1 de diciembre de 2019

Bloqueo - Carbure

Colectivo Carbure


¿Se puede considerar el bloqueo como una estrategia efectiva dentro de la actual correlación de fuerzas? ¿Cuál es la relación entre el movimiento que comenzó el 5 de diciembre y los que sacuden el Medio Oriente y América Latina? Una tentativa muy general de evaluar las formas que puede tomar una crisis global de capital.

En cierto modo, el Comité Invisible tiene razón: el poder es logístico, y es una tautología de escasa entidad, ya que el poder es el poder de hacer cosas. Pero de lo que da cuenta sobre todo señalar esto es de que el «poder» ya no negocia, que en tiempos de crisis renuncia incluso a presentarse como la síntesis neutral de los diferentes intereses de clase, para presentarse como lo que es: la dominación de una clase. La fábula del interés general —la democracia en sus diversas formas— se desvanece ante la realidad del interés superior de la economía (que sería, por tanto, la verdadera síntesis social), este otro fetiche de la dominación de clase. La gestión de la huelga se convierte entonces en una cuestión de mantenimiento del orden y, en la práctica, en una cuestión logística. Por tanto, quienes protestan ya no son adversarios con los que se dialoga, sino infractores: elementos radicalizados. Ya no hace falta negociar, hay que «desbloquear», físicamente. La represión es el corolario obligado de la ausencia de diálogo; lo justifica a la vez que lo pone de manifiesto.

Pero allí donde el Comité Invisible veía una debilidad, la prueba de que el Estado ya no podía producir legitimidad simbólica sino «solamente» controlar el territorio, también hay que recordar que, dentro de las actuales relaciones de fuerzas, la logística no sólo es el punto fuerte del Estado, sino también el medio a través del cual tiene planeado durar para siempre: le hicieron falta menos de tres semanas para evacuar las rotondas de chalecos amarillos y poner fin a los bloqueos. Precisamente porque el Estado ganó la batalla logística (en el sentido de la Dirección Departamental de Fomento), por lo que la disputa regresó a la calle, donde la policía también la trató de manera logística. Vista la manera en que funciona todo esto, hay que plantearse una vez más la pregunta: ¿podemos luchar contra el Estado en el terreno de la circulación? ¿Podemos realmente, en la práctica, no desde un punto de vista técnico, sino teniendo en cuenta el estado de las fuerzas en presencia, «paralizar el país»? Y de ser así, ¿para hacer qué?

Lo que sucede en esta situación es que cada vez que se produce un movimiento importante, quienes entran en conflicto se topan con un muro que reduce efectivamente su acción a un problema logístico. La gestión ideológica de la cuestión por parte del Estado se lleva a cabo, pues, bajo la perspectiva exclusiva del retorno a la normalidad fluida del orden circulante de las cosas: descalificación política de las posiciones, marginación bajo la calificación de extremismo, dispersión inmediata de cualquier manifestación tratada como una perturbación del orden público, «desbloqueo» instantáneo, movilización de personal no huelguista para restablecer el funcionamiento normal, etc. La «normalidad» se presenta aquí como lo que es, una violencia permanente, pero sólo se les presenta así a quienes han entrado en lucha porque padecen esta violencia. Para los demás, la normalidad es la normalidad, y punto. La pregunta, por consiguiente, es: ¿hasta qué punto puede el Estado, rodeado de aquellos para los que la normalidad sigue siendo deseable, continuar negando la existencia de aquellos para los que esta normalidad se vuelve cada vez más insoportable? Es esta dinámica de «desconexión» la que nos invita a pensar la guerra civil como algo siempre implícito en la situación actual, en cualquier parte del mundo, desde la peor de las dictaduras a las democracias más asentadas. Y aquí también, se tiembla ante la idea del deslizamiento hacia una guerra civil en la que el Estado conserve todos sus medios logísticos: la Siria de Bashar-el-Assad está allí para recordarnos de aquello de lo que es capaz de un Estado que logra reagrupar tras él a una parte de la población frente a la otra. Eso puede prolongarse, y en este caso la prolongación es un aplastamiento programado.

Ese es el motivo por el que, en la actualidad, cada movimiento que comienza a extenderse entre de lleno en una zona desconocida, cargada de incertidumbres y bastante aterradora, sin otras perspectivas que el retorno a una «normalidad» cada vez más insoportable, el aplastamiento o el caos de la guerra civil. Para el capital, el fin de la política nunca ha sido otra cosa que la guerra. Ver estas condiciones plasmarse en Francia, en el marco de un movimiento tan «clásico» como una lucha contra la reforma de las pensiones, ver cómo esta lógica destructiva despliega sus premisas en lo que hace veinte o treinta años se habría traducido en una especie de danza nupcial ritualizada entre los «interlocutores sociales» y el Estado, nos dice bastante acerca de la profundidad de la crisis en la que hemos entrado. Evidentemente, lo que se está preparando en Francia no tiene comparación alguna —cuantitativamente hablando— con lo que existe en estos momentos en Chile o en Irak, y cada situación debe ser comprendida en sus propios términos, pero, no obstante, forma parte de una situación general que sin lugar a dudas es global. Lo que hay en común entre la forma en que el Estado francés está considerando el movimiento contra la reforma de las pensiones, y movimientos como los que se producen en Medio Oriente o en América Latina, es esta situación en la que al Estado ya no le queda nada que dar (y en los casos anteriores la crisis del Estado rentista extractivista y redistribuidor no hace sino manifestar aún más violentamente esta situación) y en la que realmente ya no se espera nada de él, pese a que, sin embargo, siga siendo la única perspectiva de las luchas: «el pueblo quiere la caída del régimen» en todas partes, y al infinito. Quizás resida ahí el verdadero «bloqueo» de este interminable choque frontal con el Estado. En la actualidad sería una locura considerarlo desde otra perspectiva que como la de una crisis revolucionaria mundial, y no considerar la perspectiva comunista en este contexto sería nihilismo.

Desde esta perspectiva, las luchas evolucionarán como puedan; no hay una vanguardia que pueda imprimirles un rumbo. La radicalidad no está ni en las ideas ni en las personas; está en la situación. Sin embargo, también sería tan irresponsable no señalar este simple hecho: las «luchas sobre la circulación» y la estrategia del bloqueo, al igual que la perspectiva puramente alborotadora, están condenadas al fracaso. Su única perspectiva es la de llegar a desestabilizar al Estado para obligarlo a mejorar las condiciones de existencia de masas de proletarios excluidas o apartadas por el capitalismo de su «normalidad», pero esa perspectiva integradora ya no está en el orden del día. En ese caso, al Estado ya no le queda más que organizar el bloqueo y el retorno a la normalidad, tarea para la cual le sobran medios. Piensen lo que piensen ciertos soñadores, no se puede ser más eficiente que el Estado en el terreno logístico, ni mediante el bloqueo ni mediante los disturbios. En el mejor de los casos, si la crisis se generaliza, puede obtenerse un cambio del personal político encargado de organizar el retorno a la normalidad; en el peor, el aplastamiento. Eso es lo que nunca dice el eslogan «bloquearlo todo». ¿Para qué? ¿De cara a qué «victoria» exactamente? ¿Y con qué posibilidades de éxito? Ante la perspectiva de este fracaso programado, hay que decir que un movimiento revolucionario que comenzase a ponerse en situación de prevalecer no tendría otra opción que abordar la producción, apoderarse de elementos productivos y empezar a poner en práctica una producción sin intercambio, la gratuidad, a no bloquear la circulación, sino a apropiarse de ella para apoyar su lucha, etc., es decir, implementar de inmediato el comunismo. Solo en este marco, en el que el movimiento comenzara a hacer posible la vida fuera del capital, en el que la lucha ya no se limite al enfrentamiento homicida con el Estado, los disturbios y el bloqueo podrían desempeñar un papel positivo. Ni que decir tiene que aún estamos lejos de ello.

(Original francés en Des Nouvells Du Front traducido por Federico Corriente)

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Relacionado (lectura recomendada): "A nuestros amigos" del Comité Invisible (2014)

30 de noviembre de 2019

¿Qué es la comunización?

León de Mattis (2011)
SIC-Revue Internationale por la Communisation N° 1 (Noviembre de 2011)
Traducido al español por Federico Corriente


«¿Por qué la crisis y la “reestructuración” del capitalismo (i.e. los cambios que lo han afectado durante estos cuarenta últimos años) imposibilitan todo regreso de las condiciones anteriores de la lucha? ¿ Y qué podemos deducir de eso para la lucha de hoy? [...]

