30 de marzo de 2020

¿Colapso del sistema capitalista? Algunas notas sobre los acontecimientos actuales

Desde el año 2019 la economía mundial ha venido dando señas de desaceleración, augurando una inminente crisis para este 2020. Si esto no fuera suficiente, desde principios de este año se ha agudizado la guerra comercial por el precio del petróleo, fraguada entre EEUU y Rusia, desembocando en la caída estrepitosa del precio del crudo, beneficiando con esto a los países que tienen las suficientes reservas (Rusia y Arabia Saudita) para amoldar su producción a los precios bajos. Por otro lado, el brote de la nueva sepa de coronavirus “Covid-19”, que ha ocasionó estragos en China desde fines del año pasado, ha rebasado fronteras y ha impactado en el resto del mundo, con ello, la inminente crisis económica no ha hecho sino adelantarse. La economía mundial ya está en plena crisis, los gestores del poder están pendientes a los grandes rescates financieros, la burguesía comienza a cerrar fábricas y despedir empleados tomando como pretexto la dichosa “cuarentena”. El desastre es inminente.
No obstante, es importante saber que las pérdidas monetarias no significan la caída del sistema capitalista. El capitalismo buscará en todo momento reestructurarse con base en medidas de austeridad impuestas a los proletarios para paliar todas las catastróficas consecuencias que traerá consigo[1]. Y esto se debe a que los “golpes” que ha sufrido el capitalismo a causa de estos fenómenos, son simplemente pérdidas en su tasa de ganancia, pero tales pérdidas no alteran en lo absoluto su estructura y esencia, es decir las relaciones sociales que le posibilitan seguir en pie: mercancía, valor, mercado, explotación y trabajo asalariado. De hecho, es en estas situaciones cuando el capital reafirma más sus necesidades: sacrificar a millones de seres humanos a favor de los intereses económicos, haciendo que la polarización entre clases sociales se agudice y revelando con más fuerza en qué posición se encuentra la clase dominante, la cual realiza todos los esfuerzos a su alcance para preservar este estado de cosas.
Y no es que la burguesía “haya planeado con antelación toda esta situación en torno a la pandemia para beneficiarse” (como rezan los conspiranoicos) al permitir que el sector más vulnerable (los ancianos) fallezca en los hospitales, en sus casas o hasta en la calle… y así ahorrarse millonarias cantidades de dinero en pagar pensiones. Esta situación, así como muchas otras, solo se dio como una maniobra oportuna que el momento exigía. Las cuestiones geopolíticas, de competición de mercados y de guerra mediática que puedan resultar de esto, son solo la consecuencia, más nunca la causa de lo que va configurándose.
Es evidente que toda esta situación que ha ganado terreno mundialmente aún yace en una fase temprana, pues las carencias y desabasto que afrontan los hospitales y las casas funerarias, rebasados en capacidad, son solo la punta del iceberg, pues aún falta ver los efectos de la escasez de alimentos y el desempleo cuando todo llegue a tope, en resumen, los efectos más adversos están aún por ocurrir.
De hecho, no es de extrañar que a raíz de este recrudecimiento se han exacerbado la locura y la histeria social, y cuyo reducto deja por resultado mayor atomización e individualismo, imperando el “sálvese quien pueda”, así como el “chivateo” de los buenos ciudadanos que secundan las labores de la policía, delatando a cualquiera que transité por las calles a pie.
Y pese a lo anterior, la lógica del capital no ha podido materializarse de manera total y uniforme. La conciencia de clase resurge y se vislumbra como única perspectiva posible entre cientos de  escombros, tal vez de manera difusa, pero su desarrollo es latente. Cada vez se generaliza más la noción de que la burguesía ha sido la responsable de propagar el virus, no sólo “porque son los burgueses los que viajan más”, sino porque ellos descansan en cuarentena mientras nosotros nos exponemos a infectarnos debido a que estamos obligados a salir a la calle para buscar el sustento diario. Es aquí donde la solidaridad de clase reaparece poniendo en común algunos medios de subsistencia básicos, participando de los saqueos y colocando barricadas para cortar las vías al turismo (como en chile). Esos resquicios de comunidad humana son una base que será decisiva en las luchas que pudieran generarse cuando la catástrofe sobrepase sus dimensiones.
Sin embargo, no debemos conformarnos ni sentirnos complacidos con esos mínimos aspectos; por el contrario debemos plantearnos ir más allá de eso. Es vital entender que mientras como clase sometida a los designios de la burguesía, permanezcamos contemplando y afrontando esta situación bajo meros paliativos reformistas que evadan la necesidad de superar definitivamente este sistema[2], todos nuestros esfuerzos solo darán tiempo a nuestros enemigos para fortalecerse y continuarnos gobernando y explotando a su antojo.
¿Que los avistamientos de la fauna silvestre en las urbes citadinas que yacen en cuarentena, son un triunfo de la naturaleza que ahora reclama lo que es suyo?  Tal “triunfo”, aún así suponga la realización malthusiana de “acabar con la población excedente”, es solo una situación pasajera que está condenada a retornar a lo mismo de manera casi inmediata. Porque en el fondo, lo que seguirá dominando es un modo de producción que no puede prescindir de las metrópolis de concreto, asfalto y coches, de las industrias de monocultivos, las plantas de energía nuclear y de la industria pesada a base de combustibles fósiles.
Las contradicciones cada vez más agudas de este modo de producción (crisis, guerra, pandemias, destrucción ambiental, pauperización, militarización), que recrudecerán nuestras condiciones de supervivencia, no darán paso de manera mecánica ni mesiánica al fin del capitalismo. O mejor dicho, tales condiciones, aunque serán fundamentales, no bastarán. Porque para que el capitalismo vea su fin, es imprescindible la existencia de una fuerza social, antagonista y revolucionaria que logre direccionar el carácter destructivo y subversivo hacia algo completamente diferente de lo que presenciamos y conocemos ahora.
Querámoslo o no, no podemos dejar una cuestión tan importante como la revolución a rienda suelta, a la simple suerte.  Es necesario experimentar la resolución a ese problema con base en la organización de tareas que puedan irse presentando, es decir, el agrupamiento para la apropiación y defensa de las necesidades más inmediatas (no pagar adeudos, ni alquileres, ni impuestos), pero también, la ruptura con todas las ilusiones y espejismos que nos llevan a gestionar las mismas miserias bajo otra careta.
¿Fomentar la economía local?
¡Abolir el intercambio mercantil y el dinero!
¡Frente al reformismo, la ruptura radical!
¡Frente al inmediatismo, la perspectiva histórica!
¡Frente al localismo, el internacionalismo!

