30 de octubre de 2022

Théorie Communiste, un breve comentario de lectura

Asedio, Monterrey, 9 de octubre de 2022

Recibimos, publicamos y recomendamos este artículo sobre la revista francesa Théorie Communiste (TC), como una invitación a la lectura, discusión y difusión de sus traducciones al español, entre el público que le interese; en especial, en América Latina. No sin antes comentarlo, en el marco de la crítica compañera y el debate clarificador.

Por un lado, decimos esto porque la llamada «teoría de la comunización», de la cual TC es una de sus principales exponentes, es prácticamente desconocida en la región ecuatoriana, en la cual, al igual que en todo el mundo, resulta necesario hacer una «revolución en la revolución» o una ruptura paradigmática en la teoría y la práctica revolucionarias; en especial, con los paradigmas marxista-leninista y anarquista-posmoderno, acaso y aún hegemónicos en los círculos izquierdistas de esta región. Esto por tres razones. 1) Porque el socialismo tanto del siglo XX como del siglo XXI (desde la Rusia bolchevique hasta la Venezuela bolivariana) demostró ser sólo una variante histórica más del capitalismo y la contrarrevolución, ya que no abolió sino que conservó y desarrolló el valor, el trabajo asalariado o la explotación, la acumulación de capital, el dinero, el mercado, y el terror de Estado contra el proletariado. Ocultando todo esto al resto del mundo o, en su defecto, justificándolo en nombre de una supuesta e inexistente «revolución»: una de las mayores mentiras de la historia. 2) Porque tanto el paradigma marxista-leninista como el paradigma anarquista-posmoderno de revolucionarios sólo tienen el membrete, pero en realidad son diferentes expresiones de la izquierda del Capital, ya que, por más «trabajo de base», propaganda ideológica y/o «acción directa» (violenta) que hagan, no atacan las raíces y los contenidos de las relaciones sociales capitalistas para abolirlas, sino que sólo buscan cambiar o re-hacer sus formas superficiales (por eso son re-formistas). Aspirando a convertirse o en sus nuevos administradores estatales (los leninistas, en todas sus variantes) o en sus autogestionadores mercantiles (los «libertarios», desde la España de los 30s hasta el Kurdistán de esta década). Y 3) porque, al contrario de los anteriores, el paradigma de la comunización sí ataca los fundamentos de las relaciones capitalistas, empezando por la misma relación de clase o la contradicción entre proletariado y Capital, para abolirlas y sustituirlas por relaciones comunistas entre los individuos libremente asociados. Además, uno de sus aspectos más interesantes y meritorios es que lo hace desde una sólida y viva concepción materialista de la historia; lo que significa que, usando categorías teóricas marxianas, analiza empíricamente la especificidad y el devenir de los diferentes períodos históricos del capitalismo, la lucha de clases y la praxis revolucionaria tales cuales son y no según lo que idealmente deberían o hubieran podido ser (a diferencia del paradigma programatista). Por lo tanto, es un paradigma revolucionario en sí mismo, dinámico y cambiante, pues se desarrolla y autotransforma a la par de los desarrollos y transformaciones materiales de la historia que, como sabemos, es la historia de la lucha de clases. 

En consecuencia, la ruptura paradigmática que planteamos hay que hacerla teniendo cuidado de no hacer de la teoría de la comunización una nueva ideología, entendida como falsa conciencia con fuerza material (error que nosotros mismos hemos cometido, al igual que nos pasó años atrás con la falsa dicotomía marxismo/anarquismo), sino «una obra permanente [...] en el marco de un cuestionamiento y una crítica regulares de lo que pueda parecer establecido». Teniendo claro que «[no] es algo absolutamente nuevo que un cierto paradigma teórico provoque una ruptura en un momento dado», en palabras de la misma TC (Como un marasmo, 2016). Esto quiere decir, una teoría revolucionaria viva que se observa, se critica y se supera a sí misma al calor de la lucha de clases real y del debate entre minorías revolucionarias del proletariado. Una teoría que, por tanto, no es homogénea o uniforme, sino que contiene matices, diferencias, polémicas, crisis, rupturas y saltos internos. Lo mismo aplica para la llamada «izquierda comunista» (italiana y germano-holandesa) o la ultraizquierda («bordiguista» y «consejista», principalmente, pero también situacionista y operaísta), de cuya crítica superadora proviene precisamente TC después del período histórico revolucionario 1968-1982 hasta la fecha. Crítica y crisis superadora que, dicho sea de paso, nosotros recién estamos atravesando aquí y ahora: este es, de hecho, nuestro «lugar de enunciación» en este momento. 

