30 de noviembre de 2019

¿Qué es la comunización?

León de Mattis (2011)
SIC-Revue Internationale por la Communisation N° 1 (Noviembre de 2011)
Traducido al español por Federico Corriente


«¿Por qué la crisis y la “reestructuración” del capitalismo (i.e. los cambios que lo han afectado durante estos cuarenta últimos años) imposibilitan todo regreso de las condiciones anteriores de la lucha? ¿ Y qué podemos deducir de eso para la lucha de hoy? [...]

El capitalismo necesitó derribar la mayor parte de lo que había construido en el período anterior, por dos motivos, básicamente idénticos: la baja de la tasa de provecho y el aumento de la protesta social. La crisis y la reestructuración tuvieron este sentido, sobre telón de fondo social y político de una oleada “neoliberal”, conservadora y represiva, representada por personalidades como Reagan o Thatcher. Pero no fue el “neoliberalismo” que provocó esta reestructuración: sino la reestructuración necesaria para el proseguimiento la explotación capitalista que se acompañó de este decoro ideológico. En países como Francia por ejemplo, cuyos gobiernos fueran dirigidos por socialistas, tuvieron que cumplir también con las exigencias del capital. [...]

Pero ¿qué ocurre ahora? El debate entre “reforma” y “revolución” desapareció hace treinta años, porque la base social que le daba sentido desvaneció. La forma que, desde más de siglo y medio, hacía existir subjetivamente el proletariado, el movimiento obrero, se colapsó.. Partidos, sindicatos y asociaciones de izquierdas se mudaron “ciudadanos” y “republicanos”, ideologías vinculadas con la Revolución Francesa, es decir, un período anterior al movimiento obrero. Sin embargo obviamente, ni el proletariado ni el capitalismo, desaparecieron. Pues, ¿de qué se carece? [...]

Una nueva concepción de la revolución y comunismo brota del período actual, procedente de estas corrientes disidentes críticas que existían en el seno del anterior movimiento obrero. La evolución del capitalismo confirmó la validez de dichas concepciones y su adaptación a la lucha proletaria de hoy. Porque la experiencia cotidiana de la pertenencia de clase del proletario tiende a ser vivida como coacción externa, la lucha por defender su condición llega a confundirse en una lucha contra su propia condición. Surgen, siempre más a menudo, en las luchas, prácticas y contenidos que pueden ser analizados de este modo. No se trata de declaraciones necesariamente espectaculares o radicales. Sin embargo, son prácticas de fuga, luchas donde los sindicatos están desacreditados y abucheados, pero donde no se intenta sustituirlos por otra cosa, porque se considera que no hay nada que poner en su lugar, las reivindicaciones salariales llevan a destruir la herramienta de trabajo (como en Argelia, Bangladesh), luchas donde ya ni se pretende mantener los puestos de trabajo, pero se lucha para lograr indemnizaciones (Cellatex y todo lo que sigue), luchas en que no se reivindica nada, sino se rebela contra todo lo que constituye nuestras condiciones de vida (los “disturbios” en los suburbios franceses en 2005), etc. [...]

La superación de las condiciones existentes sólo puede ocurrir mediante una fase de intensa lucha e insurrección en que las formas de lucha y las formas de la vida futura plasmen juntas sincrónicamente, siendo las segundas nada sino el otro primero. Esta fase, y su actividad específica, proponemos llamarla comunización.

La comunización no existe todavía, pero toda la fase actual de la lucha que acabamos de mencionar nos permite hoy hablar de esta. En Argentina, durante la lucha tras los disturbios de 2001, las determinaciones del proletariado como clase de esta sociedad fueron trastornadas: propiedad, comercio, división del trabajo, relaciones hombres/mujeres… La crisis estaba circunscrita a este solo país, esta lucha nunca cruzó las fronteras: sin embargo, la comunización sólo puede existir en una dinámica de ampliación sin fin. Su interrupción significaría su muerte, al menos momentánea. Empero, las perspectivas del capitalismo desde la crisis financiera de 2008 – perspectivas mundialmente oscuras para él – sugieren que la próxima vez el colapso del dinero no se limitará a la Argentina. No por decir que el punto de partida será necesariamente una crisis monetaria, sino más bien que en la situación actual muchos puntos de partida son posibles, y que la grave tormenta monetaria, que en realidad ya está a punto de llegar, formará indudablemente parte de la crisis.

A nuestro modo de ver, la comunización será el momento en que la lucha posibilitará, como un medio para su continuación, la producción inmediata del comunismo. Con el término comunismo, hablamos de una organización colectiva libre de todas las mediaciones que, hasta ahora, la sociedad utiliza para vincular las personas : dinero, estado, valor, clase, etc. Estas mediaciones no tienen otro propósito sino permitir la explotación. Si se imponen a todo el mundo, sin embargo, sólo sirven a unos pocos. El comunismo será el momento en que las personas se relacionen entre sí directamente, sin que sus relaciones interpersonales estén dominadas por categorías a las que todos tengan que someterse.»

22 de noviembre de 2019

En Tiempo de Revueltas: Chile y Ecuador


¡¡Ya salió LA OVEJA NEGRA Nro. 66!!


En distintas regiones del planeta estalla la revuelta proletaria, sincronizando el hartazgo, pero también la creatividad, la desobediencia, el amor y la rabia. Francia, Hong Kong, Irak, Ecuador, Chile, Líbano, Colombia, Bolivia, Haití (ver anexos) son sólo algunos de los países donde ahora mismo o en las últimas semanas se agudiza la lucha de clases.

Por compartir el mismo idioma y por cercanía, pero también por los testimonios de primera mano de compañeros, nos enfocaremos en Ecuador y Chile, siendo Chile además una situación sobresaliente. Sin embargo, no podemos dejar de hacer referencias a otras luchas que vienen de largo aliento como es el caso de Haití o Francia con los denominados “chalecos amarillos”.

