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Protestar, Desertar, Sabotear - Panopticon (regi贸n alemana) |
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Gr谩ficas de Agitaci贸n (regi贸n mexicana) / Grupo Comunista Internacionalista (GCI) |
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Si no resistimos ahora por todos los medios posibles a esta escalada b茅lica, pronto nos encontraremos entre la espada y la pared. Desde la perspectiva de los intereses proletarios, no existen guerras “justas” o “defensivas”. Tales distinciones son una mistificaci贸n que oculta el conflicto entre capitales nacionales y bloques imperialistas por el control de los mercados de capitales y materias primas, esferas de influencia y mano de obra barata. Cada parte envuelta en una guerra presenta su propio papel como “defensivo” y “justo”. Una victoria del Estado m谩s d茅bil lo hace m谩s fuerte, reiniciando de nuevo el c铆rculo vicioso, como lo ha demostrado la experiencia hist贸rica. La derrota de un poder estatal m谩s fuerte implica necesariamente el fortalecimiento del Estado-naci贸n oponente y la movilizaci贸n de la poblaci贸n en torno a 茅l. Cualquier resistencia de clase debe ser aplastada para imponer la paz social y la unidad nacional.
En el pasado, el apoyo a los nacionalismos “d茅biles” y a sus respectivos Estados se disimulaba tras el fortalecimiento del llamado campo socialista. Hoy, ausente incluso esta pretensi贸n, se abandona la cr铆tica al capitalismo en favor de las distinciones culturales entre Occidente y Oriente o Norte y Sur, proclamadas por la ideolog铆a “anticolonial” y las pol铆ticas identitarias contempor谩neas. Esta distinci贸n es claramente irracional, m铆tica y reaccionaria, ya que el capitalismo es un sistema universal y global: “[ha] convertido todo el planeta en su campo de operaciones”, aunque la opresi贸n religiosa, 茅tnica y nacional obviamente sigue existiendo y no es “privilegio” de Estados espec铆ficos. La antigua y espectacular pseudo dicotom铆a, capitalismo versus “socialismo”, ha sido reemplazada por una nueva, desprovista de toda pretensi贸n de emancipaci贸n social, como lo ejemplifica el apoyo “antiimperialista” a Ir谩n, Rusia o China, salvo por la invocaci贸n de una hueca “teor铆a de las etapas”.
El apoyo a un campo imperialista, o campismo, es inherente a la ideolog铆a antiimperialista porque proporciona un an谩lisis de arriba hacia abajo enfocado en los conflictos entre Estados, en lugar de una perspectiva proletaria arraigada en el conflicto global entre el capital y el proletariado. El apoyo a las fuerzas del “otro bando” y a los movimientos de liberaci贸n nacional asociados a ellas ni siquiera puede provocar el derrocamiento del imperialismo, que es inherente al capitalismo. Objetivamente, la posici贸n pol铆tica de apoyar a un bando imperialista allana el camino para la militarizaci贸n m谩s amplia de la sociedad y la guerra capitalista. Los antiimperialistas llegan incluso a apoyar los programas nucleares de supuestos “Estados d茅biles”, lo que puede conducir a la culminaci贸n de la guerra capitalista y a la destrucci贸n total.
La 煤nica salida a la espiral b茅lica es la acci贸n proletaria internacionalista con un claro car谩cter anticapitalista. Nos negamos a ser c贸mplices de cualquier ej茅rcito y de cualquier Estado. No apoyaremos a ninguno de los bandos en guerra. La 煤nica soluci贸n frente a la guerra es la organizaci贸n aut贸noma de clase que lucha contra el capital y el Estado en nuestro propio pa铆s y el apoyo pr谩ctico a los que se niegan a hacer el servicio militar. Tambi茅n implica el apoyo a los desertores y objetores de conciencia del “otro bando”, as铆 como la solidaridad pr谩ctica con los colectivos pol铆ticos y sociales que luchan contra la guerra capitalista en Rusia, Ucrania, Israel, Palestina, Ir谩n y en todas partes. En lugar de esta pr谩ctica, que es la condici贸n m铆nima necesaria para no convertirnos en carne de ca帽贸n del capital, presenciamos calumnias inaceptables sobre el “colaboracionismo” y la “traici贸n nacional” contra los camaradas anarquistas y comunistas y, m谩s ampliamente, contra los colectivos de la clase trabajadora (por ejemplo, en Ir谩n).
Precisamente en este contexto, debemos expresar nuestra solidaridad con los —ciertamente escasos— objetores de conciencia en Israel, as铆 como con aquellas fuerzas dentro de Israel que se resisten al genocidio que se est谩 llevando a cabo en Gaza. La identificaci贸n de toda la poblaci贸n con su Estado es falsa, como demuestra el hecho de que 100.000 reservistas no se presentaran a filas tras la ruptura del alto el fuego por parte del Estado israel铆. Hay que confrontar los incidentes de odio nacionalista israel铆 cuando ocurran. La l贸gica de los ataques indiscriminados contra turistas israel铆es es racista, ya que atribuye la responsabilidad colectiva a toda la poblaci贸n, a la vez que debilita la ya d茅bil corriente de oposici贸n a la guerra dentro de Israel.
Estamos en contra de la guerra capitalista y de cualquier implicaci贸n del Estado griego en ella, en contra de la militarizaci贸n de la sociedad y del aumento del gasto militar que se produce a expensas del salario social. Luchamos por la creaci贸n de un movimiento proletario internacionalista que no se someta a los intereses nacionales, al Estado y al capital, expresando solidaridad pr谩ctica con los colectivos proletarios y pol铆ticos —comunistas y anarquistas— que luchan en los pa铆ses devastados por la guerra. Nuestro objetivo es construir lazos y comunicaci贸n con los proletarios internacionalistas. S贸lo a trav茅s de la unidad global del proletariado podremos derrocar esta barbarie impuesta por los Estados y el capital. No debemos dejarnos arrinconar, sino acabar con la guerra capitalista luchando contra quienes la provocan. Nuestra guerra no es nacional ni religiosa. Es una guerra de clases social y antiestatal.