***
Nota apócrifa
La ideología dominante nos bombardea a través de todos sus aparatos con ilusiones que versan sobre una “posible” prosperidad bajo las condiciones existentes de explotación y miseria. La clase capitalista nos ideologiza para acatar dócilmente “un modo de vida” alienado, donde todo cuestionamiento a sus fundamentos esté fuera de todo raciocinio.
Pero lo cierto es que nada de ese paraíso en el “mejor de los mundos posibles” concuerda con los cientos de esclavos negros traficados en Libia; los ghetos copados de droga en Afganistán, la represión feroz en la franja de Gaza, los migrantes haitianos muriendo de inanición en Tijuana, la represión sangrienta contra los proletarios en Chile, los bombardeos en la frontera turco-siria o la hambruna que azota Yemen.
No es necesario esperar la distopía o las escenas hollywodescas del apocalypsis, porque estas ya se manifiestan materialmente en distintas partes del globo, y de hecho superan con creces cualquier intento de representación en la ficción cinematográfica.
La actual pandemia del covid-19 es una etapa más en la degradación a la que nos lleva esta sociedad productora de mercancías.
Etapa ante la cual solo se reafirma que el verdadero provenir solo pende de dos hilos:
¡Revolución comunista o perecer en la penumbra!
***

[1]  Medidas que de hecho ya están siendo llevadas a cabo del modo más brutal y ruin: cientos de miles (si no es que millones) de despedidos, echados sin más de sus puestos de trabajo, dejados a su suerte en mayor probreza y precariedad.
[2]  Se nos ha hablado mucho de que una alternativa es fomentar el comercio local por fuera de las multinacionales y grandes corporativos. El problema de este tipo de respuestas es que, por un lado, si bien resuelven momentáneamente el problema del abastecimiento de insumos para algunos proletarios, los reajustes que traerá consigo al crisis del capital, solo traerán más inflación y contingencias por periodos más breves de tiempo. Refugiarnos en intentos de economías más benevolentes, solo prolongan lo que inevitablemente en un futuro sin alternativas deberemos asumir: la guerra de clases, es decir el enfrentamiento contra la burguesía y el ejercicio de un programa revolucionario que tenga como objetivo concluir toda relación social mediada por el intercambio, el tiempo como medida de trabajo y la relación salarial.