El capitalismo necesitó derribar la mayor parte de lo que había construido en el período anterior, por dos motivos, básicamente idénticos: la baja de la tasa de provecho y el aumento de la protesta social. La crisis y la reestructuración tuvieron este sentido, sobre telón de fondo social y político de una oleada “neoliberal”, conservadora y represiva, representada por personalidades como Reagan o Thatcher. Pero no fue el “neoliberalismo” que provocó esta reestructuración: sino la reestructuración necesaria para el proseguimiento la explotación capitalista que se acompañó de este decoro ideológico. En países como Francia por ejemplo, cuyos gobiernos fueran dirigidos por socialistas, tuvieron que cumplir también con las exigencias del capital. [...]

Pero ¿qué ocurre ahora? El debate entre “reforma” y “revolución” desapareció hace treinta años, porque la base social que le daba sentido desvaneció. La forma que, desde más de siglo y medio, hacía existir subjetivamente el proletariado, el movimiento obrero, se colapsó.. Partidos, sindicatos y asociaciones de izquierdas se mudaron “ciudadanos” y “republicanos”, ideologías vinculadas con la Revolución Francesa, es decir, un período anterior al movimiento obrero. Sin embargo obviamente, ni el proletariado ni el capitalismo, desaparecieron. Pues, ¿de qué se carece? [...]

Una nueva concepción de la revolución y comunismo brota del período actual, procedente de estas corrientes disidentes críticas que existían en el seno del anterior movimiento obrero. La evolución del capitalismo confirmó la validez de dichas concepciones y su adaptación a la lucha proletaria de hoy. Porque la experiencia cotidiana de la pertenencia de clase del proletario tiende a ser vivida como coacción externa, la lucha por defender su condición llega a confundirse en una lucha contra su propia condición. Surgen, siempre más a menudo, en las luchas, prácticas y contenidos que pueden ser analizados de este modo. No se trata de declaraciones necesariamente espectaculares o radicales. Sin embargo, son prácticas de fuga, luchas donde los sindicatos están desacreditados y abucheados, pero donde no se intenta sustituirlos por otra cosa, porque se considera que no hay nada que poner en su lugar, las reivindicaciones salariales llevan a destruir la herramienta de trabajo (como en Argelia, Bangladesh), luchas donde ya ni se pretende mantener los puestos de trabajo, pero se lucha para lograr indemnizaciones (Cellatex y todo lo que sigue), luchas en que no se reivindica nada, sino se rebela contra todo lo que constituye nuestras condiciones de vida (los “disturbios” en los suburbios franceses en 2005), etc. [...]

La superación de las condiciones existentes sólo puede ocurrir mediante una fase de intensa lucha e insurrección en que las formas de lucha y las formas de la vida futura plasmen juntas sincrónicamente, siendo las segundas nada sino el otro primero. Esta fase, y su actividad específica, proponemos llamarla comunización.

La comunización no existe todavía, pero toda la fase actual de la lucha que acabamos de mencionar nos permite hoy hablar de esta. En Argentina, durante la lucha tras los disturbios de 2001, las determinaciones del proletariado como clase de esta sociedad fueron trastornadas: propiedad, comercio, división del trabajo, relaciones hombres/mujeres… La crisis estaba circunscrita a este solo país, esta lucha nunca cruzó las fronteras: sin embargo, la comunización sólo puede existir en una dinámica de ampliación sin fin. Su interrupción significaría su muerte, al menos momentánea. Empero, las perspectivas del capitalismo desde la crisis financiera de 2008 – perspectivas mundialmente oscuras para él – sugieren que la próxima vez el colapso del dinero no se limitará a la Argentina. No por decir que el punto de partida será necesariamente una crisis monetaria, sino más bien que en la situación actual muchos puntos de partida son posibles, y que la grave tormenta monetaria, que en realidad ya está a punto de llegar, formará indudablemente parte de la crisis.

A nuestro modo de ver, la comunización será el momento en que la lucha posibilitará, como un medio para su continuación, la producción inmediata del comunismo. Con el término comunismo, hablamos de una organización colectiva libre de todas las mediaciones que, hasta ahora, la sociedad utiliza para vincular las personas : dinero, estado, valor, clase, etc. Estas mediaciones no tienen otro propósito sino permitir la explotación. Si se imponen a todo el mundo, sin embargo, sólo sirven a unos pocos. El comunismo será el momento en que las personas se relacionen entre sí directamente, sin que sus relaciones interpersonales estén dominadas por categorías a las que todos tengan que someterse.»

22 de noviembre de 2019

En Tiempo de Revueltas: Chile y Ecuador


¡¡Ya salió LA OVEJA NEGRA Nro. 66!!


En distintas regiones del planeta estalla la revuelta proletaria, sincronizando el hartazgo, pero también la creatividad, la desobediencia, el amor y la rabia. Francia, Hong Kong, Irak, Ecuador, Chile, Líbano, Colombia, Bolivia, Haití (ver anexos) son sólo algunos de los países donde ahora mismo o en las últimas semanas se agudiza la lucha de clases.

Por compartir el mismo idioma y por cercanía, pero también por los testimonios de primera mano de compañeros, nos enfocaremos en Ecuador y Chile, siendo Chile además una situación sobresaliente. Sin embargo, no podemos dejar de hacer referencias a otras luchas que vienen de largo aliento como es el caso de Haití o Francia con los denominados “chalecos amarillos”.

Sí, hemos dicho proletariado, hemos dicho lucha de clases...

Contenido:

• ¡VAMOS HACIA LA VIDA!
Reemergencia global de la lucha
Una acción común contra el Capital

• REVUELTA EN ECUADOR
Solidaridad
Represión y criminalización
Carta desde el pasado
Breve balance
Un mes después del Paro Nacional…

• REVUELTA EN CHILE
«¡Evade!»
¿Guerra?
¿Vuelta a la normalidad?
Sobre las asambleas constituyentes
Notas provisionales...
Esto no termina…
Cuadros:
Primer detenido bajo la Ley de Seguridad Interior del Estado por las revueltas de octubre: Roberto Campos
Izquierda en Ecuador, derecha en Chile
Contra el patriotismo

Anexos:
• Haití: ¡Viv Revolisyon!
• Bolivia: Revuelta y Golpe de Estado

15 de noviembre de 2019

15 de Noviembre de 1922 en la Memoria Viva y Combativa

A 97 años de la masacre obrera del 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil, esta lucha histórica contra la esclavitud asalariada y la tiranía estatal vive en la memoria de algunxs proletarixs de este país y continúa, porque nuestrxs mortales enemigxs de clase siguen siendo lxs mismxs de siempre y la revolución social por el comunismo y la anarquía sigue siendo necesaria, aquí y en todo el mundo. 

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Después de años de lucha, organización, propaganda y agitación, el 15 de Noviembre de 1922 en Guayaquil-Ecuador, el proletariado de esa época (ferroviarios, cacahueros, panaderos, astilleros, tipógrafos, albañiles, cocineras, lavanderas, etc.) impone la huelga general y toma el control de la ciudad (se habla incluso de “el Soviet o Consejo Obrero de Guayaquil”). Pero a la burguesía (agroexportadores, banqueros, industriales) le aterra que toda esta “chusma” sublevada vaya por más, y el mismo día manda a reprimirla brutalmente con su jauría policial y militar. La jornada de lucha se trastoca en masacre (más de 1000 muertos), el terror del Estado burgués tiñe de sangre proletaria las calles y las aguas del puerto principal, mientras “las blancas y delicadas manos aplauden desde sus balcones” la vuelta a su “calma” burguesa. Tal fue “el bautizo de sangre del proletariado” en este país. Pero más que por la fuerza de nuestro enemigo de clase, esta fatal derrota se debió a las propias debilidades de nuestra clase proletaria en ese momento: falta de autonomía y beligerancia frente al gobierno y, sobre todo, falta de radicalidad o de ruptura con el programa socialdemócrata (incluidas sus versiones “socialista” y “anarquista”), al mismo tiempo que falta de ruptura con el sindicalismo, con el patriotismo y con la religión, y finalmente falta de dirección revolucionaria, armamento y ofensiva.