Sí, hemos dicho proletariado, hemos dicho lucha de clases...

Contenido:

• ¡VAMOS HACIA LA VIDA!
Reemergencia global de la lucha
Una acción común contra el Capital

• REVUELTA EN ECUADOR
Solidaridad
Represión y criminalización
Carta desde el pasado
Breve balance
Un mes después del Paro Nacional…

• REVUELTA EN CHILE
«¡Evade!»
¿Guerra?
¿Vuelta a la normalidad?
Sobre las asambleas constituyentes
Notas provisionales...
Esto no termina…
Cuadros:
Primer detenido bajo la Ley de Seguridad Interior del Estado por las revueltas de octubre: Roberto Campos
Izquierda en Ecuador, derecha en Chile
Contra el patriotismo

Anexos:
• Haití: ¡Viv Revolisyon!
• Bolivia: Revuelta y Golpe de Estado

15 de noviembre de 2019

15 de Noviembre de 1922 en la Memoria Viva y Combativa

A 97 años de la masacre obrera del 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil, esta lucha histórica contra la esclavitud asalariada y la tiranía estatal vive en la memoria de algunxs proletarixs de este país y continúa, porque nuestrxs mortales enemigxs de clase siguen siendo lxs mismxs de siempre y la revolución social por el comunismo y la anarquía sigue siendo necesaria, aquí y en todo el mundo. 

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Después de años de lucha, organización, propaganda y agitación, el 15 de Noviembre de 1922 en Guayaquil-Ecuador, el proletariado de esa época (ferroviarios, cacahueros, panaderos, astilleros, tipógrafos, albañiles, cocineras, lavanderas, etc.) impone la huelga general y toma el control de la ciudad (se habla incluso de “el Soviet o Consejo Obrero de Guayaquil”). Pero a la burguesía (agroexportadores, banqueros, industriales) le aterra que toda esta “chusma” sublevada vaya por más, y el mismo día manda a reprimirla brutalmente con su jauría policial y militar. La jornada de lucha se trastoca en masacre (más de 1000 muertos), el terror del Estado burgués tiñe de sangre proletaria las calles y las aguas del puerto principal, mientras “las blancas y delicadas manos aplauden desde sus balcones” la vuelta a su “calma” burguesa. Tal fue “el bautizo de sangre del proletariado” en este país. Pero más que por la fuerza de nuestro enemigo de clase, esta fatal derrota se debió a las propias debilidades de nuestra clase proletaria en ese momento: falta de autonomía y beligerancia frente al gobierno y, sobre todo, falta de radicalidad o de ruptura con el programa socialdemócrata (incluidas sus versiones “socialista” y “anarquista”), al mismo tiempo que falta de ruptura con el sindicalismo, con el patriotismo y con la religión, y finalmente falta de dirección revolucionaria, armamento y ofensiva.

El contexto mundial de aquella época era de crisis capitalista, guerra imperialista y revuelta proletaria, así como lo vuelve a ser el contexto mundial actual, con la importante diferencia de que en ese entonces la crisis no era tan generalizada y catastrófica como la de ahora y que existía un masivo y potente proletariado revolucionario internacional e internacionalista que, en cambio, hoy todavía no existe o, mejor dicho, todavía es débil. Por lo tanto, las lecciones dejadas por las luchas de nuestros hermanos de clase de ayer son válidas y útiles para los proletarios en lucha de hoy día y de todas partes. En nuestro caso, una de esas lecciones es -en palabras de uno de sus propios protagonistas- que “el 15 de noviembre de 1922 el proletariado aprendió a conocer quiénes son siempre sus enemigos mortales”. En efecto, tanto ayer como hoy nuestros enemigos siguen siendo los mismos: empresarios, banqueros, políticos (de derecha y de izquierda), militares, policías, curas, jueces, periodistas, sindicalistas... Pero no como grupos o personas en particular, sino como agentes de las relaciones de explotación y dominación capitalistas, de esta inhumana y asesina sociedad mundial de la mercancía, el dinero, el trabajo asalariado, el Capital y su Estado: nuestros mortales enemigos de siempre.

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Textos compañeros sobre Noviembre de 1922:



9 de noviembre de 2019

[Chile] ¡Todo el Poder a las Asambleas!

Excelente texto y cartel desde Santiago de Chile que no sólo aplica para ese país, sino para toda la revuelta proletaria internacional en la actualidad:

Asambleas territoriales: órganos autónomos creados por la comunidad en lucha
(Panfleto difundido en el latifundio metropolitano. 08/11/2019)

El terreno fértil de la insurrección en Chile trajo como su principal fruto las asambleas territoriales, instancias auto convocadas por los pobladores de todo el país como canal para resolver las necesidades inmediatas de la lucha y su propagación. En ellas se está debatiendo las medidas, horizontes y reivindicaciones de este movimiento. En muchos casos, con un fuerte carácter anti institucional y anti partidista. Las asambleas reflejan, de forma embrionaria, la necesidad real del proletariado para dotarse de órganos de poder representativos de la clase, que defiendan e impongan sus necesidades hasta el último aliento, sin tranzar con la clase política.

Estas organizaciones, aún incipientes, manifiestan el sentir y la necesidad de incidir directamente en la realidad, cuestionando la soberanía de nuestra vida al Estado y al Capital, ya que, en la práctica, organizarse colectivamente para resolver nuestros problemas, y profundizar esta lucha, expresa una disputa contra el Estado por el control y dirección de la vida en sociedad. Por ello es necesario que estas asambleas se planteen autónomas, dirigiendo el diálogo hacia los mismos explotados y no hacia la institucionalidad burocrática: son los propios intereses de clase los que están en juego y será enfrentando sus limitaciones que recuperaremos todo lo perdido, no mediando entre las bases y el Estado.