29 de marzo de 2020

Covid-19: homicidio del capital

Personas confinadas, hospitales y UCIs que no dan abasto, residencias convertidas en morgues; fábricas de cerveza o de motores de avión abiertas, obras nuevas en calles vacías, jardineros en los parques, transportes públicos llenos de trabajadores; militares que vigilan, guardias civiles que detienen e imponen multas, policías que hacen redadas a inmigrantes en las plazas…
Estos días asistimos a una aceleración de nuestros tiempos históricos. El coronavirus no inventa nada, es una pandemia causada por la lógica del capital, y que a su vez acelera la crisis sistémica del capitalismo. Nos parece importante hacer un pequeño balance de la catástrofe que estamos viviendo.
Lo que preocupa a todos los gobiernos es la salud de la economía nacional y no la de las personas. Por eso al inicio todos banalizaron el virus, decían que en abril todo el mundo se habría olvidado de él, insistían en seguir con la vida normal: la de la producción y circulación mercantil, la de los trabajos y los consumos, la de manifestaciones como el 8M o la de eventos futbolísticos. Todo va bien en el reino de la mercancía, nos decía Ada Colau cuando insistía en celebrar el Mobile World Congress.
Los gobiernos solo toman medidas cuando se encuentran desbordados, desde Pedro Sánchez a Conte, de Xi Ji Ping a Boris Johnson e incluso Donald Trump. Lo que les mueve no es la salud de las personas sino la preocupación de que la expansión del virus quiebre la producción y circulación de las mercancías. Lo que les preocupa es que arrastre su mundo, el mundo del capital, a un colapso inmediato por la muerte de millones de personas. Por eso el gobierno de España no detiene algunos sectores de la producción hasta que se contabilizan más de 6.000 muertos oficiales (El País, nada sospechoso de anticapitalismo, reconoce que los muertos reales son muy superiores). Y, por supuesto, habrá que devolver la jornada laboral a las empresas hasta la última gota de nuestra sangre.
Gobierne quien gobierne, todos actúan del mismo modo, con las mismas preocupaciones y objetivos: defensa de la economía nacional, presencia policial y militar en las calles para frenar las previsibles revueltas sociales, despidos colectivos, créditos a las empresas y otras medidas en las que todas las facciones políticas coinciden. Reina el estado de alarma, los móviles son geolozalizados para controlar nuestros movimientos, los policías en la calle ponen más de 180.000 multas y casi 1.600 detenidos en el Estado español. Todo esto bajo el gobierno democrático del PSOE y Podemos y no de los presuntos fascistas de Vox. No hay mal absoluto dentro del capitalismo: el mal absoluto es el capitalismo. Todos los partidos no son sino gestores de la catástrofe capitalista: no hay mal menor por el que votar.
Es importante entender estas lecciones de cara al futuro. No solo ante la catástrofe humana que estamos sufriendo, mucho más mortífera en Nou Barris que en Sarria, en Vallecas que en La Moraleja, sino a la que está por venir. No estamos todos en el mismo barco. Ensalzan al personal sanitario al mismo tiempo que lo tratan como carne de cañón para que se infecte sin medios de protección. Salvan la economía nacional y el funcionamiento de las empresas a costa de un endeudamiento masivo por parte del Estado. Endeudamiento que se verá acompañado de una caída brutal del PIB en los próximos meses y que habrá que pagar en forma de subidas de impuestos, intereses de la deuda, recortes masivos de salarios y despidos. El futuro inmediato es el de una agudización de la crisis del capitalismo, el de la aceleración de una catástrofe que vendrá de la mano de revueltas y rebeliones masivas como las de 2019. Como las que se intuyen en los trabajadores que se niegan a continuar su producción de muerte en las fábricas italianas, españolas, brasileñas o norteamericanas.
Vivimos tiempos históricos y en tiempos históricos es importante tomar determinaciones históricas. El futuro ya está escrito, y será el de una lucha a vida o muerte, un conflicto de clase, un combate de especie, entre la humanidad y el capital. Preparémonos con claridad y determinación.
29 de marzo de 2020
barbaria.net

[Chile] 29 de marzo: por la continuidad de la lucha anticapitalista


Actualmente vivimos un momento histórico: se agudiza la crisis del capitalismo mundial, que se revela visiblemente como lo que siempre ha sido, es decir, una catástrofe para la humanidad y la naturaleza. La burguesía y sus Estados han mostrado en diferentes regiones como combatirán desde ahora en adelante todo intento de rebelión: con ejércitos en las calles, estados de sitios y represión tecnológicamente organizada.

La revuelta proletaria en la región chilena se mantuvo ininterrumpida por más de 5 meses, y solamente se ha detenido, por ahora, debido a la crisis sanitaria actual producto de la propagación del COVID-19. En este contexto, el Estado que hace poco nos mutilaba, torturaba, violaba, asesinaba, y encarcelaba, nos amenaza con el desempleo, el hambre y la posibilidad de morir en la cama de un hospital colapsado. Tal es la naturaleza histórica del Capital y el Estado: elige la ganancia por sobre la vida.

Rafael y Eduardo Vergara Toledo, entre otrxs revolucionarixs, formaban parte de una ofensiva anticapitalista en el momento en que el Capital allanaba el terreno para instaurar su dictadura democrática. Hoy, en esta fase decisiva de la historia, la juventud combatiente de la región chilena y de diferentes partes del mundo se han unido para luchar contra la barbarie capitalista y a los Estados que la perpetúan. Si hay hoy una revolución posible, ésta se manifestará como la única alternativa realista ante la devastación que amenaza a la humanidad y a la vida entera sobre la tierra.

En la normalidad suicida, en la revuelta y en la pandemia nuestro programa sigue siendo invariantemente el mismo: ¡Abolición de la sociedad de clases!

¡Guerra Social contra el Estado y el Capital!
¡Nuestras vidas antes que sus ganancias!
¡Libertad a todxs lxs presxs de la revuelta proletaria!