El contexto mundial de aquella época era de crisis capitalista, guerra imperialista y revuelta proletaria, así como lo vuelve a ser el contexto mundial actual, con la importante diferencia de que en ese entonces la crisis no era tan generalizada y catastrófica como la de ahora y que existía un masivo y potente proletariado revolucionario internacional e internacionalista que, en cambio, hoy todavía no existe o, mejor dicho, todavía es débil. Por lo tanto, las lecciones dejadas por las luchas de nuestros hermanos de clase de ayer son válidas y útiles para los proletarios en lucha de hoy día y de todas partes. En nuestro caso, una de esas lecciones es -en palabras de uno de sus propios protagonistas- que “el 15 de noviembre de 1922 el proletariado aprendió a conocer quiénes son siempre sus enemigos mortales”. En efecto, tanto ayer como hoy nuestros enemigos siguen siendo los mismos: empresarios, banqueros, políticos (de derecha y de izquierda), militares, policías, curas, jueces, periodistas, sindicalistas... Pero no como grupos o personas en particular, sino como agentes de las relaciones de explotación y dominación capitalistas, de esta inhumana y asesina sociedad mundial de la mercancía, el dinero, el trabajo asalariado, el Capital y su Estado: nuestros mortales enemigos de siempre.

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Textos compañeros sobre Noviembre de 1922:



9 de noviembre de 2019

[Chile] ¡Todo el Poder a las Asambleas!

Excelente texto y cartel desde Santiago de Chile que no sólo aplica para ese país, sino para toda la revuelta proletaria internacional en la actualidad:

Asambleas territoriales: órganos autónomos creados por la comunidad en lucha
(Panfleto difundido en el latifundio metropolitano. 08/11/2019)

El terreno fértil de la insurrección en Chile trajo como su principal fruto las asambleas territoriales, instancias auto convocadas por los pobladores de todo el país como canal para resolver las necesidades inmediatas de la lucha y su propagación. En ellas se está debatiendo las medidas, horizontes y reivindicaciones de este movimiento. En muchos casos, con un fuerte carácter anti institucional y anti partidista. Las asambleas reflejan, de forma embrionaria, la necesidad real del proletariado para dotarse de órganos de poder representativos de la clase, que defiendan e impongan sus necesidades hasta el último aliento, sin tranzar con la clase política.

Estas organizaciones, aún incipientes, manifiestan el sentir y la necesidad de incidir directamente en la realidad, cuestionando la soberanía de nuestra vida al Estado y al Capital, ya que, en la práctica, organizarse colectivamente para resolver nuestros problemas, y profundizar esta lucha, expresa una disputa contra el Estado por el control y dirección de la vida en sociedad. Por ello es necesario que estas asambleas se planteen autónomas, dirigiendo el diálogo hacia los mismos explotados y no hacia la institucionalidad burocrática: son los propios intereses de clase los que están en juego y será enfrentando sus limitaciones que recuperaremos todo lo perdido, no mediando entre las bases y el Estado.

Al ser un órgano barrial, las asambleas están inmersas en la cotidianidad del territorio, por ello su funcionamiento es su principal arma. Su capacidad de cubrir expansivamente las necesidades de la lucha como el abastecimiento, la auto-defensa, la salud, el transporte, las comunicaciones, la solidaridad con sus presxs, etc. será la fuerza que las dotará de legitimidad. En este sentido, las asambleas son la expresión autónoma de la comunidad que auto-organiza sus necesidades y su lucha contra el Estado y el Capital. Es por ello, que su funcionamiento NO PUEDE agotarse en los petitorios o en la asamblea constituyente. Entendemos que muchas personas aún creen en las cantinelas social-demócratas y en que el Estado pueda resolver sus problemas inmediatos, pero sabemos que eso no ocurrirá, de hecho, se agudizará la precarización, es esencial que para cuando el estallido revolucionario comience, este preludio haya servido para sacar las mejores lecciones: fortalecer las asambleas y su carácter autónomo, que son nuestro principal triunfo hasta ahora.

Este ciclo de luchas recién inaugurado será de largo aliento. La insurrección que desbordó Chile estas últimas semanas sigue en curso y nada parece presagiar que acabará. La caja de pandora de la revolución social comenzó a abrirse y la tarea de crear poder territorial se ha puesto a la orden del día. Esto ha dispuesto las alarmas en toda la clase política, de izquierda a derecha toda la institucionalidad burguesa ha movido sus hilos para anular o cooptar estas instancias autónomas de organización. Su principal estrategia es conducir el movimiento hacia sus estrechos marcos de representatividad política, para ello dispuso de “cabildos” que sistematizan las demandas y “suben” los petitorios. Aquí el Estado es el único interlocutor posible y las posibilidades de diálogo comienzan y terminan en las soluciones que éste pueda darnos. No permitamos que las asambleas se conviertan en correas de transmisión del Estado.

Sabemos que cualquier intento por humanizar el Capital se topará con una crisis mundial de valorización en proceso, que esta vez trae añadida una crisis ambiental que, para muchos expertos, comporta la crisis terminal del Capitalismo. Desde Grecia hasta Ecuador, gobiernos de izquierda tuvieron que ceder ante las exigencias del banco mundial y aplicar paquetes de austeridad que precarizan a los mismos de siempre: la clase trabajadora. La socialdemocracia siempre será el “paco bueno” cuidando las garantías del FMI y de sus burguesías nacionales por sobre cualquier otro interés.

Hasta ahora, este movimiento se ha llevado a cabo principalmente en las calles, la protesta callejera espontánea ha paralizado el país principalmente a partir del enfrentamiento con la policía y la interrupción de la circulación capitalista. Barricadas, cacerolazos, saqueos e incendios han sido parte del arsenal proletario para enfrentarse al poder. Su contenido es “contra todo”, contra la totalidad del sistema que nos mata lentamente. El movimiento asambleario está llamado a ser quien dote de contenido a la protesta callejera, quien ponga en el tapete las soluciones reales a las necesidades del pueblo, así como también, quien anime las actitudes y valores que posibiliten una nueva forma de vida: la solidaridad, el espíritu de comunidad, el cuidado recíproco y la ofensiva insurgente serán la debacle del modo de producción capitalista.

Sin embargo, es necesario y URGENTE que estas asambleas se extiendan a los lugares de trabajo, principalmente a los sectores productivos estratégicos. Que instalen el cuestionamiento radical del modo de vida capitalista hasta las últimas consecuencias y se traslade el horizonte productivo de la capitalización infinita a la satisfacción de las necesidades humanas. Ejemplos históricos como los Cordones industriales o los Comandos Comunales pueden ser vitales para comprender el transito que cursamos. Ningún cambio será posible si los trabajadores no tenemos el poder de los medios de vida y producción en nuestras manos, si no tomamos el control de la riqueza que generamos para decidir "cómo" y "para qué" producir. No se trata de aprender a gobernar y auto-gestionar el Capital, se trata de crear una nueva forma de vivir. La economía entera depende de nosotros y temblarán cuando sepan que nos dimos cuenta de aquello.

La historia nos demostró que el Estado, como forma de garantizar las condiciones de vida, siempre será una forma de garantizar la dominación de una clase por otra, de perpetuar el Capitalismo. Con o sin cambio de constitución, el Estado siempre velará por perpetuar la explotación, dejando intactas las verdaderas bases de todo, la propiedad privada y el trabajo asalariado. Al fragor de esta lucha, vamos creando nuestras propias herramientas para destituir lo existente y forjar un mundo nuevo. El preludio de la revolución ya comenzó.

¡¡¡TODO EL PODER A LAS ASAMBLEAS TERRITORIALES!!!



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8 de noviembre de 2019

Apuntes críticos sobre la coyuntura actual en Ecuador un mes después del Paro Nacional, desde los dos bandos de la lucha de clases

Desde el bando del Gobierno o del Estado burgués: 

1. Existe represión selectiva, tanto legal como policial y mediática, contra dirigentes indígenas, sindicales y estudiantes, brigadistas médicos incluidos, que participaron en el Paro, a modo de venganza y “castigo ejemplar”. 