Al ser un órgano barrial, las asambleas están inmersas en la cotidianidad del territorio, por ello su funcionamiento es su principal arma. Su capacidad de cubrir expansivamente las necesidades de la lucha como el abastecimiento, la auto-defensa, la salud, el transporte, las comunicaciones, la solidaridad con sus presxs, etc. será la fuerza que las dotará de legitimidad. En este sentido, las asambleas son la expresión autónoma de la comunidad que auto-organiza sus necesidades y su lucha contra el Estado y el Capital. Es por ello, que su funcionamiento NO PUEDE agotarse en los petitorios o en la asamblea constituyente. Entendemos que muchas personas aún creen en las cantinelas social-demócratas y en que el Estado pueda resolver sus problemas inmediatos, pero sabemos que eso no ocurrirá, de hecho, se agudizará la precarización, es esencial que para cuando el estallido revolucionario comience, este preludio haya servido para sacar las mejores lecciones: fortalecer las asambleas y su carácter autónomo, que son nuestro principal triunfo hasta ahora.

Este ciclo de luchas recién inaugurado será de largo aliento. La insurrección que desbordó Chile estas últimas semanas sigue en curso y nada parece presagiar que acabará. La caja de pandora de la revolución social comenzó a abrirse y la tarea de crear poder territorial se ha puesto a la orden del día. Esto ha dispuesto las alarmas en toda la clase política, de izquierda a derecha toda la institucionalidad burguesa ha movido sus hilos para anular o cooptar estas instancias autónomas de organización. Su principal estrategia es conducir el movimiento hacia sus estrechos marcos de representatividad política, para ello dispuso de “cabildos” que sistematizan las demandas y “suben” los petitorios. Aquí el Estado es el único interlocutor posible y las posibilidades de diálogo comienzan y terminan en las soluciones que éste pueda darnos. No permitamos que las asambleas se conviertan en correas de transmisión del Estado.

Sabemos que cualquier intento por humanizar el Capital se topará con una crisis mundial de valorización en proceso, que esta vez trae añadida una crisis ambiental que, para muchos expertos, comporta la crisis terminal del Capitalismo. Desde Grecia hasta Ecuador, gobiernos de izquierda tuvieron que ceder ante las exigencias del banco mundial y aplicar paquetes de austeridad que precarizan a los mismos de siempre: la clase trabajadora. La socialdemocracia siempre será el “paco bueno” cuidando las garantías del FMI y de sus burguesías nacionales por sobre cualquier otro interés.

Hasta ahora, este movimiento se ha llevado a cabo principalmente en las calles, la protesta callejera espontánea ha paralizado el país principalmente a partir del enfrentamiento con la policía y la interrupción de la circulación capitalista. Barricadas, cacerolazos, saqueos e incendios han sido parte del arsenal proletario para enfrentarse al poder. Su contenido es “contra todo”, contra la totalidad del sistema que nos mata lentamente. El movimiento asambleario está llamado a ser quien dote de contenido a la protesta callejera, quien ponga en el tapete las soluciones reales a las necesidades del pueblo, así como también, quien anime las actitudes y valores que posibiliten una nueva forma de vida: la solidaridad, el espíritu de comunidad, el cuidado recíproco y la ofensiva insurgente serán la debacle del modo de producción capitalista.

Sin embargo, es necesario y URGENTE que estas asambleas se extiendan a los lugares de trabajo, principalmente a los sectores productivos estratégicos. Que instalen el cuestionamiento radical del modo de vida capitalista hasta las últimas consecuencias y se traslade el horizonte productivo de la capitalización infinita a la satisfacción de las necesidades humanas. Ejemplos históricos como los Cordones industriales o los Comandos Comunales pueden ser vitales para comprender el transito que cursamos. Ningún cambio será posible si los trabajadores no tenemos el poder de los medios de vida y producción en nuestras manos, si no tomamos el control de la riqueza que generamos para decidir "cómo" y "para qué" producir. No se trata de aprender a gobernar y auto-gestionar el Capital, se trata de crear una nueva forma de vivir. La economía entera depende de nosotros y temblarán cuando sepan que nos dimos cuenta de aquello.

La historia nos demostró que el Estado, como forma de garantizar las condiciones de vida, siempre será una forma de garantizar la dominación de una clase por otra, de perpetuar el Capitalismo. Con o sin cambio de constitución, el Estado siempre velará por perpetuar la explotación, dejando intactas las verdaderas bases de todo, la propiedad privada y el trabajo asalariado. Al fragor de esta lucha, vamos creando nuestras propias herramientas para destituir lo existente y forjar un mundo nuevo. El preludio de la revolución ya comenzó.

¡¡¡TODO EL PODER A LAS ASAMBLEAS TERRITORIALES!!!



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8 de noviembre de 2019

Apuntes críticos sobre la coyuntura actual en Ecuador un mes después del Paro Nacional, desde los dos bandos de la lucha de clases

Desde el bando del Gobierno o del Estado burgués: 

1. Existe represión selectiva, tanto legal como policial y mediática, contra dirigentes indígenas, sindicales y estudiantes, brigadistas médicos incluidos, que participaron en el Paro, a modo de venganza y “castigo ejemplar”. 

2. Las FF.AA. de este país se están preparando para la Contrainsurgencia: se trata de una declaración de guerra del Estado contra los luchadores sociales arriba mencionados y, en especial, contra los supuestos “19 grupos violentos” y “células anarquistas” (inexistentes), a las cuales están rastreando y van a erradicar, dicen. Al igual que ha pasado en otros países, el Estado ecuatoriano se está inventando un nuevo enemigo interno para justificar su brutal e hipócrita terrorismo y para atemorizar a la población, porque en el fondo tiene miedo de las masas proletarias después del Paro, de lo que son capaces de hacer y de que vayan a hacerlo de nuevo. Para lo cual, pide que se cambien algunas leyes y que les den más dinero y equipamiento. Para colmo, Presidencia le rinde homenaje a policías y militares en el Palacio de Carondelet por su “excesiva generosidad” en el “uso progresivo de la fuerza” durante el Paro; Palacio que, por cierto, sigue rodeado con rejas y alambres de púas. Además, les está dando “terapia” a los policías que se quedaron “traumados” por haber sido “secuestrados” durante el Paro… sí claro, pobrecitos. Lo dicho: brutal e hipócrita terrorismo de Estado. 