Santiago de Chile, 29 de marzo de 2020

26 de marzo de 2020

Las pandemias del capital

Grupo Barbaria 
20 de marzo de 2020


«[...] La agroindustria es la consecuencia lógica de esta dinámica: sólo incrementando la productividad, utilizando maquinaria automatizada, produciendo en monocultivos, haciendo un uso cada vez mayor de químicos ―fertilizantes y pesticidas en la agricultura, productos farmacéuticos en la ganadería―, incluso modificando genéticamente plantas y animales, podrán producirse las ganancias suficientes en un contexto en el que la renta de la tierra aumenta sin cesar.
Todo esto es necesario para enmarcar la emergencia de pandemias. Como muy bien explican los compañeros de Chuang, el coronavirus no es un hecho natural ajeno a las relaciones capitalistas. Porque no se trata sólo de la globalización, es decir, de las posibilidades exponenciales de expansión de un virus. Es la propia forma de producir del capital la que fomenta la aparición de pandemias.
En primer lugar, para poder hacer más rentables la agricultura y la ganadería es necesario implantar formas de producción mucho más intensivas, mucho más agresivas para el metabolismo natural. Cuando se hacinan muchos miembros de una misma especie ―los cerdos, pongamos por caso, una de las posibles fuentes del COVID-19 y la fuente segura de la gripe A (H1N1) que apareció en 2009 en Estados Unidos― en granjas industriales, su modo de vida, su alimentación y la aplicación permanente de fármacos sobre sus cuerpos debilita su sistema inmunológico. No hay resiliencia en el pequeño ecosistema que constituye una población muy numerosa de la misma especie, comprometida inmunológicamente y hacinada en espacios reducidos. Más aún, este ecosistema es un campo de entrenamiento, un lugar predilecto para la selección natural de los virus más contagiosos y virulentos. Tanto más si dicha población tiene una alta tasa de mortalidad, como ocurre en los mataderos, puesto que la rapidez con que es capaz de transmitirse el virus determina su posibilidad de sobrevivir. Sólo es cuestión de tiempo que alguno de estos virus consiga transmitirse y persistir en un huésped de otra especie: un ser humano, por ejemplo.
Ahora digamos que este ser humano es un proletario y vive, como los cerdos de nuestro ejemplo, hacinado en una vivienda poco salubre con el resto de su familia, va al trabajo hacinado en un vagón de tren o en un autobús donde cuesta respirar cuando llega la hora punta y tiene un sistema inmunológico debilitado por el cansancio, la mala calidad de la comida, la contaminación del aire y del agua. El ascenso permanente del precio de la vivienda y el transporte, los trabajos cada vez más precarios, la mala alimentación, en definitiva, la ley de la miseria creciente del capital hacen también muy poco resiliente a nuestra especie.
También la búsqueda de una mayor rentabilidad y competitividad de la agricultura en el mercado mundial tiene sus efectos en la proliferación de epidemias. Tenemos un buen ejemplo en la epidemia del Ébola que se extendió por toda el África occidental en 2014-2016, a la que precedió la implantación de monocultivos para el aceite de palma: un tipo de plantación por la que los murciélagos ―la fuente de la cepa que produjo el brote― se sienten muy atraídos. La deforestación de la selva, en virtud no sólo de la explotación agroindustrial sino también de la tala maderera y de la megaminería, fuerza a muchas especies animales ―y a algunas poblaciones humanas― a internarse aún más en la selva o mantenerse en sus proximidades, exponiéndose a portadores del virus como murciélagos (Ébola), mosquitos (Zika) y otros huéspedes reservorio ―es decir, portadores de patógenos― que se adaptan a las nuevas condiciones establecidas por la agroindustria. Además, la deforestación reduce la biodiversidad que hace de la selva una barrera para las cadenas de transmisión de patógenos.
Aunque la fuente más probable del coronavirus se sitúa en la caza y venta de animales salvajes, vendidos en el mercado de Hunan en la ciudad de Wuhan, esto no está desconectado del proceso descrito más arriba. A medida que la ganadería y la agricultura industrial se extienden, empujan a los cazadores de alimentos salvajes a penetrar cada vez más en la selva en busca de su mercancía, lo que aumenta las posibilidades de contagio con nuevos patógenos y por tanto de su propagación en las grandes ciudades. [...]

El coronavirus ha desnudado al rey: las contradicciones del capital son vistas y sufridas en toda su brutalidad. Y el capitalismo es incapaz de gestionar la catástrofe que se deriva de estas contradicciones, porque sólo puede escaparse de ellas resolviéndolas momentáneamente para que estallen con mayor virulencia más tarde. [...]

El capitalismo promueve la aparición de nuevos patógenos que su carácter internacional extiende con rapidez. Y sin embargo es incapaz de gestionarlos. En la pugna imperialista entre las principales potencias no cabe la coordinación internacional que requieren unas relaciones sociales cada vez más globales y, menos aún, la coordinación que está requiriendo ya esta pandemia. El carácter inherentemente nacional del capital, por muy mundializado que se quiera, implica que los intereses nacionales en el contexto de la lucha imperialista prevalecen frente a todo tipo de consideración internacional para el control del virus. Si China, Italia o España retrasaron hasta el último momento la toma de medidas, como más tarde lo hicieron Francia, Alemania o Estados Unidos, es precisamente porque las medidas necesarias para contener la pandemia consistían en la cuarentena de los infectados y, llegada cierta tasa de contagio, en la paralización parcial de la producción y distribución de mercancías. En un contexto en el que se iba larvando ya desde hacía dos años la crisis económica que estalla ahora, en plena guerra comercial entre China y Estados Unidos y en el curso de una recesión industrial, este parón no se podía permitir. La decisión lógica de los funcionarios del capital fue entonces la de sacrificar la salud y unas cuantas vidas entre el capital variable ―seres humanos, proletarios― para aguantar un poco más el tirón y mantener la competitividad en el mercado mundial. Que se haya revelado no sólo ineficaz sino incluso contraproducente no exime de lógica a esta decisión: a una burguesía nacional, sensible sólo a las subidas y bajadas de su propio PIB, no puede tampoco pedírsele una filantropía internacional. Eso hay que dejárselo a los discursos de la ONU. [...]

