Un proletario desempleado y cabreado de la región ecuatoriana
Publicado en Fever - Lucha de clases bajo la pandemia el 23 de mayo de 2020
El 22A (22 de Abril) fue el Paro
Internacional de Repartidores de Glovo, Uber Eats, Rappi y otras Apps de
servicio de entrega de comida a domicilio. Participaron trabajadores de
Ecuador, Argentina, Perú, Costa Rica, Guatemala, México y España. Esta protesta
es importante y significativa porque es el símbolo y el síntoma de la
reactivación de la lucha del «proletariado intermitente global»[1] (que incluye al
proletariado migrante, como es el caso de los trabajadores venezolanos en
Ecuador) en tiempo de pandemia y crisis del Capital mundial; es decir, del
proletariado precario del sector servicios luchando contra la catástrofe
capitalista generalizada (sanitaria, económica, política, social,
civilizatoria) del siglo XXI. Esto, desde la revuelta proletaria mundial del
2019, que se vio interrumpida por el coronavirus hasta la fecha, ya que “la
guerra contra el coronavirus” de los todos los Estados y empresas del planeta
en realidad es una guerra contra el proletariado.
Por su parte, El 1A (1 de Abril) fue la
Huelga Internacional de Alquileres: no pagar arriendo y seguir viviendo en el
mismo lugar. Considerando que la mayoría de la población no tiene vivienda
propia, por lo cual debe arrendar para poder tener un techo donde vivir; y que,
a causa de la cuarentena, no puede salir a trabajar o ya está sin trabajo ni
ingresos como para pagar el arriendo. Entre esta fecha-hito de lucha proletaria
y la otra (el 22A), en varios países ha habido plantones de trabajadores
despedidos, cacerolazos desde las ventanas y los balcones, “teleprotestas” de
trabajadores impagos, huelgas salvajes en fábricas, motines en cárceles,
saqueos a supermercados. Pero también ha habido nuevas medidas de austeridad y brutal
represión estatal por parte de los gobiernos de derecha y de izquierda por
igual. En suma, abril 2020 parece ser el mes de la reactivación de la lucha de
clases real a nivel mundial en tiempos de crisis, pandemia y cuarentena
globales.
Hecho que, a pesar de mi pesimismo actual,
lo veo con buenos ojos, por ser un síntoma de posible reanudación –y esperemos
que intensificación– de la revuelta proletaria internacional. Porque si se
agudiza la catástrofe, entonces que también se agudice la revuelta cuando se
levante la cuarentena y todo el odio de clase acumulado de los proletarios
salga y estalle con fuego en las calles contra los ricos, sus políticos y sus
perros guardianes (como ya se ha hecho sentir, por ejemplo, en los suburbios de
Beirut, Atenas, París, Santiago de Chile y Guayaquil[2]).
En este contexto internacional, Ecuador es
uno de los países con uno de los peores brotes de Covid-19 en todo el mundo:
los más de 870 muertos (confirmados por coronavirus) en las últimas semanas
hasta la fecha, principalmente en la ciudad de Guayaquil, lo atestiguan en
forma de tragedia. Y el New York Times afirma que la cifra real de muertos es
siquiera 15 veces más alta (13 050 muertos) que la cifra oficial reportada por
el gobierno.[3]
También es una tragedia moderna el despido intempestivo de más de 4 500
trabajadores durante las últimas semanas[4] (según cifras oficiales,
lo que quiere decir que la cifra real es más alta). A lo que se suma la
reducción de la jornada laboral y del salario de los trabajadores públicos,
privados, formales e informales. Frente a tal masacre sanitaria y económica por
parte del terrorismo patronal y estatal en este país, los proletarios ya han
respondido con algunas protestas (de trabajadores de la salud contagiados,
obreros despedidos, docentes impagos, repartidores superexplotados…).[5]
En el caso concreto de los más de 4 000 repartidores
de comida a domicilio a través de plataformas digitales[6] (trabajadores informales del
sector servicios, el cual es un sector privado de la economía), éstos son una
parte del 46% de la “población económicamente activa” en situación de subempleo
que existe en el Ecuador (según el propio Instituto Nacional de Estadísticas y
Censos-INEC); y, su salario es lo que Marx, en el Tomo I de El Capital, denominó un «salario por
pieza» o «salario a destajo»: la tarifa que les pagan por cada entrega
realizada. So pretexto de la emergencia sanitaria y económica, bajo el discurso
empresarial y gubernamental de “todos debemos arrimar el hombro para sacar el
país adelante”, los dueños y patrones de estas empresas tercerizadoras de
servicios de transporte de alimentos (y medicinas) les redujeron de $ 1 a $ 0.30
la tarifa o el pago por cada entrega, es decir les redujeron el 70% o casi las
tres cuartas partes de su salario a destajo. Y en cuarentena les hacen trabajar
más por menos dinero, por ejemplo, haciendo “entregas colectivas” en lugar de
entregas individuales pero cobrando lo mismo. En otras palabras, contra este
sector del proletariado del siglo XXI también aplica la clásica e invariante
medida del Capital en situación de crisis para compensar la caída de la tasa de
ganancia: aumentar la tasa de explotación de la clase trabajadora y, por tanto,
la tasa de plusvalía.