3. Económicamente hablando, la semana anterior se ratificaron las reformas laborales en clave precarizadora de la clase patronal y el gobierno contra la clase trabajadora urbana y rural de este país, con la complicidad de los sindicatos: recortes o despidos de personal; reducción de sueldos, vacaciones y pensiones jubilares; modificación de la jornada de 40 horas semanales; contratos flexibles, etc. 

4. Se va a reducir el presupuesto estatal para la Universidad pública, lo cual significa empeorar las condiciones de estudio de las y los estudiantes, así como también las condiciones de trabajo de las y los docentes y del personal administrativo. 

5. El gobierno acaba de plantear una "ley de crecimiento económico" que consiste principalmente en la eliminación de impuestos y aranceles para beneficiar directa y exclusivamente a la burguesía importadora, exportadora, agroindustrial y de la construcción. Tratando de compensar esto con la eliminación y la reducción de otros impuestos menores a ciertos artículos de consumo que beneficiarían a la "clase media".

6. También acaba de plantear algunas medidas para "reactivar el agro" que, en realidad, son un pretexto para "focalizar" la eliminación de los subsidios a los combustibles y la administración de los créditos en ese sector. Tratando de compensar esto con migajas insostenibles y demagógicas tales como nuevas escuelas rurales, ingreso de bachilleres a la universidad pública, entre otros. Sin duda, se trata de un intento desesperado, vergonzoso y en vano para engañar, dividir, comprar y apaciguar al movimiento indígena y campesino.

7. Sigue avanzando silenciosamente el proceso de privatizaciones de algunas empresas públicas: Corporación Nacional de Telecomunicaciones-CNT, hidroeléctricas, banco del Pacífico, refinería de petróleo de Esmeraldas, empresas de distribución de electricidad, cementera nacional, etc. Para los burgueses, estas privatizaciones representarán grandes negocios y ganancias; pero, para la mayoría de la población, para el proletariado, las mismas se traducirán en un aumento del costo de la vida o, lo que es lo mismo, en un mayor empobrecimiento. 

8. Los medios de comunicación oficiales (uno de los cuales, Teleamazonas, pertenece a uno de los mayores bancos de este país, Banco Pichincha) siguen desinformando y mintiendo todos los días, obviamente a favor del gobierno burgués y asesino de Moreno y en contra de las protestas de lxs de abajo, quejándose todavía de "las pérdidas que generaron al país" (es decir, a las empresas), y a quienes siguen tachando de "vagos, vándalos, insurgentes, terroristas". 

9. Frente a todas estas acciones de ofensiva por parte del gobierno, es posible que pronto se reactive la movilización social en Ecuador. A las calles nuevamente. 

Desde el bando de los movimientos sociales o del proletariado en lucha: 

1. Se está luchando por los 1192 detenidos (incluidos menores de edad), los 1340 heridos y los 11 muertos del Paro. Se exige libertad, solidaridad, justicia y reparación concretas para todos estos compañeros, y que este gobierno asesino de Moreno no quede en la impunidad, sobre todo sus ministros Jarrín y Romo. 

2. No cabe duda de que el movimiento indígena encabezó el Paro Nacional (no fue el único ni el primero en salir y tomarse las calles, pero luego de unos días sí fue el actor principal). Sin embargo, en las tres últimas semanas, el movimiento indígena y el movimiento sindical han oscilado entre el diálogo con el gobierno y el anuncio de nuevas medidas de hecho o movilizaciones. Por lo cual, es necesario hacer su respectiva crítica desde un punto de vista autónomo y radical de base. 

3. Crítica a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-CONAIE: al onceavo día del Paro se sentó a dialogar y negociar con el Gobierno, formalizó la derogación temporal del Decreto Ejecutivo 883 lograda gracias a la lucha callejera, pero al mismo tiempo desmovilizó el Paro Nacional. Luego están las acciones y declaraciones ambiguas y oportunistas de su presidente Jaime Vargas (llama a tomar medidas de hecho luego al diálogo con el gobierno y luego otra vez a las medidas de hecho, le dice patojo de mierda al patojo de mierda de Moreno y luego le pide disculpas, habla de formar un “ejército indígena” y luego de colaborar con la fuerza pública, cuando habla en ruedas de prensa fantasea electoral y presidencialmente, pues ya está hablando de gobierno, ministerios, etc.). Hace dos semanas, la Conaie convocó a las organizaciones sociales a conformar un “Parlamento de los Pueblos” (en la práctica: Conaie-Fut-Frente Popular [ésta última es una organización estalinista, electoralista y oportunista] más otras organizaciones menores) para construir una propuesta de “nuevo modelo económico” y entregársela al gobierno a fin de "evitar un nuevo paquetazo". El problema con esto es que lo primero es una forma política capitalista, democrática-burguesa y representativa que imita al Parlamento, Congreso o Asamblea Nacional del Estado de los ricos y poderosos; y lo segundo, es el típico programa reformista reciclado por enésima vez, es decir: un programa estatista (plantea que el Estado sea el principal actor y rector económico), redistribucionista (ya que pone especial énfasis en la redistribución de los impuestos y los salarios), asistencialista (tanto con el sector rural como urbano de la economía y la sociedad), neodesarrollista (habla de un "nuevo y verdadero desarrollo de nuestro país") y plurinacionalista (recordemos que el programa de la Conaie se reduce al “Estado Plurinacional”). La crítica radical, en este caso, es que no se trata de cambiar de modelo económico (y mucho menos por la vía electoral, como de seguro lo hará en el 2021) sino de cambiar de sistema social en su totalidad y de raíz, porque el problema de fondo no es el “neoliberalismo” ni el FMI sino el capitalismo; el cual, hoy en día se encuentra en una situación de crisis y catástrofe tal que amenaza con extinguir nuestra especie y devastar aún más nuestro planeta. Sí: así de grave está la cosa. Además, en las últimas tres décadas todos los modelos y gobiernos tanto de derecha como de izquierda en todo el mundo no han hecho más que administrar la crisis y evidentemente han fracasado, no por tal o cual error de política económica ni por culpa de tal o cual dirigente en el poder, sino porque el capitalismo y su crisis son ingobernables, y actualmente están al borde del colapso. Así pues, el llamado “realismo político” y económico de la socialdemocracia es una utopía reaccionaria, porque no pretende destruir y superar al sistema capitalista, y porque le exige a éste algo que ya no puede hacer. Por lo tanto, la única salida o alternativa real y radical frente a la crisis y la catástrofe capitalista es la revolución social mundial, el comunismo y la anarquía; es decir, la abolición y la superación de la propiedad privada, el trabajo asalariado, el valor, el mercado, las clases sociales, los Estados, las patrias, las razas y toda otra forma de opresión. Y esto, por supuesto, no se hace desde el Estado burgués y sus elecciones, sino sólo mediante la lucha autónoma y antagonista de lxs explotadxs y oprimidxs de la ciudad y del campo por nuestras necesidades, intereses y demandas de clase, precisamente en contra del capitalismo y su Estado hasta abolirlos y superarlos de una vez por todas, sustituyéndolos por la comunidad humana mundial. 