Una sociedad atomizada necesita de un Estado que la organice. Pero esto lo hace reproduciendo las causas de nuestra propia atomización: las de la ganancia frente a la vida, las del capital frente a las necesidades de la especie. Los modelos del Imperial College de Londres predicen 250.000 muertes en Reino Unido y hasta 1,2 millones en Estados Unidos. Las predicciones a nivel mundial, contando con el contagio en los países menos desarrollados y con una infraestructura médica mucho más precaria, llegarán previsiblemente a varios millones de personas. La epidemia del coronavirus, sin embargo, podría haberse detenido mucho antes. Los Estados que han sido foco de la pandemia han actuado como tenían que hacerlo: poniendo por encima las ganancias empresariales durante al menos unas semanas más, frente al coste de millones de vidas. En otro tipo de sociedad, en una sociedad regida por las necesidades de la especie, las medidas de cuarentena tomadas a su debido tiempo podrían haber sido puntuales, localizadas y rápidamente superadas. Pero no es así en una sociedad como esta.
El coronavirus está expresando en toda su brutalidad las contradicciones de un sistema moribundo. De todas las que hemos intentado describir aquí, esta es la más esencial: la del capital frente a la vida. Si el capitalismo se está pudriendo por su incapacidad de enfrentar sus propias contradicciones, sólo nosotros como clase, como comunidad internacional, como especie, podemos acabar con él. No es una cuestión cultural, de conciencia, sino una pura necesidad material que nos empuja colectivamente a luchar por la vida, por nuestra vida en común, contra el capital.»
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Relacionado: Frente a la Sagrada Familia del capital, defendamos nuestra vida a través del antagonismo social  Grupo Barbaria (20 de marzo de 2020):

«¿Cuál sería una forma adecuada de preservarnos frente a este tipo de virus? Tratar de reducir drásticamente la producción social, acabar con estas megalópolis sin límite que son hoy las ciudades, un control de los consumos que satisfaga las necesidades humanas básicas, el fin de la escuela como instrumento de adoctrinamiento y disciplina social, el fin del sometimiento de las personas hacia las máquinas, la abolición de las empresas, etc. Estamos enumerando algunas de las medidas que establece el Programa revolucionario inmediato que desarrolló Bordiga en la reunión de Forlí de 1952, medidas a aplicar durante el proceso revolucionario para la transición hacia el comunismo integral. Son las que necesitaríamos aplicar como humanidad para afrontar no solo la crisis del coronavirus, sino más en general la catástrofe cada vez más brutal a la que nos empuja el agotamiento de la sociedad capitalista. Se trata en última instancia de medidas que detengan la movilidad social, es decir, la movilidad de los capitales y de las mercancías. Hace falta un plan en defensa de la especie: este plan, este programa en defensa de la especie, así como el movimiento real que tiende a imponerlo aboliendo el estado de cosas presente, es lo que llamamos comunismo. [...]

Vivimos en una sociedad atravesada por antagonismos sociales brutales, donde los intereses del capital y su maximización de beneficios se enfrentan con aquellos que vendemos nuestra fuerza de trabajo para sobrevivir, y que nos encontramos suspendidos en el aire si alguien no “compra” nuestra fuerza de trabajo, siempre reducidos a instrumentos del engranaje capitalista, de su máquina impersonal, cosificados en nuestras necesidades humanas. Entonces, sí, estamos hablando del antagonismo entre proletariado y capital. Es desde este antagonismo desde el que tenemos que defender nuestras necesidades humanas.»

25 de marzo de 2020

Reporte y balance 5 meses después de la revuelta en Ecuador

Publicado en la sección "Internacional" del periódico anarquista Guerra de Clases N° 2, Santiago de Chile, Marzo 2020; y en Erupción #1. Boletín Anarquista de Análisis desde América Latina, Antofagasta-Chile, Marzo 2020 


1.      A pesar de que la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) se sentó a negociar con el Gobierno después de 11 días de guerra de clases, finalizando de esta manera el Paro de Octubre en Ecuador, éste concluyó con una victoria parcial para lxs explotadxs y oprimidxs que se rebelaron: la derogatoria del “paquetazo” o el Decreto Ejecutivo 883. Decimos victoria parcial y además con sabor a derrota, debido a nuestros muertos y a la permanencia del gobierno asesino de Moreno-Sonnenholzner-Jarrín-Romo y su política económica de “austeridad”. Sin embargo, el Estado burgués se vio obligado a retroceder, y también quedó golpeado y asustado, a causa de todas las acciones directas de masas que tuvieron lugar durante el Paro: se tomaron instituciones gubernamentales, pozos petroleros, carreteras, hicieron marchas y cacerolazos, piquetes y barricadas, saquearon algunos comercios, quemaron regimientos policiales y tanques de guerra, retuvieron a algunos policías y militares y les aplicaron “justicia indígena” y callejera, hicieron huir al presidente a Guayaquil, instauraron “la Comuna de Quito” y desconocieron al Gobierno. Es decir, en 11 días las masas proletarias del campo (indígenas) y de la ciudad (mestizas, en especial la juventud proletaria) “despertaron” e hicieron lo que no hicieron en 11 años. 11 días de irrupción abrupta y ruptura limitada pero real de la normalidad capitalista: de la propiedad privada, el trabajo asalariado, la circulación de mercancías y el dinero (por algo fue un paro de actividades económicas), sustituyéndolas por la libre cooperación, la solidaridad y la gratuidad (en los centros de acopio y las ollas comunitarias); a lo cual, le acompañó a toda hora la discusión abierta y la toma colectiva y horizontal de decisiones desde las bases en las asambleas permanentes, y la valiente autodefensa desde las barricadas precarias contra la brutal represión policial. 11 días de revuelta, insurrección y gérmenes de comunismo anárquico espontáneo, caótico, contradictorio y fugaz en “la mitad del mundo” en pleno siglo XXI.