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Para la revoluci贸n social, lo determinante es el contexto hist贸rico y mundial, mejor dicho, el car谩cter del per铆odo en que se encuentre el antagonismo de clases, no la conciencia, la voluntad ni la actividad de las organizaciones e individualidades izquierdistas de este y de cualquier otro pa铆s. En la historia del antagonismo mundial de clases, s贸lo existen dos tipos de per铆odo: per铆odo contrarrevolucionario y per铆odo revolucionario. El actual es un per铆odo contrarrevolucionario.*
A grosso modo, las caracter铆sticas principales de un per铆odo contrarrevolucionario son 1) que la burgues铆a ejerce su dominaci贸n de clase en todos los aspectos de la sociedad: desde lo econ贸mico hasta lo ideol贸gico, por lo cual se encuentra a la ofensiva o al ataque asimismo en todos los aspectos a fin de mantener tal dominaci贸n; y, 2) que el proletariado s贸lo puede hacer luchas defensivas, reivindicativas o reformistas como clase del trabajo/capital y no como clase revolucionaria. La relaci贸n de fuerzas se inclina, pues, a favor de la primera clase, no de la segunda.
M谩s claro: en un per铆odo contrarrevolucionario, la burgues铆a es fuerte o clase dominante y el proletariado es d茅bil o clase dominada.
Esto no quiere decir que durante un per铆odo contrarrevolucionario no existan revueltas e insurrecciones. De hecho, durante el actual per铆odo contrarrevolucionario, concretamente en todo lo que va del siglo XXI, ha habido revueltas internacionales que incluso han llegado a amenazar con alterar o invertir la relaci贸n de fuerzas entre las clases: en especial, las del 2000, 2008, 2011 y 2019. Pero, todav铆a no lo han logrado. (Las causas hist贸rico-materiales de la derrota de las revueltas y la vigencia de la contrarrevoluci贸n en este siglo son materia para otro art铆culo.)
El sistema de dominaci贸n capitalista, con el Estado a la cabeza, tiene diferentes tent谩culos. De los cuales, la socialdemocracia, el reformismo o la izquierda del Capital es uno de los m谩s importantes y fuertes, porque es la contrarrevoluci贸n capitalista que se disfraza de rojo y hasta de negro en el seno de los explotados y oprimidos para que sus protestas se vayan democr谩ticamente por las ramas ―luchar contra tal o cual ley, contra tal o cual gobierno, por tal o cual derecho, etc.― y no ataquen las ra铆ces del sistema: la dictadura social del valor en proceso o, en palabras m谩s sencillas, tener que trabajar para pagar y pagar para vivir, gracias a lo cual los ricos y poderosos son lo que son a costa de nuestra clase de esclavos asalariados cada vez m谩s precarios y empobrecidos. Mientras esto no deje de ser as铆, nada fundamental habr谩 cambiado.
Por lo tanto, en un per铆odo contrarrevolucionario como el actual, todo activismo de izquierda (marchas, plantones, asambleas, acciones simb贸licas, etc.) es reformista y ni siquiera le hace cosquillas al Capital y al Estado. El “enfrentar la arremetida burguesa e imperialista”, el “no soltar las calles”, el "fortalecer los procesos de unidad de los sectores populares", la “acumulaci贸n de fuerzas”, la “preparaci贸n de la ofensiva popular”, etc., que arguyen los militantes de algunas organizaciones locales de izquierda, son razones convincentes pero falsas para buscar reproducir de otra forma el Capital-Estado o el orden democr谩tico-burgu茅s (la "defensa de lo p煤blico", los "derechos del pueblo", su so帽ado "gobierno popular", la "redistribuci贸n de la riqueza", etc.) y, por tanto, la contrarrevoluci贸n disfrazada de rojo y negro, incluso si tienen buenas intenciones o no est谩n conscientes de ello, e incluso si su discurso y su acci贸n parecen “radicales”.
Ello es as铆 porque el Capital es una relaci贸n social impersonal y, por ende, inmensamente m谩s poderosa que las personalidades, voluntades, ideolog铆as y actividades pol铆ticas de las organizaciones e individualidades de izquierda. Es m谩s, el Capital subsume o incluye, re-produce y domina en su interior al "pueblo", la clase trabajadora, sus organizaciones de izquierda y sus protestas democr谩ticas.
En este sentido, el activismo de izquierda tambi茅n es oportunista, porque las organizaciones pol铆ticas que est谩n detr谩s del mismo aprovechan la coyuntura impuesta por la clase dominante como oportunidad para saltar al escenario, propagar su ideolog铆a pol铆tica (el programa socialdem贸crata disfrazado de "marxismo" y hasta de "anarquismo"), reclutar m谩s gente y as铆 tener m谩s poder que otras organizaciones pol铆ticas. Con lo cual, reproducen la l贸gica de las mafias o rackets empresariales que compiten entre s铆 por acumular m谩s capital, poder y territorio, pero “desde abajo y a la izquierda”.
Aunque a veces ya ni siquiera es eso: el activismo de izquierda termina siendo, de manera obsesiva y compulsiva, la acci贸n por la acci贸n para parecer m谩s rebeldes y hasta m谩s “revolucionarios” que otros en redes sociales. Un miserable show de la lucha contra el capitalismo que, ir贸nica y pat茅ticamente, esta misma sociedad del espect谩culo termina convirtiendo en mercanc铆a e imagen. Algo que, por cierto, es muy propio de la peque帽a burgues铆a de izquierda: la apariencia, la pose, el figureteo. De tal forma, el activismo de izquierda reproduce la competencia y el espect谩culo de la sociedad capitalista contra la que dice estar luchando en las calles.
Muy lejos y al contrario de todo eso, lo 煤nico que le golpear铆a real y mortalmente a la burgues铆a ser铆a que el proletariado an贸nimo y autoorganizado expropie y comunice masivamente toda la producci贸n y la distribuci贸n, de manera que se produzca s贸lo para satisfacer directa o gratuitamente las necesidades colectivas. Atacando y destruyendo por la fuerza, al mismo tiempo, el aparato represivo y burocr谩tico del Estado. Todo lo cual, s贸lo puede ser sostenido por un poder revolucionario de car谩cter antiestatal e internacional, porque la revoluci贸n social es aplastada cuando no se impone sobre la contrarrevoluci贸n ni se internacionaliza. En pocas palabras: comunizaci贸n, insurrecci贸n y Comuna mundial.