4. Crítica al Frente Unitario de Trabajadores-FUT: después del Paro anuncia nuevas movilizaciones para el 30 de octubre contra las últimas reformas laborales pero, como el gobierno no le da permiso, depone tal medida de hecho y acto seguido se va a negociar con los empresarios y el gobierno, y termina ratificando esas mismas reformas o el paquetazo laboral contra la clase trabajadora de este país, mencionado anteriormente (ver arriba el punto nro. 3 de la 1ra parte de estos apuntes). Nada nuevo o sorprendente, al fin y al cabo: se trata de los sindicatos cumpliendo su sempiterno rol de negociadores de la explotación de la clase proletaria y de colaboracionistas con la clase dominante. Vendidos y arribistas. Órganos del Capital-Estado en el seno de la clase trabajadora, órganos de la contrarevuelta y la contrarrevolución. Lxs trabajadorxs (formales e informales; empleadxs, desempleadxs y subempleadxs) debemos organizarnos y luchar por nuestras necesidades materiales e intereses inmediatos de clase, sí, pero afuera y en contra de los sindicatos. Existen otras formas de organización y, sobre todo, otros contenidos de la lucha proletaria contra el Capital. 

5. Existen diferencias, tensiones, conflictos y desbordamientos entre bases y dirigentes, en la Conaie y en otras organizaciones, antes, durante y después del Paro. Este no es un hecho menor. Al contrario. El desbordamiento de las dirigencias por parte de las bases es clave para la radicalización de la lucha social. 

6. Existen nuevas organizaciones y procesos tales como asambleas de bases autoconvocadas en Quito (por ejemplo, la Asamblea Anticapitalista de Quito en la cual participamos actualmente), Cuenca, Loja, Cotopaxi, Chimborazo, que a su vez proponen formar, fortalecer, articular y empoderar asambleas territoriales en todas partes (barrios populares, universidades públicas, comunas indígenas, lugares de trabajo, etc.), las cuales discutan y tomen decisiones sobre todas las necesidades de la lucha y de la vida colectivas. Sí: ¡Todo el Poder a las Asambleas! Aunque también hay que decir que este sector asambleario del movimiento social local es minoritario y débil, inclusive marginal entre las masas y entre las mismas minorías proletarias activas. Sin embargo, esto no es poca cosa, porque antes del Paro algunas de estas minorías no existían y ahora ya existen, están sacando las lecciones de las jornadas de octubre y preparándose para nuevas batallas. La mejor escuela de formación es la lucha y nuestra clase aprende para seguir luchando cada vez mejor por su autoemancipación. 

7. La prensa digital contrahegemónica o los medios de contrainformación siguen haciendo lo suyo todos los días en redes sociales. Recomendamos seguirlos (en la última página del fanzine “Somos Pueblo” N° 1 consta una lista de estos medios). 