2.      Frente al terrorismo de Estado durante el Paro, ni perdón ni olvido. Verdad y justicia para nuestros 11 muertos y 1340 heridos. Solidaridad y libertad para nuestros 1192 compañeros presos políticos. Denunciamos la actual represión del gobierno contra algunos luchadores sociales, como forma de “castigo ejemplar”. También estamos atentxs a que no nos imponga un nuevo paquetazo” económico que beneficiará sólo a su clase, los ricos. Frente a esta violencia del Capital, la lucha proletaria sigue y debe seguir. Hasta las últimas consecuencias. Hasta que se hayan ido todos los explotadores y opresores, y valga la pena vivir para todxs. Sin duda, falta mucho para ello, pero la lucha sigue y debe seguir.

3.      2 meses después del Paro, el gobierno de Moreno aplica la estrategia de “el palo y la zanahoria”. “El palo” es la represión selectiva, el “combate contra la insurgencia”, el fortalecimiento de la inteligencia y el equipamiento policial-militar. También lo es ratificar las reformas laborales precarizadoras y el acuerdo con el FMI, perdonar deudas millonarias a poderosos grupos empresariales, firmar nuevos contratos mineros, reducir el presupuesto para educación pública… Mientras que “la zanahoria” es que no va a aumentar el IVA ni otros impuestos, y sus brigadas sociales asistencialistas en el sector rural. 

4.      Por el lado de los movimientos sociales (indígena, sindical y estudiantil), su acción colectiva ha oscilado entre el diálogo y la movilización. La CONAIE sigue a la cabeza. Después del Paro, conformó un “Parlamento de los Pueblos” e hizo pública su propuesta de “modelo económico alternativo”: una “nueva” versión de capitalismo andino y Estado plurinacional, el típico programa reformista y progresista para estas tierras. Además, sus dirigentes ya están hablando de participar en las próximas elecciones presidenciales (Jaime Vargas quiere ser el Evo Morales ecuatoriano). Los sindicatos, por su parte, desistieron de salir a protestar en las calles –pese a que lo anunciaron– y más bien se sentaron a negociar, mejor dicho, a ratificar las últimas reformas laborales precarizadoras de la patronal y el gobierno. Aun así, son parte del “Parlamento de los Pueblos” y firmantes de la tal propuesta de “nuevo modelo económico”. En cambio, lxs estudiantes de instituciones públicas empezaron a reactivar la movilización callejera mediante marchas contra el recorte de presupuesto. También ha habido otras manifestaciones contra otras medidas del gobierno (ej. trabajadorxs informales o ambulantes).

5.      En todas estas protestas sociales desde el Paro, se han dado algunas situaciones donde las bases han cuestionado y desbordado a sus dirigencias. Además, existen unas pocas asambleas autoconvocadas y unos pocos grupos radicales. Nosotrxs, como anarquistas o comunistas antiestatales, estamos por la autonomía y la radicalización de las bases proletarias cuando estalle un nuevo Paro; es decir, por nuestra autoorganización asamblearia y nuestra movilización combativa afuera y en contra de instituciones, elecciones, partidos, sindicatos y “parlamentos”; y sobre todo, no por tal o cual reforma o migaja parcial, sino por la revolución total: por la abolición y superación del capitalismo, el Estado, las clases sociales y toda forma de explotación y opresión (sexo, raza, nacionalidad, especie, etc.), a fin de poder autodeterminar libre y comunalmente nuestras propias vidas. Esto es muy minoritario, pero existe.

6.      La peor derrota es la vuelta a la normalidad. 5 meses después del Paro, todo lo dicho en el anterior punto se disolvió en el aire. No estalló un nuevo Paro. Mucho menos su anhelada radicalización. Todo volvió a la normalidad capitalista de manera contundente… y deprimente. El gobierno está dando más dinero y armas a la policía y las fuerzas armadas, mientras reduce presupuesto para salud (a pesar del “coronavirus”), educación y empleo. Niega cínicamente sus crímenes de Estado cometidos durante el Paro. Y las cadenas nacionales y los noticieros mienten todos los días. Los ricos y poderosos están haciendo lo que les da la gana con y contra nuestra clase. Por su parte, el movimiento indígena ha demostrado públicamente su carácter reformista y oportunista debido a su electoralismo presidenciable, con el apoyo del resto del movimiento popular (“Parlamento de los Pueblos”). Hay otras organizaciones de izquierda “revolucionaria” que dicen hacer lo contrario a las anteriores pero que en realidad hacen lo mismo sólo que por otra “vía”: reformismo disfrazado de revolucionario, mientras se la pasan compitiendo por poder y reconocimiento en “sus” espacios. Las pocas asambleas autoconvocadas y los pocos grupos radicales ya no existen realmente sino sólo de apariencia, mejor dicho, sólo de nombre. Después de la derrota de la revuelta de octubre, todas estas organizaciones no son más que cascarones vacíos llenos de relaciones, prácticas e ideas capitalistas de mierda pero con membretes izquierdistas, “anticapitalistas” y hasta “anarquistas”. Algunxs de vez en cuando siguen haciendo activismo político… estéril y espectacular, como todo activismo. El resto, es decir la mayoría de participantes del Paro, volvieron a la esclavitud asalariada y ciudadanizada, o al desempleo y la precariedad existencial, a la atomización o el aislamiento, a la competencia y la violencia entre sus propixs hermanxs de clase. Y la depresión post-revuelta de algunxs compañerxs conocidxs y anónimxs existe y no es un dato menor. Es muy difícil remontar la derrota material y moral. El resto del 2020 será un año “apagado”, y el 2021 será un año electoral. Frente a esta realidad, es inevitable no estar pesimistas… hasta nuevo aviso. 