Por otro lado, lo decimos porque este artículo no explica sino que sólo menciona los conceptos y teorías clave de TC, a saber: autopresuposición del Capital, subsunción real del Trabajo bajo el Capital, implicación recíproca entre proletariado y Capital, reestructuración del capitalismo, crisis de la relación salarial, crisis de reproducción de la relación de clase, caducidad del valor, ciclo de luchas, teoría de la coyuntura, teoría de la brecha, zonificación tripartita, desnacionalización/renacionalización del Estado y las luchas, focalización de las contradicciones, segmentación de la clase, distinción de género, racialización, interclasismo, democratismo radical, mediación temporal, la lucha como clase en tanto límite de la lucha de clases, autoabolición del proletariado, inmediatez social del individuo, historia normativa, programatismo, comunización, producción del comunismo, etc. Tampoco explica un par de críticas que desliza para con compañeros de la región chilena y para con nosotros, así como también para con un supuesto «medio académico comunizador». 

A pesar de ello, no deja de ser una recomendable invitación a la lectura, discusión y difusión de los textos de TC hasta ahora traducidos al español o, como dice el mismo compañero de la región mexicana que lo escribió: «De esto último es de lo que tratan las últimas traducciones difundidas que me resultaron estimulantes para trazar estas líneas acaso poco claras para quien no esté mínimamente familiarizado con la teoría de la comunización y sus polémicas. Espero que el camarada que actualmente está traduciendo a TC pueda entregarnos en el futuro un trabajo monográfico análogo a ¿Quién teme a Jacques Camatte? que permita una mejor comprensión al lector de la obra de Théorie Communiste, que tiene planteamientos que compartir para quienes seguimos preocupándonos por la revolución comunista y sus posibilidades.»

Aquí se hace necesaria, entonces, una aclaración de nuestra parte: la complejidad e incluso inentendibilidad de estos conceptos y teorías de TC puede parecer teoricismo e incluso academicismo; pero no lo es, por cuatro razones. 1) Porque teoría no es lo mismo que academia ni que ideología. La teoría es producto y parte necesarios de la praxis humana, en general, y de la lucha de clases, en particular, ya que es un esfuerzo del cerebro social por comprender y explicar objetiva y críticamente, mediante la elaboración de conceptos y categorías, el porqué de esa lucha y hacia dónde se dirige en los hechos. Teniendo claro que, así como el ser social o el conjunto de condiciones materiales y relaciones sociales determina la conciencia social, así también sin teoría revolucionaria −producida, apropiada y usada como fuerza material por la propia clase proletaria, con cabeza y mano propias− no hay revolución. 2) Porque cierto grado de complejidad teórica es inevitable, ya que refleja la real complejidad de los procesos y acontecimientos humanos reales; en este caso, la contradicción en proceso entre el proletariado y el Capital. Contradicción que alberga en su seno y en su dinámica la potencia de la revolución. 3) Porque la complejidad es un momento transitorio y un opuesto complementario del proceso dialéctico de autoclarificación del proletariado para su autoemancipación y autoabolición en tanto que clase explotada y dominada, ya que ese es el objetivo y el esfuerzo de la actividad teórica comunista. Y, sobre todo, 4) porque sólo en la revolución se produce la unidad real entre teoría y práctica revolucionarias. Mientras tanto o durante la mayor parte del tiempo histórico, están inevitablemente separadas, ya que la separación de todo y de todos es la regla del capitalismo; la unidad es la excepción. Esta excepción es la revolución comunista, entendida más como proceso que como acontecimiento. En todo caso, como bien decía uno de los principales animadores de la Internacional Situacionista, Guy Debord: «Para saber escribir hay que saber leer. Para saber leer hay que saber vivir. Esto es lo que el proletariado debe aprender en una sola operación: la lucha revolucionaria.» 

