. El "llamado a las armas" de muchas agrupaciones políticas resulta nefasto, en la medida en que no se presenta una teoría que permita la superación de este modo de producción. Los movimientos violentos —que pueden estar o no justificados—, si carecen de un sustento teórico firme y de bases organizativas que permitan al proletariado constituirse como clase consciente y no solo como pueblo, terminan por generar acciones que desembocan en un mayor estado de represión.

La solidaridad entre los trabajadores frente al asesinato de un manifestante a manos de la policía es legítima e indiscutible, pero hace falta un trabajo más fecundo para que no se trate simplemente de un movimiento espontáneo y anecdótico. Una revolución, en todo caso, no se hace con piedras y consignas. La situación puede escalar —sería ingenuo no pensarlo—, pero eso dependerá de las condiciones del proletariado indonesio. Si no se trasciende lo espontáneo, la violencia quedará atrapada en un ciclo de represión y resistencia sin horizonte transformador.
 
Región peruana, 4 de septiembre de 2025 

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Sobre la revuelta en Indonesia 

Toda revuelta actual es necesariamente contradictoria. ¿Por qué? Porque toda revuelta existente hoy emerge desde las contradicciones y antagonismos de la sociedad del capital. Quienes se rebelan son personas construidas por la socialización capitalista. Su práctica rebelde se mueve en contradicción con las formas sociales del capital. 

Hay quienes, desde un ultraizquierdismo confuso, exigen una conciencia perfectamente, radical a quienes participan de la revuelta. Esto es absurdo porque es imposible. Ninguna revuelta emerge con una conciencia radical definida y con un entendimiento perfecto de sus contradicciones, limitaciones y desafíos a superar. Ninguna revuelta emerge todavía, tampoco, dotada de antemano de las herramientas materiales y organizativas necesarias para hacer frente al Estado y la reacción militar de las clases dominantes.  

La revuelta es lo que es porque es la expresión actual de lo posible dentro de las condiciones contemporáneas del sistema capitalista y las contradicciones que son intrínsecas. La revuelta es, por lo tanto, una expresión y un desarrollo del antagonismo propio de la sociedad capitalista. En este sentido, manifiesta la forma necesaria que adopta hoy la posibilidad de una ruptura práctica con el sistema y, con ello, de todas las contradicciones y limitaciones propias de esa posibilidad realmente existente. 

La revuelta en Indonesia nos enseña que el levantamiento de millones es hoy perfectamente posible, que así como no se puede pensar el futuro inmediato del capitalismo sin Gaza, tampoco se puede pensar sin los antagonismos que en Indonesia se desarrollan como revuelta de masas. Las prácticas de la revuelta, similares a las que hemos visto en el mundo en los últimos años, nos indican la forma práctica en que se desarrolla hoy necesariamente la lucha de clase y sus contradicciones intrínsecas. Tenemos que aprender de ella, sacar conclusiones radicales que sean herramientas prácticas para la lucha. Para nosotrxs la insurrección es un arte. 

Nec Plus Ultra
Región chilena, 4 de septiembre de 2025