Resultados de la actual correlación de fuerzas:
Violenta y absurda normalidad del Capital y el Estado: 10 – Protestas populares: 1
Realidad: 10 – Expectativas de las organizaciones de izquierdas: 0
Como goleada de barrio mismo.
Lo peor que se puede hacer al respecto es no ver las cosas tal como son o hacerse ilusiones con cabeza caliente, como lo suelen hacer en estas situaciones las izquierdas y las ultraizquierdas (nosotros incluidos).
Por más que las protestas de ayer sólo hayan sido el primer día de estas jornadas de movilización, y por más que haya nuevas protestas y hasta un verdadero paro nacional-popular contra el gobierno de Lasso, e incluso si este llegase a caer, el panorama de fondo no es muy alentador, porque la causa del actual malestar social no es tal o cual gobierno, sino el sistema capitalista que nos destruye a diario en todo sentido, pero que todavía no se lo critica en la práctica y de raíz.
Y, sobre todo, porque la clase proletaria −de todos los sectores, ocupaciones, "razas", sexos, generaciones, etc.−, que en su mayoría no está autoorganizada ni movilizada, brilla por su ausencia como fuerza antagonista y autónoma con capacidad para apropiarse de la producción social e imponer las necesidades humanas sobre las necesidades del Capital, así como su poder social sobre la dictadura de la burguesía y la mercancía llamada democracia. Por ejemplo, mediante una oleada ascendente de huelgas generales y salvajes que produzcan una situación realmente revolucionaria. No para afirmarse y perpetuarse como clase trabajadora, sino para negarse y abolirse como tal. No para "mejorar las condiciones de vida de los trabajadores" −demanda cuyo resultado real es lo contrario después de cada revuelta de los últimos años en todas partes−, sino para abolir y superar las condiciones que nos hacen ser una clase explotada y dominada −dado que se encuentra totalmente integrada e implicada recíprocamente con el Capital−.
Mientras tanto, las condiciones de trabajo y de vida de nuestra clase siguen y seguirán empeorando, con y sin protestas populares. Aquí concretamente, sólo por mencionar tres ejemplos inmediatos: el Estado burgués va a subir los pasajes y la luz eléctrica; va a imponer la "ley de oportunidades" (mayor precarización y superexplotación laboral); y va a mantener el estado de excepción, la represión y la criminalización de la protesta. Si esta democracia no es una dictadura burguesa, ¿qué es? Si esto no es una contrarrevolución, ¿qué es? (Preguntas retóricas, obviamente.)
Ahora bien, ¿por qué el proletariado aún brilla por su ausencia como fuerza revolucionaria real? ¿Y por qué sigue predominando el interclasismo, el populismo y el reformismo de izquierda en las luchas contemporáneas? (Preguntas serias) 1) Porque la gran mayoría de nuestra clase está trabajando de lo que haya, comprando y vendiendo mercancías, delinquiendo y/o matándose entre sí. En otras palabras, sobreviviendo de manera alienada y autodestruyéndose. Porque el proletariado, que en su mayoría ya no es fabril sino de servicios y excedentario, no está militando para la revolución y ni siquiera para la revuelta, sino que es un ejército en activo y de reserva para la reproducción de las relaciones capitalistas y sus diferentes mafias empresariales con sus pugnas interburguesas, en Ecuador y en todo el mundo. Las recientes masacres en las cárceles y la violencia entre bandas de los suburbios de Guayaquil son el ejemplo más brutal de ello.
Y 2) porque las organizaciones y dirigencias que hegemonizan las protestas actuales, en última instancia, representan los intereses materiales de una pequeña burguesía rural y urbana que ha sido golpeada por la crisis y teme ser más golpeada. Lo mismo aplica para las burocracias sindicales que pelean por no perder sus privilegios como tales. Por eso es que las protestas actuales de la masa interclasista llamada "pueblo" se posicionan a favor de una fracción y forma del Capital-Estado ("las empresas públicas", "los derechos constitucionales", etc.) en contra de otra ("las privatizaciones", "el paquetazo neoliberal", etc.), pero no en contra y más allá de su totalidad profunda.