Cabe señalar, además, que la lectura de los textos citados y enlazados tanto en las «Notas» del artículo de Asedio como en los «Relacionados» que hemos agregado al final de esta publicación, permite explorar, encontrar, entender y clarificar el significado de los mencionados conceptos y teorías, así como también de algunos debates entre compañeros comunizadores y/o comunistas radicales latinoamericanos al calor de las revueltas de los últimos años, para quien le interese.

Finalmente, un punto fuerte e interesante del artículo es la «genealogía» que hace de TC: sus orígenes, su evolución, sus encuentros y desencuentros con otros grupos, sus «summercamps» o campamentos de verano (al igual que a su autor, este hecho en particular también llamó nuestra atención), sus revistas, sus colaboraciones, sus debates y polémicas, sus rupturas y sus saltos, sus participaciones en luchas concretas, etc. Una genealogía más o menos compartida con todas las minorías revolucionarias e internacionalistas que han existido o, hablando en términos más clásicos, con todas las «fracciones comunistas», entendidas como episodios formales −e informalesdel «partido histórico» y mundial de la revolución social o, si se prefiere, del movimiento comunista histórico e internacional. Entendiendo, además, que la actividad teórica de las minorías comunistas es precisamente eso: una actividad o una práctica que también es producto y parte necesarios, conscientes y críticos de la lucha de clases real. Más claro: TC no son académicos torremarfilianos de clase media (como los posmodernos franceses y latinoamericanos), son militantes proletarios y compañeros revolucionarios que, en sus propias palabras, «renunciando tanto al papel de huérfanos del movimiento obrero como al de profetas del comunismo por venir, participamos en la lucha de clases tal cual es cotidianamente y tal cual produce teoría.» (¿Quiénes somos?, Presentación de su página web)

Dicho esto, leamos, discutamos y difundamos a Théorie Communiste como quien se apropia de un arma teórica de alto calibre para la previsión y la preparación históricas de la revolución comunista en la práctica o, mejor dicho, para «la producción del comunismo», aquí y en todo el mundo, en los límites de, y las grietas abiertas al orden capitalista por, las luchas proletarias actuales. Asumiendo que la oleada internacional de revueltas de hoy en día (desde Ecuador y Chile hasta Sri Lanka e Irán), con todos sus límites y contradicciones, puede ser el nuevo inicio de un período histórico de reanudación revolucionaria o de un «período bisagra» entre la contrarrevolución aún vigente y la revolución mundial. Y asumiendo, al mismo tiempo, que no será nuestra generación, sino las próximas generaciones proletarias hartas de serlo quienes, producto del devenir de la misma catástrofe capitalista y la lucha de clases en curso, estén en condiciones de dar ese salto histórico de una vez por todas, para no extinguirse y crear un nuevo modo de vida como especie humana. 

Proletarios Hartos de Serlo
Quito, octubre de 2022 

 


Me parece que fue en 2017, durante la lectura de Materiales preliminares para un balance del siglo XX de la revista británica Endnotes que supe de la existencia de la revista francesa Théorie Communiste (TC). Llevaba varios años sin poder salir de las mismas reflexiones sobre la revolución, la clase, el partido. Todo el debate sobre la supuesta naturaleza revolucionaria del proletariado, su supuesta esencia comunista y su historia normativa llamó de inmediato mi atención. Quien no estaba familiarizado con la producción teórica de la comunización encontraba el debate sumamente atractivo; todos los impasse del pensamiento programático (1) eran desmontados y reconfigurados en términos más precisos. 