P.D. Compañerxs proletarixs de Chile: no caigan en la trampa burguesa y estatal de la “asamblea constituyente”: ésta es y siempre ha sido la vía democrática de la clase dominante para apagar el fuego de la revuelta proletaria, y el símbolo de su derrota. No se dejen quitar el poder sobre su propia vida ganado mediante su lucha en las calles. Pero, si las masas quieren y hacen tal cosa, entonces prepárense para asumir las consecuencias y las lecciones de tamaña equivocación. La derrota es dura y pega fuerte. Cuesta mucho recuperarse de ella. Sin embargo, y pase lo que pase después del plebiscito de abril de este año, contribuyan a fortalecer las asambleas territoriales autónomas y los lazos de comunidad humana entre lxs proletarixs en lucha. Porque más que la autonomía organizativa y la violencia de “la primera línea” contra el aparato represivo del Estado, lo fundamental es transformar de raíz todas nuestras condiciones de existencia y nuestras relaciones sociales. Y tampoco descuiden la teoría, la propaganda y la agitación revolucionarias. Todo esto, con objetividad y autocrítica para resistir y avanzar realmente. ¡Salud y Revolución Mundial!  

Un Comunista Anárquico de Quito
Diciembre 2019-Marzo 2020

Breve informe de la distopía o catástrofe capitalista en Ecuador. 25 de marzo de 2020


- 1173 contagiados y 28 muertos por coronavirus (con tendencia a aumentar)
- Toque de queda a nivel nacional desde las 2 p.m. hasta las 5 a.m. (Estado policial y militar)
- Más de 1000 detenidos en los últimos días (menos la alcaldesa socialcristiana de Guayaquil Cynthia Viteri, por ser miembro de una de las mafias económico-políticas que son dueñas del país, igual que el vicepresidente Otto Sonnenholzner)
- 46% de la población en el subempleo y 4% en el desempleo (con tendencia a aumentar también)
- 38% de la población en la pobreza "multidimensional". Pobreza "extrema": 9% a nivel nacional y 42% en las zonas rurales (con tendencia a aumentar también)
- Los ingresos de los 270 grupos económicos del país (Corporación Noboa, Nobis, Banco Pichincha, Grupo Eljuri, La Favorita, Pronaca, Corporación El Rosado, Banco de Guayaquil, Grupo El Comercio, etc.) representan el 62% del PIB
- PIB 2019: - 0,18%. PIB 2020: 0,5% (recesión)
- Presupuesto 2020 para Salud: $3037 millones. Presupuesto 2020 para Fuerzas Armadas y Policía (sumado): $2587 millones + $50 millones adicionales otorgados en marzo para la Policía
- Pago Deuda Externa marzo 2020: $320 millones
- Suspensión de salarios "para no despedir gente": en análisis por parte del gobierno
- Salario básico unificado: $400
- Precio de la canasta básica familiar: $716
- Hogares con acceso a internet: 15%
- Población con celular y redes sociales: 92%
- Analfabetismo: 600000 personas. Tasa de analfabetismo digital: 11% de la población
- Femicidios: Más de 60 al año (2019)
- Deforestación: 60000 hectáreas de bosques al año (2019)
- Conflictividad social: Octubre 2019: Paro Nacional de 11 días. Marzo 2020: 1 protesta de médicos y enfermeras en hospital público de Machala.

Fuentes: Cadenas nacionales, noticieros y periódicos oficiales, Instituto Nacional de Estadísticas y Censos-INEC, Servicio de Rentas Internas-SRI, Banco Central del Ecuador-BCE, Revista Líderes (cifras aproximadas y algunas por actualizar)

21 de marzo de 2020

Desmantelar

El virus se cobró la muerte de miles de personas de manera directa. Es muestra de la frialdad de la mentalidad dominante actual que 195.957 contagios y 7.868 muertos sean cifras que hablan de la pandemia, tanto en los baners como en los mapas que el sensacionalismo propagandista dominante publica minuto a minuto, sin siquiera decir que son personas las afectadas, solo números. La otra cara de la (des)información reinante, la de la contención y represión social (que aun parece no haber mostrado su potencial ferocidad por estas latitudes) puede asustar aún mas que la posibilidad de contagio.

Pero por otro lado la paranoia oficial (sea cual sea su verdadero motivo) parece dejar al desnudo la inmundicia del sistema de producción actual en el que hay que producir valor, supurar mercancías a cualquier precio. Posiblemente el coronavirus, y sin intentar comparaciones cuantitativas, haya salvado cientos de vidas. En principio por la total paralización de fabricas en el epicentro de la producción capitalista con la reducción de muertes en asesinatos laborales que ello conlleva, aunque si buceamos en la web es imposible encontrar estimaciones del numero de "accidentes" evitados en China o Italia. La paralización del transporte en varias regiones nos hace arribar a especulaciones similares.

Desde otro punto de vista, este parate de la producción (y la circulación) trajo aparejados una drástica reducción de la emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero, con la consiguiente mejora en la calidad de vida de las personas que habitan las regiones afectadas, incluso bajando la cantidad de afecciones respiratorias por dicho motivo. Esta inesperada reducción en la polución debería llevarnos a reflexionar que alimentar al monstruo de la economía tiene como correlato la destrucción del hábitat donde nos movemos, mientras la cuarentena pasa, los arboles no se talan, el aire se limpia y el agua se vuelve cristalina (basta sólo con buscar fotos de Venecia donde sus otrora nauseabundos canales hoy se volvieron cristalinos y hasta algunos cisnes pasean por ellos).