La relación de clase en la vida cotidiana es lo realmente determinante en esta sociedad. Su reproducción o su ruptura es, por tanto, lo realmente determinante en la lucha de clases y la correlación de fuerzas. Lo demás es andarse por las ramas y las nubes, incluido el culto a la legítima violencia de algunos jóvenes proletarios contra la brutal represión de los policías. Porque esto no es una cuestión de forma (la violencia) sino de contenido (la relación de clase): de hecho, la represión estatal sólo es una forma violenta para mantener a raya la reproducción de la fuerza de trabajo y el orden mercantil. No sólo la teoría comunista, sino principalmente la realidad social de la misma calle es la que se encarga de bajarnos a golpes de esas alturas. Un ejemplo concreto del día de ayer en Quito que pudimos observar con nuestros propios ojos después de recibir bombas lacrimógenas de la policía: la abismal y simultánea diferencia entre la marcha del Centro Histórico y la normalidad mercantil de La Marín y del resto de la ciudad. En otras partes del país, también hubo marchas y cierre de carreteras. Hoy día también. Y tal vez los próximos días también. Pero la producción y la circulación de mercancías, de plusvalía y de capital continuaron, continúan y continuarán su curso normal. No es ni será la primera vez que esto ocurra, excepto hasta que la relación de clase y la normalidad capitalista sean subvertidas por los proletarios en sus propios lugares de trabajo y de vida cotidiana. Excepto hasta que, como dijimos anteriormente, el proletariado se apropie de la producción social y ejerza su poder social sobre la dictadura social y cotidiana del Capital y su Estado. Sólo entonces temblarán de terror los burgueses, sus políticos, sus sicarios uniformados, sus medios de desinformación masiva y sus lacayos de "clase media" que despotrican en redes sociales contra las protestas de "los vagos" y "los violentos", cuando en realidad violencia es tener que elegir entre el pasaje y el pan o entre el arriendo y la comida. La burguesía lo sabe. Ya es hora de que el proletariado también lo sepa.
Si bien como ínfima minoría de proletarios anticapitalistas tenemos más preguntas incómodas que respuestas (auto)complacientes, mismas que sólo se pueden responder con el tiempo y la praxis de clase y no de grupúsculos políticos, no nos queda más que seguir luchando por sobrevivir y apoyándonos mutuamente entre los más cercanos, al igual que todos los desposeídos y explotados, al igual que todos los nadies... hasta que la realidad sea tan insoportable para la mayoría de la gente de a pie que no tenga otra opción real que luchar, de manera organizada y consciente con cabeza y mano propias, por transformarlo todo de raíz por la necesidad concreta de vivir de verdad. Pero para ello, para vencer a la contrarrevolución vigente, aún falta mucho: aún faltan muchas crisis, golpes, luchas, derrotas y lecciones que aprender en la práctica.
A pesar del malestar social y las protestas, el putrefacto orden capitalista reina en la mitad del mundo.
Violenta y absurda normalidad del Capital y el Estado: 10 – Protestas populares: 1
Realidad: 10 – Expectativas de las organizaciones de izquierdas: 0
Como goleada de barrio mismo.
Lo peor que se puede hacer al respecto es no ver las cosas tal como son o hacerse ilusiones con cabeza caliente, como lo suelen hacer en estas situaciones las izquierdas y las ultraizquierdas (nosotros incluidos).
Por más que las protestas de ayer sólo hayan sido el primer día de estas jornadas de movilización, y por más que haya nuevas protestas y hasta un verdadero paro nacional-popular contra el gobierno de Lasso, e incluso si este llegase a caer, el panorama de fondo no es muy alentador, porque la causa del actual malestar social no es tal o cual gobierno, sino el sistema capitalista que nos destruye a diario en todo sentido, pero que todavía no se lo critica en la práctica y de raíz.
Y, sobre todo, porque la clase proletaria −de todos los sectores, ocupaciones, "razas", sexos, generaciones, etc.−, que en su mayoría no está autoorganizada ni movilizada, brilla por su ausencia como fuerza antagonista y autónoma con capacidad para apropiarse de la producción social e imponer las necesidades humanas sobre las necesidades del Capital, así como su poder social sobre la dictadura de la burguesía y la mercancía llamada democracia. Por ejemplo, mediante una oleada ascendente de huelgas generales y salvajes que produzcan una situación realmente revolucionaria. No para afirmarse y perpetuarse como clase trabajadora, sino para negarse y abolirse como tal. No para "mejorar las condiciones de vida de los trabajadores" −demanda cuyo resultado real es lo contrario después de cada revuelta de los últimos años en todas partes−, sino para abolir y superar las condiciones que nos hacen ser una clase explotada y dominada −dado que se encuentra totalmente integrada e implicada recíprocamente con el Capital−.
Mientras tanto, las condiciones de trabajo y de vida de nuestra clase siguen y seguirán empeorando, con y sin protestas populares. Aquí concretamente, sólo por mencionar tres ejemplos inmediatos: el Estado burgués va a subir los pasajes y la luz eléctrica; va a imponer la "ley de oportunidades" (mayor precarización y superexplotación laboral); y va a mantener el estado de excepción, la represión y la criminalización de la protesta. Si esta democracia no es una dictadura burguesa, ¿qué es? Si esto no es una contrarrevolución, ¿qué es? (Preguntas retóricas, obviamente.)