Si la revuelta mundial del 2019 puso a temblar de miedo a la burgues铆a mundial es porque fue un punto de quiebre que volvi贸 a abrir la posibilidad hist贸rica de la revoluci贸n social. Por eso reaccion贸 con tanta violencia y sagacidad en todas sus formas y niveles hasta la fecha, a saber: la brutal represi贸n estatal para aplastar las revueltas, el uso contrainsurreccional de la pandemia, la guerra imperialista (en Ucrania y Palestina), el narcoterrorismo, el neofascismo, la derecha "alt-right" y la izquierda posmoderna o el activismo “woke” por igual, las elecciones, etc. Con s贸lo recordar el 2019, la burgues铆a mundial vuelve a temblar de miedo. Desde entonces, su estrategia es la contrarrevoluci贸n preventiva, porque procura prevenir a toda costa una nueva revuelta mundial que pueda devenir revoluci贸n mundial. Mientras tanto, bajo el actual per铆odo contrarrevolucionario donde la relaci贸n de fuerzas es desfavorable para el proletariado, todo activismo de izquierda es reformista, oportunista y espectacular.
Por todas estas razones de peso, y no por otra cosa, es que los proletarios revolucionarios o los comunistas hoy nos mantenemos distantes del activismo y, en cambio, nos vemos limitados pero, a la vez, dedicados con seriedad y compromiso a la actividad te贸rica; es decir, a la producci贸n y difusi贸n de teor铆a revolucionaria para la pr谩ctica revolucionaria.
Ahora bien, esta actividad te贸rica que sostenemos los comunistas no es "intelectualismo" ni “purismo”, como nos suelen “criticar” los activistas de izquierda. Es una forma y un momento del antagonismo de clases y, por tanto, de la pr谩ctica revolucionaria. S铆, la teor铆a en realidad es pr谩ctica te贸rica. En la concepci贸n materialista de la historia y de la praxis humana ―en toda la extensi贸n de 茅sta 煤ltima―, pr谩ctica te贸rica significa el proceso de producci贸n de nuevos conocimientos que, al calor del desarrollo de las fuerzas productivas y las luchas sociales, busca no s贸lo interpretar sino transformar la realidad social. Por consiguiente, la pr谩ctica te贸rica comunista es la producci贸n de teor铆a cr铆tica y revolucionaria que, estando estrechamente ligada al antagonismo de clases, busca la revoluci贸n comunista.
M谩s precisamente: haciendo uso de las categor铆as fundamentales de la cr铆tica de la econom铆a pol铆tica, la pr谩ctica te贸rica comunista hoy es la producci贸n de an谩lisis concretos de las condiciones capitalistas actuales y, sobre todo, de las luchas proletarias concretas para contribuir a la autoclarificaci贸n y radicalizaci贸n de las mismas o, mejor dicho, para contribuir a producir la ruptura revolucionaria en su seno. A partir de lo cual, se puede elaborar la estrategia y las t谩cticas comunistas para el siglo XXI. He ah铆 su necesidad y su importancia o, si se prefiere, su raz贸n de ser y su sentido, hoy.
En la misma perspectiva, tambi茅n se puede afirmar que producir y difundir teor铆a comunista o mantener y desarrollar las posiciones revolucionarias del proletariado contra el capitalismo, contra la ideolog铆a de la clase dominante y, en especial, contra la socialdemocracia en el seno del propio proletariado, as铆 sea de manera muy minoritaria y a contracorriente, es una pr谩ctica cuyo objetivo es reapropiarse, proteger y afilar «las armas de la cr铆tica» para cuando el propio capitalismo en crisis y el antagonismo de clases abran una 茅poca de revoluci贸n social en la que se produzcan situaciones d贸nde ser谩n masivamente sustituidas por «la cr铆tica de las armas»: la insurrecci贸n proletaria mundial por el comunismo.
Efectivamente, en esas situaciones revolucionarias propias de un per铆odo revolucionario, la teor铆a revolucionaria y la conciencia de clase se convierten en fuerzas materiales o armas pr谩cticas en manos de las masas proletarias hartas de serlo que pasan al ataque contra el Capital, el Estado y la sociedad de clases hasta destruirlos y superarlos. Porque «s贸lo una revoluci贸n comunista en masa puede producir una conciencia comunista en masa» (Marx, La ideolog铆a alemana). La teor铆a comunista prev茅 tal situaci贸n revolucionaria y prepara subjetivamente al proletariado para la misma.
En pocas palabras: durante un per铆odo contrarrevolucionario como el actual, la pr谩ctica te贸rica comunista no s贸lo es resistencia comunista, sino actividad de previsi贸n y preparaci贸n estrat茅gicas de la revoluci贸n comunista.
Obviamente, no ser谩n la teor铆a y la propaganda revolucionarias las que desencadenen la revoluci贸n, sino las condiciones objetivas y subjetivas que el propio capitalismo en crisis y el antagonismo de clases hayan creado para que el proletariado ya no pueda ni quiera vivir como tal y, entonces, sienta la revoluci贸n como necesidad humana inmediata a satisfacer. Asimismo, para abolir y superar el Capital, el Estado y la sociedad de clases son necesarias la autoorganizaci贸n de masas, la solidaridad antagonista y la violencia revolucionaria del proletariado en v铆as de autoabolici贸n como clase.
Pero, la teor铆a y la propaganda revolucionarias tambi茅n son necesarias, incluso imprescindibles en tanto que armas cr铆tico-pr谩cticas de la comunidad de los proletarios revolucionarios, junto con nuestras mejores armas que son la solidaridad y el apoyo mutuo. Porque si algunos proletarios en todo el mundo hoy nos entregamos a la teor铆a y la propaganda comunistas, es porque estamos hartos de la vida que sufrimos bajo el capitalismo y porque nos impulsa la pasi贸n del comunismo. Como escribi贸 Marx, «la cr铆tica no es una pasi贸n de la cabeza, sino la cabeza de la pasi贸n». Por eso afirmamos que la pr谩ctica te贸rica comunista no s贸lo es resistencia comunista, sino previsi贸n y preparaci贸n estrat茅gicas y apasionadas de la revoluci贸n comunista.
Esto no significa que los comunistas debamos "esperar a que se den todas las condiciones para la lucha revolucionaria" y, por ende, que no participemos en las luchas reivindicativas de nuestra clase proletaria durante el per铆odo actual. Lo hemos hecho ―sobre todo, en las revueltas de los 煤ltimos a帽os, combatiendo en las calles, "donde las papas queman"― y lo haremos en la medida de nuestras limitadas posibilidades. Pero, siempre con este criterio y esta perspectiva, la perspectiva comunista; es decir, develando y se帽alando las ra铆ces, los l铆mites y las potencias de las luchas proletarias actuales y, en consecuencia, manteniendo y agitando las posiciones revolucionarias del proletariado, sin transigir ni negociar con el Estado burgu茅s y la socialdemocracia de cualquier color. La perspectiva comunista es una perspectiva antagonista.