A mediados de 2020 comenzaron a circular en un grupo de facebook pasajes traducidos de TC. Antes, en 2017, había circulado El proletariado como destructor del trabajo, del grupo Négation (2) y en 2019 Revolución y contrarrevolución del grupo Intervention Communiste (3); de éstos grupos salieron individualidades que formarían parte de TC, cuyo primer número apareció en 1977. Estamos hablando de casi medio siglo de producción teórica. 

TC dice en su página que su revista realmente comienza en los 70’s, al calor de la discusión sobre la relación central del capitalismo, la relación de explotación que ellos llevan hasta la implicación recíproca del capital y del trabajo, dejando de lado toda construcción teórica que tuviera como supuesto una naturaleza revolucionaria del proletariado y su afirmación política para su propia emancipación.  

Para TC, plantear esa pregunta era redefinir la explotación tras la reestructuración del capitalismo en los setentas y ochentas y realizar la historia como la crítica de la naturaleza revolucionaria del proletariado y exponer la estructura y el contenido de la contradicción entre capital y trabajo en la segunda fase de la dominación real del modo de producción capitalista. 

*** 

Me resulta imposible comentar qué sucede con TC de 1977 a 1995, así que no lo haré. En cambio, en 1995, como ellos mismos dicen en Como un marasmo (A modo de editorial) (4) concentran su esfuerzo teórico en la crítica del democratismo radical, una categoría desconocida que daba cuenta de las prácticas contestatarias de fin de milenio y principios del siguiente.  

A finales de esa década colaboraron en la formación de la editorial Senonevero (5), dónde dieron otro formato a sus trabajos teóricos. 

A comienzos del nuevo milenio, TC consideró que era necesario una delimitación de la teoría de la comunización y una ruptura más marcada con sus orígenes ultraizquierdistas (6); entonces polemizaron con Gilles Dauvé y Karl Nésic (quienes en los 70’s formaban parte de Mouvement Communiste, de quién, junto con la revista Invariance, TC comenzó a distanciarse), Echanges, Aufheben, Kosmoprolet entre otros tantos grupúsculos y revistas que fui conociendo poco a poco después de 2017. 

Algo llamó mi atención de su editorial Como un marasmo. Los camaradas de Europa, durante la primera década de 2000, realizaron Summercamps; espacios de encuentro en los que se discutía durante días, lo que me recordó un poco las “esposiciones.arroyo” y las “sesiones-río” que practicaba la izquierda comunista italiana.  

De esos eventos, una escisión de Aufheben fundó la revista Endnotes, que es la primera revista que yo leí sobre la comunización como ya mencioné, y cuyo primer número circuló ampliamente en México; incluso difundimos la traducción de nuestro camarada C. Nemo (invierno de 2020), que se sumaba a las realizadas por Carlos Lagos de Chile y Federico Corriente de España, de años anteriores.  

De septiembre de 2004 a junio de 2008, dice TC, apareció la revista y sitio web Meeting, en la que se elaboraron una crítica sistemática del activismo, el alternativismo y la autoorganización (7) al calor de las luchas inmediatas dando origen al debate en torno a la “mediación temporal y “la condición de clase como límite de la lucha misma” y su dinámica, hasta la problemática de la reproducción conflictiva del capital en la segunda fase de la dominación real. 

Con el desplazamiento de la crisis, la base conectiva de Meeting se quebró. TC desarrolló su “teoría de la brecha” haciendo a un lado la polémica contra el democratismo radical, que consideró hasta cierto punto obsoleto con los desplazamientos que trajo el año de 2008 y los subsiguientes. 

*** 

El primer encuentro internacional de la corriente comunizadora, según TC, se realizó en el verano de 2008. TC organiza su propio Summercamp y nació el proyecto Sic. Sic existió de cara a las luchas en Grecia y la “primavera árabe”, los “indignados” y ciertos procesos de nacionalización/desnacionalización de los que daban cuenta en el medio comunizador nociones como “interclasismo”. 