Lamentablemente como fue decisión estatal paralizar la economía en determinadas regiones, la potestad de reiniciarla también corresponderá al Estado, es por esto que los momentáneos beneficios de dicha suspensión se verán revertidos en cuestión de días. Sin embargo estos ejemplos dejan una enseñanza al respecto de las prioridades de un sistema en la cual la producción de valor reina notablemente sobre la salud tanto de personas como del ecosistema terrestre mismo. Y nos orienta a pensar que el sistema productivo actual debe ser desmantelado para la supervivencia de la especie.

Tomado del muro de facebook de la Biblioteca Alberto Ghiraldo (19 de marzo de 2020)

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Algunas lecturas más sobre el coronavirus para compartir:

Las pandemias del capital
Barbaria
20 de marzo 2020

Frente a la Sagrada Familia del capital, defendamos nuestra vida a través del antagonismo social
Barbaria
20 de marzo 2020

CORONAVIRUS: Reporte de Chile
EVADE CHILE
20 de marzo de 2020

El coronavirus como declaración de guerra
19 de marzo de 2020
Santiago López Petit

Monólogo del virus
Desconocido/a
19 de marzo de 2020

Coronavirus
Raoul Vaneigem
17 de marzo de 2020

20 de marzo de 2020

Demandas proletarias mínimas en tiempos de coronavirus


Coronavirus, catástrofe capitalista, lucha de clases y solidaridad proletaria

COVID 19: ARTÍCULOS, PANFLETOS E INFORMACIONES
https://panfletossubversivos.blogspot.com/…/…/Corona%20virus

• [Argentina] Sobre la cuestión social del Covid19
Biblioteca Alberto Ghiraldo

• Una nota sobre coronavirus y colapso
Carlos Taibo
• En la epidemia de emergencia fase 3: luego fue el turno de las fábricas y la clase obrera...
Intervenciones
• [Covid 19] Contra el miedo y el control, la revuelta explota en las cárceles italianas
Desconocida/o
• [Chile] FRENTE A LA CRISIS DEL CORONAVIRUS. NUESTRAS VIDAS ANTES QUE SUS GANANCIAS agitación, Chile, Corona virus, de Anónimo
Anónimo
• [Covid19] Dos panfletos de la izquierda comunista
GIIC y PCI
• [Valladolid, España] Ante la pandemia de coronavirus: Redes de Solidaridad
• A nuestros amigos de todo el mundo, desde el centro de la crisis de Covid-19
Dinamopress
• Contagio social. Guerra de clases microbiológica en China
Chuang
• Diario viral: los días del coronavirus en Bolonia (22-25 de febrero de 2020)
Wu Ming
• COVID-19: la militarización de las crisis
Raúl Zibechi
• El coronavirus como tapadera de la crisis sistémica
Raúl Zibechi
• Coronavirus y la infinita solidaridad entre los de abajo
Raúl Zibechi
• Enfermos
Anarquista
• En contra del coronavirus y el oportunismo del Estado
CrimethInc.
• Contagio
N+1
• COVID 19 como fenómeno visible de una situación crítica de la economía mundial que viene de lejos
Julio Gambina
• ¿Hacia una depresión global?
Rolando Astarita


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Frente al estado de aislamiento y el oportunismo del Estado y el Capital
¡Solidaridad de clase!

Italia:
-Coronavirus y la infinita solidaridad entre los de abajo
https://desinformemonos.org/coronavirus-y-la-infinita-soli…/
-En la epidemia de emergencia / fase 3: luego fue el turno de las fábricas y la clase obrera... Trad:Alèssi Dell'Umbria
https://www.facebook.com/LaWestphalen/posts/504392020256009?__tn__=K-R
-Contra el miedo y el control, la revuelta explota en las cárceles italianas
https://lapeste.org/…/contra-el-miedo-y-el-control-la-revu…/

España:
Huelga en la Mercedez Benz y otras
-Cronología: https://gasteizberri.com/…/repercusion-internacional-del-p…/
-Esto solo se puede parar, SI TODO EL MUNDO PARA
https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/…/llamamiento-…?

Francia:
Chalecos Amarillos vuelven a la calle
https://www.dw.com/…/chalecos-amarillos-salen-a-…/a-52774036


Chile:
FRENTE A LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
NUESTRAS VIDAS ANTES QUE SUS GANANCIAS
https://www.facebook.com/…/a.305099003732…/520807102162057/…

Inglaterra:
Se organizan grupos de Apoyo Mutuo (en Inglés)
https://freedomnews.org.uk/covid-19-uk-mutual-aid-groups-a…/


***

Frente a la pandemia capitalista apostemos por la solidaridad y el apoyo mutuo
Más materiales para conversar, reflexionar y compartir:

-Programa de radio La Linterna de Diógenes:
Coronavirus y luchas de clases
https://archive.org/detai…/ldd13x21coronavirusyluchadeclases

[Tomado del muro de facebook de la Biblioteca Alberto Ghiraldo, 17 y 18 de marzo de 2020


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Información sobre la situación de Ecuador bajo el coronavirus (noticias en desarrollo):

- Proletari@s de supermercado obligados a ir a trabajar y a quedarse dentro de su trabajo luego de la jornada debido al toque de queda decretado por el gobierno
- Protesta de médicos por falta de insumos de bioseguridad
- Policía y Fuerzas Armadas tienen más presupuesto que Salud
- Motín de presos
- Redes de solidaridad 



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