Es m谩s, los comunistas producimos y difundimos teor铆a al calor de las luchas concretas y las acompa帽amos cr铆ticamente de esa forma, buscando contribuir a producir la ruptura revolucionaria en su seno, como unos proletarios en lucha m谩s. Porque la teor铆a comunista no s贸lo es una forma y un momento del antagonismo de clases, sino tambi茅n un producto y un factor del mismo. Porque la ruptura revolucionaria es el n煤cleo de la lucha comunista; su principio organizador y, al mismo tiempo, su m茅todo. Y, fundamentalmente, porque las luchas reivindicativas preparan el terreno para la lucha revolucionaria; pero, no de manera gradual, sino mediante la ruptura y el salto con ellas mismas, con sus propios l铆mites.
El l铆mite principal de las luchas del proletariado en la 茅poca actual es su propia condici贸n de clase del trabajo/capital. Porque bajo la subsunci贸n real o dominaci贸n real del capital, trabajo y capital o proletariado y capital son inseparables. Esta relaci贸n de clase hoy est谩 en crisis (altos 铆ndices de desempleo, subempleo, informalidad), pero sigue funcionando y sosteniendo la sociedad capitalista de modo catastr贸fico. Y porque ser proletarios no es un orgullo. Es una condena social e hist贸rica que hay que abolir para ser libres de verdad, mejor dicho, para ser una comunidad real, universal y ricamente diversa de individuos libremente asociados que crean y viven plenamente sus vidas como tales.
Por lo tanto, el n煤cleo de la comunizaci贸n o de la revoluci贸n comunista en la 茅poca actual no es la afirmaci贸n y perpetuaci贸n del proletariado ―ni siquiera como clase dominante―, sino la autoabolici贸n del proletariado en tanto que clase del trabajo/capital. El proletariado es revolucionario o no es nada. Y s贸lo es revolucionario cuando lucha por dejar de serlo. De suyo, la autoabolici贸n del proletariado implica la abolici贸n del trabajo ―entendiendo que el trabajo es la alienaci贸n y explotaci贸n mercantil capitalista de la actividad humana productiva―, del capital y de la burgues铆a. En suma, el n煤cleo de la comunizaci贸n es la abolici贸n de la relaci贸n de clase que fundamenta y atraviesa toda la sociedad capitalista, mediante la producci贸n de relaciones comunistas entre los individuos.
As铆 tengan que pasar varias generaciones hasta lograrlo, las condiciones materiales producidas por el propio capitalismo durante las 煤ltimas d茅cadas determinan que la revoluci贸n comunista, cuyo coraz贸n es la abolici贸n del trabajo, hoy es m谩s posible que antes en la historia. Por ejemplo, el desarrollo tecnol贸gico actualmente alcanzado, toda vez que haya sido comunizado, permitir铆a reducir el "trabajo" al m铆nimo necesario y disponer de tiempo libre para el desarrollo de todas las potencialidades y relaciones humanas.
Por su parte, la historia de las revoluciones de los dos 煤ltimos siglos demuestra que los proletarios s铆 podemos hacer la revoluci贸n con cabeza y mano propias, sin necesidad de concientizadores ni salvadores como se creen los partidos leninistas. Y viceversa: tambi茅n demuestra que, si no lo hacemos de manera aut贸noma y antiestatal, esos mismos concientizadores y salvadores terminar谩n siendo la nueva clase dominante disfrazada de rojo, degenerando la revoluci贸n proletaria en contrarrevoluci贸n leninista.
Esto no significa caer en el espontane铆smo, que quede claro. Autoorganiz谩ndonos como comunidad de lucha por la revoluci贸n social ―lo que Marx y otros camaradas hist贸ricos siempre han llamado Partido Hist贸rico―, los proletarios s铆 podemos autoemanciparnos en todos los aspectos y producir el comunismo para destruir y superar el capitalismo.
El comunismo no es una utop铆a, una ideolog铆a ni mucho menos ese capitalismo de Estado mal llamado "comunismo" que fue la URSS y sus pa铆ses sat茅lites. «El comunismo es el movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual» (Marx, La ideolog铆a alemana) y la nueva sociedad sin clases ni Estado, sin mercado ni fronteras nacionales, que resulta de tal movimiento revolucionario.
El comunismo es esa ruptura y salto revolucionarios que se producen en el seno de las propias luchas proletarias, m谩s a煤n en un contexto de crisis de la relaci贸n de clase como el actual. El comunismo es la ruptura de las condiciones capitalistas de existencia mediante la producci贸n de nuevas relaciones sociales entre los individuos. Relaciones no mercantiles ni jer谩rquicas. Relaciones basadas en el apoyo mutuo entre iguales y la libertad real, porque se han liberado del valor, la mercanc铆a, la propiedad, el trabajo, la divisi贸n del trabajo, el capital, el dinero, las clases sociales, el Estado, las nacionalidades, las razas, los g茅neros, la divisi贸n entre ciudad y campo, la separaci贸n entre humanidad, tecnolog铆a y naturaleza, etc.
Por lo tanto, al calor de la profundizaci贸n y extensi贸n del antagonismo de clases, s贸lo la producci贸n inmanente e inmediata del comunismo ―sin "per铆odo de transici贸n"― puede destruir y dejar atr谩s el capitalismo. La revoluci贸n comunista no admite medias tintas. Porque quien hace revoluciones a medias, cava su propia tumba.
El desaf铆o para los comunistas del siglo XXI, entonces, no es "esperar a que se den todas las condiciones para lucha revolucionaria", sino m谩s bien contribuir producir la ruptura revolucionaria en el seno de las actuales luchas reivindicativas, lejos del activismo y siempre en contra tanto del reformismo como del oportunismo. Lejos tambi茅n del espontane铆smo, porque, como dijimos anteriormente, para la autoemancipaci贸n es necesaria la autoorganizaci贸n. De hecho, la autoorganizaci贸n es el primer acto de la revoluci贸n. As铆 pues, el desaf铆o es contribuir a producir la ruptura revolucionaria, de todas las formas posibles, con intransigencia y paciencia al mismo tiempo.