2. Las FF.AA. de este país se están preparando para la Contrainsurgencia: se trata de una declaración de guerra del Estado contra los luchadores sociales arriba mencionados y, en especial, contra los supuestos “19 grupos violentos” y “células anarquistas” (inexistentes), a las cuales están rastreando y van a erradicar, dicen. Al igual que ha pasado en otros países, el Estado ecuatoriano se está inventando un nuevo enemigo interno para justificar su brutal e hipócrita terrorismo y para atemorizar a la población, porque en el fondo tiene miedo de las masas proletarias después del Paro, de lo que son capaces de hacer y de que vayan a hacerlo de nuevo. Para lo cual, pide que se cambien algunas leyes y que les den más dinero y equipamiento. Para colmo, Presidencia le rinde homenaje a policías y militares en el Palacio de Carondelet por su “excesiva generosidad” en el “uso progresivo de la fuerza” durante el Paro; Palacio que, por cierto, sigue rodeado con rejas y alambres de púas. Además, les está dando “terapia” a los policías que se quedaron “traumados” por haber sido “secuestrados” durante el Paro… sí claro, pobrecitos. Lo dicho: brutal e hipócrita terrorismo de Estado. 

3. Económicamente hablando, la semana anterior se ratificaron las reformas laborales en clave precarizadora de la clase patronal y el gobierno contra la clase trabajadora urbana y rural de este país, con la complicidad de los sindicatos: recortes o despidos de personal; reducción de sueldos, vacaciones y pensiones jubilares; modificación de la jornada de 40 horas semanales; contratos flexibles, etc. 

4. Se va a reducir el presupuesto estatal para la Universidad pública, lo cual significa empeorar las condiciones de estudio de las y los estudiantes, así como también las condiciones de trabajo de las y los docentes y del personal administrativo. 

5. El gobierno acaba de plantear una "ley de crecimiento económico" que consiste principalmente en la eliminación de impuestos y aranceles para beneficiar directa y exclusivamente a la burguesía importadora, exportadora, agroindustrial y de la construcción. Tratando de compensar esto con la eliminación y la reducción de otros impuestos menores a ciertos artículos de consumo que beneficiarían a la "clase media".

6. También acaba de plantear algunas medidas para "reactivar el agro" que, en realidad, son un pretexto para "focalizar" la eliminación de los subsidios a los combustibles y la administración de los créditos en ese sector. Tratando de compensar esto con migajas insostenibles y demagógicas tales como nuevas escuelas rurales, ingreso de bachilleres a la universidad pública, entre otros. Sin duda, se trata de un intento desesperado, vergonzoso y en vano para engañar, dividir, comprar y apaciguar al movimiento indígena y campesino.

7. Sigue avanzando silenciosamente el proceso de privatizaciones de algunas empresas públicas: Corporación Nacional de Telecomunicaciones-CNT, hidroeléctricas, banco del Pacífico, refinería de petróleo de Esmeraldas, empresas de distribución de electricidad, cementera nacional, etc. Para los burgueses, estas privatizaciones representarán grandes negocios y ganancias; pero, para la mayoría de la población, para el proletariado, las mismas se traducirán en un aumento del costo de la vida o, lo que es lo mismo, en un mayor empobrecimiento. 

8. Los medios de comunicación oficiales (uno de los cuales, Teleamazonas, pertenece a uno de los mayores bancos de este país, Banco Pichincha) siguen desinformando y mintiendo todos los días, obviamente a favor del gobierno burgués y asesino de Moreno y en contra de las protestas de lxs de abajo, quejándose todavía de "las pérdidas que generaron al país" (es decir, a las empresas), y a quienes siguen tachando de "vagos, vándalos, insurgentes, terroristas". 

9. Frente a todas estas acciones de ofensiva por parte del gobierno, es posible que pronto se reactive la movilización social en Ecuador. A las calles nuevamente. 

Desde el bando de los movimientos sociales o del proletariado en lucha: 

1. Se está luchando por los 1192 detenidos (incluidos menores de edad), los 1340 heridos y los 11 muertos del Paro. Se exige libertad, solidaridad, justicia y reparación concretas para todos estos compañeros, y que este gobierno asesino de Moreno no quede en la impunidad, sobre todo sus ministros Jarrín y Romo. 

2. No cabe duda de que el movimiento indígena encabezó el Paro Nacional (no fue el único ni el primero en salir y tomarse las calles, pero luego de unos días sí fue el actor principal). Sin embargo, en las tres últimas semanas, el movimiento indígena y el movimiento sindical han oscilado entre el diálogo con el gobierno y el anuncio de nuevas medidas de hecho o movilizaciones. Por lo cual, es necesario hacer su respectiva crítica desde un punto de vista autónomo y radical de base. 

3. Crítica a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-CONAIE: al onceavo día del Paro se sentó a dialogar y negociar con el Gobierno, formalizó la derogación temporal del Decreto Ejecutivo 883 lograda gracias a la lucha callejera, pero al mismo tiempo desmovilizó el Paro Nacional. Luego están las acciones y declaraciones ambiguas y oportunistas de su presidente Jaime Vargas (llama a tomar medidas de hecho luego al diálogo con el gobierno y luego otra vez a las medidas de hecho, le dice patojo de mierda al patojo de mierda de Moreno y luego le pide disculpas, habla de formar un “ejército indígena” y luego de colaborar con la fuerza pública, cuando habla en ruedas de prensa fantasea electoral y presidencialmente, pues ya está hablando de gobierno, ministerios, etc.). Hace dos semanas, la Conaie convocó a las organizaciones sociales a conformar un “Parlamento de los Pueblos” (en la práctica: Conaie-Fut-Frente Popular [ésta última es una organización estalinista, electoralista y oportunista] más otras organizaciones menores) para construir una propuesta de “nuevo modelo económico” y entregársela al gobierno a fin de "evitar un nuevo paquetazo". El problema con esto es que lo primero es una forma política capitalista, democrática-burguesa y representativa que imita al Parlamento, Congreso o Asamblea Nacional del Estado de los ricos y poderosos; y lo segundo, es el típico programa reformista reciclado por enésima vez, es decir: un programa estatista (plantea que el Estado sea el principal actor y rector económico), redistribucionista (ya que pone especial énfasis en la redistribución de los impuestos y los salarios), asistencialista (tanto con el sector rural como urbano de la economía y la sociedad), neodesarrollista (habla de un "nuevo y verdadero desarrollo de nuestro país") y plurinacionalista (recordemos que el programa de la Conaie se reduce al “Estado Plurinacional”). La crítica radical, en este caso, es que no se trata de cambiar de modelo económico (y mucho menos por la vía electoral, como de seguro lo hará en el 2021) sino de cambiar de sistema social en su totalidad y de raíz, porque el problema de fondo no es el “neoliberalismo” ni el FMI sino el capitalismo; el cual, hoy en día se encuentra en una situación de crisis y catástrofe tal que amenaza con extinguir nuestra especie y devastar aún más nuestro planeta. Sí: así de grave está la cosa. Además, en las últimas tres décadas todos los modelos y gobiernos tanto de derecha como de izquierda en todo el mundo no han hecho más que administrar la crisis y evidentemente han fracasado, no por tal o cual error de política económica ni por culpa de tal o cual dirigente en el poder, sino porque el capitalismo y su crisis son ingobernables, y actualmente están al borde del colapso. Así pues, el llamado “realismo político” y económico de la socialdemocracia es una utopía reaccionaria, porque no pretende destruir y superar al sistema capitalista, y porque le exige a éste algo que ya no puede hacer. Por lo tanto, la única salida o alternativa real y radical frente a la crisis y la catástrofe capitalista es la revolución social mundial, el comunismo y la anarquía; es decir, la abolición y la superación de la propiedad privada, el trabajo asalariado, el valor, el mercado, las clases sociales, los Estados, las patrias, las razas y toda otra forma de opresión. Y esto, por supuesto, no se hace desde el Estado burgués y sus elecciones, sino sólo mediante la lucha autónoma y antagonista de lxs explotadxs y oprimidxs de la ciudad y del campo por nuestras necesidades, intereses y demandas de clase, precisamente en contra del capitalismo y su Estado hasta abolirlos y superarlos de una vez por todas, sustituyéndolos por la comunidad humana mundial. 