Los repartidores no son, pues,
“superhéroes”, como rebuznan los medios burgueses de comunicación masiva: son
trabajadores superexplotados que, en tiempo de coronavirus, pasan todo el día
trabajando en las calles (a diferencia de los teletrabajadores) y, para colmo,
sin que las empresas les provean material de bioseguridad (mascarillas, gafas,
guantes, gel antibacterial, etc.). Exponiéndose así a contagiarse de
coronavirus y luego a tener que cuidarse y curarse como bien o mal puedan, ya
que no tienen seguro de salud ni público ni privado para ser atendidos médicamente.
En pocas palabras, se encuentran en situación de riesgo laboral y vital. Debido
a estas precarias y criminales condiciones de trabajo y de existencia impuestas
por el Capital transnacional y local, es que decenas de repartidores protestaron
el 17 de abril (paro nacional) y el 22 de abril (paro internacional) en Quito.
«¿Qué
hacen las empresas que se benefician del trabajo de lxs repartidorxs para
garantizar su seguridad y derechos laborales? El gerente general de Glovo
Ecuador, mediante una entrevista realizada por Telerama afirmó que lxs glovers
han sido dotadxs de material de seguridad e higiene por parte de la empresa,
esta afirmación fue rápidamente desmentida por la comunidad Glovers de Quito. A
esto se suma que están obligadxs por la empresa a realizar entregas grupales.
Es decir, se hacen dos o más entregas, que son cobradas individual y
completamente a lxs usuarixs; mientras que se les paga por la realización
de un solo pedido más un supuesto bono de 0,30 ctvs a lxs
repartidorxs. Estas condiciones fueron denunciadas durante un Paro
Nacional, convocado el 17 de abril del 2020. […]
A
nivel internacional, las principales exigencias de lxs trabajadorxs son el
aumento del 100% en el monto por pedido realizado y la entrega de elementos de
seguridad e higiene por parte de las empresas. Y ¿cómo se vivió el Paro Internacional en Ecuador? En la mañana del
22 de abril en las afueras de la tienda Glovo, ubicada al norte de la ciudad de
Quito, se concentró un grupo de repartidorxs, llevaban mochilas de Glovo y
Rappi; y es que la mayor parte de trabajadorxs de delivery tienen cuentas para
trabajar en dos o más plataformas, de esta manera aseguran ingresos para
sostener su vida. Mientras tanto, unxs glovers con marcadores, hojas de papel
bond y papelotes escribían consignas y exigencias para visibilizar las razones
del paro, y las pegaban en las afueras de la tienda.
Otrxs
colocaban sus maletas en la puerta principal de la tienda para evitar el
despacho de pedidos. Había quienes hablaban con sus compañerxs, para explicarles
la necesidad de parar; así algunxs reconocen la necesidad de parar para
conseguir derechos, pero no pueden parar porque viven al día. Si un día no
trabajan no pueden llevar el sustento a sus familias. A la larga, la
solidaridad y la vivencia compartida permiten que entre lxs trabajadorxs se
deje de repartir mientras se apoya a que quienes verdaderamente no puedan
parar, continúen con el trabajo.
En esa
mañana, lxs portavoces del Paro fueron entrevistadxs por los medios, dejando
claro que la lucha por los derechos no tiene bandera, que se encuentran juntxs
para pelear por condiciones dignas de trabajo y que no se puede sostener más la
esclavitud a la que las empresas de app de delivery someten a sus trabajadorxs.
Así mismo anunciaron que la lucha será a largo plazo, y que lo inmediato es
garantizar el 100% del pago de los repartos que realizan y la entrega de
equipos de bioseguridad necesarios en tiempos de pandemia. Su horizonte a largo
plazo es que se reconozca la autonomía real de lxs trabajadorxs con las apps o
que se lxs registre como trabajadorxs en relación de dependencia con todos los
beneficios de ley. Ese es un debate que aseguraron debe llevarse en conjunto,
tomando decisiones por el bien de todxs lxs trabajadorxs de reparto.
En el
transcurso de la jornada, se juntaron más repartidorxs a la protesta; llegaron
en grupo, en medio de pitos y gritos de “luchamos juntos por nuestros
derechos”. Algunxs Glovers se encargaron de preparar la ruta de la caravana que
recorrió de norte a sur la ciudad para visibilizar la presencia de lxs
repartidorxs y mostrar a la ciudad que su trabajo es esencial para sostener la
cuarentena, pero que también es fundamental que cuenten con ingresos justos y
seguridad.
Al
poco rato, la Policía Nacional apareció y haciendo uso del usual poder
patriarcal y clasista, notificó a lxs repartidorxs en voz autoritaria, que
tienen prohibido, por el estado de emergencia en el que se encuentra el país,
aglomerarse y estacionar sus medios de trabajo en el lugar. Advierten que si no
se mueven serán multadxs e incluso podrían apresarlxs por desacato a sus
órdenes. La mayor parte de repartidorxs tomó su medio de transporte y en
caravana se movió. Sin embargo, la policía no satisfecha con desalojar a lxs
trabajadorxs, lxs siguió y en un cruce de dos vías principales de la ciudad
(Gaspar de Villarroel y Shirys), lanzó de improviso y en contravía, un
patrullero y dos motos contra la caravana de repartidorxs motorizadxs. Lxs
motorizadxs lograron esquivar con maromas este acto violento, y continuaron su
camino hacia el sur de la ciudad.»[7]
Es interesante anotar que los repartidores
motorizados protestaron de manera organizada y, al mismo tiempo, de manera espontánea
y autónoma, es decir sin intermediarios sindicales ni partidarios –al menos en
Ecuador–. Relevando a unos compañeros en el trabajo y comunicando a otros
compañeros la medida de hecho ese día. Para lo cual, usaron las llamadas “redes
sociales”: WhatsApp, Facebook, etc. Por ello, este es un ejemplo concreto de
lucha autónoma, acción directa, asociacionismo proletario y solidaridad de
clase por parte de trabajadores precarios, superexplotados y migrantes del
siglo XXI, con “nuevas demandas” (aparte de exigir que les paguen mejor) como
son las condiciones de bioseguridad contra el coronavirus, y que, tanto para su
trabajo diario como para sus protestas, usan las NTICs (nuevas tecnologías de
información y comunicación) y se organizan en red. Si su lucha es intermitente,
es porque su condición laboral y material en la vida cotidiana es intermitente.
También hay que señalar que, a pesar de haber
sido una protesta pacífica, la policía no se hizo esperar ese día y desalojó a
los trabajadores que protestaron a las afueras de la empresa Glovo Ecuador.
Obligando a los repartidores a improvisar y hacer una caravana motorizada de
norte a sur de la ciudad. Acción que recibió el apoyo simbólico y en “redes
sociales” por parte de cierta parte de la población. La policía como siempre
protegiendo el sacrosanto orden de la esclavitud asalariada y la circulación de
mercancías (principalmente, de la mercancía-fuerza de trabajo) para que los
empresarios sigan acumulando ganancias y poder, en tiempo de economía de
plataformas digitales, precarización laboral generalizada y pandemia. Un hecho
ciertamente ilustrativo de la «esclavitud digital», el «Estado distópico» y el
fetichismo de la mercancía: en una palabra, de este sistema de alienación,
explotación, opresión y muerte pero, al mismo tiempo, de la precaria resistencia
proletaria contra el mismo.
Cabe agregar que en Ecuador no es la
primera vez que los repartidores protestan. En agosto y en noviembre de 2019
también realizaron protestas por el tema de la tarifa por entrega (su salario
encubierto), es decir dos meses antes y un mes después de la Revuelta de Octubre
del año pasado en este país. Por lo tanto, es posible que en la próxima
revuelta social también estén presentes los compañeros repartidores, porque ya
han sido los protagonistas de un paro nacional e internacional de su sector y
su rama en lo que va de este año.
Viéndola en perspectiva, aquí y en todas
partes la lucha de los repartidores de comida a domicilio a través de Apps es
todo un símbolo del proletariado precario del sector servicios y su lucha
reivindicativa bajo el capitalismo informático y financiero transnacional en
tiempos de crisis catastrófica y de virtualización y aislamiento sociales. Como
diciendo que los proletarios no son cosas ni números, sino que son seres
humanos que quieren vivir frente a tanta muerte y tanta miseria. Y, al mismo
tiempo, como diciendo también que le temen al desempleo y al hambre tanto como
a la enfermedad y la muerte. Pero sobre todo, en los actos, interrumpiendo
temporalmente la “nueva normalidad” laboral y social del Capital. Por ello, más
allá de sus reivindicaciones puntuales y gremiales, la lucha de los
repartidores es una lucha por cuidar su vida y un contraataque directo a la
economía capitalista, precisamente porque ésta se basa en la ganancia sobre la
vida.
