Postal del 15 de Noviembre de 1922 (Diario El Telégrafo, 15/11/2021) |
Diferencias:
1) La principal diferencia histórica es que las condiciones materiales y sociales de hace casi un siglo ya no son exactamente las mismas que las de hoy en día, fundamentalmente la relación Trabajo/Capital y la composición de la clase trabajadora, lo cual determina la lucha de clases. El trabajo hoy se encuentra, ya no formal y parcialmente, sino real y totalmente subsumido al Capital. La proletarización de la mayoría de la población se ha impuesto a lo largo y ancho de toda la sociedad en múltiples formas. Y la plusvalía relativa tiene predominio sobre la plusvalía absoluta, también en múltiples formas y combinaciones. Al mismo tiempo, existe una crisis del trabajo y del valor que se expresa en los altos índices de desempleo, precariedad e informalidad actuales, paradójicamente junto a la existencia de tecnologías y comunicaciones de punta: la llamada "uberización de la clase trabajadora". En consecuencia, la mayoría del proletariado local, y por tanto de sus luchas, ya no es artesanal ni fabril como lo era hace casi un siglo, sino que es excedentario y de servicios. Para muestra dos botones: la nueva masacre entre proletarios sobrantes lumpenizados durante este fin de semana dentro de las cárceles, y el nuevo paro de repartidores de apps −entre los cuales muchos son trabajadores/as migrantes de otro país− en Quito y Guayaquil los días de ayer y de hoy.
2) La situación concreta actual destruye y supera en los hechos a la nostalgia ideológica (en este caso, anarquista y consejista) por el pasado. Por lo tanto, de nada sirve o en nada aporta hacer memoria histórica de luchas pasadas, ni mucho menos romantizar a sus mártires, sino se hacen balances críticos −no académicos y socialdemócratas sino militantes y radicales− de las mismas para aprender las respectivas lecciones desde y para las condiciones y las luchas concretas del presente, descritas brevemente arriba. Queda pendiente de nuestra parte, entonces, hacer un nuevo balance crítico más amplio y profundo sobre las Jornadas de Noviembre de 1922 −uno diferente, autocrítico y superador del que hicimos hace unos años (http://proletariosrevolucionarios.blogspot.com/2017/12/breve-balance-critico-de-las-jornadas.html)− sobre la base de nuevas fuentes y de un nuevo enfoque, apenas le podamos sacar tiempo para ello a la sobrevivencia alienada y precaria que nos impone nuestra condición proletaria.
Continuidades:
1) El Consejo Obrero o Soviet de Guayaquil en Noviembre de 1922, bajo el nombre de Gran Asamblea de Trabajadores (GAT) y cuya columna vertebral fue la Federación de Trabajadores Regional del Ecuador (FTRE), fue la máxima expresión concreta de la autoorganización de la clase trabajadora y de su poder social para paralizar, apropiarse y subvertir la producción y circulación de mercancías, durante aquellas semanas de Huelga General. Además, en su seno hubo minorías revolucionarias activas (p. ej. los grupos que daban vida a periódicos como "El Cacahuero" y "El Proletario") que agitaban por la destrucción del capitalismo y la instauración de la sociedad sin clases ni Estado, es decir por el verdadero comunismo. Toda esta potencia revolucionaria del proletariado es lo que realmente le aterró a la burguesía, y por eso respondió con su terrorismo de Estado. Cometiendo la masacre de cientos de obreros −incluyendo a mujeres y niños− el 15 de noviembre de 1922, día de "el bautizo de sangre del proletariado ecuatoriano", como escribió uno de sus protagonistas revolucionarios, Alejo Capelo. Casi un siglo después, la autoorganización de clase en el terreno de la producción social y la perspectiva comunista como arma teórico-práctica siguen siendo fundamentales e imprescindibles para la lucha de clases revolucionaria hoy en día.
Mapa mundi de la oleada revolucionaria 1917-1923 (Boletín Anarquía & Comunismo N° 10. Santiago de Chile. Octubre 2017) |
2) El Soviet de Guayaquil de 1922 no fue un hecho local aislado, sino que fue un punto geográfico más de la oleada revolucionaria internacional 1917-1923 (ver Mapa) o del "primer asalto histórico" del proletariado contra la sociedad de clases. Casi un siglo después, el plano histórico-mundial de la lucha de clases sigue siendo el punto de partida y de llegada de todo análisis y acción de nuestra clase, más aún en la actual fase de mundialización y catástrofe capitalista. El "segundo asalto" proletario fue la oleada revolucionaria internacional 1968-1982. Las fuertes pero efímeras revueltas del siglo XXI son un prefacio del "tercer asalto", del tercer y esperemos que del definitivo asalto histórico del proletariado. No para luchar por menos explotación laboral y más derechos democráticos (como lo fue mayoritariamente en las Jornadas de Noviembre de 1922), sino para abolir toda forma de explotación y la dictadura del Capital llamada democracia. No para afirmar y perpetuar a la clase proletaria en el poder, ya sea desde arriba o desde abajo, sino para abolirla y sustituirla por la comunidad humana material y mundial en equilibrio con la naturaleza y la tecnología. Entendiendo a esta como la alternativa radical y masiva para no extinguirnos como especie a estas alturas de la historia.