¿C贸mo? ¿Con qu茅 estrategia? No s贸lo produciendo y difundiendo teor铆a comunista al calor de las luchas concretas, sino tambi茅n haciendo que la comunidad de lucha contra el capitalismo que se vaya autoorganizando entre proletarios an贸nimos y hartos de serlo sea la anticipaci贸n de la sociedad comunista del futuro en el seno de la sociedad capitalista del presente. Procurando vivir y expandir el comunismo como un micelio, es decir, como una red de hongos en las grietas de la cat谩strofe capitalista global hasta que sea un nuevo mundo. Produciendo el comunismo al calor de la profundizaci贸n y extensi贸n del antagonismo de clases para abolir la sociedad de clases. As铆 tengan que pasar varias generaciones hasta lograrlo, el desaf铆o para los comunistas del siglo XXI es la comunizaci贸n.
¿Por qu茅? Marx, y no la socialdemocracia antineoliberal, lo explica en Trabajo Asalariado y Capital
Muy al contrario de las decenas de lloriqueos y rebuznos socialdem贸cratas que est谩n circulando en redes sociales sobre el Decreto 60 en Ecuador, a saber: "neoliberalismo fascista", "desmantelamiento del Estado" y "vulneraci贸n de derechos laborales" ―y hasta estupideces tales como "descorreizaci贸n del Estado" o "esto es culpa de los que votaron por Noboa y nulo en las 煤ltimas elecciones"―, los fragmentos de Trabajo Asalariado y Capital de Marx (1849) que citamos a continuaci贸n explican las causas reales y profundas de por qu茅 el gobierno del burgu茅s Noboa, mediante el mencionado decreto, acaba de despedir a 5000 trabajadores del sector p煤blico[1]:
«M谩s arriba, hemos descrito a grandes rasgos la guerra industrial de unos capitalistas con otros. Esta guerra presenta la particularidad de que en ella las batallas no se ganan tanto enrolando a ej茅rcitos obreros, como licenci谩ndolos [despidi茅ndolos]. Los generales, los capitalistas rivalizan a ver qui茅n licencia m谩s soldados industriales [trabajadores]. […]
Una mayor divisi贸n del trabajo permite a un obrero realizar el trabajo de cinco, diez o veinte; aumenta, por tanto, la competencia entre los obreros en cinco, diez o veinte veces. Los obreros no s贸lo compiten entre s铆 vendi茅ndose unos m谩s barato [salario m谩s bajo] que otros [cuando est谩n desempleados], sino que compiten tambi茅n cuando uno solo realiza el trabajo de cinco, diez o veinte; y la divisi贸n del trabajo, implantada y constantemente reforzada por el capital, obliga a los obreros a hacerse esta clase de competencia. […]
¿Cu谩l es la ley general que rige el alza y la baja del salario y la ganancia, en sus relaciones mutuas?
Se hallan en raz贸n inversa. La parte de que se apropia el capital, la ganancia, aumenta en la misma proporci贸n en que disminuye la parte que le toca al trabajo, el salario, y viceversa. La ganancia aumenta en la medida en que disminuye el salario y disminuye en la medida en que 茅ste aumenta. […]
¿Qu茅 acontece en el intercambio entre el capitalista y el obrero asalariado?
El obrero obtiene a cambio de su fuerza de trabajo medios de vida, pero, a cambio de estos medios de vida de su propiedad, el capitalista adquiere trabajo, la actividad productiva del obrero, la fuerza creadora con la cual el obrero no s贸lo repone lo que consume, sino que da al trabajo acumulado un mayor valor del que antes pose铆a [plusvalor]. El obrero recibe del capitalista una parte de los medios de vida existentes. ¿Para qu茅 le sirven estos medios de vida? Para su consumo inmediato. Pero, al consumir los medios de vida de que dispongo, los pierdo irreparablemente, a no ser que emplee el tiempo durante el cual me mantienen estos medios de vida en producir otros, en crear con mi trabajo, mientras los consumo, en vez de los valores destruidos al consumirlos, otros nuevos. Pero esta noble fuerza reproductiva del trabajo es precisamente la que el obrero cede al capital, a cambio de los medios de vida que 茅ste le entrega. Al cederla, se queda, pues, sin ella.»
Para decirlo de forma sencilla y hasta gr谩fica:
M谩s despidos o m谩s desempleo --> salarios m谩s bajos --> m谩s explotaci贸n de los trabajadores empleados --> m谩s producci贸n de plusvalor y ganancia para los capitalistas --> m谩s acumulaci贸n de capital
Reducir el salario para aumentar el plusvalor y la ganancia es la tendencia general de la producci贸n y la competencia capitalistas, principalmente mediante el desempleo. El desempleo masivo o lo que Marx (El Capital, Tomo I, 1867) denomin贸 ej茅rcito industrial de reserva es, pues, una de las principales palancas de la acumulaci贸n de capital. El desempleo no es "voluntario", es estructural. Sin desempleo no funcionar铆a el capitalismo.
Lo mismo aplica para la crisis del capital, cuya sustancia es la ca铆da de la tasa de ganancia y, en 煤ltima instancia, la crisis del trabajo, que hoy en d铆a se manifiesta en forma de altas tasas de desempleo, subempleo e informalidad. La crisis es un modus operandi del Modo de Producci贸n Capitalista para autorreproducirse y autorrenovarse constantemente. El Estado capitalista es quien administra la crisis, incluso la actual crisis catastr贸fica. De ah铆 que, como ya lo anticip贸 Walter Benjamin, en el capitalismo la cat谩strofe no es la excepci贸n sino la regla.
Con esta medida de austeridad, pues, la clase dominante de la regi贸n ecuatoriana compensa la ca铆da de la tasa de ganancia en el actual contexto de crisis capitalista, aumentando la tasa de explotaci贸n de la cada vez m谩s reducida clase trabajadora con empleo o ej茅rcito industrial activo. No s贸lo en esta peque帽a hacienda narcobananera llamada Ecuador, sino en todo el mundo. Porque el capitalismo y su crisis son mundiales, no se olvide. S铆 ―por en茅sima vez―, la causa general de lo que est谩 pasando en el Ecuador es el capitalismo mundial en crisis, no “el neoliberalismo” ni “este gobierno de derecha”.
Aumentar la tasa de explotaci贸n de la clase trabajadora para compensar la ca铆da de la tasa de ganancia de la clase capitalista, es lo principal; el pago de la deuda externa al FMI, lo secundario. La relaci贸n de clase trabajo/capital es lo principal; las relaciones internacionales, lo secundario. Porque el capitalismo se basa en la relaci贸n de clase trabajo/capital y es mundial. M谩s precisamente: porque mediante estas medidas de austeridad como son los despidos masivos y los bajos salarios, la burgues铆a ecuatoriana, con su fracci贸n narcobananera a la cabeza (personificada por el presidente Daniel Noboa), acumula m谩s capital dentro del territorio nacional[2] y, al mismo tiempo, participa en la competencia capitalista internacional por la producci贸n y el reparto del plusvalor mundial, en el actual contexto de crisis global.
La respuesta de la clase trabajadora, los sindicatos, el “pueblo” y la izquierda del Capital
Sin duda, el Decreto 60 del gobierno de Noboa es un nuevo ataque de la clase capitalista contra la clase trabajadora de este peque帽o y devastado pa铆s. Pero la respuesta de 茅sta 煤ltima y de otros “sectores populares”, bajo el actual per铆odo hist贸rico contrarrevolucionario, no pasa ni pasar谩 de pronunciamientos y marchas de los sindicatos y otras organizaciones de izquierda pidiendo "m谩s Estado" o "defensa del trabajo y de los servicios p煤blicos", as铆 como tambi茅n "unidad del pueblo y la izquierda contra el modelo neoliberal". Los plantones a las afueras de ciertos ministerios por parte de las y los activistas de la izquierda peque帽oburguesa y posmoderna de colores tambi茅n forman parte de este repertorio.
En realidad, lo que est谩n pidiendo es m谩s Capital y colaboracionismo de clases, respectivamente: porque en la 茅poca actual el trabajo es inseparable del capital; porque el Estado es Capital organizado pol铆ticamente o el capitalista colectivo que administra “desde arriba” la explotaci贸n y dominaci贸n de la clase trabajadora; porque los sindicatos no luchan por abolir la explotaci贸n capitalista, sino que negocian la tasa de explotaci贸n de la clase trabajadora con la clase capitalista, con lo cual son sus colaboradores “desde abajo” y, por tanto, son enemigos del proletariado[3]; porque, si bien conforman el salario social de la clase trabajadora, los servicios p煤blicos (seguridad social, salud, educaci贸n) principalmente son negocios del Estado para la burgues铆a y migajas del Estado para el proletariado; porque el "pueblo" es interclasista, incluyendo a la peque帽a burgues铆a, quien tiene intereses diferentes y opuestos a los del proletariado; porque la divisi贸n de la clase trabajadora responde a la divisi贸n t茅cnica y social del trabajo por y para el Capital, no a tal o cual gobierno ni a tal o cual organizaci贸n ni ideolog铆a pol铆ticas (si el proletariado est谩 dividido, es porque es la clase del trabajo/capital, y s贸lo se unificar谩 cuando luche por la revoluci贸n comunista, es decir, cuando luche por abolirse a s铆 mismo como clase y a todas las clases); porque la democracia, con todos sus derechos y “conquistas” sociales, en realidad es la dictadura social invisibilizada o normalizada del Capital sobre el proletariado; y, porque la izquierda es izquierda del Capital o socialdemocracia de todos los colores.
Aun as铆, esas t铆picas demandas de la izquierda del Capital, con los sindicatos en primera fila, no s贸lo son una utop铆a reaccionaria o reformismo puro y duro, sino que hoy en d铆a son materialmente imposibles, dado el actual contexto de crisis estructural del trabajo/capital o de agotamiento de la producci贸n y reproducci贸n del valor. En este caso concreto, habr谩 m谩s despidos en el sector p煤blico (70.000 hasta el 2028, seg煤n los c谩lculos de un economista socialdem贸crata), y no habr谩 m谩s unidad sino m谩s competencia entre trabajadores por conseguir un empleo.
Asimismo, para decirlo de forma sencilla y hasta gr谩fica:
M谩s despidos o m谩s desempleo --> m谩s competencia y divisi贸n de los trabajadores por conseguir empleo --> menos solidaridad, unidad y organizaci贸n proletarias reales para luchar contra la clase capitalista y su Estado
Lo que s铆 habr谩, y de hecho ya hay, es m谩s Estado para los capitalistas, precisamente porque es su Estado y de nadie m谩s. No existe el tal "Estado ausente" que tanto lloriquean los socialdem贸cratas. El Estado est谩 muy presente cumpliendo su funci贸n: defender a capa y espada los intereses de la clase capitalista y atacar a la clase trabajadora.
Incluso en el hipot茅tico caso de que se lograsen conservar algunos cientos de puestos de trabajo y “partidas presupuestarias” en el sector p煤blico o si un nuevo “gobierno popular” ―que tanto sue帽a la izquierda ecuatoriana― crease miles de nuevos puestos de trabajo y “partidas presupuestarias” en todos los sectores, la relaci贸n trabajo/capital no se ver铆a afectada en cuanto tal; las cadenas de la esclavitud asalariada s贸lo ser铆an m谩s brillosas gracias al lustre democr谩tico de los “derechos laborales”. Porque, en las claras y contundentes palabras de Marx en Trabajo Asalariado y Capital,
«Hemos visto, pues:
Que, incluso la situaci贸n m谩s favorable para la clase obrera, el incremento m谩s r谩pido posible del capital, por mucho que mejore la vida material del obrero, no suprime el antagonismo entre sus intereses y los intereses del burgu茅s, los intereses del capitalista. Ganancia y salario seguir谩n hall谩ndose, exactamente lo mismo que antes, en raz贸n inversa.
Que si el capital crece r谩pidamente, pueden aumentar tambi茅n los salarios, pero que aumentar谩n con rapidez incomparablemente mayor las ganancias del capitalista. La situaci贸n material del obrero habr谩 mejorado, pero a costa de su situaci贸n social. El abismo social que le separa del capitalista se habr谩 ahondado.
Y, finalmente:
Que el decir que la condici贸n m谩s favorable para el trabajo asalariado es el incremento m谩s r谩pido posible del capital productivo, s贸lo significa que cuanto m谩s r谩pidamente la clase obrera aumenta y acrecienta el poder enemigo, la riqueza ajena que la domina, tanto mejores ser谩n las condiciones en que podr谩 seguir laborando por el incremento de la riqueza burguesa, por el acrecentamiento del poder del capital, contenta con forjar ella misma las cadenas de oro con las que le arrastra a remolque la burgues铆a.»
Decimos en el hipot茅tico caso, porque ese sue帽o de la izquierda del Capital hoy en d铆a ya es hist贸rica y materialmente imposible. El Modo de Producci贸n Capitalista ya no es capaz de mantener a sus esclavos asalariados como en el siglo pasado. La relaci贸n de clase trabajo/capital y, por tanto, la relaci贸n salarial est谩 en crisis, pero sigue funcionando de manera catastr贸fica. El desempleo, el subempleo y la informalidad en masa creciente son sus s铆ntomas m谩s visibles. El abismo social y el antagonismo de intereses entre el proletariado y la burgues铆a, de los que habla Marx, hoy son m谩s grandes e insalvables que nunca antes. S贸lo hay una soluci贸n: la revoluci贸n.
La perspectiva comunista: de la reivindicaci贸n a la revoluci贸n mediante la ruptura en el seno de las propias luchas proletarias
Entonces, ¿qu茅 proponemos los comunistas? Dado que la causa ra铆z de toda esta cat谩strofe en curso es la relaci贸n social trabajo asalariado/capital y no “el neoliberalismo” ni “este gobierno de derecha”, proponemos lo mismo que Marx propone al final de Salario, precio y ganancia (1865): ¡abolici贸n del sistema del trabajo asalariado! Abolici贸n de la esclavitud asalariada, cuyo otro lado de la moneda es el desempleo. Lo que quiere decir que para abolir el desempleo ―y la miseria que 茅ste conlleva― hay que abolir el trabajo asalariado. Y ello implica abolir tambi茅n a sus administradores tanto desde arriba como desde abajo: abolir la burgues铆a, el Estado y los sindicatos, respectivamente. Y la base de todo ello, a su vez, es la abolici贸n del propio proletariado en tanto que clase del trabajo/capital. Esta, y no otra, es la base de la revoluci贸n social para abolir el capitalismo con todas sus cat谩strofes, sus horrores y sus miserias en la 茅poca actual.
Evidentemente, bajo el actual per铆odo hist贸rico contrarrevolucionario, el proletariado s贸lo puede hacer luchas reivindicativas por "mejores condiciones de trabajo" o, en este caso, por no perder el trabajo o por conseguir trabajo. Pero, este tipo de luchas chocar谩 contra sus propios l铆mites ―principalmente, la crisis del trabajo y, por tanto, de la propia condici贸n de clase trabajadora en la 茅poca actual―, los romper谩 y se transformar谩 en lucha revolucionaria y autoorganizada por la abolici贸n del trabajo asalariado. Las luchas reivindicativas preparan el terreno para la lucha revolucionaria; pero, no de manera gradual, sino mediante rupturas y saltos con ellas mismas. Se abrir谩, as铆, un per铆odo hist贸rico revolucionario. No porque la conciencia de clase del proletariado haya madurado, sino por el apremio hist贸rico de no poder seguir viviendo bajo las condiciones materiales de producci贸n y reproducci贸n social capitalista. Entonces, al calor de la profundizaci贸n y extensi贸n del antagonismo de clases, la revoluci贸n social ser谩 una necesidad a satisfacer igual que cualquier otra necesidad humana inmediata. Haciendo posible, as铆, la producci贸n inmediata del comunismo. La conciencia de clase en masa ser谩 un producto de tal proceso hist贸rico concreto y, s贸lo entonces, un factor de la lucha revolucionaria.[4]
Desde la perspectiva comunista, la crisis actual del trabajo asalariado es una oportunidad hist贸rica para su abolici贸n. Todav铆a tendr谩n que pasar muchas crisis y luchas de clases para ello, es cierto. Pero, tarde o temprano durante este siglo XXI, mediante la ruptura revolucionaria en el seno de las propias luchas proletarias, ocurrir谩. Y entonces, como anticip贸 Marx, la abolici贸n del sistema de trabajo asalariado ser谩 la emancipaci贸n definitiva del proletariado, precisamente porque dejar谩 de serlo, con cabeza y mano propias, usando la solidaridad, la autoorganizaci贸n y la acci贸n directa como sus principales armas. Y, como anticip贸 Pannekoek, la autoemancipaci贸n del proletariado ser谩 el derrumbe del capitalismo.
Mientras tanto, a pesar de que hoy seamos minor铆a de las minor铆as o una voz solitaria dentro del proletariado, los comunistas no participaremos del activismo reformista que lideran los sindicatos, partidos y dem谩s organizaciones de la izquierda del Capital, sino que mantendremos con intransigencia las posiciones revolucionarias y, en palabras de Bordiga y Camatte, la l铆nea del futuro. Si los comunistas participamos en las luchas reivindicativas del presente, no lo hacemos como “moscas”, sino como detectores y anunciadores de la temperatura social en ascenso. Porque la historia de la lucha de clases nos demuestra que, “cuando la tortilla se vuelva”, estas posiciones revolucionarias ser谩n una fuerza material o un arma empu帽ada por las masas proletarias autoorganizadas para dejar de serlo[5] y, en cambio, devenir comunidad real de individuos libremente asociados que producen y viven su vida como tales en todas partes.
Lo que posibilita que este presente contrarrevolucionario y reformista se invierta en un futuro posiblemente revolucionario es la ruptura en el seno de las propias luchas proletarias. Esa ruptura es el comunismo, entendido como el movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual, no como utop铆a ni ideolog铆a. Esa es la ruptura revolucionaria a la que le apostamos. Y como ya lo dijimos, todav铆a tendr谩n que pasar muchas crisis y luchas de clases para ello. Sin embargo, no se trata de “esperar a que se den todas las condiciones”, sino de contribuir intransigente y pacientemente a producir la ruptura revolucionaria de todas las formas posibles: entendida como producto y acompa帽ante cr铆tico de las propias luchas proletarias, la teor铆a comunista es una de ellas, sobre todo en tiempos contrarrevolucionarios como el actual.
[1] La industria de la que habla Marx (ver El Capital, Tomo III, 1895), en su m谩s amplia acepci贸n de f谩brica social capitalista ―que produce, distribuye, circula, realiza y reproduce el plusvalor, en particular, y las relaciones sociales capitalistas, en general―, tambi茅n involucra al sector p煤blico o la burocracia del Estado. La particularidad de esta “rama industrial” ampliada es que no produce, sino que administra la distribuci贸n del plusvalor socialmente producido en forma de “inversi贸n p煤blica” y “gasto p煤blico”.