4. Crítica al Frente Unitario de Trabajadores-FUT: después del Paro anuncia nuevas movilizaciones para el 30 de octubre contra las últimas reformas laborales pero, como el gobierno no le da permiso, depone tal medida de hecho y acto seguido se va a negociar con los empresarios y el gobierno, y termina ratificando esas mismas reformas o el paquetazo laboral contra la clase trabajadora de este país, mencionado anteriormente (ver arriba el punto nro. 3 de la 1ra parte de estos apuntes). Nada nuevo o sorprendente, al fin y al cabo: se trata de los sindicatos cumpliendo su sempiterno rol de negociadores de la explotación de la clase proletaria y de colaboracionistas con la clase dominante. Vendidos y arribistas. Órganos del Capital-Estado en el seno de la clase trabajadora, órganos de la contrarevuelta y la contrarrevolución. Lxs trabajadorxs (formales e informales; empleadxs, desempleadxs y subempleadxs) debemos organizarnos y luchar por nuestras necesidades materiales e intereses inmediatos de clase, sí, pero afuera y en contra de los sindicatos. Existen otras formas de organización y, sobre todo, otros contenidos de la lucha proletaria contra el Capital. 

5. Existen diferencias, tensiones, conflictos y desbordamientos entre bases y dirigentes, en la Conaie y en otras organizaciones, antes, durante y después del Paro. Este no es un hecho menor. Al contrario. El desbordamiento de las dirigencias por parte de las bases es clave para la radicalización de la lucha social. 

6. Existen nuevas organizaciones y procesos tales como asambleas de bases autoconvocadas en Quito (por ejemplo, la Asamblea Anticapitalista de Quito en la cual participamos actualmente), Cuenca, Loja, Cotopaxi, Chimborazo, que a su vez proponen formar, fortalecer, articular y empoderar asambleas territoriales en todas partes (barrios populares, universidades públicas, comunas indígenas, lugares de trabajo, etc.), las cuales discutan y tomen decisiones sobre todas las necesidades de la lucha y de la vida colectivas. Sí: ¡Todo el Poder a las Asambleas! Aunque también hay que decir que este sector asambleario del movimiento social local es minoritario y débil, inclusive marginal entre las masas y entre las mismas minorías proletarias activas. Sin embargo, esto no es poca cosa, porque antes del Paro algunas de estas minorías no existían y ahora ya existen, están sacando las lecciones de las jornadas de octubre y preparándose para nuevas batallas. La mejor escuela de formación es la lucha y nuestra clase aprende para seguir luchando cada vez mejor por su autoemancipación. 

7. La prensa digital contrahegemónica o los medios de contrainformación siguen haciendo lo suyo todos los días en redes sociales. Recomendamos seguirlos (en la última página del fanzine “Somos Pueblo” N° 1 consta una lista de estos medios). 

8. A modo de conclusión: el Paro terminó pero la lucha social sigue y debe seguir hasta las últimas consecuencias. La clave para ello está en agitar y fortalecer la autoorganización, la movilización y la radicalización de las bases proletarias de la ciudad y del campo, las bases indígenas y mestizas, afuera y en contra de instituciones estatales, sindicatos, partidos, representaciones, negociaciones y elecciones. La lucha por nuestras necesidades vitales es directa, autónoma y radical o no es. Y tiene por base la solidaridad y la combatividad de clase, el apoyo mutuo y la acción directa, o no es. Decir que la lucha sigue y debe seguir hasta las últimas consecuencias, significa que la lucha es por tomarlo y cambiarlo todo, por la revolución social total e internacional y no por reformas estatistas, populistas y “pluri”nacionalistas. Y mientras tanto, a luchar con cabeza y mano propias por mejorar nuestras condiciones de vida e ir más allá. El anticapitalismo, el antiestatismo, el internacionalismo y la autonomía proletaria no son "principios abstractos, extremistas e infantiles", como suelen decir los reformistas. Son una necesidad concreta para mantener y hacer avanzar la lucha concreta de nuestra clase por su reivindicación y emancipación, aquí y en todas partes. Los últimos acontecimientos en Ecuador, Chile y algunos otros países de todo el mundo han demostrado que la revuelta proletaria está a la orden del día y que la revolución social es posible. Obviamente falta mucho para ello, pero algo se empieza. Luchemos por hacerla realidad o, al menos, demos los primeros pasos y semillas, porque esto recién ha empezado como tal. Por lo pronto, a pesar de la vuelta a la normalidad, algunas minorías anticapitalistas seguimos activas y esperamos atentas a que hayan nuevas movilizaciones de masas (independientemente de quienes las convoquen) para salir a las calles a luchar junto a ellas, como parte de ellas, para así poder contribuir a desarrollar su autonomía y su radicalización; a generar agitación, tensión, desbordamiento, ruptura y salto cualitativo o elevar su nivel de lucha, organización y consciencia; en fin, para poder contribuir a construir una fuerza social realmente revolucionaria, lo cual implica construir previamente una “corriente” realmente revolucionaria al interior del proletariado que lucha, así sea de forma minoritaria en un inicio, pero es necesario hacerlo. 
Hablando más concretamente, esto aplica para todas las luchas actuales y futuras por reivindicaciones específicas de diversos sectores explotados y oprimidos (reivindicaciones económicas, antirrepresivas, educativas, culturales, sexuales, etc.), porque estas no se mendigan a los ricos y poderosos que nos matan de hambre, depresión y a bala, sino que se arrancan de sus manos, se generalizan, se unen y se radicalizan hasta devenir revolución social. La insurrección también exige la unificación y centralización de todas estas fuerzas para poder golpear y derrotar realmente al enemigo común: el Estado capitalista, mediante un autogobierno asambleario, antiestatal, antimercantil e internacionalista de las masas proletarias. Lo cual obviamente no ocurre de la noche a la mañana, es un proceso histórico e internacional, pero sin etapismos, representaciones, negociaciones ni males menores o migajas. De lo contrario, la lucha social es cooptada y anulada por nuestro enemigo de clase a través de quienes dicen representarnos pero que en realidad la trafican y la traicionan. Por esta razón, el reformismo de la izquierda es tan o más peligroso y nefasto que la represión estatal. Aquí y ahora, pues, es necesario separar aguas, enfrentar y superar el reformismo al interior de las propias filas de las organizaciones de la clase trabajadora urbana y rural, en la práctica y en la teoría (y también en el discurso), al calor de la misma lucha de clases real o desde "donde las papas queman". Autoorganización, movilización y radicalización de las bases proletarias para tomarlo y cambiarlo todo, debe ser nuestra consigna en este momento. Lxs explotadxs y oprimidxs de este país no nos lanzamos a las calles ni nos jugamos el pellejo en el Paro Nacional para luego conformarnos con las mismas migajas de siempre. Estamos hartxs de todo este sistema de mierda que sufrimos a diario. Somos lxs nadies y lo queremos todo. Vamos hacia la vida y no negociaremos con la sangre de nuestros muertos. La lucha sigue y debe seguir hasta las últimas consecuencias, es decir hasta hacer la revolución social y no una reforma económica y política. 

9. Queremos finalizar estos apuntes con un hermoso mensaje que fue escrito con marcador en un bus de esta ciudad el día 3 de noviembre, que dice: “¡Feliz Cumplemes del Paro! Volveremos cuando así lo decidamos.” 


Un@s proletari@s cabread@s de la región ecuatoriana por la revolución comunista anárquica mundial
Quito, 8 de noviembre del 2019

3 de noviembre de 2019

Revuelta Internacional Contra El Capitalismo Mundial


La revuelta proletaria ha explotado a lo largo del mundo confluyendo violentamente en diferentes rincones del mismo. Chile, Ecuador, Irak, Haití, Francia, Líbano, Hong Kong, Colombia, Bolivia, Honduras, Argelia, Sudán… son algunos de los lugares donde en estos últimos meses hemos salido a las calles desatando toda la cólera acumulada durante años. Bastó el anuncio de una subida del subte en Chile, de la tasa de combustible en Francia, del precio del pan en Sudán, un impuesto en las llamadas por redes sociales y en la gasolina en Líbano, o que quitaran los subsidios al combustible en Ecuador, para que como en Irak o Haití, saliéramos desesperados y furiosos ante la imposibilidad absoluta de vivir.

La insaciable sed de ganancia de la burguesía mundial está llevando a la vida en la Tierra a límites inimaginables, la contradicción entre las necesidades de valorización y la vida humana explosionan desde hace años en revueltas que hoy, con la concentración en el tiempo de decenas de revueltas, anuncian una nueva agudización del antagonismo de clases a nivel internacional. Cada barricada, cada protesta que se alza contra los sucesivos aumentos de nuestra explotación, cada corte de ruta, cada saqueo, es un llamamiento del proletariado mundial a luchar contra el deterioro de nuestras condiciones de vida, a extender y afirmar la negación de este mundo, a empuñar y levantar de nuevo la bandera de la revolución social.

Lo que nos anuncian las revueltas que hoy se generalizan por el mundo capitalista no es otra cosa que la reemergencia del proletariado, el regreso del viejo topo que nunca dejó de cavar. La llamada primavera árabe, la revuelta social en Grecia, en Turquía, en Ucrania, o las recientes luchas en Brasil o Venezuela, eran la antesala de un movimiento internacional e internacionalista que hoy lleva el miedo a todos los representantes del capitalismo mundial e insufla esperanzas y fuerzas a los proletarios de todo el planeta.

Desde el gobierno de turno que ejecuta las medidas que imponen las necesidades económicas y suponen siempre una subida de los precios de lo imprescindible para vivir; desde el patrón que nos explota directamente en el trabajo sacándonos nuestra última gota de energía; desde el mercado que nos arroja al desempleo en un mundo en el que si no tienes billetes en el bolsillo sobras y vas directo el matadero; pasando por el banco, o mejor dicho, por los bancos mundiales que aumentan nuestro grado de explotación con todo tipo de medidas de expoliación que hace que esos mismos billetes valgan cada vez menos en nuestras manos; desde cada chute más de ganancia que ejecuta la burguesía mundial a costa de envenenar el aire, el agua, la tierra, nuestra sangre o lo que comemos, pasando por todas esas innumerables organizaciones, sindicatos y partidos de izquierda y de derecha que representan “alternativas” al interior del capital y que sirven para perpetuarnos en nuestra condición de esclavos… a todos y cada uno de ellos van siendo señalados por el fuego de la revuelta como responsables de nuestros sufrimientos, como representantes del capitalismo mundial.

La potencia que ha mostrado nuestra clase en estos meses ha conseguido trastocar incluso los encuadramientos que en algunos lugares la burguesía lograba imponer para fagocitar nuestra lucha. En Hong Kong, el encuadramiento interburgués recula por la fuerza de la lucha internacional que arrincona algunas de las consignas de nuestro enemigo y determina a los proletarios a delimitarse de las mismas. Hasta en Cataluña, donde el nacionalismo parece omnipotente dirigiendo un espectáculo que arrastra al proletariado a negarse como fuerza revolucionaria, han aparecido consignas y prácticas de minorías que expresan que la fuerza revolucionaria sólo se abrirá paso fuera y contra la trampa de las banderitas nacionales.

Claro que, dicho todo esto, subrayando la importancia histórica de lo que estamos viviendo y que tiende a afirmarse en la práctica como movimiento proletario internacional e internacionalista frente a todas las tentativas de la burguesía por reprimirlo, ocultarlo, canalizarlo, deformarlo, fraccionarlo… no dudamos ni un momento que no es más que el comienzo de un proceso largo y complejo. Es difícil predecir los pulsos y desarrollos que tendrá, las idas y venidas, pero indudablemente avanza ya hacia una confrontación cada vez más internacional y generalizada, cada vez más violenta, cada vez más decisiva.

Si bien estamos ya reventando de hambre, enfermando de todas las maneras posibles y asfixiándonos por todo lo que da empuje a la economía a costa de nuestra vida y la de nuestro planeta, lo que está por venir es todavía peor. La catástrofe capitalista que se viene encima es incomparable con lo que se ha vivido hasta ahora. Las insaciables necesidades vitales de la economía capitalista piden sacrificar al ser humano y a todo lo viviente en el altar de la ganancia. Pero los proletarios hemos retomado la vía que abre la puerta a otro futuro: la pelea, la lucha intransigente por imponer una transformación radical, el ataque a las diversas instancias y representantes del capital, la afirmación en las calle de innumerables rincones del mundo de la comunidad de lucha contra el capital.

Ante la fuerza de la revuelta internacional, el capitalismo mundial responde como no puede ser de otra manera, con todo su arsenal terrorista. Durante estas semanas de protestas la democracia del capital nos recuerda que su dictadura es la más brutal que ha conocido la humanidad. Policías, antimotines y milicos salen a llenar de sangre las calles, a destrozar cuerpos, a encerrarnos, a asesinarnos, a dejarnos sin suministros y sin abastecimiento para hacernos recular, para meternos el miedo y que abandonemos las calles, para mostrarse invencible. Centenares de muertos, decenas de miles de detenidos y encarcelados, hombres, mujeres y niños mutilados y torturados por las armas que usan contra nosotros, ciudades y barrios desabastecidos para que regresemos a nuestras casas y se añore la vuelta a la tranquilidad de los cementerios.

Pese a que en algunos lugares tratamos de responder a todo ese terrorismo creando ollas y cocinas comunitarias, albergues, espacios para cuidar a nuestros hijos más pequeños mientras otros pelean en las calles, centros para tratar a los heridos y refugiar a compañeros, y también respondemos con la violencia revolucionaria, tomando por la fuerza lugares de abastecimiento, atacando a los medios de comunicación del capital, consiguiendo y repartiendo armas con las que defendernos y atacar al terrorismo del Estado, intentando que el miedo cambie de campo, intentando responder a su terrorismo expresándonos como comunidad de lucha, como comunidad solidaria, lo cierto es que aún no tenemos la fuerza suficiente para responder como se necesita al terrorismo del Estado. Es cierto, los milicos y todo su arsenal asesino no nos ha hecho retroceder, y la resistencia en las calles nos llena de determinación y coraje. Sin embargo, cuando el ejército sale a las calles a desplegar todo su terror, pese a la existencia de minorías que mantienen el pulso de la lucha y tratan de dar directivas, todavía somos incapaces de dar un salto cualitativo que cristalice en insurrección. La necesidad que hoy se nos plantea en cada revuelta es cómo profundizar y desarrollar esa insurrección.

Tenemos que retomar la senda del pasado, recordar lo que hicieron nuestros hermanos de clase entonces, cómo se cristalizaron las insurrecciones pasadas que lograron desestabilizar al Estado. Tenemos que recordar cómo se desestructuró a los cuerpos represivos, cómo se descompusieron los ejércitos, cómo enormes franjas de milicos se negaron a disparar contra la revuelta o más aún, se pasaron con la armas a su lado. La descomposición del ejército siempre fue y será un salto de calidad fundamental en toda revuelta proletaria.

Tenemos también que retomar la creación de estructuras para el abastecimiento, para la autodefensa, organizar el asalto a los centros de armamento para cristalizar las necesidades insurreccionales del enfrentamiento. Pero también necesitamos saber cuándo replegarnos en los momentos en los que la correlación de fuerzas nos es desfavorable, manteniendo la fuerza colectiva para evitar que el Estado nos barra. A veces puede ser necesario el repliegue, que no el abandono, para estructurarse, ampliar el asociacionismo y la estructuración proletaria internacional. Necesitamos también sacar a los presos, a los detenidos, etc. Pero sobre todo necesitamos que todo esto sea materializado como expresión y dirección de nuestra comunidad de lucha contra el capital. Toda tentativa de eludir la necesidad insurreccional y desarrollar en su lugar una guerra entre aparatos, o la de escindir de la propia comunidad de lucha la organización de la violencia como tarea de específica de un grupo guerrillero, son caminos que liquidan la fuerza que estamos generando. Como lo son también todas las peticiones de derechos humanos, o las exigencias de dimisiones de responsables del Estado, formas de integración democrática. Sin embargo, estamos convencidos de que nuestra comunidad de lucha aprenderá no sólo de su propia experiencia actual, sino que esa misma experiencia le hará reencontrarse con su propio pasado para buscar las formas de asumir estas necesidades. Como en Irak, donde los proletarios lanzan consignas refiriéndose a la insurrección de 1991.

No podemos obviar que el orden social existente no sólo combate nuestra lucha con balas y milicos que se lanzan contra las barricadas, sino con un conglomerado de ideologías y fuerzas que maniobran para destruir toda contestación social. Y lo que es más peligroso, esas mismas fuerzas, aprovechando nuestras propias debilidades y límites actuales, se presentan como parte de nuestra comunidad de lucha, llevando a muchos sectores de nuestra clase a identificarlas como tal. Las “soluciones” nacionales o nacionalistas, los espectáculos de asambleas constituyentes, los pedidos de depuraciones democráticas o cualquier otra reforma al interior del Estado son balas más dañinas que las que tiran los milicos, pues van dirigidas al corazón de nuestro movimiento. De nuestra determinación a contraponernos y enfrentarnos a esas fuerzas de la contrarrevolución depende la perspectiva revolucionaria, el latido de ese corazón comunitario.

