8 de agosto de 2015

A propósito de la visita del "papa Fascisco" al cementerio nacional ecuatoriano

Contra el Capital, el Estado, la Iglesia y sus borregos

A propósito de la visita del “papa Francisco” al cementerio nacional ecuatoriano…

“Amantes y envidiosos de la libertad humana, y considerándola como la condición absoluta de todo lo que­­­ adoramos y respetamos en la humanidad, doy vuelta la frase de Voltaire y digo:
Si dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer”.
Mijail Bakunin
En los próximos días, en este territorio dominado por el Estado ecuatoriano, tendremos el ridículo y vomitivo espectáculo de la visita de la máxima autoridad de la Iglesia católica: el papa Francisco, antiguo colaborador y apologista de la dictadura militar argentina, hoy “gurú espiritual” y “líder mundial” con “conciencia social”. Tal como están las cosas en este país de mierda, es evidente que el gobierno de Correa lo trae por motivos políticos: para distraer la atención de temas polémicos, para “reconciliarse” religiosamente con su pueblo, para desmovilizarlo y aborregarlo, para clamar por la paz social y democrática: la paz del cementerio social capitalista. Por su parte, los líderes de la oposición de derecha –Nebot y Rodas- también lo acogerán y velarán por su seguridad en sus respectivas ciudades, y sin duda tratarán de aprovechar su visita para sus falsas disputas económicas y políticas con el gobierno, o sea entre viejos y nuevos ricos (por las leyes de herencia y de plusvalía). Pero al final todos estos harán el mismo show y le rezarán a su verdadero y único dios: el Capital. Por más que a veces se distancien y peleen entre sí, Capital, Estado e Iglesia han sido, son y serán los enemigos mortales de los explotados y oprimidos de todo el mundo.
Sin embargo, a dichos actos de fe cristiana asistirán millones de borregos-zombies dominados generación tras generación por la religión, “el opio del pueblo”, impuesta violentamente por la Iglesia para mantener en la tierra el reino de la propiedad privada, la mercancía y el dinero, es decir para justificar y santificar su esclavitud asalariada y su servidumbre voluntaria. ¿Por qué a los capitalistas –de derecha e izquierda- les interesa que creamos en la religión y la iglesia? Porque de esta manera se justifica y garantiza el miedo y obediencia hacia los explotadores y dominadores como un mandato bendecido por el “reino de los cielos”: monjas, pastores, testículos de Jehová, curas de derecha e izquierda, burócratas, concientizadores de todos los colores, dirigentes, sindicalistas y burgueses que representan la cloaca democrática, jerárquica y competitiva del mandato “celestial” dentro del Estado capitalista. Buscan así garantizar la sumisión mediante lo “divino” o la existencia de un paraíso en el más allá o en reino de los cielos, que no ha existido ni existirá ¡nunca! Igual que no existe dios o el diablo, el cielo o el infierno, más que como ideas movilizadoras de rebaños por parte de sus pastores.
Sí: todo esto lo hacen con el fin de mantenernos engañados y dominados, pues lo único que asegura es la naturalización y perpetuación de nuestras miserables, alienadas y esclavizadas vidas, la derrota en la tierra y la muerte en el infierno creados por los “santos” burgueses. Si somos explotados y pobres –nos dicen nuestros explotadores- es porque “dios así lo quiso”, porque “bienaventurados los pobres de la tierra porque de ellos será el reino de los cielos”. ¡Pura mentira con apariencia de verdad pero con fuerza material! Porque el problema es que les seguimos creyendo y sacrificándonos por ellos, por eso nos tratan como borregos y carne de cañón para sus exclusivos y mezquinos intereses, que no son ni serán nunca los nuestros. Pero la religión también es un refugio y un consuelo de los explotados y oprimidos frente a este mundo inhumano, una comunidad imaginaria para compensar la comunidad humana perdida, la falta de comunidad humana real, que nunca existirá mientras exista el capitalismo, y que, por lo tanto, sólo la destrucción revolucionaria de éste nos la dará.
No olvidemos que, en la historia, la religión y la iglesia han sido cómplices y hasta artífices de millones de muertes, crímenes y violaciones (sobre todo de niñ@s, ¡curas pedófilos!). En nombre de dios se han producido guerras, conquistas, masacres e invasiones, que han hecho posible el desarrollo del capitalismo. Es así como dios existe en la práctica aunque sea un engaño, “se muere por dios pero se vive como si tal dios existiera”. Y por esto es importante criticarlo destructivamente sin piedad y de raíz… Para colmo, este régimen religioso, capitalista y tramposo lo han divulgado mercantil e hipócritamente las mafias del opus dei y los medios de comunicación burgueses, imponiendo su doble moral sexual a nivel de política pública (“plan familia”), controlando y frustrando nuestra vida, nuestros deseos y placeres, satanizándolos como algo impuro e inmoral, y estigmatizando y reprimiendo a quienes se salen del rebaño. De igual manera la mujer para todas las religiones es degradada y permanente pecadora, siendo simplemente vista como reproductora, esclava del hogar y madre (¡qué mejor si permanece virgen hasta el matricidio!). Este odio a la mujer por parte de la religión en realidad encubre el odio a la humanidad y la naturaleza, a la vida.
Por esto y por mucho más, hacemos un llamado a cuestionar y superar comunidades imaginarias funcionales al capital, a perder el miedo y rebelarnos violentamente contra todos los que nos destruyen, dominan, reprimen, explotan, concientizan y evangelizan. Hagamos que ardan los templos mercantiles, estatales y celestiales (¡fuego a los comercios, la policía y las iglesias!), pues lo único que hacen es envenenarnos con su asquerosa sumisión y obediencia al capital, con su inhumana y absurda “normalidad”. Destruyamos este infierno cotidiano en la tierra de quienes viven a costa de nuestra esclavitud física y mental. No existe ningún paraíso ni salvación, pues solo luchando por la revolución social hasta el fin, con nuestras propias fuerzas y energías, podremos vivir y construir una vida verdaderamente humana. Luchando aquí y ahora. La revolución dejará en cenizas este mundo enfermo, lo que incluye arrojar a las llamas a todas las religiones junto con su sacrosanta propiedad privada, su venerado trabajo, su santificado dinero, sus lapidarias cárceles… así como a sus defensores, reformistas, curas de rojo y falsos críticos que llaman a luchar por intereses ajenos a nuestras necesidades humanas. Proletarios/as: no nos dejemos engañar por ninguna iglesia, religión o ideología –así se haga llamar revolucionaria-, estas solo tratarán de encadenarnos con sus “blasfemias” y conducirnos a su podredumbre, que no significa más que seguir muerto en vida dentro del capitalismo.

PROLETARIOS/AS:
¡DEJEMOS DE SER BORREGOS! ¡PENSEMOS Y LUCHEMOS POR CUENTA PROPIA!
¡DESTRUYAMOS TODAS LAS CADENAS QUE NOS OPRIMEN!
¡FUEGO A LOS RICOS, AL GOBIERNO, A LA POLICÍA Y A LA IGLESIA!
¡MUERTE AL ESTADO, LA MORAL Y LA RELIGIÓN!
 ¡REVUELTA, INSURRECCIÓN Y REVOLUCIÓN SOCIAL!
 
   comunistas-anarquistas inmorales
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Otras herejías encontradas en las paredes de la franciscana ciudad de Quito: