21 de octubre de 2010

30 DE SEPTIEMBRE DEL 2010: VIOLENTO EPISODIO DE PUGNA INTERBURGUESA: OTRA VEZ LA MISERIA DEL ESTADO-CAPITAL, DE SUS IZQUIERDAS Y SUS DERECHAS

Cuando se siente amenazado, el Estado solamente defiende al Estado, solamente se defiende a sí mismo.
Marx

El proletariado no es débil porque está dividido, está dividido porque es débil. 
Pannekoek

Los policías no son proletarios. Son el brazo armado del capitalismo. Así que nos importa una mierda
sus condiciones laborales. Y, desde luego, no merecen que nadie les de flores.
Hommodolars

El 30 de septiembre no fue un “intento de golpe de Estado por parte de la derecha y el imperialismo”, como falsa y paranoicamente nos quiere hacer creer este gobierno contrarrevolucionario. Tampoco fue una simple “reivindicación sectorial” o “justa protesta” de los policías, ni mucho menos un “triunfo del pueblo por defender su proceso", como rebuznan algunos izquierdistas miopes y oportunistas. Lo ocurrido ese día fue nada más y nada menos que un violento episodio de pugna interburguesa intraestatal; es decir, una sangrienta y espectacular pelea por el poder entre patrones, entre fracciones, aparatos o mafias rivales al interior del mismo Estado burgués, a través de sus cuerpos represivos. En este caso, la resentida y reaccionaria derecha del capital –representada por el Partido Sociedad Patriótica (PSP)- contra la arribista y progresista izquierda del capital –representada por Alianza País (AP)-, queriendo todavía la una disputarle espacios e influencias dentro de los aparatos estatales a la otra o, en su defecto, queriendo generar un ambiente de inestabilidad para obtener rédito político. Pero al final de la jornada, el “triunfo amargo” se lo llevó el gobierno de Correa; mientras que, de su lado, policías y militares no perdieron sus exclusivos privilegios de casta burocrática. En suma, el único protagonista y el único ganador del 30 de septiembre fue ese monopolio de la violencia o esa mafia de mafias que es el Estado; el que, como sabemos, no es neutral, sino que es el Estado del Capital, el Estado de la clase capitalista que explota, oprime y reprime a nuestra clase proletaria.
Esto es así porque aún vivimos tiempos de contrarrevolución, es decir, tiempos donde el capitalismo mantiene la ofensiva contra la amenaza de insurrección proletaria y revolución social, con medidas de todo tipo (económicas, políticas, ideológicas, represivas), y en especial, mediante enemigos camuflados o gobiernos “de izquierda” como el de Correa. Son tiempos en los que la tónica está dada precisamente por este tipo de contradicciones secundarias o conflictos entre fracciones de la clase dominante, mientras que el proletariado en tanto sujeto revolucionario brilla por su ausencia, o es utilizado como masa de maniobra y carne de cañón por estas fracciones de la burguesía (más de 10 muertos y de 150 heridos hubo ese día), o es el pasivo espectador de este repugnante show político-militar-mediático.Sin duda, el mayor gendarme del capital y el principal aparato de la contrarrevolución es el Estado. Como el capitalismo se basa en la competencia, el Estado funciona y se fortalece a través de sus pugnas internas de poder. Por eso, cuando se siente amenazado o cuando necesita fortalecerse, el Estado solo se defiende a sí mismo, ¡a nadie más! En efecto, durante el 30 de septiembre lo que le interesaba al Estado no eran las vidas humanas puestas en riesgo por el mismo terror de Estado, sino protegerse a sí mismo, a fin, a su vez, de proteger la propiedad privada, la mercancía, el orden: la normalidad capitalista que nos subyuga día tras día, en la cual el capital es como un parásito que vive a costa de nuestro trabajo y nuestra vida. 
Por su parte, todas y cada una de las derechas del capital –PSP, PSC-Madera de Guerrero, PRIAN, etc.- así como de las izquierdas del capital –AP, PCE, PSE, PCMLE-MPD, Pachakutik, Polo Democrático, Diabluma, etc.- que, como buenos oportunistas políticos que son, salieron a favor o en contra de la rabiosa canallada de los chapas aquel día, lo único que estaban haciendo es tratar de pescar a río revuelto en nombre de sus mezquinos y acomodados intereses dentro y solamente dentro del sistema de dominación capitalista, esto es dentro del sistema de esclavitud asalariada y despotismo estatal. En fin, desempeñaron el único papel que les corresponde a todos ellos: putrefactos títeres peleones del mismo circo o diferentes tripas entrecruzadas de la misma bestia. Así quedo demostrada, una vez más, toda la miseria del Estado, de las derechas y de las izquierdas del capital por igual. Todo esto, en nombre de la dictadura “legal y legítima” del capital llamada democracia, bien resguardada por sus perros guardianes: los militares y los policías. Así y solo así es como la contrarrevolución ciudadana sigue en marcha. De hecho, este gobierno es contrarrevolucionario porque solo beneficia a ciertos capitales (locales y transnacionales), mientras que administra nuestra explotación y miseria asalariadas, nos entrega migajas en forma de bonos y demás, nos embrutece y desmoviliza colectivamente con su política y su propaganda, y reprime violentamente nuestros reclamos y protestas. Es más que seguro que, una vez resuelta esta “crisis interna” con la policía, el gobierno capitalista y contrarrevolucionario de Correa volverá a arremeter contra nuestra clase con leyes, con “paquetazos” y, por supuesto, con policías y militares nuevamente en primera fila mostrándonos sus colmillos. 
Por otro lado, no existen “malos policías” y “buenos policías”, como lloriqueaba Correa; tampoco es cierto que son “pueblo uniformado”, como dice alguna gente. Absolutamente todos los policías –y militares- solo “sirven y protegen” a la explotación y opresión capitalistas y, para colmo, todos los privilegios que gozan estos cerdos y gorilas con armas provienen ¡de nuestros bolsillos! Toda la brutalidad cometida por policías y militares el 30 de septiembre solo demostró que ellos no son más que los perros guardianes del capitalismo, los asesinos a sueldo del Estado -el único y gran terrorista-, y traidores y  enemigos a muerte de los proletarios.Finalmente, la democracia solo es una y es la burguesa, puesto que es la forma política inherente a la sociedad mercantil y espectacular generalizada que es el capitalismo: he allí sus instituciones, el mercado, el gobierno, el parlamento, los partidos y sindicatos, las urnas, los medios de comunicación, la ciudadanía. Pero, sobre todo, no hay democracia sin policía y sin ejército, es decir sin violencia organizada de la burguesía para proteger la propiedad privada y reprimir a los proletarios (y/o a otras fracciones burguesas que se opongan al poder de turno). Lo cual no es solamente el “lado oscuro” ni el “exceso obsceno” de la democracia, sino su esencia misma. No hay Estado sin represión. No hay democracia sin dictadura de clase. Todos los defensores de la democracia, por tanto, son los defensores de la dictadura de los que nos explotan, oprimen y matan a los proletarios: “el partido de la reacción contra el proletariado es el partido de la democracia”. Y es que es la democracia la que nos entretiene y estupidiza con mercancías para comprar, con televisión y urnas, al mismo tiempo que mata de hambre y a balazos a millones de proletarios. No en vano Correa, los militares, la prensa, las derechas y las izquierdas del capital corearon en una sola voz que se haya “salvado la democracia”, es decir la dictadura del capital. Por todo ello, no se trata de “radicalizar la democracia” ni cosa por el estilo, como cree todo socialdemócrata, sino de criticarla y de abolirla radicalmente mediante la dictadura social de las necesidades humanas sobre la dictadura democrática del capital-estado,  es decir mediante la dictadura del proletariado.
Por cierto, tal vez alguien increpe que si no existiese policía y ejército, no habría quién nos “proteja” de la delincuencia. Pero lo de la delincuencia no es un problema de ese día, ni del gobierno actual. Es un problema de fondo. Existe policía y existe delincuencia porque existe propiedad privada, explotación y miseria. Es un “lado oscuro” pero inevitable de la sociedad capitalista. Por lo tanto, la delincuencia no se soluciona con más fuentes de empleo ni con más policía, sino aboliendo el capitalismo y su Estado. En este sentido, los saqueos –como los habidos el 30 de septiembre- son justificables en la medida en que imponen las necesidades de los proletarios que saquean por sobre la propiedad privada y la mercancía. Pero, en cambio, los mismos solo cobrarían un sentido revolucionario si formasen parte de la lucha proletaria por la abolición social de la propiedad privada y la mercancía, de la empresa y la policía. 
Ahora bien, el problema principal desde el punto de vista revolucionario es que, en este país, nuestra clase actualmente no existe como clase para sí misma, como movimiento revolucionario real que lucha por suprimir de raíz la sociedad capitalista de clases en su totalidad y, con ello, suprimirse a sí misma como clase social para devenir comunidad humana real.*  Existe como mansa clase trabajadora para el capital, o como esa histórica criatura del Estado llamada “pueblo”. Peor aún, existe como masa ciudadana (¡!), tal como se pudo observar el 30 de septiembre, pues la gente lanzada a las calles aquel día se dejó manipular como si fuesen peones de ajedrez o soldaditos de plomo, apoyando a bandos enemigos de nuestra clase. Sin embargo, podría decirse que la mayoría de nuestra clase fue un espectador pasivo de este sangriento espectáculo estatal televisado (ojo). No podía ser de otra manera. En primer lugar, porque esa no era su lucha, sino una lucha entre patrones y sus perros guardianes. Y en segundo lugar, porque no existe un proletariado visible en lucha contra el capital, un proletariado autónomo y antagónico, revolucionario, ya que “el proletariado es revolucionario o no es nada”. Esto no es una queja. Es un hecho determinante a tal punto que por eso los conflictos principales actuales no son conflictos sociales entre proletarios y burgueses, sino conflictos políticos entre burgueses mismos. Por eso lo ocurrido el 30 de septiembre no fue lucha de clases, sino lucha entre fracciones, mafias o aparatos de la burguesía, de su Estado. Y por eso, frente a estas falsas contraposiciones y falsos dilemas, los proletarios no tenemos ¡ningún partido que tomar!, sino más bien que tomar distancia de ellos y comenzar a luchar por nuestros propios objetivos y con nuestros propios métodos, en nuestro propio terreno de clase y contra toda la bestia capitalista. No es suficiente que los burgueses se peleen y se maten entre ellos mismos. Para que todo cambie en serio, es necesario que el proletariado reemerja para cuestionar, golpear y destruir o subvertir de raíz todo el orden burgués. Y esto no se trata de una miserable lucha política para conquistar el poder del Estado burgués, sino de una lucha social o generalizada para revolucionarlo todo desde sus cimientos, para cambiar la vida misma. No para cambiar las fichas del ajedrez de la dictadura democrática capitalista, sino para romper todo el tablero.
Nuestra clase lucha por necesidades concretas, por sus condiciones materiales de vida (alimentación, vivienda, salud, tiempo libre, etc.), no por ideologías ni por reformas. Son el capital, el Estado y las izquierdas del capital las que desvían y encasillan la lucha proletaria de esta manera. Entonces, para que el proletariado reemerja o insurja en la lucha de clases y le pueda dar una solución revolucionaria a la actual crisis capitalista, es necesario que comience a luchar por sus intereses o reivindicaciones propias y no por las de sus enemigos de clase, recuperando su confianza, su solidaridad, su autonomía y su combatividad de clase. Es necesario profundizar, radicalizar, generalizar y unificar estas reivindicaciones, y deshacernos de las ilusiones reformistas de lucha (leyes, reformas, “poder popular”, etc.), así como también de las mediaciones del mismo capital-estado (gobierno, asamblea nacional, partidos, sindicatos, ongs, “movimientos sociales”, etc.), levantando nuestras propias formas de asociación u organización clasista y autónoma para la lucha (asambleas, comités, núcleos, grupos, etc.), y sabiendo golpear al poder burgués donde le duela.  Tarde o temprano, nuestra clase se dará cuenta que sus reivindicaciones o necesidades vitales no pueden ser verdaderamente satisfechas por el capitalismo, sino en contra y más allá de éste. Que la única solución de fondo ha de ser la revolución social, y que la única vía para ello será la insurrección. Mientras tanto, hermanos proletarios, procuremos convertir las próximas protestas sociales en huelga general, y la huelga general en huelga salvaje. De lo contrario, seguiremos siendo espectadores o carne de cañón de las pugnas interburguesas por venir. 
Frente a la confusión reinante dentro de nuestra clase –algo propio de tiempos contrarrevolucionarios- en torno a los polémicos y recientes hechos del 30 de septiembre en ecuador, es necesario y pertinente que las minorías proletarias revolucionarias los aclaremos desde una firme y clara posición programática, como parte de la misma clase que somos. El programa comunista histórico y mundial de nuestra clase (abolición de la propiedad privada, el trabajo asalariado, el capital, el Estado, la democracia, las patrias, etc., mediante la lucha autónoma, la insurrección y la dictadura del proletariado) es nuestra arma de combate por el momento, no solo contra el capital-estado, sino contra toda forma de reformismo (sean correístas, marxistas-leninistas, “anarquistas”) dado su carácter confusionista y contrarrevolucionario. Reiterarles a todos estos nuestro odio de clase. De este modo, lo que más nos interesa es que materiales como este contribuyan a la autoclarificación de nuestros hermanos de clase, si no es de todos, al menos sí de algunos proletarios, a fin de que no vuelvan a ser peones de ajedrez ni carne de cañón de ninguna fracción de la burguesía, sino que sean sus enemigos; a fin de que ya no tengan miedo de sus opresores ni luchen por el “mal menor”, sino que les infundan miedo a ellos y luchen por conquistarlo todo, puesto que los proletarios somos quienes producimos o creamos todo en esta sociedad, por lo tanto, todo debería pertenecernos.

¡EL ÚNICO Y GRAN TERRORISTA ES EL ESTADO CAPITALISTA!
HERMANO PROLETARIO: ¡NO TOMES PARTIDO POR NINGUNA FRACCIÓN DE LA CLASE QUE TE EXPLOTA Y OPRIME
EN SUS MISERABLES PUGNAS DE PODER COMO LA DEL 30 DE SEPTIEMBRE!
HERMANO PROLETARIO: ¡NO TE CONVIERTAS EN TRAIDOR  Y ENEMIGO DE TU CLASE: NO TE HAGAS POLICÍA, MILITAR, POLÍTICO NI SINDICALISTA NUNCA!
HERMANO PROLETARIO: ¡LUCHA POR LAS REIVINDICACIONES CONCRETAS DE TU CLASE Y CON TU CLASE,
CONFIANDO SOLAMENTE EN TUS PROPIAS FUERZAS, CON SOLIDARIDAD, AUTONOMÍA Y COMBATIVIDAD!
¡CONVIRTAMOS LAS PRÓXIMAS PROTESTAS SOCIALES EN HUELGA GENERAL,
LA HUELGA GENERAL EN HUELGA SALVAJE!
¡TARDE O TEMPRANO, LA ÚNICA SOLUCIÓN VITAL SERÁ LA REVOLUCIÓN SOCIAL,
Y LA ÚNICA VÍA SERÁ LA INSURRECCIÓN!
¡ABAJO EL ESTADO, LA POLICÍA, EL EJÉRCITO, LOS PARTIDOS, LA DEMOCRACIALA PATRIA,
LA PROPIEDAD PRIVADA, LA MERCANCÍA Y EL TRABAJO ASALARIADO!
¡POR EL COMUNISMO Y LA ANARQUÍA SIEMPRE!

Proletarios Salvajes  
octubre 2010, quito-ecuador


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* Cabe aclarar que esto pasa o aplica, en este caso, sólo para el ecuador, ya que en otras regiones y países (maghreb, medio oriente, europa, algunos países de américa latina, etc.) en los últimos años el proletariado está reemergiendo internacionalmente como sujeto de lucha al enfrentarse en las calles a las imposiciones del capital y el estado, a las “medidas de austeridad” y la represión. Hacemos esta aclaración gracias a la observación que al respecto nos hicieran los compañeos del ex-GEC (de perú).

8 de julio de 2010

¡EL ÚNICO Y GRAN TERRORISTA ES EL ESTADO CAPITALISTA!

Ya no hay ninguna duda: se está pudriendo esta basura.
Si esto no es una dictadura, ¡¿qué es?! ¡¿Qué es?!
Bersuit Vergarabat


Todas las “violaciones de los derechos humanos” o “crímenes de lesa humanidad”, recientemente sacados a la luz, han sido cometidos por EL ESTADO, no solo en el gobierno del socialcristiano-fascista Febres Cordero, sino también en el gobierno del progresista-fascista Correa; todas las medidas que está tomando el actual gobierno para blindar AL ESTADO, no solo con instituciones y leyes democráticas, sino especialmente financiando y armando hasta los dientes a los aparatos represivos DEL ESTADO (policía, ejército, inteligencia, comandos especiales, etc.), es decir reforzando el TERROR DE ESTADO; la criminalización y persecución judicial-policial DESDE EL ESTADO a lxs luchadorxs sociales antiminerxs, especialmente proletarixs del campo (del Austro), como si fuesen “terroristas”, ya que para el gobierno de la CONTRARREVOLUCIÓN CIUDADANA el negociado con las mineras, petroleras y demás grandes empresas es uno de sus sueños húmedos favoritos; la disposición emitida DESDE EL ESTADO que impide la libre circulación de adolescentes y jóvenes estudiantes –en su mayoría de familias proletarias- por las calles de Guayaquil, en horarios “de clases” (lavado ideológico de cerebros), pues podrían ser acusadxs de “delincuentes”;* la construcción en marcha de otro edificio de la Policía Judicial (PJ – centro de injusticias y torturas encubierto), en un barrio del norte de Quito, claro está, ordenada POR Y PARA EL ESTADO; el proyecto de “ley de educación superior” DEL ESTADO para acabar con la ya menoscabada “autonomía universitaria” y, sobre todo, para controlar la “educación” y así excretar más y mejores esclavos asalariados, criaturas DEL ESTADO o siervos voluntarios “profesionales” y “productivos” para “la patria” y “el progreso”; la existencia de grupos “skin-heads” (cabezas –huecas- rapadas) o neo-nazis que hacen de las suyas y que, si siguen en la “impunidad”, es porque no son más que gérmenes de bandas para-policiales o para-militares, es decir del TERROR DE ESTADO, además que están apadrinados por ciertos sectores empresariales, políticos, policiales y militares, es decir POR EL ESTADO; las angustiantes y dolorosas “estadísticas de carne y hueso” de desempleo, subempleo, inflación y pobreza que suben poco a poco, pero suben, no solo a causa de la crisis capitalista mundial actual y de las “leyes” del mercado, sino también por medidas concretas DEL ESTADO, especialmente los miles y miles de despidos que este gobierno ha propiciado en los últimos tres años; la monstruosa y asfixiante maquinaria ideológico-publicitaria DEL ESTADO –al clásico estilo fascista- para el embobamiento colectivo llamado “opinión pública”, a la cual el gobierno pretende controlar aún más con la actual “ley de comunicación”, etc., etc., etc.; en fin, toda la violencia capitalista cotidiana que soportamos por todos los flancos… ¿qué nos están diciendo todos estos hechos a lxs proletarixs?

Que el capitalismo es explotación, opresión, violencia y muerte o, mejor dicho, sostenido por la VIOLENCIA, y que el ESTADO es precisamente el MONOPOLIO de tal violencia; que el ESTADO no es más que un CAPITALISTA colectivo o una junta que administra los negocios comunes de toda la burguesía; que el ESTADO no es solo el “PATRÓN de patrones”, sino la MAFIA de las mafias; que el ESTADO no es más que el APARATO DE DOMINACIÓN Y REPRESIÓN DE LA BURGUESÍA –de cualquier bandera o credo político- sobre el proletariado; que el ESTADO es el mayor gendarme o perro guardián de la PROPIEDAD PRIVADA y el CAPITAL; que no hay esclavitud asalariada sin DESPOTISMO ESTATAL; que NO HAY CAPITAL SIN ESTADO NI ESTADO SIN CAPITAL (o que el CAPITAL ES ESTADO y el ESTADO ES CAPITAL); que la DEMOCRACIA no es más que la DICTADURA INVISIBLE DEL CAPITAL sobre el proletariado, pero que es aceptada al igual que las “drogas socialmente aceptadas”; que EL ÚNICO Y GRAN TERRORISTA ES EL ESTADO CAPITALISTA, adopte la FORMA que adopte (democrático, dictatorial, conservador, progresista, de derecha o de izquierda, etc.); en fin, que EL ESTADO NO ES NEUTRAL ni un instrumento de “correlación de fuerzas”, “acumulación de fuerzas”, “transición” ni mucho menos de “liberación” de nuestra clase proletaria -como creen los nauseabundos REFORMISTAS O IZQUIERDAS DEL CAPITAL-, sino que es NUESTRO ENEMIGO MORTAL A SER DESTRUIDO JUNTO CON SU BASE REAL: EL CAPITAL (propiedad privada, trabajo, valor, mercancía, salario, división del trabajo, clases sociales, etc.).

Negar o tratar de maquillar todo esto es negar el HECHO histórico y cotidiano de la explotación, la dominación y la LUCHA DE CLASES y, sobre todo, es negar la perspectiva de REVOLUCIÓN SOCIAL, tanto en los fines como en los medios. NO se trata, entonces, de inmiscuirse en las peleítas “entre blancos” o en las pugnas interburguesas y/o al interior del Estado, tampoco de pedirle migajas al Estado (leyes, políticas, reformas, derechos, recursos, espacios, etc.) y ni siquiera de pedirle o exigirle NADA, pues NO lo va a hacer, y, si lo hace, es para perfeccionar la DOMINACIÓN que ejerce sobre nuestra clase, considerando además que toda reforma y que todo progreso son REFORMA Y PROGRESO SOLAMENTE DEL CAPITAL Y PARA EL CAPITAL, NO DE Y PARA NUESTRA CLASE, la cual solo recibe “zanahoria y garrote”, pero más que nada GARROTE, porque se MUERE día tras día y en todo el mundo de hambre, enfermedad y/o bala. Por tal razón, todos los lamebotas demócratas, reformistas y progresistas de izquierda TAMBIÉN SON ENEMIGOS del proletariado: “… Este sistema que les mete el dedito en el culito y ¡cómo sangra!... Pero el que sangra… es ¡ese gran culo… [de los] estalinistas, los demócratas de mierda y los forros pacifistas!” (Bersuit).

Hermanxs proletarixs: no existe “buen patrón” ni “buen gobernante”. No se trata de cambiar de amo, sino de ya no tener amo alguno. ¡Basta de confiar en el estado! ¡Basta de confiar en el gobierno (en cualquier gobierno)! ¡Basta de confiar en las instituciones! ¡Basta de confiar en las elecciones! ¡Basta de confiar en intermediarios y en “salvadores” de izquierda! ¡Basta de confiar en las reformas progresistas! ¡Basta de migajas! ¡Basta de cadenas! ¡Basta de confiar en nuestros enemigos! (“¡Pare de sufrir!”) ¡CONFIEMOS ÚNICAMENTE EN NUESTRAS PROPIAS FUERZAS! Aunque tenemos clarito que, al menos en estos momentos en esta parcela nacional del capital-estado mundial llamado Ecuador, llamar a la violencia proletaria revolucionaria y generalizada no es real ni tendría efecto, también tenemos clarito: que EL CAPITAL-ESTADO ES VIOLENTO por naturaleza; que la liberación de lxs proletarixs será obra de Nosotrxs mismxs LXS PROLETARIXS o no será obra de nadie; que hay que defender e imponer nuestras reivindicaciones contra la patronal y el estado directamente, sin intermediarios, es decir SIN SINDICATO NI PARTIDO NI ONG, sino mediante asambleas y núcleos AUTÓNOMOS de base (de decisión, acción, agitación y combate); que la lucha proletaria CONTRA EL CAPITAL es también y necesariamente una lucha CONTRA EL ESTADO (gobierno, policía, congreso, ministerios, cortes, cárceles, programas de asistencia y “bienestar”, mediadores gubernamentales, etc.) Y CONTRA LA IZQUIERDA DEL CAPITAL (reformistas, progresistas, etc., incluso si fanfarronean de ser “marxistas” y/o “anarquistas”); que LA REVOLUCIÓN PROLETARIA ES SOCIAL Y NO POLÍTICA, es decir que no se trata de “quítate tú pa’ ponerme yo” en el poder ni de “cambiar todo para que nada cambie”, sino de SUBVERTIR prácticamente todas y cada una de las RELACIONES SOCIALES Y HUMANAS que vivimos, lo que implica la ABOLICIÓN DE LA SOCIEDAD BURGUESA Y DE SU ESTADO y, en cambio, la INSTAURACIÓN DE UNA LIBRE ASOCIACIÓN DE INDIVIDUOS LIBRES E IGUALES, AUTÓNOMOS Y SOLIDARIOS; que esta revolución social, a la corta o a la larga, será necesariamente VIOLENTA o NO SERÁ (insurrección mediante); y que, para ABOLIR LA CONTRARREVOLUCIONARIA DICTADURA (DEMOCRÁTICA) DEL CAPITAL-ESTADO (mundial), nuestra clase debe imponer SU DICTADURA, la DICTADURA SOCIAL Y REVOLUCIONARIA DEL PROLETARIADO (mundial), la cual NO ES UN NUEVO ESTADO (ni un "semi-Estado"), sino que es la DICTADURA DE NUESTRAS NECESIDADES HUMANAS REALES sobre las ganancias del Capital y el poder del Estado, para eliminarlos de raíz. Así es como, en la LUCHA PROLETARIA REAL Y RADICAL, se forja el COMUNISMO o la ANARQUÍA.

Hermanxs proletarixs: “nuestro” programa en realidad es SU PROGRAMA, el programa de SU CLASE, la cual no es solo “ecuatoriana”, “latinoamericana” ni “del siglo XXI”, sino que es HISTÓRICA Y MUNDIAL (sin esas cárceles capitalistas llamadas patrias o nacionalidades). Así pues, todo lo que aquí decimos no es estar inventando el agua tibia ni “nuestro vuelo”; es una forma de expresar aquí y ahora lo que ha hecho nuestra clase en otras épocas y en otros lados, y que lo seguirá haciendo, allá o aquí, tarde o temprano, por su irrenunciable NECESIDAD y deseo de VIVIR de verdad, humanamente. El capitalismo –y su Estado, su progreso, su democracia, sus reformas y sus izquierdas- solo puede ofrecer ILUSIÓN, MISERIA, DECADENCIA Y MUERTE para nuestra clase proletaria y la naturaleza. Por lo tanto, la ÚNICA OPCIÓN VITAL que hoy tenemos lxs proletarixs de todos lados no es otra que ¡REVOLUCIÓN O MUERTE! ¡COMUNISMO O BARBARIE!

¡UNA VIDA CON EXPLOTACIÓN Y DOMINACIÓN NO ES VIDA!
¡LA ÚNICA COMUNIDAD HUMANA REAL ES LA SOCIEDAD SIN CLASES Y SIN ESTADO!
¡CONTRA LA COMPETENCIA CAPITALISTA, SOLIDARIDAD PROLETARIA!
¡NI ESTADO NI SINDICATO NI PARTIDO NI ONG: AUTONOMÍA PROLETARIA!
¡CONTRA EL TERROR DEL ESTADO BURGUÉS, ANTAGONISMO PROLETARIO!
¡SOLIDARIDAD Y LIBERTAD PARA LXS PERSEGUIDXS Y PRESXS POLÍTICXS POR
EL ESTADO BURGUÉS, DE AQUÍ Y DE TODAS PARTES!
¡MUERTE AL CAPITAL - MUERTE AL ESTADO!
¡VIVA EL COMUNISMO Y LA ANARQUÍA!

Proletarios Salvajes



* Si no existiese propiedad privada, explotación y miseria, tampoco existiese delincuencia ni policía. Lo mismo se puede decir del actual “cuco” del sicariato. Pero, en realidad, los mayores “delincuentes” (de cuello blanco) y matones son los mismos capitalistas y, por ende, el Estado. Entonces ¿queremos que no haya delincuencia, sicariato, etc.? ¡Luchemos por destruir el capitalismo! ¡Abolición de la propiedad privada, del dinero y del Estado!

7 de mayo de 2010

SOBRE LA LUCHA CALLEJERA DE PROLETARIXS A LAS AFUERAS DEL COLEGIO MEJÍA Y DE LA ASAMBLEA NACIONAL Y SOBRE EL EJEMPLO DE LUCHA PROLETARIA DE NUESTRXS HERMANXS DE CLASE EN GRECIA


¿A qué se deben estas nuevas luchas callejeras en la ciudad de quito? A que estamos atravesando una crisis capitalista general mundial, que agrava aún más las miserables condiciones de vida de lxs proletarixs de todo el mundo (recortes salariales, despidos, inflación o carestía de la vida, precariedad, represión, etc.); a que el gobierno de correa no es más que el representante “ciudadano” y “progresista” del capital y del estado en este país: por eso es que, en los hechos, aplica medidas neoliberales, autoritarias, antiproletarias, inflacionarias y represivas; y, principalmente, a que algunos sectores proletarios (en este caso, “estudiantes” e “indígenas”) sienten en carne propia estas formas de explotación y opresión capitalistas y por eso han salido a las calles a protestar y a enfrentarse a pedrada limpia (como debe ser) contra los malditos perros guardianes de nuestro enemigo mortal de clase (la burguesía y su estado): contra los policías. ¡Muy bien, hermanxs de clase! ¡Sigan resistiendo!

Protestar contra el alza de la leche (y próximamente de sus derivados) es luchar contra una forma de explotarnos y empobrecernos aún más a lxs proletarixs: la inflación o el alza general de los precios de los productos de primera necesidad, ya que de esta forma se reduce el "poder de compra" de nuestro salario, lo que nos obliga a consumir menos productos o productos de menor calidad para subsistir. Por su parte, protestar contra la llamada “ley de aguas” es luchar contra el monopolio capitalista (estatal o transnacional) de tan vital “recurso natural”, por lo cual ni siquiera debería ser "patrimonio" del estado, sino que debería ser de propiedad y uso comunes. Así pues, estas protestas callejeras son justas y necesarias, pero no son suficientes, ya que no solo se trata de luchar contra la inflación y la monopolización, sino contra la explotación capitalista misma, es decir contra la propiedad privada, el trabajo asalariado (¡pues si no trabajamos, no comemos!), la mercantilización-dinerización de lo necesario para vivir y contra el máximo administrador y vigilante de todo esto: contra el estado. ¿Por qué? Por el simple hecho de que somos lxs trabajadorxs, lxs proletarixs, quienes lo producimos o creamos todo en esta sociedad; por lo tanto, todo nos debería pertenecer a nosotrxs o solo nosotrxs deberíamos ser quienes lo controlemos todo para vivir bien y plenamente sin explotación ni opresión, mientras que todas esas estructuras o instituciones burguesas son precisamente las que, en el fondo, nos impiden hacerlo, y por eso son nuestros enemigos mortales.

Este tipo de lucha proletaria radical que proponemos a nuestrxs hermanxs proletarixs en actual lucha callejera, solo puede ser tal cuando es autónoma, antagónica y mediante la acción directa, lo que quiere decir cuando se la realiza por fuera y en contra de todos los aparatos del estado burgués y la izquierda del capital (gobierno, asamblea nacional, partidos, sindicatos, gremios, frentes, universidades, colegios, etc.); cuando se lucha por nuestros intereses materiales y vitales exclusivamente proletarios y humanos, sin necesidad de intermediarios, representantes ni dirigentes, sino mediante nuestros propios núcleos, asambleas, consejos o/y grupos de agitación y de acción; y cuando luchamos contra el trabajo asalariado y la mercancía o cuando nos apropiamos directamente (a mano propia) de los productos o cosas para sobrevivir, así como cuando se ataca directamente a la propiedad privada y pública, a instituciones empresariales y del estado y, por supuesto, a la maldita policía.

Por eso, como proletarixs en lucha, no se trata de exigirle al gobierno de correa (o a la asamblea nacional) que baje el precio de la leche o que la subsidie, ni tampoco que derogue la ley de aguas o que la haga una ley más “popular” y “democrática”, puesto que el gobierno (y la asamblea nacional), en tanto representante del capital-estado que nos explota y oprime, ¡no lo va a hacer!: esto sería como pedirle a una araña que no se coma a una mosca atrapada en su telaraña. Tampoco se trata de luchar solo por un “carné estudiantil” y por un “estado plurinacional”, ya que esto solo sería maquillar la esclavitud asalariada, el despotismo estatal y el lavado ideológico de cerebros tanto en instituciones educativas fiscales como en comunidades indígenas; solo sería luchar por el “mal menor” y por darle un “rostro más humano” y “diverso” a la explotación y la dominación capitalistas. Y tampoco se trata solo de luchar contra los policías oficiales de azul y plomo, sino también de luchar “puertas adentro” contra los policías “de rojo” y “de poncho”, es decir contra aquellos autoritarios, burócratas y siempre traidores representantes o dirigentes, mejor dicho, contra toda forma de organización sindical, partidaria o movimientista de la izquierda del capital, porque éstos no son más que capataces reformistas y oportunistas “de izquierda” sobre y contra nosotrxs lxs proletarixs.

Así pues, la única manera clasista y anticapitalista de radicalizar la lucha actual, y no en nombre de ninguna ideología o bandera sino por nuestras necesidades humanas concretas, sería ó sabotear su producción y su comercialización ó apropiarnos directamente (y violentamente, de ser necesario) de la leche y de los artículos de primera necesidad en general, así como que también las aguas y las tierras sean reapropiadas y usadas por lxs proletarixs “indígenas” allí donde las necesiten. Estas acciones “salvajes” son las que cuestionan de hecho a la propiedad privada, al estado, a la ley y a la moral burguesas, y tal vez solo sean pocxs proletarixs quienes lo hagan (a pesar y en contra de “sus” organizaciones), o talvez ningunx por el momento. Pero ese es el camino a seguir, esa es la forma de lucha proletaria que realmente pone a temblar a los explotadores y opresores y que nos permite imponer socialmente, sin “diálogo” alguno con el enemigo de clase, nuestras necesidades humanas, vitales. Proletarixs: no hay que mendigar lo que por derecho nos pertenece (o sea todo), ¡hay que arrancarlo!

¡No somos estudiantes, indígenas, ciudadanos, etc.: somos proletarixs, y el proletariado no tiene patrias (o nacionalidades) ni representantes ni caudillos! Por eso debemos aprender y seguir el ejemplo de nuestrxs hermanxs proletarixs de grecia actualmente en revuelta, ya que en estos momentos en grecia también se está luchando contra las miserables condiciones de vida que nos impone el capital y el estado para sortear la presente crisis. En ese país, las luchas son cada vez más radicales en forma y en contenido: las protestas callejeras terminan en saqueos o destrozos a supermercados, bancos, municipios, congreso, sedes de la policía, pero también de algunos partidos y sindicatos (tanto fascistas como estalinistas); y una huelga general bien podría estar terminando en una huelga salvaje e insurreccional. Asimismo, y para el efecto, nuestrxs hermanxs de clase han levantado asambleas, redes de solidaridad y contrainformación, y grupos de agitación y acción permanentes. Así es como, en la práctica de la guerra de clases real, nuestra clase proletaria resiste y ataca a su enemigo de clase: el capital, el estado y el reformismo. Puesto que son las mismas causas, la misma clase y por ende la misma lucha, eso es lo que hay que hacer en todas partes, ¡eso es lo que hay que hacer aquí y ahora! 

Hermanxs Proletarixs:
¡A Radicalizar Las Luchas Callejeras Actuales Con
Autonomía, Antagonismo Y Acción Directa!
¡Solidaricemos Con Nuestrxs Hermanxs De Clase Que  Hoy Están Luchando En Grecia, "Iluminando La Oscuridad" Del Mundo, Luchando Contra "Nuestra" "Propia" Burguesía Y "Nuestro" "Propio" Estado!
¡A Luchar Contra La Propiedad Privada, El Trabajo Asalariado, La Mercancía Y El Estado!
¡A Preparar Próximas Huelgas Salvajes Para Atacar Al Capital, Al Estado Y Al Reformismo!
¡Que La Crisis Capitalista Actual Reviente Y A Luchar Por La Revolución Comunista Mundial!


mayo 2010, quito-ecuador 

1 de mayo de 2010

1º DE MAYO: ¡NADA QUE CELEBRAR! ¡ABAJO EL TRABAJO! ¡POR EL COMUNISMO Y LA ANARQUÍA SIEMPRE!

  

- “¡Qué horror! ¡Qué extremistas! A ver: ¿por qué dicen esto? ¿Por qué no hay nada que celebrar el 1º de Mayo?”

- Porque el trabajo no dignifica a nadie sino que aliena, explota y esclaviza a nuestra clase proletaria; el burgués o el patrón es el maldito explotador, el gran ladrón con cuello blanco y corbata de nuestro esfuerzo diario, mediante la propiedad privada, el trabajo y el salario (¡por eso no existen cosas tales como “buen patrón” ni tampoco como trabajo o salario “de la dignidad”!); el estado –y el gobierno-, el perro guardián institucional que vigila y administra esta explotación y que reprime la lucha proletaria (¡para eso y solo para eso existen los malditos chapas, milicos, políticos, burrócratas, jueces, leyes, cárceles, etc.!); el sindicato, el partido, el frente, etc. –esos que salen a la marcha-show a pastorear a “las masas”-, los arribistas mendicantes que se creen nuestros salvadores y que solo reclaman para sí mismos migajas (reformas) de todo tipo al capital-estado. En resumen: nuestro enemigo mortal es el patrón y el estado, pero también el sindicato, el partido, el frente, la ong, la iglesia, etc., porque todos éstos nos explotan y manipulan a lxs proletarixs de una u otra forma, y porque nosotrxs, giles o esclavxs, les permitimos hacerlo o porque todavía no nos atrevemos a luchar por nosotrxs mismxs para destruir todo lo que nos destruye y así recuperar, controlar y disfrutar todo lo que necesitamos y deseamos para vivir como seres humanxs de verdad, sin explotación ni opresión (sin propiedad privada, sin trabajo, sin mercancía, sin dinero, sin clases ni estado ni patrias). “Cierto es… Y si no se hace nada al respecto, las cosas seguirán igual o peor.

- ¡¿Y ahora: quién podrá liberarnos?!” ¡Nadie más que nosotrxs mismxs, hermanxs proletarixs, haciendo la revolución social total sin miedo y hasta el fin!


¡No Somos “Ciudadanxs” ni “Pueblo” ni “Nación”:
SOMOS PROLETARIXS!
¡Estamos en GUERRA DE CLASES, Guerra!
¡Odio Organizado Contra el Patrón y el Estado!
¡CORREA: REPRESENTANTE PROGRESISTA DE LA BURGUESÍA!
¡El Reformismo es Enemigo porque es Contrarrevolución!
¡NI SINDICATO NI PARTIDO: RADICALIDAD, AUTONOMÍA Y SOLIDARIDAD PROLETARIAS!
¡A EXPROPIAR por la Fuerza a los Ricos, a DESOBEDECER Toda Autoridad, a
DESERTAR de las Instituciones y a CONSTRUIR COMUNIDADES DE LUCHA Y DE VIDA!
¡HUELGA SALVAJE, INSURRECCIÓN, AUTOGOBIERNO Y AUTOGESTIÓN ANTI-MERCANTILES Y ANTI-ESTATALES!
¡¡DICTADURA SOCIAL DEL PROLETARIADO PARA LA ABOLICIÓN DEL TRABAJO Y DEL ESTADO!!
¡¡El Capitalismo es Muerte, EL COMUNISMO ES VIDA!!
¡¡A Luchar por la REVOLUCIÓN COMUNISTA MUNDIAL!!
¡¡VIVA EL COMUNISMO y la Anarquía!!
1º DE MAYO: ¡¡NADA QUE CELEBRAR!!
¡¡ABAJO EL TRABAJO!!

                                                                                                            1º de Mayo de 2010, 
quito-ecuador

1 de abril de 2010

PROLETARIADO CONTRA “CULTURAS JUVENILES” O “TRIBUS URBANAS”

“Divide y vencerás” ha sido la política de los explotadores y opresores de siempre. Sobre la base de la actividad humana autoalienada como trabajo y sobre la base de la propiedad privada sobre los medios de producción, la división entre clases sociales (burguesía y proletariado) es la división social fundamental o determinante de la actual sociedad capitalista. Pero no es la única. El capital no solo nos separa, a nosotrxs lxs desposeídxs o proletarixs, de los medios materiales que permiten decidir sobre nuestras propias vidas. También nos divide entre nosotrxs mismxs con un sinnúmero de identidades particulares o parciales, de comunidades ficticias o comunidades de y para el capital: éste hace muchas cosas para que creamos que somos y que actuemos como “jóvenes”, “estudiantes”, “ciudadanos”, “pueblo”, “hombres”, “mujeres”, “blancos”, “indios”, “negros”, “mestizos”, “de derecha”, “de izquierda”, “apolíticos”, “cristianos”, “ecologistas”, “feministas”, “glbtis”, “artistas”, “deportistas”, “rockeros”, “punkeros”, “emos”, “hoperos”, “hippies”, “poperos”, “reggaetoneros”, “latin kings”, “ñetas”, “liguistas de la muerte blanca”, “barcelonistas de la sur oscura”, “serranos (o andinos)”, “monos (o costeños)”, “ecuatorianos”, “cubanos”, “colombianos”, “árabes”, etc., etc., etc. Todo este espectáculo social pretende ser expresado bajo el discurso cultural y político de la famosa “identidad” y de la famosa “diversidad”… ¡pero siempre dentro de las lógicas y las dinámicas de la economía, la sociedad, la cotidianeidad y el estado capitalistas; es decir, en el marco de la explotación, la opresión, el lavado de cerebro, la fragmentación, la competencia y el individualismo!
Claro, podemos “ser”, lucir, pensar y hablar cómo y cuándo nos venga en gana (incluso por moda o novelería); podemos adquirir y mantener o “deconstruir” y mudar de una identidad a otra cuándo y cómo queramos (el “diverso” mercado capitalista –económico y cultural- lo permite); podemos ser “alternativos”, “anti-moda” y hasta “contestatarios” (porque “así son ‘los jóvenes’ ahora”); podemos organizar conciertos, ferias, campañas, encuentros, marchas “de resistencia juvenil” o “desfiles de la diversidad”, etc.; podemos reclamarle al estado burgués que “reconozca” tal identidad y que “respete” tal diversidad (cosa que ya ha hecho el actual gobierno burgués social-fascista con ciertas leyes y políticas públicas culturales, al igual que el “ilustre” municipio de quito); podemos hasta autoengañarnos creyendo que las absurdas y ridículas “guerras tribales” (p. ej. entre punks y skins, entre “barras bravas” o entre grupos políticos juveniles) son “una forma de lucha de clases” (¡!) ó, peor aún, creyendo que la lucha no es de clases sino “de generaciones, de sexos, de razas, de culturas” (¡!), etc.; en fin, para el capital-estado podemos hacer y creer todo esto, siempre y cuando no cuestionemos ni ataquemos la alienación, la explotación y la dominación de clase, siempre y cuando no nos rebelemos contra nuestro rol de explotadxs-dominadxs-consumidorxs-ciudadanxs (es decir contra nuestro rol de esclavx asalariadx, criatura del mercado y del estado o siervx voluntarix), siempre y cuando no critiquemos ni luchemos contra la totalidad capitalista y la sociedad de clases: la propiedad privada, el trabajo asalariado, la mercancía, el dinero, el estado, la ideología, la patria, la familia, la autoridad, la moral, la identidad, los roles y toda otra forma de alienación-opresión humana que forma parte del sistema capitalista (el que, sin duda, también es patriarcal, racista, colonial, autoritario, adultocéntrico, excluyente, etc., pero que ante todo y sobre todo es capitalista). Es más, no en vano ongs y gobiernos progresistas como el de la “revolución ciudadana” hoy promocionan y defienden todas estas tácticas ideológicas para embrutecer, dividir, cooptar y debilitar a nuestra clase, el proletariado.
En resumen: la “identidad” y la “diversidad”, y más concretamente la “juventud” y las “tribus urbanas”, son discursos y políticas ideológico-culturales capitalistas, porque son una de las formas actuales efectivas para que nosotrxs, lxs proletarixs –en especial lxs proletarixs jóvenes, siempre diferentes o múltiples entre nosotrxs-, no nos asumamos como tales –como lo que somos en realidad-, luchemos en contra de todo aquello que nos separa de nosotrxs mismxs en tanto individuxs reales y podamos construir una comunidad humana real; sino para que nos dividamos y nos organicemos contra nosotrxs mismxs, envés de organizarnos contra ellos: los capitalistas y sus “diversos” mercenarios (desde políticos y policías hasta ongistas e izquierdistas “alternativos”), nuestros enemigos de clase. Pero teniendo en cuenta también que esos opresores habitan dentro de nosotrxs mismxs y que, por tanto, como oprimidxs, debemos también “matar” individual y colectivamente al opresor que llevamos dentro en todo sentido (al burgués, al egoísta, al machista, al racista, al autoritario, al alternativo, al “revolucionario profesional”, al que se autoengaña y autocomplace con una “vida” deshumanizada, sin sentido e indigna, etc.).
Todo este cuadro, sin duda, no es sino una de las consecuencias de la temporal derrota histórica de nuestra clase proletaria en la lucha de clases; de que –al menos en este país- nuestra clase aún no existe como sujeto antagonista y destructor del mundo del capital en su totalidad y desde sus raíces, razón por la cual aún está embrutecida, atomizada y encasillada de mil y un formas burguesas; y de que el capital-estado y su ala izquierda (incluidas la academia, las ongs y ciertas “organizaciones juveniles”) se aprovechan de esta situación y la mantienen porque les conviene (pues, en algunos casos, figuretean y ¡hasta lucran de ello!).
Pero por eso mismo es que lxs proletarixs revolucionarixs e intransigentes debemos criticar, denunciar y combatir a muerte todas estas ideologías y políticas culturales capitalistas que nos impiden asumirnos y luchar como clase, y que no solo son reformistas sino contrarrevolucionarias, ya que pretender reformar “alternativamente” el actual orden social es pretender mantener “alternativamente” la esclavitud asalariada y el despotismo estatal, es decir la contrarrevolución capitalista permanente, la cual ahora tiene una forma precisamente preventiva, democrática, reformista o “ciudadana”. Por eso mismo hoy hay que agitar firmemente la bandera de la guerra de clases y de la resistencia proletaria, de forma que asumamos que no somos parte de ninguna ideología, identidad, rol y/o comunidad ficticia; sino que asumamos lo que somos y lo que debemos hacer en conformidad con nuestro ser real: que somos proletarixs y que, si realmente necesitamos y deseamos reapropiarnos por completo de nuestras vidas y vivirlas a plenitud –sin explotación ni opresión ni alienación-, debemos luchar por suprimir las condiciones capitalistas de existencia (material y espiritual), que también son las condiciones que nos hacen ser proletarixs; es decir, al asumirnos como proletarixs –quienes lo somos-, no solo estamos asumiendo la lucha vital concreta contra el capital, sino también la lucha por autosuprimirnos como clase, como humanidad-proletarizada, para devenir humanidad-socializada o comunidad humana real. Todo lo cual, valga decirlo, no es uno de esos novedosos y mercantiles “inventos” académicos posmodernos, sino una de las posibilidades reales que ha vislumbrado la misma lucha práctica y conciente del proletariado histórico y mundial, de nuestra clase. Y también cabe aquí decir que no nos estamos dirigiendo a lxs rockerxs, punkerxs, hoperxs, alternativxs, etc. “aniñadxs”, a esa juventud pequeñoburguesa o de clase media, porque ésta ya se encuentra acomodada “alternativamente” en el sistema y porque es frecuente en ella que tenga crisis existenciales o “de identidad”. De allí que no nos interese tal sector. Nos estamos dirigiendo fraternal pero (auto)críticamente, sin duda, a todxs lxs compas proletas jóvenes que andan metidxs en estas “movidas juveniles” -talvez como una forma de canalizar la natural rebeldía que les produce este maldito sistema capitalista-, a lxs cuales les decimos que si llegan a participar en la revolución social no será por una identidad, conciencia, ideología u organización, sino por necesidad vital concreta; es decir, que no lo harán como rockerxs, punkerxs, hoperxs, alternativxs, feministas, ecologistas, indigenistas, estudiantes, y ni siquiera como “socialistas”, “comunistas” o “anarquistas”, sino como proletarixs que luchan por su propia autosupresión y autoliberación humana integral.
Con todo esto último no estamos diciendo que no existan diferencias al interior de la clase trabajadora, que estas sean “contradicciones secundarias”, ni tampoco estamos llamando a “forjar la unidad” por la unidad, porque sí o así sin más (nada más populista y contrarrevolucionario, en este aspecto, que la unidad sin principios y desde arriba). El capital domina, entre otras cosas, porque produce, “naturaliza” y controla socialmente las diferencias reales en el seno de lxs trabajadorxs (división del trabajo, jerarquías salariales, de consumo o de “estatus”, nacionales, regionales, de sexo, edad, “raza”, ideologías, valores, costumbres, gustos, etc.). O cuando no las produce directamente, las integra y reproduce dentro de sus lógicas y, así, domina la totalidad social en base a este conjunto de divisiones o separaciones. Es falso o ilusorio, entonces, pretender combatir al capitalismo solamente desde una de estas parciales diferencias o haciendo de éstas “frentes de lucha” bajo la forma de identidades e ideologías: aquí nos referimos, por supuesto, a todos los “ismos” que están de moda (ciudadanismo, indigenismo, ecologismo, feminismo) y, en este caso, a las “culturas juveniles” o “tribus urbanas”, ya que, entre otros motivos, hoy éstas se encuentran presentes en buena parte de lo que se considera como “izquierdas”. Por lo tanto, no se puede llamar a “forjar la unidad” de nuestra clase bajo estas premisas. Insistimos: esa es la política ideológico-cultural actual del capital y su ala izquierda, del enemigo declarado y camuflado, respectivamente.
Muy por el contrario, la resolución proletaria y comunista de este problema es, una vez asumida nuestra condición proletaria, reconocer estas diferencias reales en nuestro seno, trabajarlas, superarlas, y sobre todo hacer esto autónomamente (lejos de las garras de los patrones, gobierno, sindicatos, partidos, ongs, universidades, etc.) y volcarlo contra el capital. Obviamente, esto debe hacerse entre iguales, como compañerxs y como revolucionarixs, es decir que toda desigualdad o jerarquía capitalista -sea cual sea- al interior de nuestra clase en lucha debe ser descartada o desechada desde el principio. Así pues, este clasismo revolucionario integral critica y combate la “identidad” y la “diversidad” capitalistas, pero no anula sino que, al estar luchando contra toda explotación y opresión, reúne y potencia la diferencia y/o la multiplicidad individual y colectiva real, humana, que es negada o alienada por el capital (p. ej. compañeras proletarias secretarias, madres solteras y “rockeras” de ascendencia indígena, o compañeros proletarios precarios y “hoperos” de barrio marginal, etc.). Por tal razón es que podemos afirmar categóricamente que, contra todas las identidades/comunidades ficticias o ilusorias del capital, la única comunidad real es la comunidad proletaria de lucha por abolir el capital-estado y la sociedad de clases, que es de carácter histórico y mundial, que vive y lucha por establecer a su vez la comunidad humana real mundial sin explotadores ni explotados, sin clases ni estado: el comunismo; el cual, como bien dice el Manifiesto Comunista, es “una asociación donde el libre desenvolvimiento de cada unx sea la condición del libre desenvolvimiento de todxs” (por si acaso: no reivindicamos al comunismo como otra ideología ni mucho menos como otra identidad, sino como movimiento real del proletariado por abolir la sociedad burguesa y a la vez como futura sociedad sin clases y sin estado, por lo que bien podemos reafirmar, en palabras de un compañero histórico, que “lxs comunistas luchamos por nuestra propia abolición”). Todo esto es posible desde aquí y ahora, a su vez, si a la atomización y a la competencia lxs proletarixs le oponemos activamente la solidaridad o la complicidad; a la representación y al vanguardismo, la autonomía; a la conciliación y al colaboracionismo, el antagonismo; al reformismo, la radicalidad; y a la dictadura (democrática) del capital, la dictadura social de nuestras necesidades y deseos humanos reales, la superioridad humana frente a la mercancía y el estado. Solo con esta perspectiva hoy se puede y se debe separar aguas tajantemente con la ideología dominante, con la izquierda del capital, con los sectores reaccionarios y reformistas en general y, por lo tanto, solo de ese modo hoy hay cómo contribuir modestamente a que nuestra clase se reconstituya, se reunifique y actúe como sujeto revolucionario. La lucha proletaria práctica así lo ha demostrado y lo demostrará.
Considerando que histórica y globalmente estamos en un contexto de crisis capitalista donde se demuestra toda la barbarie de este sistema putrefacto, pero que, aún así, mayoritariamente nuestra clase sigue estando explotada, dividida, extraviada, domada; que la actual generación de proletarixs jóvenes –que, además, constituimos el grueso de la clase trabajadora actual- está condenada al desempleo o a la precariedad económica y existencial (no solo la pobreza o la marginalidad, sino también el desencanto y la decadencia); que, sin embargo, esta actual generación de jóvenes proletarixs, por su misma situación material y vital concreta, tiene capacidades y motivos suficientes para autoemanciparse tanto del capital (economía/trabajo, política/estado, etc.) como de la izquierda del capital y sus taras: sindicalismo, partidismo, estatismo, ongismo, etc. (más allá de sus particularidades, las últimas luchas proletarias en perú, grecia, turquía, así lo demuestran, sobre todo en grecia); que esta contradictoria situación de la juventud proletaria o del proletariado joven se plasma en muchas de las actuales organizaciones, ideologías, iniciativas, procesos y acciones “juveniles” “de izquierda”; y, que precisamente el particularismo, en este caso el culturalismo juvenilista (burgués y reformista en sí), es un obstáculo real para luchar como clase contra toda explotación y dominación; considerando todo esto, pues, animamos a todxs lxs jóvenes proletarixs -politizadxs o no, organizadxs o no- a que abandonen todo “ismo” de moda y toda “cultura juvenil” o “tribu urbana”, y en general toda forma de dominio, ideologización, separación e identificación capitalistas, y que asuman lo que en realidad son y deben hacer para su autoliberación integral (material, social, psicológica, sexual, cultural, ecológica): proletarixs que luchen por transformar sus propias vidas, por conquistar y disfrutar la auténtica vida para todxs y cada unx; que luchen de manera práctica, autoconciente, autoorganizada, combativa y creativa por destruir la sociedad capitalista en su totalidad y por ende por autosuprimirse como clase para ser comunidad humana real o libre asociación de individuxs libres. A esto talvez se le quiera y pueda denominar de muchas formas; pero en la lucha histórica, real, de nuestra clase, a esta tendencia o movimiento real hasta ahora se le ha denominado comunismo y anarquía.

¡ABAJO EL JUVENILISMO, EL CULTURALISMO Y TODA COMUNIDAD FICTICIA DEL CAPITAL!
¡LUCHA DE CLASES REVOLUCIONARIA! ¡CLASISMO REVOLUCIONARIO INTEGRAL!
¡A CONSTRUIR Y FORTALECER LA COMUNIDAD PROLETARIA MUNDIAL 
PARA DESTRUIR AL CAPITAL, AL ESTADO Y A LAS CLASES!
¡¡LA ÚNICA COMUNIDAD HUMANA REAL ES EL COMUNISMO!! 
¡¡POR EL COMUNISMO Y LA ANARQUÍA SIEMPRE!!

Abril 2010, quito-ecuador

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Nota aclaratoria de noviembre de 2010.*

Sobre el proletariado juvenil urbano y las “tribus urbanas” o “culturas juveniles”: sabemos que el capital divide a nuestra clase, en especial a la juventud proletaria, de y contra sí misma y no de y contra el capital, a través de toda “cultura”, “identidad”, “diversidad”, etc., en tanto comunidades ficticias (no reales, o comunidades de y para la gran comunidad ficticia que es la sociedad del capital). Por eso es que de esa forma nos organiza y divide contra nosotrxs mismxs para evitar que nos re-unamos y organicemos como proletarios contra el capital. 

Ahora bien, sabemos también que la juventud proletaria no es “víctima” pasiva de esta forma de dominación capitalista, o sea que no es que necesariamente la burguesía y sus “diversos” agentes la hayan “creado” ni que estén “conspirando” a cada rato para mantenerla (sería ingenuo y hasta idealista verlo así). El capital integra o reproduce dentro de sus lógicas y dinámicas expresiones o formas sociales y culturales que muchas veces no crea: en este caso, las “tribus urbanas” tal vez son una forma de expresar y canalizar la natural rebeldía o protesta que produce el modo de vida capitalista en algunxs proletarixs jóvenes (en especial el punk, el hip-hop y el rock, géneros que, por cierto, nos gusta mucho musicalmente hablando, entre otros), así como una forma o intento de recuperar la "comunidad perdida" a causa de las sociedades de clases de las cuales la sociedad capitalista es su máxima expresión histórica. Todo esto lo comprendemos y lo hemos vivido en carne propia.

Sin embargo, esta es una forma todavía alienada de luchar y de recuperar la “comunidad perdida” o la necesidad social humana de comunidad por parte de tales jóvenes proletarixs, tendencia que, culturalmente en dicho sector de nuestra clase, es “normal” o sintomática en estos tiempos de reflujo de la lucha proletaria y contrarrevolución reformista. Lo cual no quita el hecho de que ello sea, también, una forma de autoalienación cultural proletaria y de dominación ideológico-cultural capitalista

Por lo tanto, lo que lxs comunistas, anarquistas o revolucionarios debemos hacer es comprender materialista e históricamente esta contradicción, a fin de superarla en el marco de la lucha de clases revolucionaria. Parafraseando a Gilles Dauvé: "si los punks llegan a participar en la revolución social, no será como punks sino como proletarios". 

En ese sentido es que criticamos despiadadamente a las "culturas juveniles" o "tribus urbanas" y que, en cambio, reivindicamos tajantemente al proletariado revolucionario como comunidad real de lucha y de vida. Para que quede aún más claro: no estamos contra tal o cual género y gusto musical, estético, etc.; estamos contra la manipulación o el uso alienante, desorganizador y contrarrevolucionario que de ello hace el espectáculo capitalista. Como jóvenes proletarios, nos puede gustar esta o aquella música, estética, etc., pero lo importante es que tengamos claro que, ante todo y después de todo, somos proletarios. Y que ser proletarios no es un orgullo, sino una condena social con la cual hay que romper de manera revolucionaria e integral o total. 

O como claramente se expresa en el Cuaderno de Negación N° 4 al respecto: "la idea de clase es la única capaz de expresar esa comunidad humana total en lucha que impulsa la destrucción de todo cuanto nos niega. Y volvemos a repetirlo: no como una identidad más, no se deja de ser anarquista, marxista, punk u obrero para ser "proletario", no se trata de otra etiqueta a escoger, sino de una actividad viva [, de una praxis revolucionaria real.]" 

Eso es lo que entendemos a su vez por clasismo revolucionario integral como un arma para combatir y superar esta táctica ideológico-cultural contrarrevolucionaria actual del capital y su ala izquierda, así como toda forma de explotación y opresión, y toda división, desigualdad y jerarquía capitalistas en el seno de nuestra clase. 

Aún así, nos gustaría dejar bien en claro lo siguiente con respecto a nuestra crítica a toda identidad e ideología (falsa comunidad y falsa conciencia, respectivamente), incluido el mismo hecho de asumirnos como proletarixs y comunistas (ojo), para así evitar posibles y entendibles confusiones: no nos autoengañamos creyendo que nuestro ser o comunidad de lucha proletaria y comunista –en constante construcción y tensión- es una “ideología” e “identidad” “diferente” y/o “superior”, ya que eso sería ponernos una trampa o caer en lo mismo que criticamos (¡no hay cómo criticar y superar una alienación con otra alienación!). 

En otras palabras, la idea principal aquí es que si nos asumimos como proletarixs, no es para enorgullecernos al respecto y quedarnos ahí (insistimos: ¡ser explotadxs, ser esclavxs asalariadxs –que si no trabajamos no comemos- no es un orgullo: es una condena con la que hay que romper revolucionariamente!), sino para luchar por suprimir las condiciones capitalistas de existencia (propiedad privada, trabajo, mercancía, dinero, estado, patria, familia, sindicato, partido, ideología, moral, religión, racismo, sexismo, identidad, rol, etc.) y, por ende, para autosuprimirnos como clase explotada y entonces devenir humanidad autoemancipada, recuperada, socializada o comunidad humana real e integral

En eso mismo consiste, a grosso modo, el proyecto comunista o anarquista como proyecto histórico y societario para la humanidad. Y por eso mismo afirmamos que lxs proletarixs revolucionarixs, comunistas y anarquistas, luchamos también por nuestra propia abolición como tales 

En síntesis, y para finalizar, de lo que se trata es de asumirnos y luchar como una sola clase social –que contiene a todas las razas, sexos, edades, culturas, etc.-, como proletariado, contra todo el sistema capitalista y sus separaciones o parcializaciones, pero NO como otra identidad ni otra etiqueta ni mucho menos como motivo de orgullo, sino por el contrario para negar, criticar y abolir nuestra condición de esclavxs asalariadxs, de proletarixs, de humanidad proletarizada y, con ello, abolir toda la sociedad de clases y toda forma de explotación y opresión entre los seres humanos e instaurar la comunidad humana real... El proletariado se afirma como humanidad en su negación y en su autosupresión revolucionaria.



* Gracias a la crítica de un compañero de Cuadernos de Negación... y a todas las críticas -positivas y negativas- que hemos recibido aquí mismo por esta polémica volante.