8. A modo de conclusión: el Paro terminó pero la lucha social sigue y debe seguir hasta las últimas consecuencias. La clave para ello está en agitar y fortalecer la autoorganización, la movilización y la radicalización de las bases proletarias de la ciudad y del campo, las bases indígenas y mestizas, afuera y en contra de instituciones estatales, sindicatos, partidos, representaciones, negociaciones y elecciones. La lucha por nuestras necesidades vitales es directa, autónoma y radical o no es. Y tiene por base la solidaridad y la combatividad de clase, el apoyo mutuo y la acción directa, o no es. Decir que la lucha sigue y debe seguir hasta las últimas consecuencias, significa que la lucha es por tomarlo y cambiarlo todo, por la revolución social total e internacional y no por reformas estatistas, populistas y “pluri”nacionalistas. Y mientras tanto, a luchar con cabeza y mano propias por mejorar nuestras condiciones de vida e ir más allá. El anticapitalismo, el antiestatismo, el internacionalismo y la autonomía proletaria no son "principios abstractos, extremistas e infantiles", como suelen decir los reformistas. Son una necesidad concreta para mantener y hacer avanzar la lucha concreta de nuestra clase por su reivindicación y emancipación, aquí y en todas partes. Los últimos acontecimientos en Ecuador, Chile y algunos otros países de todo el mundo han demostrado que la revuelta proletaria está a la orden del día y que la revolución social es posible. Obviamente falta mucho para ello, pero algo se empieza. Luchemos por hacerla realidad o, al menos, demos los primeros pasos y semillas, porque esto recién ha empezado como tal. Por lo pronto, a pesar de la vuelta a la normalidad, algunas minorías anticapitalistas seguimos activas y esperamos atentas a que hayan nuevas movilizaciones de masas (independientemente de quienes las convoquen) para salir a las calles a luchar junto a ellas, como parte de ellas, para así poder contribuir a desarrollar su autonomía y su radicalización; a generar agitación, tensión, desbordamiento, ruptura y salto cualitativo o elevar su nivel de lucha, organización y consciencia; en fin, para poder contribuir a construir una fuerza social realmente revolucionaria, lo cual implica construir previamente una “corriente” realmente revolucionaria al interior del proletariado que lucha, así sea de forma minoritaria en un inicio, pero es necesario hacerlo. 
Hablando más concretamente, esto aplica para todas las luchas actuales y futuras por reivindicaciones específicas de diversos sectores explotados y oprimidos (reivindicaciones económicas, antirrepresivas, educativas, culturales, sexuales, etc.), porque estas no se mendigan a los ricos y poderosos que nos matan de hambre, depresión y a bala, sino que se arrancan de sus manos, se generalizan, se unen y se radicalizan hasta devenir revolución social. La insurrección también exige la unificación y centralización de todas estas fuerzas para poder golpear y derrotar realmente al enemigo común: el Estado capitalista, mediante un autogobierno asambleario, antiestatal, antimercantil e internacionalista de las masas proletarias. Lo cual obviamente no ocurre de la noche a la mañana, es un proceso histórico e internacional, pero sin etapismos, representaciones, negociaciones ni males menores o migajas. De lo contrario, la lucha social es cooptada y anulada por nuestro enemigo de clase a través de quienes dicen representarnos pero que en realidad la trafican y la traicionan. Por esta razón, el reformismo de la izquierda es tan o más peligroso y nefasto que la represión estatal. Aquí y ahora, pues, es necesario separar aguas, enfrentar y superar el reformismo al interior de las propias filas de las organizaciones de la clase trabajadora urbana y rural, en la práctica y en la teoría (y también en el discurso), al calor de la misma lucha de clases real o desde "donde las papas queman". Autoorganización, movilización y radicalización de las bases proletarias para tomarlo y cambiarlo todo, debe ser nuestra consigna en este momento. Lxs explotadxs y oprimidxs de este país no nos lanzamos a las calles ni nos jugamos el pellejo en el Paro Nacional para luego conformarnos con las mismas migajas de siempre. Estamos hartxs de todo este sistema de mierda que sufrimos a diario. Somos lxs nadies y lo queremos todo. Vamos hacia la vida y no negociaremos con la sangre de nuestros muertos. La lucha sigue y debe seguir hasta las últimas consecuencias, es decir hasta hacer la revolución social y no una reforma económica y política. 

9. Queremos finalizar estos apuntes con un hermoso mensaje que fue escrito con marcador en un bus de esta ciudad el día 3 de noviembre, que dice: “¡Feliz Cumplemes del Paro! Volveremos cuando así lo decidamos.” 


Un@s proletari@s cabread@s de la región ecuatoriana por la revolución comunista anárquica mundial
Quito, 8 de noviembre del 2019

3 de noviembre de 2019

Revuelta Internacional Contra El Capitalismo Mundial


La revuelta proletaria ha explotado a lo largo del mundo confluyendo violentamente en diferentes rincones del mismo. Chile, Ecuador, Irak, Haití, Francia, Líbano, Hong Kong, Colombia, Bolivia, Honduras, Argelia, Sudán… son algunos de los lugares donde en estos últimos meses hemos salido a las calles desatando toda la cólera acumulada durante años. Bastó el anuncio de una subida del subte en Chile, de la tasa de combustible en Francia, del precio del pan en Sudán, un impuesto en las llamadas por redes sociales y en la gasolina en Líbano, o que quitaran los subsidios al combustible en Ecuador, para que como en Irak o Haití, saliéramos desesperados y furiosos ante la imposibilidad absoluta de vivir.

La insaciable sed de ganancia de la burguesía mundial está llevando a la vida en la Tierra a límites inimaginables, la contradicción entre las necesidades de valorización y la vida humana explosionan desde hace años en revueltas que hoy, con la concentración en el tiempo de decenas de revueltas, anuncian una nueva agudización del antagonismo de clases a nivel internacional. Cada barricada, cada protesta que se alza contra los sucesivos aumentos de nuestra explotación, cada corte de ruta, cada saqueo, es un llamamiento del proletariado mundial a luchar contra el deterioro de nuestras condiciones de vida, a extender y afirmar la negación de este mundo, a empuñar y levantar de nuevo la bandera de la revolución social.

Lo que nos anuncian las revueltas que hoy se generalizan por el mundo capitalista no es otra cosa que la reemergencia del proletariado, el regreso del viejo topo que nunca dejó de cavar. La llamada primavera árabe, la revuelta social en Grecia, en Turquía, en Ucrania, o las recientes luchas en Brasil o Venezuela, eran la antesala de un movimiento internacional e internacionalista que hoy lleva el miedo a todos los representantes del capitalismo mundial e insufla esperanzas y fuerzas a los proletarios de todo el planeta.

Desde el gobierno de turno que ejecuta las medidas que imponen las necesidades económicas y suponen siempre una subida de los precios de lo imprescindible para vivir; desde el patrón que nos explota directamente en el trabajo sacándonos nuestra última gota de energía; desde el mercado que nos arroja al desempleo en un mundo en el que si no tienes billetes en el bolsillo sobras y vas directo el matadero; pasando por el banco, o mejor dicho, por los bancos mundiales que aumentan nuestro grado de explotación con todo tipo de medidas de expoliación que hace que esos mismos billetes valgan cada vez menos en nuestras manos; desde cada chute más de ganancia que ejecuta la burguesía mundial a costa de envenenar el aire, el agua, la tierra, nuestra sangre o lo que comemos, pasando por todas esas innumerables organizaciones, sindicatos y partidos de izquierda y de derecha que representan “alternativas” al interior del capital y que sirven para perpetuarnos en nuestra condición de esclavos… a todos y cada uno de ellos van siendo señalados por el fuego de la revuelta como responsables de nuestros sufrimientos, como representantes del capitalismo mundial.