No hay que olvidar que también es fundamental asumir todas una serie de tareas en los lugares donde la paz social no se acaba de romper. Claro que las mismas no tienen nada que ver con limitarse a la cuestión antirrepresiva o/y movilizaciones en embajadas y consulados que son terreno abonado para discursos reformistas y de derechos, con quejas y condenas contra los “excesos del Estado”. Ni por supuesto con defender la revuelta en tanto “pueblo que no aguanta mas” y que es “reprimido brutalmente”. Estas prácticas permiten precisamente a fracciones progresistas liquidar la verdadera solidaridad de clase, hacer de la revuelta y su necesidad algo de otros lugares, ajeno, lo que justifica negarla en su propio territorio defendiendo la paz democrática y los llamados a votar al mal menor. Por el contrario, la solidaridad de clase defiende la revuelta como expresión de nuestra comunidad de lucha contra el capital, como una misma lucha contra un mismo enemigo mundial. Claro que, las necesidades y tareas que se pueden asumir en los diversos lugares viene condicionada, no por la voluntad o determinación de grupos militantes, sino por la correlación de fuerzas locales. Desde luego es necesario crear instancias y comités de solidaridad, para centralizar y difundir las distintas informaciones de la lucha, así como lo que se realiza al interior de la revuelta (la sociabilidad, los saqueos, la organización comunitaria, la autodefensa, los comunicados compañeros etc.), para contraponernos a las mentiras de los medios de comunicación, a las canalizaciones socialdemócratas; para crear redes de ayuda con los refugiados, etc. En definitiva, hay que impulsar la estructuración de nuestra comunidad de lucha internacional, buscar formas de satisfacer las necesidades que se nos plantean en la lucha y saltar los obstáculos que nos encontramos.

La revuelta proletaria que hoy pone patas arriba al capitalismo mundial deja en evidencia, frente a todos los que quieren hacernos creer que la revolución es imposible, que la única alternativa del ser humano al capitalismo es la revolución mundial. La propia lucha y lo que cristaliza, nos da la certeza de que la humanidad puede destruir esta forma de vivir basada en la comunidad del dinero, mandarla al basurero de la historia, y desarrollar una nueva sociedad basada en la comunidad humana y su unidad inseparable con la Tierra.

¡Desde diferentes países y distintos escenarios, una misma lucha contra el capitalismo!

¡Organicemos internacionalmente nuestra comunidad de lucha!
Afuera y en contra de sindicatos y partidos

¡A profundizar la lucha contra las relaciones sociales capitalistas!

Noviembre 2019

2 de noviembre de 2019

Revueltas en Chile y Catalunya. Crítica al Nacionalismo - Temperamento Radio N° 40

Programa 40 de Temperamento Radio - ESPECIAL TESTIMONIOS Y REFLEXIONES DESDE CHILE y CATALUNYA - CRÍTICA AL NACIONALISMO - Escuchar AQUÍ


Grabado el 1 de Noviembre del 2019

-Audio: Niñas contra el toque de queda
-¿Neoliberalismo?
-Testimonios desde el Desierto de Atacama:
Compañeros de El Sol Ácrata desde Calama y Antofagasta
-Audio: ¡Por nuestrxs caidxs!
-Datos de la represión
-Testimonios desde el Sur:
Compañero argentino desde Punta Arenas
Compañero de Radio Kurruf desde Temuco
-Audio: Efecto Psicoterapéutico
-Recomendamos: Asambleas territoriales en tiempo de revueltas
Desde Villa Olímpica – Santiago de Chile
-Disturbios en Catalunya y la trampa del nacionalismo.
-Grupo Barbaria desde la región española

Nos acompañan: Ground Zero - Illapu – Asamblea Internacional del Fuego – Accidente – Los Planetas - Décima Víctima

1 de noviembre de 2019

Nuevo blog desde Chile: Vamos hacia la Vida

Vamos hacia la Vida es un blog que nace a partir de la necesidad de difusión de los materiales que van surgiendo al calor de la revuelta en la región chilena durante la primavera del 2019.

Nuestro criterio de difusión es el de material anticapitalista y autónomo, por fuera y en contra del Estado y de las instituciones que pretendan capitalizar y cooptar la lucha de nuestra clase contra todo aquello que le niega la vida.

Hemos compilado el material producido hasta ahora por distintxs compañerxs comunistas radicales y anarquistas revolucionarixs en distintas latitudes de la región en orden cronológico. De la misma forma, esperamos seguir publicando y difundiendo el material que vayamos recogiendo y recibiendo.



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Ver más textos y videos sobre la revuelta proletaria en Chile en:

27 de octubre de 2019

Revueltas en Ecuador y Chile - Radio Temperamento N° 39

Desde Argentina, Chile y Ecuador para el mundo entero:

¡YA SALIÓ TEMPERAMENTO N° 39!
ESPECIAL REVUELTAS EN ECUADOR Y CHILE
Escuchar AQUÍ


Participan compañeras y compañeros de aquellas regiones.
Grabado el 23 de octubre del 2019

En este programa:

- Audio desde barricada en Santiago de Chile (21 de octubre)

Desde Ecuador:
- Balance y perspectiva de la revuelta
- ¡Esto no se ha acabado! ¡Esto no ha hecho más que empezar! Panfleto anarquista distribuido en Quito (18 de octubre)

Desde Chile:
- Audio agitación revolucionaria en Santiago de Chile (19 de octubre)
- Desde Villa Olímpica: Situación general del movimiento
- Compañero analiza fortalezas y debilidades de la revuelta – Violencia proletaria y autorganización en los barrios
- Audio: ¡La Revolución es posible!

- Saludos internacionalistas


Nos acompañan con su música: Raza Humana – Los Prisioneros – Disturbio Menor - Marcel Duchamps – Chico Trujillo – Los Jaivas

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Relacionado: TEMPERAMENTO 38 ESPECIAL SOBRE ECUADOR - Escuchar aquí


26 de octubre de 2019

Chile: la revolución es posible [Video]

Recibo y publico este video de agitación desde la región chilena. A pesar del terror de Estado y del reformismo ciudadanista de algunos sectores de los manifestantes (demanda de "asamblea constituyente", etc.), la revuelta sigue y la revolución es posible, vivir sin capitalismo es posible, allí y en todas partes... esto recién empieza:

25 de octubre de 2019

Guerra de clases en Ecuador [Folleto]

Desde México, recibo y publico con gusto otra pequeña muestra concreta de internacionalismo para con la reciente revuelta proletaria en Ecuador: 

 GUERRA DE CLASES EN ECUADOR [Folleto]
Textos radicales surgidos al calor de la revuelta social de octubre del 2019

Los materiales que compilamos y publicamos en este folleto, fueron elaborados por proletarios que participaron activamente en el vórtice de la lucha de clases que recientemente tuvo lugar en la región ecuatoriana. Son materiales surgidos al calor de la lucha real y su propósito no se ha limitado a “informar o analizar los hechos”, sino que manifiestan de forma clara y firme las necesidades de dar un impulso a la lucha que rompa y supere definitivamente los convencionalismos reformistas y nacionalistas en los que la burguesía siempre busca encuadrar los álgidos combates del proletariado.

Otro hecho importante que caracteriza el contenido de estos textos, es remarcar las fortalezas de una lucha que pese a las condiciones adversas en las que se desarrolló, se afirmó nuevamente como una de las tantas manifestaciones contundentes del enfrentamiento que nuestra clase sostiene históricamente contra el orden del capitalismo.

De igual manera, vimos imprescindible incluir en esta publicación dos textos más que fueron elaborados por camaradas que radican en otros países, y que a pesar de no haber estado presentes en el conflicto, sus posiciones parten de la misma línea, es decir, de la solidaridad de clase y el empuje hacia la revolución, afilando las armas de la crítica y la crítica armada.