Adentrándose en estos problemas teóricos, TC comenzó el abordaje de la segmentación y la constitución de la clase trabajadora a partir de la raza y el género (8), y también desarrolló su “teoría de la coyuntura” (9), que son la base sobre la que trabajan posteriormente la “autopresuposición del capital” (una teorización muy sofisticada sobre el fetichismo [de la mercancía]) y la dinámica de las relaciones de producción con las relaciones de distribución (prometedora para una lectura de las luchas hoy en curso en el marco de la desnacionalización/renacionalización de las luchas en curso, así como polémicas con el pensamiento logístico a lo Jasper Barnes y Comité Invisible).  

TC comenzó entonces uno de las elaboraciones teóricas más prometedoras que se han dado en la corriente comunizadora respecto a una cuestión muy explosiva: la cuestión de género (10).  

Para TC, el feminismo se presenta como una crítica del programatismo y la afirmación del trabajo. Sin embargo, esa crítica, ya iniciada en los setenta, no condujo a la comunización (en tanto superación del programatismo) al concepto de “producción de la inmediatez social del individuo” que, conectada a la “crítica de la distinción de género”, reformulaba la crítica al trabajo como “autotransformación de los individuos” (11).  

En 2010 Distinción de género, programatismo y comunización da cuenta de la elaboración teórica de TC sobre los problemas de género a partir de la categoría de plustrabajo y su apropiación como fundamento de la construcción social de hombre y mujer (y la apropiación privada de ésta por aquel), así como toda la cuestión de los desencuentros en las luchas concretas y la dinámica de lo público y lo privado que pone a la orden del día cualquier movilización de las mujeres. Toda esta línea teórica en construcción me resulta de mucho potencial explicativo en el futuro inmediato.     

En 2013, previo a la salida de TC de Sic, TC ya considera la comunización como “una denominación y una postura” y un “marcador identitario” que llegaba incluso a los medios académicos, describiendo en líneas generales las contradicciones que atraviesan a las minorías radicales europeas. En julio de ese año TC rompe con Sic señalando que la incomprensión de la distinción de género incluso permeaba en la conducta de los participantes de los summercamp’s

A partir de esa ruptura, TC afirma que no hay una reestructuración del modo de producción, sino un subperíodo dentro de la crisis y su “teoría de la zonificación tripartita”, a partir de la “coyuntura”, la “autopresuposición” y la “focalización de las contradicciones” con la crisis de desnacionalización del Estado de fondo (rechazando la pura “afirmación beata de la comunización y sus medias comunistas”). La pregunta que se hace TC es “¿en qué punto de la crisis estamos?”. La ruptura con el medio académico-comunizador estaba consumada. 

Al final de este período iniciado en 1995, TC considera que la comunización, al no resolver la pregunta de “¿en qué punto de la crisis estamos?” y poner como finalidad la elaboración de una revista como finalidad en sí misma, había devenido ideología (en América Latina consideraciones de este tenor aparecieron durante las últimas revueltas en Ecuador y Chile previas a la pandemia); a su vez, considera que la “tesis del interclasismo” no da cuenta adecuadamente de la lucha de clases actual tal cual es, en toda su ambigüedad, lo que lleva a TC a teorizar la raza, el género y la nacionalización/desnacionalización de la dinámica de la lucha de clases de modo más sistemático como ejes del trabajo teórico contemporáneo.  

*** 

De esto último es de lo que tratan las últimas traducciones difundidas (13) que me resultaron estimulantes para trazar estas líneas acaso poco claras para quién no este mínimamente familiarizado con la teoría de la comunización y sus polémicas. Espero que el camarada que actualmente está traduciendo a TC pueda entregarnos en el futuro un trabajo monográfico análogo a ¿Quién teme a Jacques Camatte? (12) que permita una mejor comprensión al lector de la obra de Théorie Communiste, que tiene planteamientos que compartir para quienes seguimos preocupándonos por la revolución comunista y sus posibilidades.  