También es un símbolo de que si el suyo es
un “trabajo esencial en medio de la precarización y la pandemia” o de “primera
línea” en el actual confinamiento social, no sólo es porque la comida es vital
para todo el mundo en cuarentena y siempre, así como porque si ellos no
transportasen comida otros (los clientes de “clase media” y “clase alta”) no la podrían comer. Sino
esencialmente porque la clase trabajadora es la clase explotada que sostiene a
toda la sociedad capitalista con su trabajo, pero también es la clase
antagonista del Capital que se rebela contra su condición de clase explotada
porque el trabajo enferma y mata (literalmente en estos momentos de pandemia). En
síntesis, esta lucha es un símbolo de que el proletariado es la contradicción
viviente entre el “trabajo digno” y el rechazo del trabajo asalariado.
Sólo la lucha de clases real que se está
reactivando a nivel mundial resolverá en la práctica histórica y social esta
contradicción, tanto en esta lucha particular como en todas las demás luchas de
todos los sectores del proletariado; y dirá si el movimiento que anula y supera
el estado cosas actual –el comunismo– vuelve a ser o no un movimiento real y un
“fantasma” que recorre el mundo capitalista hasta su total transformación
revolucionaria. Radicalizando y generalizando o no las actuales luchas
reivindicativas del intermitente proletariado mundial. Tensionando, rompiendo y
saltando o no sus propios límites y contradicciones como clase de y, al mismo
tiempo, contra el Capital.
Quito, 29 de abril de 2020
[1] «Lo que de hecho se expande
explosivamente por el mundo son los precarios, los intermitentes globales, los
superfluos que comprenden una parcela importante del nuevo proletariado,
especialmente en los servicios. Y es ese el fundamento estructural de lo que vengo denominando esclavitud digital. Proletarios que, exactamente por estas
condiciones, también se rebelan.» Ver Antunes, Ricardo (2019). “El nuevo
proletariado de servicios, valor e intermitencia: la vigencia (y la venganza)
de Marx” en Revista Herramienta N°
62, Año XXIII, Invierno de 2019, Buenos Aires-Argentina. Disponible en: https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=3079
[2] Ver El Comercio (27 de abril de
2020). Tres motos de la Policía fueron
quemadas durante disturbios en operativo en Guayaquil: https://www.elcomercio.com/actualidad/motos-policia-quemadas-disturbios-guayaquil.html
[3] Ver The New York Times-América
Latina (23 de abril de 2020). El número
de muertos en Ecuador durante el brote está entre los peores del mundo: https://www.nytimes.com/es/2020/04/23/espanol/america-latina/virus-ecuador-muertes.html
[4] Ver El Comercio (21 de abril de
2020). ¿Cuál es
el impacto del covid-19 en los trabajadores de Ecuador: teletrabajo, rebaja
salarial, despido intempestivo?: https://www.elcomercio.com/actualidad/ecuador-coronavirus-despidos-intempestivos-teletrabajo.html
[5] Ver Proletarios Revolucionarios
(15 de abril de 2020). Breve análisis
crítico de las últimas medidas económicas del gobierno de Moreno “para
enfrentar la emergencia sanitaria” y de su “Programa Ecuador Solidario”: http://proletariosrevolucionarios.blogspot.com/2020/04/breve-analisis-critico-de-las-ultimas.html;
y, en este mismo blog, 22 de Abril de
2020: Paro Internacional de Repartidores: https://proletariosrevolucionarios.blogspot.com/2020/04/paro-internacional-de-repartidores-22.html
[6] Ver El Telégrafo (9 de noviembre
de 2019). Tres plataformas generan 4.100
empleos: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/economia/4/plataformas-digitales-repartidores
[7] Ver Valencia, Belén (24 de abril
de 2020). Trabajo de reparto: trabajo
esencial en medio de la precarización y la pandemia. La Tecla-R. Quito.
Disponible en: http://www.latecla-r.com/2020/04/24/trabajo-de-reparto-trabajo-esencial-en-medio-de-la-precarizacion-y-la-pandemia/
Ver también Hidalgo, Kruskaya y Valencia, Belén (2019). “Entre la precarización
y el alivio cotidiano. Las plataformas Uber Eats y Glovo en Quito”, en Friedrich Ebert Stiftung Ecuador FES –
ILDIS. Disponible en: http://library.fes.de/pdf-files/bueros/quito/15671.pdf