Contenido:

– Introducción
– Breve análisis del «paquetazo» y las próximas protestas en este país desde la crítica radical  
– Ecuador, 9 de octubre de 2019: 7mo día de Paro Nacional y 1er día de Huelga General. Panfleto de un@s proletari@s cabread@s de la región ecuatoriana por la revolución comunista anárquica mundial, desde «donde las papas queman» 
 – Ecuador: breve balance y perspectiva de las jornadas de lucha proletaria en octubre del 2019, al calor de los últimos hechos y debates al respecto 
– Solidaridad de Clase y Comunidad de Lucha 
– Esto no se ha acabado, esto no ha hecho nada más que empezar 
– Lenin Moreno, el progresismo y el terrorismo estatal
– La normalidad ya está rota

24 de octubre de 2019

Balance y perspectiva de las luchas proletarias actuales en todo el mundo

Este último año vemos sucederse, una tras otra, revueltas en las cuatro puntas del mapa: revueltas que llevan a Macron a revisar los búnkeres del Elíseo, que hacen a Lenin Moreno mover la sede del gobierno a Guayaquil, que asaltan cuarteles y sedes de partidos burgueses en Irak mientras reavivan la memoria de la insurrección del 91, que tiran uno tras otro primeros ministros en Haití o colocan una bandera negra en el parlamento de Hong Kong. La burguesía mundial empieza a tener miedo.

Como dijo hace unos días Cecilia Morel, la «Primera Dama» del Estado chileno, al hablar de la revuelta social en curso: «Estamos absolutamente soprepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé, y no tenemos las herramientas para combatirlas […]. Lo que viene es muy, muy, muy grave».

En efecto, lo que se viene es un nuevo ciclo de lucha de clases que está ante nuestros ojos. Desde Irak al Líbano, desde Irán a Argelia, de Sudán a Francia, desde Haití a Ecuador, de Hong Kong a Chile. Luchas que nacen desde las necesidades inmediatas, humanas, de nuestra clase, y que desde ahí abren la perspectiva histórica, larga aún, de la revolución social, del comunismo. En Chile es por la subida del metro, en Argelia por la corrupción política, en Haití por el Petrocaribe y la subida de los precios de la gasolina, como ocurre también en el caso de Francia o Ecuador. En Hong Kong empezó contra la represión, en Irak por las condiciones vida y del agua, en el Líbano por la subida de los impuestos a internet. Pero esas necesidades inmediatas tienden a generalizarse e ir más allá del motivo que causó la chispa inicial. Como se puede intuir no incluimos Cataluña, y es que se trata de un proceso ubicado totalmente en el terreno de la liberación nacional, que nace de la defensa de la condena de unos políticos burgueses y que busca la creación de un Estado catalán independiente. La voluntad o lo que creen defender aquellos que luchan en estas algaradas cuenta poco en relación a lo que toda reivindicación nacional prepara: guerras y conflictos imperialistas. La prueba para determinar la naturaleza de un movimiento no es su carácter violento o no, que no quiere decir nada, sino aquello que niega y pone en cuestión: no se niega un Estado nación construyendo otro. El Kurdistán es otro buen ejemplo de esto.

Podemos sacar algunas primeras lecciones sobre esta polarización social en curso, a partir de las «Diez notas sobre la situación revolucionaria» que habíamos escrito hace unos meses:

1) Casi todo el mundo está polarizado. Estamos entrando en el inicio de un cambio de época catacterizado por el enfrentamiento entre las clases, poniendo fin al largo período de reflujo de la década de los noventa. En realidad, estamos viviendo el desarrollo cada vez más intenso y fuerte de procesos de ascenso social de nuestra clase, que van desde el 2001 en Argentina al 2006 en Oaxaca (pasando previamente por Ecuador o Bolivia), desde las revueltas por el hambre en el 2008 en medio mundo al 2011, el año en que nuestra clase generalizó sus luchas desde el mundo árabe a España, Reino Unido, Estados Unidos o la misma Grecia.

2) El capitalismo no da más de sí. Estamos entrando en un período de revolución social porque el capitalismo está agotado como relación social: genera cada vez más humanidad superflua, expulsa trabajo vivo de la producción social, consume con creciente voracidad energía y materias primas para intentar resolver con más mercancías lo que pierde al expulsar trabajo humano. Sus crisis son y serán cada vez más catastróficas.

3) Las oleadas de lucha que emergen a nivel mundial (2001, 2008, 2011, 2019) no podemos entenderlas como eventos en sí mismos, como fotografías aisladas unas de otras. Se trata de la misma película, en el tiempo y en el espacio, que tiene un protagonista común: el viejo topo de la revolución que reclama con fuerza sus necesidades e intereses.

4) Las rebeliones y revoluciones tienen un carácter físico, material: se lucha por las necesidades inmediatas. Lo importante es analizar los hechos materiales que mueven las prácticas. Lo que el movimiento dice es importante, pero ahora es más importante lo que el movimiento hace, siempre y cuando la lucha surja de las necesidades inmediatas de nuestra clase: algo muy diferente de las luchas nacionalistas o político-electorales que se mueven completamente en el terreno de la política burguesa. La revolución inicia de un proceso de ionización en el que las moléculas sociales tienden a disponerse en un sentido de combate, polarizado, independientemente de la conciencia que tengan inicialmente de los fines de la lucha. Es lo que estamos viendo estos meses en las diferentes revueltas en curso. Nada que ver con la ilustración burguesa

5) Este marasma social, este choque de placas tectónicas tiene una raíz común y por eso tiende a hacerse cada vez más sincrónico. Se contagian unas revueltas a otras, desde Ecuador a Chile, de Sudán a Argelia, de Irán a Irak o el Líbano. La raíz común son las necesidades humanas que el capital ataca a partir de sus necesidades de reproducción.

6) Y, sin embargo, hay que entender que la apertura de una nueva época caracterizada por el enfrentamiento entre las clases no quiere decir que se abra un período insurreccional. Estamos aún muy lejos de esto, ya que un período insurreccional requeriría una determinación consciente, un programa, una voluntad reconocida por parte de nuestra clase: en definitiva, una inversión de la praxis que necesita de un nivel superior de organización, que necesita de partido, como explicaremos a continuación. Y aún con todo, es seguro que el choque de placas tectónicas al que estamos asistiendo será cada vez más intenso y constante, extenso y concentrado, a pesar de los reflujos que conocerá en los próximos años.

7) ¿Qué tareas nos podemos dar los revolucionarios? Estamos en el inicio de un nuevo período histórico en el que es muy importante que los procesos aprendan por sí mismos. Nuestro partido, como fuerza social que lucha por el comunismo, vive y se forma ya en el suelo de estas revueltas. Las minorías revolucionarias somos parte del proletariado y de estas luchas, no somos un partido a parte, sino aquellos que, como decía Marx, tratan de impulsar y llevar más lejos las determinaciones del movimiento, al mismo tiempo que tratan de clarificar teóricamente su práctica en torno a los objetivos generales de la clase. Como hemos dicho, que se inicie una nueva fase de la lucha de clases, un largo período de revolución social marcado por la crisis terminal del capitalismo, no quiere decir que el comunismo esté a la vuelta de la esquina. Estamos muy lejos de una situación revolucionaria: para ello es fundamental la capacidad del proletariado de constituirse en clase, en partido; es esencial la convergencia entre los procesos materiales de la lucha de clases y el programa histórico comunista que nace de esas mismas luchas. Por eso, las cuestiones de clarificación teórica y programática son hoy tan importantes. Nuestra lucha no está solo en las barricadas del presente, sino en las lecciones que se pueden extraer de las barricadas del pasado.

El camino es aún largo y, sin embargo, no puede haber vuelta atrás. Tenemos que vivir la pasión de la lucha pero también la lucha por la claridad teórica y programática.

Muchas veces, cuando debatimos en espacios «radicales» y aludimos a la necesidad de la revolución nos sentimos como alienígenas que hubieran desembarcado desde Marte. ¡Cómo! ¿La revolución? ¿Mundial? Vade retro: eso es totalitario, reaccionario. ¿Qué queréis? Pues no se trata ni de un deseo piadoso ni de un hecho de voluntad. Las revueltas y revoluciones serán un dato presente de nuestro tiempo histórico, cada vez más sincrónicas. No se trata de desear que se produzcan, puesto que lo hacen espontáneamente: se trata de dirigirlas en la perspectiva de la abolición de las clases, del Estado y de mercancía.

Por eso dedicamos estas notas a todos aquellos que habían arrojado la revolución al basurero de la historia, a todos aquellos que reducían al proletariado a masa manipulada y manipulable a voluntad, que sometían las necesidades inmediatas del proletariado, de la humanidad, a juegos de los movimientos del capital. No olvidemos jamás la fuerza y la potencia de nuestra clase.

Octubre del 2019