La potencia que ha mostrado nuestra clase en estos meses ha conseguido trastocar incluso los encuadramientos que en algunos lugares la burguesía lograba imponer para fagocitar nuestra lucha. En Hong Kong, el encuadramiento interburgués recula por la fuerza de la lucha internacional que arrincona algunas de las consignas de nuestro enemigo y determina a los proletarios a delimitarse de las mismas. Hasta en Cataluña, donde el nacionalismo parece omnipotente dirigiendo un espectáculo que arrastra al proletariado a negarse como fuerza revolucionaria, han aparecido consignas y prácticas de minorías que expresan que la fuerza revolucionaria sólo se abrirá paso fuera y contra la trampa de las banderitas nacionales.

Claro que, dicho todo esto, subrayando la importancia histórica de lo que estamos viviendo y que tiende a afirmarse en la práctica como movimiento proletario internacional e internacionalista frente a todas las tentativas de la burguesía por reprimirlo, ocultarlo, canalizarlo, deformarlo, fraccionarlo… no dudamos ni un momento que no es más que el comienzo de un proceso largo y complejo. Es difícil predecir los pulsos y desarrollos que tendrá, las idas y venidas, pero indudablemente avanza ya hacia una confrontación cada vez más internacional y generalizada, cada vez más violenta, cada vez más decisiva.

Si bien estamos ya reventando de hambre, enfermando de todas las maneras posibles y asfixiándonos por todo lo que da empuje a la economía a costa de nuestra vida y la de nuestro planeta, lo que está por venir es todavía peor. La catástrofe capitalista que se viene encima es incomparable con lo que se ha vivido hasta ahora. Las insaciables necesidades vitales de la economía capitalista piden sacrificar al ser humano y a todo lo viviente en el altar de la ganancia. Pero los proletarios hemos retomado la vía que abre la puerta a otro futuro: la pelea, la lucha intransigente por imponer una transformación radical, el ataque a las diversas instancias y representantes del capital, la afirmación en las calle de innumerables rincones del mundo de la comunidad de lucha contra el capital.

Ante la fuerza de la revuelta internacional, el capitalismo mundial responde como no puede ser de otra manera, con todo su arsenal terrorista. Durante estas semanas de protestas la democracia del capital nos recuerda que su dictadura es la más brutal que ha conocido la humanidad. Policías, antimotines y milicos salen a llenar de sangre las calles, a destrozar cuerpos, a encerrarnos, a asesinarnos, a dejarnos sin suministros y sin abastecimiento para hacernos recular, para meternos el miedo y que abandonemos las calles, para mostrarse invencible. Centenares de muertos, decenas de miles de detenidos y encarcelados, hombres, mujeres y niños mutilados y torturados por las armas que usan contra nosotros, ciudades y barrios desabastecidos para que regresemos a nuestras casas y se añore la vuelta a la tranquilidad de los cementerios.

Pese a que en algunos lugares tratamos de responder a todo ese terrorismo creando ollas y cocinas comunitarias, albergues, espacios para cuidar a nuestros hijos más pequeños mientras otros pelean en las calles, centros para tratar a los heridos y refugiar a compañeros, y también respondemos con la violencia revolucionaria, tomando por la fuerza lugares de abastecimiento, atacando a los medios de comunicación del capital, consiguiendo y repartiendo armas con las que defendernos y atacar al terrorismo del Estado, intentando que el miedo cambie de campo, intentando responder a su terrorismo expresándonos como comunidad de lucha, como comunidad solidaria, lo cierto es que aún no tenemos la fuerza suficiente para responder como se necesita al terrorismo del Estado. Es cierto, los milicos y todo su arsenal asesino no nos ha hecho retroceder, y la resistencia en las calles nos llena de determinación y coraje. Sin embargo, cuando el ejército sale a las calles a desplegar todo su terror, pese a la existencia de minorías que mantienen el pulso de la lucha y tratan de dar directivas, todavía somos incapaces de dar un salto cualitativo que cristalice en insurrección. La necesidad que hoy se nos plantea en cada revuelta es cómo profundizar y desarrollar esa insurrección.

Tenemos que retomar la senda del pasado, recordar lo que hicieron nuestros hermanos de clase entonces, cómo se cristalizaron las insurrecciones pasadas que lograron desestabilizar al Estado. Tenemos que recordar cómo se desestructuró a los cuerpos represivos, cómo se descompusieron los ejércitos, cómo enormes franjas de milicos se negaron a disparar contra la revuelta o más aún, se pasaron con la armas a su lado. La descomposición del ejército siempre fue y será un salto de calidad fundamental en toda revuelta proletaria.

Tenemos también que retomar la creación de estructuras para el abastecimiento, para la autodefensa, organizar el asalto a los centros de armamento para cristalizar las necesidades insurreccionales del enfrentamiento. Pero también necesitamos saber cuándo replegarnos en los momentos en los que la correlación de fuerzas nos es desfavorable, manteniendo la fuerza colectiva para evitar que el Estado nos barra. A veces puede ser necesario el repliegue, que no el abandono, para estructurarse, ampliar el asociacionismo y la estructuración proletaria internacional. Necesitamos también sacar a los presos, a los detenidos, etc. Pero sobre todo necesitamos que todo esto sea materializado como expresión y dirección de nuestra comunidad de lucha contra el capital. Toda tentativa de eludir la necesidad insurreccional y desarrollar en su lugar una guerra entre aparatos, o la de escindir de la propia comunidad de lucha la organización de la violencia como tarea de específica de un grupo guerrillero, son caminos que liquidan la fuerza que estamos generando. Como lo son también todas las peticiones de derechos humanos, o las exigencias de dimisiones de responsables del Estado, formas de integración democrática. Sin embargo, estamos convencidos de que nuestra comunidad de lucha aprenderá no sólo de su propia experiencia actual, sino que esa misma experiencia le hará reencontrarse con su propio pasado para buscar las formas de asumir estas necesidades. Como en Irak, donde los proletarios lanzan consignas refiriéndose a la insurrección de 1991.