Ahora bien, ¿por qué el proletariado aún brilla por su ausencia como fuerza revolucionaria real? ¿Y por qué sigue predominando el interclasismo, el populismo y el reformismo de izquierda en las luchas contemporáneas? (Preguntas serias) 1) Porque la gran mayoría de nuestra clase está trabajando de lo que haya, comprando y vendiendo mercancías, delinquiendo y/o matándose entre sí. En otras palabras, sobreviviendo de manera alienada y autodestruyéndose. Porque el proletariado, que en su mayoría ya no es fabril sino de servicios y excedentario, no está militando para la revolución y ni siquiera para la revuelta, sino que es un ejército en activo y de reserva para la reproducción de las relaciones capitalistas y sus diferentes mafias empresariales con sus pugnas interburguesas, en Ecuador y en todo el mundo. Las recientes masacres en las cárceles y la violencia entre bandas de los suburbios de Guayaquil son el ejemplo más brutal de ello.
Y 2) porque las organizaciones y dirigencias que hegemonizan las protestas actuales, en última instancia, representan los intereses materiales de una pequeña burguesía rural y urbana que ha sido golpeada por la crisis y teme ser más golpeada. Lo mismo aplica para las burocracias sindicales que pelean por no perder sus privilegios como tales. Por eso es que las protestas actuales de la masa interclasista llamada "pueblo" se posicionan a favor de una fracción y forma del Capital-Estado ("las empresas públicas", "los derechos constitucionales", etc.) en contra de otra ("las privatizaciones", "el paquetazo neoliberal", etc.), pero no en contra y más allá de su totalidad profunda.
La relación de clase en la vida cotidiana es lo realmente determinante en esta sociedad. Su reproducción o su ruptura es, por tanto, lo realmente determinante en la lucha de clases y la correlación de fuerzas. Lo demás es andarse por las ramas y las nubes, incluido el culto a la legítima violencia de algunos jóvenes proletarios contra la brutal represión de los policías. Porque esto no es una cuestión de forma (la violencia) sino de contenido (la relación de clase): de hecho, la represión estatal sólo es una forma violenta para mantener a raya la reproducción de la fuerza de trabajo y el orden mercantil. No sólo la teoría comunista, sino principalmente la realidad social de la misma calle es la que se encarga de bajarnos a golpes de esas alturas. Un ejemplo concreto del día de ayer en Quito que pudimos observar con nuestros propios ojos después de recibir bombas lacrimógenas de la policía: la abismal y simultánea diferencia entre la marcha del Centro Histórico y la normalidad mercantil de La Marín y del resto de la ciudad. En otras partes del país, también hubo marchas y cierre de carreteras. Hoy día también. Y tal vez los próximos días también. Pero la producción y la circulación de mercancías, de plusvalía y de capital continuaron, continúan y continuarán su curso normal. No es ni será la primera vez que esto ocurra, excepto hasta que la relación de clase y la normalidad capitalista sean subvertidas por los proletarios en sus propios lugares de trabajo y de vida cotidiana. Excepto hasta que, como dijimos anteriormente, el proletariado se apropie de la producción social y ejerza su poder social sobre la dictadura social y cotidiana del Capital y su Estado. Sólo entonces temblarán de terror los burgueses, sus políticos, sus sicarios uniformados, sus medios de desinformación masiva y sus lacayos de "clase media" que despotrican en redes sociales contra las protestas de "los vagos" y "los violentos", cuando en realidad violencia es tener que elegir entre el pasaje y el pan o entre el arriendo y la comida. La burguesía lo sabe. Ya es hora de que el proletariado también lo sepa.
Si bien como ínfima minoría de proletarios anticapitalistas tenemos más preguntas incómodas que respuestas (auto)complacientes, mismas que sólo se pueden responder con el tiempo y la praxis de clase y no de grupúsculos políticos, no nos queda más que seguir luchando por sobrevivir y apoyándonos mutuamente entre los más cercanos, al igual que todos los desposeídos y explotados, al igual que todos los nadies... hasta que la realidad sea tan insoportable para la mayoría de la gente de a pie que no tenga otra opción real que luchar, de manera organizada y consciente con cabeza y mano propias, por transformarlo todo de raíz por la necesidad concreta de vivir de verdad. Pero para ello, para vencer a la contrarrevolución vigente, aún falta mucho: aún faltan muchas crisis, golpes, luchas, derrotas y lecciones que aprender en la práctica.
A pesar del malestar social y las protestas, el putrefacto orden capitalista reina en la mitad del mundo.
Algunos proletarios desempleados y cabreados de la región ecuatoriana
27 de Octubre del 2021
27 de Octubre del 2021
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