Desde luego, la revoluci贸n comunista destruir谩 toda esta industria o f谩brica social capitalista y la sustituir谩 por la producci贸n y distribuci贸n colectivamente autoorganizadas para la satisfacci贸n directa ―esto es, sin trabajo asalariado, dinero, mercado ni Estado― de las necesidades colectivas.
[2] Para acometer este fin, la “Ley Org谩nica de Integridad P煤blica” es complementaria al Decreto 60, ya que gracias a ella la Exportadora Bananera Noboa S.A., propiedad del presidente Daniel Noboa, redujo su deuda tributaria con el Servicio de Rentas Internas (SRI) de 98 a 21,7 millones de d贸lares en julio de 2025; es decir, 76 millones de d贸lares que el Grupo Noboa va a acumular a su favor en lugar de financiar al Presupuesto General del Estado. Entonces, ¿qui茅n va a pagar esta millonaria deuda? La clase trabajadora de este pa铆s. ¿C贸mo? Trabajando m谩s y ganando menos, gastando m谩s en su subsistencia diaria, y recibiendo menos cantidad y calidad de servicios p煤blicos (salud, educaci贸n, seguridad social). Lo que se traduce en: bajando su salario relativo, su salario real, y su salario social, respectivamente.
[3] Los sindicatos no luchan por abolir la explotaci贸n capitalista, sino que negocian la tasa de explotaci贸n de la clase trabajadora con la clase capitalista. Son sus colaboradores. Son el brazo sindical del Capital y el Estado en el seno de la propia clase trabajadora. Los sindicatos son los administradores “desde abajo” de la explotaci贸n de la fuerza de trabajo y, por tanto, son enemigos del proletariado. Por el contrario, para luchar contra la explotaci贸n capitalista el proletariado no necesita sindicatos, necesita otras formas de autoorganizaci贸n ―asambleas, consejos, comunas, etc.― con otros contenidos: no s贸lo luchar contra el capital, sino tambi茅n contra el trabajo, esto es, luchar contra la relaci贸n de clase trabajo/capital hasta abolirla, buscando apropiarse de toda la producci贸n/distribuci贸n, abolir el trabajo asalariado, satisfacer las necesidades humanas sin dinero ni Estado, y liberar tiempo para la vida en comunidad real entre los individuos libremente asociados. (Ver VV. AA., Textos contra el sindicalismo, 2022.)
[4] De acuerdo con Th茅orie Communiste, bajo la dominaci贸n real del capital o en la 茅poca actual donde el capital coloniza el trabajo y la vida, existe una implicaci贸n rec铆proca entre trabajo y capital o entre proletariado y capital. M谩s claro: en la 茅poca actual, trabajo y capital son inseparables. As铆 pues, el principal l铆mite de las luchas actuales del proletariado es su propia condici贸n de clase del trabajo/capital. Por lo tanto, para abolir el capital hay que abolir el trabajo y el proletariado. La autoabolici贸n del proletariado es el n煤cleo de la revoluci贸n comunista en esta 茅poca.
Por su parte, bajo un per铆odo hist贸rico contrarrevolucionario como el actual, la burgues铆a tiene el sart茅n por el mango en todos los aspectos de la lucha de clases: desde el aspecto econ贸mico hasta el aspecto ideol贸gico. Por lo tanto, en un per铆odo contrarrevolucionario, el proletariado no act煤a como clase revolucionaria sino como clase reformista con sus luchas reivindicativas por "mejores condiciones de trabajo". Pero, la din谩mica de la propia lucha de clases, mejor dicho, la profundizaci贸n y extensi贸n del antagonismo de clases, que es inseparable del progreso catastr贸fico del capitalismo, produce las condiciones para, mediante la ruptura en su seno, transformar estas luchas reivindicativas en lucha revolucionaria por la abolici贸n del trabajo, el valor, el capital, las clases sociales y el Estado; y, por consiguiente, transforma un per铆odo contrarrevolucionario en un per铆odo revolucionario, donde la revoluci贸n social se convierte en una necesidad a satisfacer igual que cualquier otra necesidad humana inmediata. Haciendo posible, as铆, la producci贸n inmediata del comunismo.
Finalmente, las transformaciones materiales y sociales que tienen lugar en tal proceso hist贸rico concreto son las que producen conciencia de clase en masa, no al rev茅s. La conciencia de clase en masa no es causa, es consecuencia de ello, y s贸lo en un per铆odo revolucionario se convierte en un factor o fuerza material del mismo. Por eso es importante. Ni m谩s ni menos.
[5] Esto no significa espontane铆smo, que quede claro. Antes bien, cuando decimos autoemancipaci贸n del proletariado decimos tambi茅n autoorganizaci贸n revolucionaria del proletariado por fuera, en contra y m谩s all谩 de sindicatos, partidos y parlamentos, para su autoabolici贸n como clase del trabajo/capital. Autoorganizaci贸n asamblearia y comunal de masas y minor铆as proletarias en lucha a muerte contra la clase capitalista y la socialdemocracia dentro y fuera de los centros de trabajo, en todos los espacios de la vida social y los territorios, a fin de expropiar a la burgues铆a y comunizar toda la producci贸n y la distribuci贸n para poder satisfacer directamente las necesidades colectivas, al mismo tiempo que a fin de destruir el Estado de manera insurreccional. La revoluci贸n comunista es la “suma” de insurrecci贸n m谩s comunizaci贸n o no es. Todo lo cual, si no se internacionaliza o se estructura como Comuna mundial, ser谩 aplastado por la contrarrevoluci贸n capitalista mundial.
En un per铆odo contrarrevolucionario como el actual, estas posiciones revolucionarias del proletariado son defendidas de forma te贸rica por sus minor铆as revolucionarias organizadas y activas, a contracorriente de todo… y de todos. En cambio, en un per铆odo revolucionario, las posiciones revolucionarias se convierten en armas pr谩cticas con las cuales el proletariado autoorganizado, incluidas sus minor铆as revolucionarias, pasa al ataque de forma masiva. La teor铆a revolucionaria es una forma y un momento de la pr谩ctica revolucionaria, es una fuerza material. Por eso es importante producir y difundir, al calor de la lucha de clases, teor铆a comunista concebida como arma de la revoluci贸n comunista. Y de esta forma, contribuir a producir la ruptura revolucionaria, sobre todo en el seno del propio proletariado.