No podemos obviar que el orden social existente no sólo combate nuestra lucha con balas y milicos que se lanzan contra las barricadas, sino con un conglomerado de ideologías y fuerzas que maniobran para destruir toda contestación social. Y lo que es más peligroso, esas mismas fuerzas, aprovechando nuestras propias debilidades y límites actuales, se presentan como parte de nuestra comunidad de lucha, llevando a muchos sectores de nuestra clase a identificarlas como tal. Las “soluciones” nacionales o nacionalistas, los espectáculos de asambleas constituyentes, los pedidos de depuraciones democráticas o cualquier otra reforma al interior del Estado son balas más dañinas que las que tiran los milicos, pues van dirigidas al corazón de nuestro movimiento. De nuestra determinación a contraponernos y enfrentarnos a esas fuerzas de la contrarrevolución depende la perspectiva revolucionaria, el latido de ese corazón comunitario.

No hay que olvidar que también es fundamental asumir todas una serie de tareas en los lugares donde la paz social no se acaba de romper. Claro que las mismas no tienen nada que ver con limitarse a la cuestión antirrepresiva o/y movilizaciones en embajadas y consulados que son terreno abonado para discursos reformistas y de derechos, con quejas y condenas contra los “excesos del Estado”. Ni por supuesto con defender la revuelta en tanto “pueblo que no aguanta mas” y que es “reprimido brutalmente”. Estas prácticas permiten precisamente a fracciones progresistas liquidar la verdadera solidaridad de clase, hacer de la revuelta y su necesidad algo de otros lugares, ajeno, lo que justifica negarla en su propio territorio defendiendo la paz democrática y los llamados a votar al mal menor. Por el contrario, la solidaridad de clase defiende la revuelta como expresión de nuestra comunidad de lucha contra el capital, como una misma lucha contra un mismo enemigo mundial. Claro que, las necesidades y tareas que se pueden asumir en los diversos lugares viene condicionada, no por la voluntad o determinación de grupos militantes, sino por la correlación de fuerzas locales. Desde luego es necesario crear instancias y comités de solidaridad, para centralizar y difundir las distintas informaciones de la lucha, así como lo que se realiza al interior de la revuelta (la sociabilidad, los saqueos, la organización comunitaria, la autodefensa, los comunicados compañeros etc.), para contraponernos a las mentiras de los medios de comunicación, a las canalizaciones socialdemócratas; para crear redes de ayuda con los refugiados, etc. En definitiva, hay que impulsar la estructuración de nuestra comunidad de lucha internacional, buscar formas de satisfacer las necesidades que se nos plantean en la lucha y saltar los obstáculos que nos encontramos.

La revuelta proletaria que hoy pone patas arriba al capitalismo mundial deja en evidencia, frente a todos los que quieren hacernos creer que la revolución es imposible, que la única alternativa del ser humano al capitalismo es la revolución mundial. La propia lucha y lo que cristaliza, nos da la certeza de que la humanidad puede destruir esta forma de vivir basada en la comunidad del dinero, mandarla al basurero de la historia, y desarrollar una nueva sociedad basada en la comunidad humana y su unidad inseparable con la Tierra.

¡Desde diferentes países y distintos escenarios, una misma lucha contra el capitalismo!

¡Organicemos internacionalmente nuestra comunidad de lucha!
Afuera y en contra de sindicatos y partidos

¡A profundizar la lucha contra las relaciones sociales capitalistas!

Noviembre 2019

2 de noviembre de 2019

Revueltas en Chile y Catalunya. Crítica al Nacionalismo - Temperamento Radio N° 40

Programa 40 de Temperamento Radio - ESPECIAL TESTIMONIOS Y REFLEXIONES DESDE CHILE y CATALUNYA - CRÍTICA AL NACIONALISMO - Escuchar AQUÍ


Grabado el 1 de Noviembre del 2019

-Audio: Niñas contra el toque de queda
-¿Neoliberalismo?
-Testimonios desde el Desierto de Atacama:
Compañeros de El Sol Ácrata desde Calama y Antofagasta
-Audio: ¡Por nuestrxs caidxs!
-Datos de la represión
-Testimonios desde el Sur:
Compañero argentino desde Punta Arenas
Compañero de Radio Kurruf desde Temuco
-Audio: Efecto Psicoterapéutico
-Recomendamos: Asambleas territoriales en tiempo de revueltas
Desde Villa Olímpica – Santiago de Chile
-Disturbios en Catalunya y la trampa del nacionalismo.
-Grupo Barbaria desde la región española

Nos acompañan: Ground Zero - Illapu – Asamblea Internacional del Fuego – Accidente – Los Planetas - Décima Víctima

1 de noviembre de 2019

Nuevo blog desde Chile: Vamos hacia la Vida

Vamos hacia la Vida es un blog que nace a partir de la necesidad de difusión de los materiales que van surgiendo al calor de la revuelta en la región chilena durante la primavera del 2019.

Nuestro criterio de difusión es el de material anticapitalista y autónomo, por fuera y en contra del Estado y de las instituciones que pretendan capitalizar y cooptar la lucha de nuestra clase contra todo aquello que le niega la vida.

Hemos compilado el material producido hasta ahora por distintxs compañerxs comunistas radicales y anarquistas revolucionarixs en distintas latitudes de la región en orden cronológico. De la misma forma, esperamos seguir publicando y difundiendo el material que vayamos recogiendo y recibiendo.



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