Notas 

Ultraizquierda, programatismo, democratismo radical: algunas definiciones del comunismo contemporáneo – Asedio 

BIBLIOTECA DE CUADERNOS DE NEGACIÓN: El proletariado como destructor del trabajo (bibliotecacuadernosdenegacion.blogspot.com) 

des nouvelles du front » ” Révolucion y contrarrevolucion” (dndf.org) 

des nouvelles du front » Résultats de recherche » théorie communist (dndf.org) 

5  En abril de 2020, durante la pandemia mundial de COVID-19, la editorial liberó 5 títulos que pueden encontrarse aquí: Éditions Entremonde – Senonevero 

6 Véase la nota 1 para enterarse qué refiere TC con ultraizquierda. 

7 En 2018, apareció la traducción de La autoorganización es el primer acto de la revolución, los siguientes van contra ella, publicado en 2005 por TC: des nouvelles du front » LA AUTOORGANIZACIÓN ES EL PRIMER ACTO DE LA REVOLUCIÓN, LOS SIGUIENTES VAN CONTRA ELLA (dndf.org) 

8 En la nota 4 viene el link de descarga de las últimas traducciones realizadas al castellano de TC en las que podemos encontrar Distinción de género, programatismo y comunización Raza y racialización

9 En el otoño de 2020 reuní todos los fragmentos traducidos a la mano de Histoire critique de l’iltragauche (de Roland Simon, uno de los miembros más conocidos de TC) y los publiqué en Ni transición, ni consciencia, ni organización. Introduccióni a la historia crítica del comunismo contemporáneoNi transición, ni consciencia, ni organización. Introducción a la historia crítica del comunismo contemporáneo – Asedio  

En febrero de 2022, la editorial argentina Lazo publico la traducción de Federico Corriente de Théorie Communiste. De la ultraizquierda a la teoría de la comunización. En ambos materiales Roland Simon teoriza de un modo un tanto oscuro lo que TC entiende por coyuntura.  

Al redactar esta nota me encuentro con la alegre noticia de que los camaradas argentinos han compilado en la biblioteca virtual Cuadernos de Negación todo lo que hay traducido al castellano de TC y Roland Simon. Aquí el link: BIBLIOTECA DE CUADERNOS DE NEGACIÓN: Théorie Communiste, Roland Simon (bibliotecacuadernosdenegacion.blogspot.com) 

10 De lo que sin duda, hay trabajos con mucho potencial explicativo. Por ejemplo, los trabajos de Roswitha Scholz a partir del 2000 traducidos al castellano y compilados por Quimera ediciones y Pensamiento y Batalla de Chile en 2018, o los trabajos que aparecieron después de 2010 en la Revista Endnotes, también compilados por camaradas chilenas de Laberintos ese mismo año. 

11 En septiembre de 2020, fue traducido Karl Marx y el fin de la filosofía clásica alemana, donde se aborda toda la problemática de la producción de la inmediatez social del individuo: Karl-Marx-y-el-fin-de-la-filosofía-clásica-alemana.pdf (dndf.org) 

12 camatte_web.pdf (anabasisradioqk.org) 

13 En la nota 9 están las últimas entregas de traducciones de TC.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Relacionados:

¿Quiénes somos? − Théorie Communiste (Presentación de su página web)

Como un marasmo – Théorie Communiste (2016)

De la ultraizquierda a la teoría de la comunización. Más allá del programatismo – Théorie Communiste / Lazo Ediciones (2022)

Hablando con las paredes – Freno de Emergencia (2021)

Una discusión en ciernes entre Ecuador y México – Asedio (2021)  

[Ecuador] Memoria Crítica: recordar la Revuelta de Octubre y que regrese repotenciada, sí; romantizarla y fetichizarla, no – Proletarios Revolucionarios (2021)